La principal fuerza tras la censura a Béjar es el Departamento de Estado Americano. En juego está el logro del dominio y sometimiento de los estados latinoamericanos a la política imperial en su enfrentamiento geopolítico con China y Rusia. El control y disponibilidad segura de los recursos naturales de latinoamérica son vitales para el mantenimiento del poder económico y militar en manos de la burguesía imperial americana y de sus brazos político y militar. En esto no hay diferencia esencial sino más bien formal entre las políticas exteriores de los partidos políticos americanos.
Sea que los organismos del poder imperial actúen en los campos económico, político, militar, de inteligencia o diplomático, todos ellos tratan de asegurar los objetivos de la clase imperialista americana: acumular, acumular, acumular. Cualquier interferencia o proceso que amenace este objetivo es un obstáculo que debe ser eliminado. La forma de hacerlo puede diferir de acuerdo al gobierno de turno, pero su situación de decadencia y crisis los impulsa a actuar agresivamente, sin muchos miramientos, ya que perder lo que consideran su patio trasero es una amenaza que se cierne sobre un imperio en plena decadencia. Esas amenazas tienen, para el imperio, nombre propio. Hoy son, a nivel planetario, China y Rusia; a nivel regional principalmente Cuba, Venezuela y Nicaragua, y también México, Argentina y Bolivia. Que Perú se convierta en un foco de solidaridad con estos pueblos o aún de mera neutralidad, y que extienda sus lazos económicos y diplomáticos con China y Rusia, es algo intolerable para el imperio, debido a la importancia geoestratégica del Perú en el conjunto de Latinoamérica. Si a estos indóciles países se sumase Brasil, el cuadro sería catastrófico para el imperio americano. Por todo ello, están moviendo sus piezas aún con mayor ahínco.
En el Perú, los cómplices principales del imperio son los corruptos y delincuentes que manejan los poderes económicos, político, y medios de comunicación. Y, en no menor medida, sectores fascistas de las fuerzas armadas y policiales. La personificación de la amenaza es para ellos Pedro Castillo y su gobierno.
Las modalidades de actuación del imperio y de sus secuaces son la persecución ideológica, el abierto macartismo, la difamación, las campañas de miedo y, por ahora, un aún incipiente pero constante violentismo ultraderechista, fascista.
La reacción local, no solamente se cuelga de los objetivos americanos, sino que constituye el agente activo de su implementación. En esto recoge la experiencia ganada especialmente a partir del gobierno del delincuente Fujimori. Pero también, como retrógrada oligarquía, tiende sus lazos hacia formas más primitivas, menos sutiles, de persecución política: los principales grupos peruanos de la oposición al gobierno de Castillo se han aliado y comprometido orgánicamente con el fascismo franquista español, formando parte de una internacional fascista capitaneada por el ultrareaccionario Vox, principal partido franquista español. Es una alianza que les proporciona, como mínimo, soporte político y cobertura mediática para sus fechorías. El marqués de Uchuracay (a) Panamá o Jettatore, ha estado activo, por supuesto, en la adhesión de estos delincuentes a tal alianza fascista. Nada extraño en la historia del fascismo: oligarquía y pequeña burguesía retrógrada y aterrorizada por las campañas fascistas de miedo, intelectuales arribistas, grandes medios de comunicación y lumpen han convergido siempre como sus activos elementos. Todos ellos se desgañitan reclamando acción y actuando en defensa de la "democracia", esto es, de la forma de poder político que es una necesidad, un requerimiento funcional al sistema económico de explotación de la fuerza de trabajo asalariado. El consentimiento del poder político y militar en manos del estado oligárquico peruano, esto es la vigencia de la "democracia" oligárquico-burguesa, es extraído cada cierto tiempo de manos del pueblo productor de la riqueza mediante el ritual fanfárrico y corrupto de elecciones entre políticos profesionales que juran actuar dentro de los parámetros tolerados por la oligarquía, parámetros fijados en una espuria constitución nacida de la violencia de un régimen delincuencial y bajo el patrocinio del imperio americano y sus organizaciones y tratados (llámense OEA, Acuerdo de Washington, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, y otros por el estilo).
Un instrumento de la política imperial que normalmente pasa desapercibido es la creación y penetración de organizaciones de trabajo intelectual. En el Perú, estas organizaciones han florecido como hongos bajo la lluvia ideológica neoliberal predominante a nivel planetario en los últimos 40 a 50 años. Organizaciones como la NED, USAID, HRW, ONGs del especulador Soros y programas universitarios, financian ONGs peruanas que en sus programas proclaman como elementos centrales la defensa de la democracia (por supuesto al estilo americano, o al menos europeo) y el desarrollo de actividades en defensa y desarrollo de políticas identitarias y sectoriales que distraen y paralizan los intentos de nuclear y centralizar el movimiento popular en torno a las reivindicaciones globales del pueblo trabajador. Todas estas organizaciones han elevado a carácter de dogma la defensa de una "democracia" que incluso un ligero análisis revela ser en realidad la vacía entelequia democrática del corrupto y corruptor estado neoliberal, guarnecida por trampas legales a las cuales el identitarismo rinde pleitesía. Son éstos sectores los que destacan en la consideración del manejo político y económico del estado y del gobierno como un asunto tecnocrático, no apto para ser asumido por lo que ellos consideran incultos semi-analfabetos provincianos; éstos están bien para votar, pero no para gobernar. El gobierno, por lo tanto, proclaman y reclaman, debe estar en manos de honestos defensores de la democracia, asesorados por diplomados y experimentados tecnócratas. En esto, en el ataque a las "dictaduras" anti-imperialistas como Cuba, Venezuela y Nicaragua, y en la complicidad con la concepción democrática imperialista, no difieren los demócratas abierta o encubiertamente neoliberales, sea que se identifiquen abiertamente como derechistas o que pasen por izquierdistas democráticos o simplemente como atarantadores refunfuñantes anti-comunistas a lo Hildebrandt.
A todos estos grupos y sus particulares o globales intereses de clase debe enfrentarse el gobierno de Castillo. El poder que detentan es ciclópeo y por tanto sólo capaz de enfrentarlo el gigantesco poder de un pueblo unido y esclarecido en su rol y reivindicaciones históricas como clase social de cuyas manos nacerá la patria futura. Un obstáculo mayor para su desempeño como decisiva fuerza social lo constituye hoy la modorra y dispersión de sus líderes y organizaciones. La falta de un liderazgo esclarecido, capaz organizativamente y dispuesto al heroico sacrificio por el logro la patria futura, por la realización práctica de la utopía socialista tal como lo concibiera José Carlos Mariátegui, ha impedido hasta hoy un desarrollo triunfante del pueblo peruano. Las justas e ineludibles reivindicaciones identitarias, fueron dejadas mayormente en manos de una pequeña burguesía intelectual arribista, sin interés y más bien opuesta a la centralización de las reivindicaciones populares en torno a las clases trabajadoras, habiendo asumido la izquierda posiciones alienadas a idealizados centros del socialismo, con poco estudio e interés práctico por la propia problemática social peruana. Un flaco favor, además, que se les hizo a esos pueblos embarcados en el camino de su construcción socialista.
Héctor Béjar ha actuado como consecuente patriota, poseedor de la clarividencia necesaria para pensar y actuar para la construcción de un socialismo enraizado en la historia y los anhelos del pueblo trabajador peruano. Su hermoso discurso-programa sobre la política exterior del nuevo gobierno es un documento que debe ser estudiado, asimilado y discutido como que constituye un documento orientador para el desarrollo de la conciencia popular. Los ataques del fascismo criollo y de los asépticos tecnócratas contra su persona, espoleados por los intereses imperialistas, resaltan su patriotismo consecuente y socialista. Es de esperar que seguirá contribuyendo al crecimiento orgánico del movimiento popular. Poseedor de una inmensa y valiosa experiencia sería de celebrar que una de sus tareas la constituya la continuación de la transmisión de su conocimiento a las nuevas generaciones.
18/08/2021
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