El
orden capitalista mundial existente ha demostrado ser incapaz de hacer frente a
los desafíos y crisis globales del siglo XXI.
El
Comité de Coordinación Política de la Universidad de los Pobres ha elaborado
este informe político como base para el debate, la discusión y la coordinación
de nuestra red. No pretende ser un documento de posición oficial de la
Universidad de los Pobres, y tampoco nuestra última palabra sobre estas
importantes cuestiones, sino una contribución a la capacidad de nuestros
líderes para realizar un análisis concreto de la situación concreta. Planeamos
desarrollar y publicar estos informes políticos con regularidad.
La
situación internacional y China
Vivimos
en un período de cambio significativo en la historia mundial, similar al tiempo
de Marx y Engels. Durante ese período de mediados del siglo XIX, la mano de
obra pasó principalmente de la agricultura a la industria. Con el desarrollo
del microchip, estamos experimentando una revolución tecnológica que sacude al
mundo con impactos paralelos o incluso más significativos en todos los aspectos
de nuestra sociedad.
La
centralidad de la tecnología en la producción y su impacto social, es la clave
para comprender los acontecimientos de hoy. El mundo ha entrado en una época de
revolución social. Esta es la base del documento conceptual de la UPoor.
La
crisis económica capitalista global y el aumento de la pobreza en los Estados
Unidos e internacionalmente son inevitables debido al impacto de la revolución
tecnológica. La crisis económica ya no es simplemente cíclica, sino estructural
y, por lo tanto, solo son posibles recuperaciones económicas parciales. La
revolución tecnológica está eliminando cada vez más el trabajo humano de la
producción y las condiciones objetivas para la revolución están ahora
presentes. Sin embargo, la transformación revolucionaria sólo puede ocurrir
cuando la gente pobre y desposeída comprende su papel histórico.
La
clase dominante del capital global ve un “mundo
desordenado”, para citar a Richard Haass, presidente del Council on
Foreign Relations (CFR). No encuentran “soluciones” a los problemas que
enfrentan. En cambio, hablan de “manejar” las diversas situaciones, incluida la
situación interna de Estados Unidos.
El
orden capitalista mundial existente, construido en gran parte después de la
Segunda Guerra Mundial y en el contexto de la Guerra Fría y el resurgimiento
anticolonial, ha demostrado ser incapaz de hacer frente a los desafíos y crisis
globales del siglo XXI. Al mismo tiempo, se enfrenta a una gran potencia cada
vez más independiente, fuerte y asertiva: China. Una respuesta central a este
“mundo desordenado” ha sido el cambio de los acontecimientos económicos y
políticos mundiales del Atlántico (EE. UU. Y Europa) al Pacífico (EE. UU. Y
China). La política exterior de Estados Unidos se centra en este “giro
hacia Asia”.
Por
un lado, Estados Unidos se está preparando para enfrentarse y competir con
China. El estado chino, bajo el liderazgo del Partido Comunista de China
(PCCh), representa el mayor desafío al orden mundial dominado por Estados
Unidos y, por lo tanto, a los intereses del gran capital en todo el mundo. Los
Partidos Demócrata y Republicano se han unido en una guerra de propaganda
bipartidista contra China, que además de despejar el camino para escalar el
conflicto y la confrontación con China, tiene el propósito de distraer al
pueblo estadounidense de la creciente pobreza en su propio país. Tiene como
objetivo particular encubrir la campaña contra la pobreza sin precedentes en
China, liderada por el PCCh, que ha mejorado drásticamente la vida de cientos
de millones de personas. Por otro lado, la economía global está relativamente
integrada. Económicamente, China es esencial para la rentabilidad del capital
global. Ésta es la razón por la que no debemos sobreestimar el peligro de
guerra entre una alianza liderada por Estados Unidos contra China. Al mismo
tiempo, tenemos que resistir resueltamente los intentos de la clase dominante de
unir al pueblo de Estados Unidos, en particular a la gente pobre y desposeída,
en contra de China y la “competencia de las grandes potencias”.
La
política exterior de China involucra en gran medida la Iniciativa de la Franja
y la Ruta (IFR). Esta iniciativa, que busca financiar y abastecer la
construcción de infraestructura en todo el mundo, refleja principalmente los
objetivos geopolíticos de China de desarrollar relaciones con otros países y
reducir su dependencia de préstamos de instituciones controladas por las
principales potencias capitalistas, contribuyendo consecuentemente a influir en
las políticas de la ONU. Los factores económicos del IFR (aumento de la demanda
de materias primas chinas, aumento de la demanda china de materias primas de
todo el mundo, búsqueda de salidas para la inversión china, aumento de las
posibilidades de comercio e inversión futuros) juegan un papel secundario.
La
política económica de China de “circulación dual” es un reconocimiento de la
limitación del capital global. Si bien China permanece abierta a la economía
global, está desarrollando aún más la economía china. La política china de
“prosperidad común” también es clave y es una política para reducir la
desigualdad económica en China.
Para
comprender tanto la situación internacional como el proceso revolucionario
moderno, es fundamental estudiar la revolución china. Hay una serie de ideas
importantes sobre el proceso revolucionario que pueden entenderse estudiando la
revolución china.
- Los chinos se han hecho expertos en la historia y la cultura de su
país y han utilizado ese entendimiento para llevar a cabo su revolución.
Un aspecto importante de esto es la historia del pensamiento de Confucio
en la configuración del terreno mental de China. Este es el significado de
“socialismo con características chinas”. En los Estados Unidos, el papel
de la Biblia, el concepto de derechos, la lucha contra el racismo y la
política racial de dividir y conquistar, y la historia de la lucha de
clases, particularmente el período de la Reconstrucción después de la
Guerra Civil, son importantes para hacernos expertos. Esta es la lucha por
el socialismo con características estadounidenses.
- Los chinos han enfatizado constantemente el importante papel de los
cuadros y del Partido Comunista de China. Una de las tareas centrales de
la UPoor es desarrollar y comprender el papel de una organización de
cuadros revolucionarios.
- El principal enemigo de la revolución china y la revolución de la
gente pobre y desposeída en Estados Unidos, es el aparato estatal
estadounidense. La revolución china tiene mucho que enseñarnos sobre la
naturaleza de nuestro enemigo común y la importancia clave de la unidad
global de la gente pobre.
La situación económica de EE.UU.
“Al
llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales
de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten
en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.”
Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía
Política
Reflexionar
sobre esta cita nos permite comprender que no vivimos simplemente en un mundo
enloquecido. Las crisis de nuestro tiempo no son un conjunto inescrutable de
problemas, sino que se reducen a esta contradicción básica que planteó Marx
hace 150 años.
Es
muy importante para nosotros, comprender este conflicto con las relaciones de
propiedad existentes; quién posee los medios de producción y su relación con
las fuerzas productivas mismas, y cómo se está desarrollando hoy. Solo a través
de este marco podemos comprender lo que está sucediendo en nuestro mundo y, en
particular, las cuatro crisis clave entrelazadas en los Estados Unidos: la
pandemia o crisis de salud pública, la crisis ambiental, la crisis económica y
la crisis política o de legitimidad.
Pandemia
de COVID-19: al 15 de diciembre, hay casi 800,000 personas en los EE.
UU. que han muerto a causa de COVID-19, tanto por la enfermedad
como por la respuesta a la pandemia. No ha habido ninguna expansión de la salud
pública durante la peor pandemia en 100 años en el país más rico de la historia
de la humanidad. Mientras tanto, ante toda esta muerte, la vacuna Moderna, que
tiene una efectividad del 94,1%, fue diseñada en dos días, y las primeras
vacunas experimentales se enviaron dentro de las 6 semanas posteriores a la
publicación de la secuencia genética del virus. La capacidad de diseñar una
vacuna eficaz para esta nueva pandemia en dos días, es un ejemplo del nivel de
fuerzas productivas que existe en la actualidad.
Desde
principios de la pandemia, ha habido un debate sobre el acceso a las vacunas y
los derechos de propiedad intelectual. Cuando la Universidad de Oxford anunció
que crearía una vacuna abierta, la Fundación Gates intervino para
presionar al equipo de Oxford para que vendiera su vacuna a AstraZeneca. Los
derechos de propiedad intelectual constituyen el 90% de los activos del capitalismo
digital actual. El último año y medio ha demostrado que defender los derechos
de propiedad de los 600 multimillonarios en los Estados Unidos, y de los demás
en todo el mundo, es más importante que la salud de miles de millones de
personas. El resultado es un
apartheid de las vacunas y cinco millones de muertos en el
mundo por COVID-19.
Crisis
ambiental: Los últimos diez años han sido los diez
años más calurosos registrados en la historia de la humanidad.
Debido al dióxido de carbono que emite la quema de combustibles fósiles, nos
acercamos a 1,4 grados centígrados por encima del promedio de la sociedad
preindustrializada. Si permitimos que este calentamiento alcance los 2 grados
centígrados, los efectos serán tales que será imparable. Los resultados
inmediatos no son sólo el calentamiento global y el aumento del nivel del mar,
sino los incendios forestales que están consumiendo el oeste de EE.UU. y las
inundaciones y mega tormentas que están ocurriendo en todo el sur y el medio
oeste del país.
Sin
embargo, las fuerzas productivas ya están disponibles para resolver esta
crisis ambiental. Según la Asociación Internacional de Energía, la energía
solar es ahora la electricidad más barata de la historia sin subsidios. Estados
Unidos podría hacer la transición de los combustibles fósiles a la energía
renovable en unos pocos años, si hubiera voluntad política para ello.
Crisis
económica: en el informe más reciente sobre el crecimiento de la economía de
EE. UU., El producto interno bruto fue peor de lo que predijeron los
economistas, con un crecimiento trimestral del 2%, por debajo de
lo previsto del 2,7%.
En
agosto, 4,3 millones de estadounidenses -el 2,9%
de la fuerza laboral- renunciaron a sus trabajos en lo que están llamando la
“Gran Renuncia”. Algunos han dicho que se trata de una especie de huelga
general, ya que se concentra especialmente entre los llamados “trabajos
esenciales”, es decir, trabajadores y trabajadoras de bajos salarios que están
enfermos y cansados de la superexplotación, las condiciones de trabajo
inhumanas y el peligro de COVID. Tanto los Republicanos como los Demócratas han cortado los beneficios por desempleo en
un esfuerzo para obligar a la gente a volver a trabajar. En septiembre, más de
8 millones de estadounidenses perdieron sus beneficios por desempleo pandémico
mientras sólo se crearon 194,000 nuevos empleos. En lugar de aumentar el
salario mínimo a $15 por hora, brindar asistencia significativa para el cuidado
de niños y niñas, transporte o eliminar otras barreras para que las personas
vuelvan a trabajar, el sistema político se basa en amenazar a las personas con
el hambre, la falta de vivienda y la muerte.
Además, se está avivando engañosamente el miedo a
la inflación. Según un estudio reciente de Pew Research, el 93% del país está muy o algo preocupado
por el aumento de los precios de los alimentos y los bienes de consumo. Se echa
la culpa erróneamente a los programas sociales, diciendo que aumentan la
inflación, para restar valor a proyectos de ley como la Build Back Better Act
(BBBA, el Proyecto de Ley “Reconstruir Mejor”) y el proyecto de ley de
infraestructura bipartidista. Sin embargo, la culpa de la inflación la tiene la
crisis de la cadena de suministro. La cadena de suministro ya estirada se vio
abrumada durante la pandemia por el auge del comercio electrónico,
experimentando de 4 a 6 años de crecimiento en solo un año. Esta
crisis tiene raíces que se remontan a la década de 1980 y al surgimiento de la
producción “Justo a tiempo”, caracterizada por inventarios muy bajos y cadenas
de suministro globales extendidas y frágiles, que no están diseñadas con ningún
tipo de robustez o redundancia.
Las
fábricas de Estados Unidos funcionan al 75% de su capacidad. Podrían funcionar al 100%
de su capacidad si hubiera demanda y el gobierno pudiera satisfacer esa
demanda. En respuesta a estas crisis, las corporaciones están aumentando la
automatización, similar a la crisis de 2008: el mismo tipo de automatización que
produce esta misma crisis.
Los
multimillonarios estadounidenses se han enriquecido 2,1 billones de dólares
durante la pandemia, y sus fortunas colectivas se han disparado en un 70%. Al mismo tiempo,
las mayorías atraviesan algunos de los peores momentos de sus vidas.
Crisis
de legitimidad: El sistema político no tiene soluciones para ninguna de estas
crisis. No importa si elegimos a Republicanos o a Demócratas, o si los
Demócratas controlan todo el Congreso y la presidencia. El sistema político
está completamente controlado por los 600 multimillonarios, y no permitirán que
nada se interponga entre ellos y sus fortunas. Esto significa que la gente está
teniendo una profunda desilusión con el sistema de gobierno actual, desatando
fuerzas como las que dirigieron la insurrección del pasado 6 de enero.
La
situación política de EE.UU.
Esta
desilusión y pérdida de legitimidad tenderá a crecer a medida que los
demócratas demuestren que no quieren ni pueden cumplir sus promesas, incluso
mientras controlan tanto el poder ejecutivo como el legislativo. Se han vencido
el seguro de desempleo pandémico y las moratorias de desalojo, se han gastado
los controles de estímulo, y la inflación inducida por la crisis de la cadena
de suministro está estirando aún más los presupuestos familiares.
La
Propuesta de Ley Build Back Better Act (BBBA), a pesar de no cumplir con lo que
realmente se necesita para abordar las crisis expuestas anteriormente, sigue
representando la agenda contra la pobreza más ambiciosa en décadas. La
polarización dentro del Partido Demócrata, entre el ala reaccionaria
representada por los senadores Manchin y Sinema por un lado y el Caucus
Progresista del Congreso por el otro, ya ha reducido drásticamente la agenda y
amenaza con hundirla por completo. El estancamiento dentro del Partido
Demócrata ya ha quitado de la mesa los aumentos del salario mínimo y la
enérgica defensa del derecho al voto. El impacto de la pandemia, que siguió a
la presidencia de Trump, ha sacado a la plena vista las profundas brechas
dentro del Partido Demócrata. Está la sección que está dispuesta a avanzar
hacia las propuestas de la gente pobre y, en algunos casos, incluso a ser
dirigida por él. Y está la otra sección que está completamente arraigada en un
programa que sacrifica a la humanidad y al planeta por la riqueza de los
multimillonarios. El poder de la facción conservadora del partido es muy
visible en el hecho de que la segunda disposición más cara del BBBA son los
recortes de impuestos que beneficiarán a los ricos.
El
Partido Republicano, por otro lado, está completamente capturado por la extrema
derecha. Sus principales patrocinadores son los capitalistas más pequeños, de
extensión nacional, y las industrias extractivas (que siempre tienden al
autoritarismo). Su estrategia política es continuar la “Estrategia Sureña” en
la cual se pretende mantener el poder político a través de la táctica racial de
“divide y vencerás” y la supresión de los derechos democráticos. Su base social
más amplia se encuentra entre los estratos medios reaccionarios. Su retórica es
demagogia, falso populismo, silbidos raciales y “guerra cultural”. Sus
políticas económicas y sociales internas son principalmente una continuación de
“agarrar el dinero y correr”. En este momento, el gran capital -Wall Street,
las principales empresas de tecnología y los principales conglomerados de
medios- tiene una preferencia por el Partido Demócrata y la reforma como el
mejor camino de regreso a la legitimidad y la estabilidad relativa, como se ve
en su amplia oposición a Trump en 2020. Pero si los Demócratas resultan
incapaces de estabilizar la situación doméstica, o si siguen una política que
apunta demasiado agresivamente a su riqueza y poder, el gran capital pronto
podría encontrar el trumpismo cada vez más atractivo.
Sin embargo, por ahora, el gran capital de Estados Unidos considera que su mayor amenaza interna proviene de la derecha, no de la izquierda, y considera que grandes sectores de los 140 millones de personas pobres y de bajos ingresos son una fuerza potencialmente poderosa para usar como un garrote contra el reaccionismo. Un informe reciente de la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral, Despertando al Gigante Dormido: Votantes Pobres y de Bajos Ingresos en las Elecciones de 2020, mostró que en 45 estados, los votantes pobres y de bajos ingresos representaron al menos el 20% de los votos. En los estados de campo de batalla, su porcentaje subió a más del 30-40% del total de votos emitidos. De estos, las y los votantes blancos pobres y de bajos ingresos representaron una proporción mayor que todas las demás categorías raciales combinadas. El informe se suma al largo rastro de evidencia histórica que testifica que las urnas son un instrumento esencial para forjar la unidad política y el liderazgo de la gente pobre y desposeída en los Estados Unidos. El ataque actual al derecho al voto y las elecciones, especialmente en el Sur, es un ataque a la capacidad de este movimiento multirracial de la gente pobre para construir y probar su poder. Cuando se arma con organización, cuando se une en torno a una agenda compartida y cuando se es apoyado por un liderazgo inteligente y desinteresado, esta clase puede aprovechar las crecientes polarizaciones en la sociedad para establecerse como elemento de vanguardia de un amplio movimiento contra las fuerzas que acaparan y hacen mal uso de la riqueza y abundancia de nuestra sociedad.
Tareas
de la Universidad de los Pobres
El
último número de nuestra revista trata de “hacer de la lucha una escuela”. Elegimos ese
tema porque es lo que significa ser dirigente revolucionario en estos tiempos.
El poder para la gente pobre -la reorganización de la política y el poder del
estado bajo el liderazgo de la gente pobre y desposeída- no está directamente
sobre la mesa hoy. Ponerlo sobre la mesa significa sembrar las semillas
de la
capacidad, la unidad, la asertividad y la agresividad que
permitirá que 140 millones de pobres se muevan en conjunto. Estamos en una
lucha por los corazones, las mentes, los cuerpos y las almas de las personas que son dirigentes y revolucionarias,
incluso si aún no lo saben. En estas condiciones, las personas
dirigentes tienen que ser educadoras y predicadoras.
Algunas
de las lecciones que la gente pobre y desposeída tienen que aprender, y
aprender de su propia experiencia en la lucha, son: que la escasez es una
mentira; que pueden y deben trabajar en unión; que nadie vendrá a salvarles;
que es necesario un cambio fundamental y sólo es posible a través de su poder
colectivo. Tienen que aprender quién es el enemigo; cómo construir poder a
través de la organización; cómo forjar la unidad en la diversidad; cómo ejercer
el poder político y la autoridad moral; y distinguir al amigo del enemigo.
Tienen que aprender a atraer a su lado -de la actual desintegración y
polarización de las viejas instituciones- todo lo vivo, vibrante y opuesto a la
muerte espiritual, el canibalismo social y la parálisis política de esta época.
El 18
de junio de 2022, la Asamblea General de Gente Pobre y Trabajadores de Bajos
Ingresos y la Marcha Moral en Washington, puede ser una escuela viva para
aprender y enseñar estas lecciones. La movilización trata de demostrar que la gente
pobre y desposeída, como clase, puede ser una fuerza política nacional
significativa, uniéndose en torno a una visión amplia, ambiciosa y
profundamente moral para el futuro del país, a través de divisiones raciales,
geográficas y de todo tipo de diferencia. Es un intento de establecer un polo
político independiente, bajo la bandera del programa de la gente pobre, para
toda persona que se oponga a los Republicanos reaccionarios y los Demócratas de
brazos cruzados.
Esta
gran movilización atraerá a verdaderos amigos, junto con lobos con piel de
oveja; fuerzas que quieren unirse al movimiento de la gente pobre y fuerzas que
quieren utilizarlo. Nuestra tarea es ayudar al movimiento a aprovecharlos todos
al máximo. El 18 de junio, junto con la preparación y el seguimiento en cada
estado, es una oportunidad para que las y los líderes ayuden al pueblo a
aprender, de la experiencia, cómo emprender acciones políticas en conjunto;
cómo llevar a su lado a quienes realmente pueden sumarse; y cómo utilizar a
quienes planean utilizarlo. Es una oportunidad para que nosotros, como
dirigentes, aprendamos, seamos probados y ensayados, nos organicemos en una
coalición amplia, hagamos concesiones mientras mantenemos la independencia y la
disciplina para nosotros y las demás personas, y para identificar y desarrollar
otros dirigentes emergentes.
La
formación de una red de dirigentes políticos de la gente pobre sólo puede
llevarse a cabo en el proceso de lucha por la unidad política e ideológica, la
independencia y el liderazgo de la gente pobre. Alentamos a la red de la
Universidad de los Pobres a apreciar la importancia de la Campaña de la Gente
Pobre y la movilización del 18 de junio como vehículo esencial para esa lucha a
escala nacional, y actuar sobre esa base. Estas condiciones exigen que
encontremos formas de fortalecer la formación política de nuestra red para este
tipo de organización de campañas, que hasta ahora no ha sido un rasgo
importante o foco de nuestro trabajo.
La
Campaña de la Gente Pobre en relación a la gente pobre y desposeída hoy es el
paralelo más cercano al Partido Republicano en el período previo a la Guerra
Civil, en relación a las y los esclavizados; o el Partido Agricultor-Laboral en
las décadas de 1920 y 1930, con relación al proletariado industrial. En los
años previos a la Guerra Civil y durante la misma, el Partido Republicano
interrumpió el sistema bipartidista imperante al convertirse en un vehículo
electoral masivo para unir y promover los intereses de los esclavizados con una
amplia coalición de fuerzas que también incluía a personas ex esclavizadas,
abolicionistas, trabajadores y patrones industriales del norte y agricultores
del medio oeste. En los años previos y posteriores a la Gran Depresión de la
década de 1930, el Partido Agricultor-Laboral mostró un potencial no realizado
de desempeñar un papel electoral y organizativo masivo similar para los
pequeños agricultores y trabajadores industriales. Sin un vehículo electoral y
organizativo de masas nacional y políticamente independiente, los levantamientos
dispersos y las campañas organizativas de los trabajadores desempleados y
empleados, los veteranos, los agricultores arrendatarios y los aparceros en
todo Estados Unidos no pudieron hacer valer y asegurar sus intereses. Estas
diversas fuerzas sociales, o fueron cooptadas en la Coalición de Roosevelt del
New Deal del Partido Demócrata, o aplastadas bajo los talones de la facción
sureña de los Dixiecrats.
La
visión moral, las demandas y el liderazgo decidido de este proceso hoy tienen
sus raíces en las luchas inmediatas de vida o muerte de la gente pobre y
desposeída, y en las organizaciones forjadas a partir de las luchas puntuales
en las comunidades. Estas organizaciones son fuentes básicas de poder y direccionalidad para la Campaña de la Gente Pobre y cualquier otro esfuerzo que organice a la gente
pobre y desposeída hacia ser una fuerza política consciente y poderosa. Las
organizaciones son escuelas de lucha indispensables, de formación y de campo de
pruebas para las personas revolucionarias potenciales que emergen de las filas
de la gente pobre. Son vínculos clave, vínculos que deben fortalecerse cada vez
más, entre una red de dirigentes y la totalidad de la gente pobre. La
Universidad de los Pobres tiene que desarrollar nuestra capacidad para apoyar a
estos dirigentes mientras luchan por construir y dar forma a estas
organizaciones, y además capacitar y preparar a nuestra membresía para ese
trabajo.
Ninguno
de estos esfuerzos puede tener éxito sin cuadros, un grupo unido de líderes. El
problema clave en todas y cada una de las áreas del trabajo político es la
falta de líderes capacitados, calificados y eficaces. La demanda de cuadros
para dirigir y guiar campañas y organizaciones es grande. La tarea de
sincronizar la movilización y la organización, de combinar diferentes formas de
organización y lucha en lugar de plantearlas en conflicto y competencia entre
sí o tratarlas como procesos separados o desconectados, sólo puede ser llevada
a cabo por líderes capacitados y probados. Hacen falta líderes con estas
cualidades, en términos de calidad y cantidad. En 1902, V.I. Lenin describió
una situación similar en el contexto del proceso revolucionario ruso, escribiendo:
“Nos
falta gente, y gente hay muchísima. Hay
infinidad de hombres porque tanto la clase obrera como sectores cada vez más
diversos de la sociedad proporcionan año tras año, y en cantidad creciente,
descontentos que desean protestar y que están dispuestos a contribuir cuanto
puedan a la lucha contra el absolutismo, cuyo carácter insoportable no
comprende aún todo el mundo, aunque masas cada día más vastas lo perciben más y
más. Pero, al mismo tiempo, no hay hombres, porque no hay dirigentes, no hay
jefes políticos, no hay talentos organizadores capaces de realizar una labor
amplia y, a la vez, indivisible y armónica, que permita emplear todas las
fuerzas, hasta las más insignificantes.”
Las
personas que podrían ser dirigentes están ahí, y muchos ya están luchando y
buscando organización. Estamos conociéndoles todos los días a través de nuestro
trabajo. Para estar en condiciones de ayudar a desarrollar y formar a estas
personas, conectarles entre sí, coordinar su actividad y prepararles para las
demandas de estos tiempos, como se ha expuesto anteriormente, tenemos que
intensificar nuestro trabajo de programas de estudios y el estudio de textos
básicos y áreas básicas de educación y formación, sobre investigación, debate y
discusión estratégica, resumen de experiencias y análisis concreto de la
situación concreta.
Sabemos
que se necesita profundamente una red de dirigentes para apoyar cada impulso
organizativo, forma de organización y táctica de lucha de la gente pobre y
desposeída, y para sincronizarles entre sí. Y sabemos que, al mismo tiempo,
esos dirigentes sólo pueden emerger y forjarse a través de la lucha. Nuestra
tarea es hacernos expertos en manejar estas relaciones en la práctica, en el
transcurso del próximo período.
https://kaosenlared.net/el-sistema-politico-mundial-esta-controlado-por-600-multimillonarios/
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