Ahora todos son radicales, los "ni-ni", ni OTAN ni Rusia, y me sorprende lo fácil que resuelven las cosas apelando a las clásicas consignas como si estuviéramos ante una clásica situación. Así como en el Perú algunos creen que con decir "pugnas interburguesas" ya resolvieron la cuestión, ahora, en el plano internacional, piensan que con decir "pugna imperialista" o "inter-imperialista" ya es suficiente para dar por zanjado el tema. Sí, ya sabemos que es una pugna entre países imperialistas, pero hay otros factores a tomar en cuenta que, pienso, hacen de esta situación algo bastante particular, o, por lo menos, algo que no se resuelve tan fácilmente mediante una apelación a la paz, como si todos los protagonistas estuvieran luchando por el reparto.
En el caso de la guerra presente, no solo tenemos de protagonistas a la OTAN y Rusia, en medio del conflicto tenemos a dos repúblicas populares que han venido resistiendo y desangrándose por la agresión constante de un gobierno títere de los yankees, se trata de regiones que, salvo por un breve periodo entre 2014 y 2015, han tenido que estar principalmente replegadas, sufriendo las constantes arremetidas del gobierno ucraniano que incrementaban en intensidad conforme se recibía armamento europeo y norteamericano. Bajo esas circunstancias, el Donbass no estaba más que aletargando su caída, es evidente que el poderío del gobierno central era mucho mayor que el de las milicias. En esas condiciones, ¿qué es lo que proponen nuestros amigos ni-ni? ¿Qué Donetsk y Lugansk se sigan desangrando hasta ser aplastados?
Lo que debería estar claro para todo marxista, es que no nos negamos a acuerdos, alianzas o a frentes con algún imperialismo por principio, negarse a ello "por principio" es lo que Lenin llamaba "infantilismo de izquierda". Ejemplos históricos tenemos muchos: el pacto Brest-Litovsk, el cual fue un acuerdo entre el poder soviético y el imperialismo alemán, por otra parte, la SGM nos ofrece una experiencia interesante sobre luchar haciendo frente con países imperialistas. En este caso, el apoyo a estas repúblicas para revertir su situación, es evidente, no podría haber llegado de otro lado que no fuera de Rusia, imperialismo que, bajo sus propios intereses, busca hacer frente al actual régimen ucraniano. A Putin no le importa en realidad la situación del Donbass, ello tan solo ha sido el pretexto para lanzarse a recuperar su zona de influencia y los recursos que de ella extrae, pero hay ahí una convergencia que las repúblicas populares han querido aprovechar para pedir explícitamente su ayuda (y, realmente, era eso o la muerte lenta).
En otra arista, la situación interna en el Donbass tampoco es tan simple, la correlación de fuerzas ahí ha cambiado producto del desgaste que significó la guerra civil. En un inicio, encabezó la resistencia armada un sector declaradamente socialista, reivindicaban las figuras de Lenin y Stalin, y cuando se les preguntaban si eran ucranianos o rusos, ellos respondían "soviéticos" (ellos le acuñaron el nombre de ‘República Popular’ a sus regiones). Muchos de estos líderes murieron en enfrentamientos y atentados para gusto, no solo del gobierno ucraniano, sino también de Putin, pues esto fue aprovechado para que una dirigencia pro-rusa tomara el poder y se consolidara en él hasta el día de hoy. ¿Por qué es importante señalar esto? Porque cuando los comunistas han establecido acuerdos, alianzas o frentes con los imperialistas, siempre fue para salvaguardar los intereses de la revolución, aprovechando las contradicciones inter-imperialistas. Pero, ¿defender Donetsk y Lugansk es defender los intereses de la revolución? Ciertamente, en la actualidad, como mencioné, la dirección socialista ha caído, sin embargo, siguen siendo regiones oprimidas y bajo la agresión yankee, además, siendo justos, la población y las milicias aún se identifican con el pasado socialista de la zona. Esto escapa a experiencias anteriores, por lo cual, afirmo nuevamente, estamos ante algo bastante particular.
En primer
lugar, una pregunta importante que debemos hacernos los marxistas para sentar
una posición es la siguiente: ¿lo de hoy es una guerra justa o guerra injusta?
Lo que vivía Ucrania estos últimos años era, por parte del gobierno, una guerra
injusta, pues estaba orientada a oprimir al pueblo del Donbass, mientras que
del lado de Donetsk y Lugansk, se ejercía una guerra justa, pues se tomaron las
armas para independizarse de un gobierno al servicio del imperialismo gringo.
Sin embargo, hoy entra a escena el imperialismo ruso, con sus propios
intereses, pero junto al cuál las milicias y el ejército del Donbass han
decidido hacer frente para revertir su situación. En la medida que Rusia busca
sujetar a la Ucrania occidental a sus propios planes, la guerra que libran
puede considerarse una guerra injusta. Es aquí donde la cuestión se hace más
compleja y demuestra que se requiere considerar más aspectos; en este caso,
parece que una guerra injusta converge con la guerra justa, entonces, demanda
ampliar el punto de vista, ya no es algo que se resuelva simplemente en esa
dicotomía. Los marxistas, como señala Mao, apoyamos y participamos activamente
en todas las guerras justas, en esa medida, apoyamos la lucha armada de Donetsk
y Lugansk, el problema es que esta resistencia hoy se encuentra entre dos
guerras injustas, ¿cómo resolver? Más preguntas.
¿Puede el Donbass combatir las dos guerras injustas? La respuesta definitiva es NO, no lo puede hacer. Por tanto, en medio de un conflicto bélico, debe buscar la forma de preservar mejor sus fuerzas y buscar las condiciones menos desfavorables, es eso o la derrota total. Entonces, esto nos lleva a otra pregunta. ¿Para las repúblicas populares, cuál es el enemigo principal? Tanto para Donetsk y Lugansk, como lo es para todos los pueblos del mundo hoy, el imperialismo norteamericano es el principal agresor, el enemigo principal y, ciertamente, el enemigo más poderoso. Ha sido el gobierno ucraniano, apoyado y financiado por EEUU, el que ha librado una guerra de agresión permanente contra las regiones separatistas. Bajo esas circunstancias, ¿cuál es el escenario que permitiría una mayor preservación de las fuerzas y los logros políticos alcanzados? Lenin tuvo que ceder ante el imperialismo alemán para evitar un mayor perjuicio a la revolución, pues, como bien lo señala en ‘La enfermedad infantil’, los revolucionarios muchas veces deben saber elegir el mal menor. (Ojo, Lenin lo dice en el marco de una revolución victoriosa apoyado en el pueblo armado, no se refiere en absoluto a la política del mal menor de nuestra izquierda oportunista que cada cierto tiempo llama a las masas a ponerse a la cola de un sector de la gran burguesía, ¡hay una enorme diferencia!) En el caso del Donbass, la única forma de evitar la destrucción total de sus fuerzas fue haciendo un frente con los rusos en contra del gobierno ucraniano pro-yankee. Esto nos dirige a otra pregunta.
¿Cuál sería el resultado que garantizaría las condiciones menos desfavorables para que estas repúblicas populares puedan bregar por su proyecto independentista y, quizás en algún momento, socialista? En cualquiera de los escenarios, la situación es sumamente difícil, sin embargo, hay diferencias que, en un contexto político y bélico como en el que se encuentra el Donbass, se deben considerar. La agresión vino siempre por parte del gobierno ucraniano, por eso, ahí lo que exigía el pueblo de Novorossia era detener la guerra y que se respetara su independencia. En esa coyuntura el “¡No a la guerra!” era completamente acertado. Hoy, las milicias del Donbass han descartado esa consigna y se afirman en la guerra, peleando del lado de la ofensiva rusa contra el gobierno títere de EEUU, con las armas en las manos han decidido hacer frente y luchar por lo que consideran su derecho. Con el gobierno ucraniano se agotaron las vías del diálogo, por el contrario, Rusia presenta condiciones algo distintas, solo para mencionar algunas, el anticomunismo no puede arraigar en el pueblo como lo fue en Ucrania. Para Donetsk y Lugansk la intervención de Rusia es motivo, por un lado, de jolgorio, por otro, en el mejor de los casos (para los comunistas), se trata de optar por el mal menor. Cualquier comunista sensato consideraría una idiotez el querer enfrentarse a Ucrania y a Rusia solo para mantenerse 'revolucionarios'. Entonces, ¿qué es lo que va a definir el porvenir de las repúblicas populares del Donbass? Una victoria rusa solo pinta las condiciones, pero el futuro de este proyecto dependerá siempre de lo interno, de si se transforman en tan solo un apéndice del imperialismo ruso (lo que quiere Putin), o si se reafirman en su independencia y las fuerzas pro-soviéticas vuelven a tener protagonismo. Rusia no puede tomarse muchas libertades frente a estas repúblicas, porque su independencia y lucha hasta el día de hoy se respalda en la fuerza armada, y siempre que mantengan empuñados los fusiles estarán siempre más cerca de la independencia que del sometimiento. Estas repúblicas seguirán en lucha, pero bajo nuevas condiciones y nuestro apoyo será siempre hacia ellas y contra cualquier imperialismo que busque someterlas.
Finalmente,
¿cuál debería de ser nuestra actitud desde el marxismo? Denunciar al
imperialismo norteamericano y a la OTAN, apoyar al frente anti-yankee (ojo, la
ofensiva no es solo rusa, la ofensiva es del frente integrado por las fuerzas
armadas de la Federación Rusa, el ejército y milicias del Donbass y las fuerzas
antifascistas que se encuentran en toda Ucrania) y agitar por la independencia
de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk,
advirtiendo siempre sobre los intereses del imperialismo ruso. El “¡No a la
guerra!” en estas condiciones es una consigna que solo significa un mayor
desangramiento del Donbass, y en su efecto práctico, es darle más tiempo a los
EEUU de armar a Ucrania para una inminente ofensiva sobre Donetsk y Lugansk. ¿Por
qué creen que ahora en coro todas las potencias pro-yankees, medios de
comunicación, empresas, etc., levantan precisamente esa consigna? Qué
ingenuidad tan grande. Hace falta una buena lectura de Mao
[Del Muro
de facebook de Juan Pablo Ballhorn]
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