(Texto de mi disertación en una
asamblea sindical en el local de la CGTP)
Todos sabemos del alto significado del
Día del Trabajo, que nos permite reflexionar sobre la situación laboral en
nuestro país, y renovar nuestra fe en la lucha contra el sistema de opresión
que nos aqueja. Aprovecho
la oportunidad para rendir homenaje a dos heroicos combatientes sindicales,
sacándolos del olvido y la ingratitud.
Se trata de Hermes Valiente y Luis
Zapata. Consecuentes con su identificación ideológica lucharon hasta morir por
la causa de los trabajadores en la década de 1960, como guerrilleros del
Ejército de Liberación Nacional- ELN, que operó en la sierra y selva
ayacuchana.
Hermes Agapito Valiente Granados- "Moisés". Obrero de construcción civil, hizo honor a su apellido
afrontando el reto de la historia con mucha valentía. Siempre hablaba bien de
Isidoro Gamarra y otros líderes históricos de la CGTP, con la cual estaba
plenamente identificado.
Luis Zapata Bodero- “Hernán”. Dirigente sindical, de la Federación de Trabajadores del
Cusco y también del ramo de construcción civil. Tenía un hogar con hijos
menores de 10 años, pese a lo cual, se entregó de lleno a la causa
revolucionaria.
Estos luchadores sindicales no tienen
tumba, ni reconocimiento a su inmolación, como muchos otros héroes del pueblo.
No tienen ni una placa recordatoria de su heroísmo. Se los omite en todo
homenaje en la historia de la lucha revolucionaria de nuestra patria. Sus
sindicatos los ignoran.
Lo abandonaron todo por una causa
suprema. En aquella época, bajo el estímulo histórico de la Revolución
Cubana que, hacía justicia social, nacionalizaba latifundios y empresas
extranjeras depredadoras de recursos naturales, todo Latinoamérica
estaba en llamas con focos guerrilleros en diversos países. Había el
amparo de la Unión Soviética y, de todo el bloque socialista mundial.
En esa época, lo que nosotros nos
proponíamos era, cambiar la república oligárquica feudal, gobernada por
terratenientes capitalistas y, reemplazarla con una República Popular Socialista.
Un gobierno Obrero Campesino, Reforma Agraria, Nacionalización de los recursos
naturales, (tierra, minas, hidrocarburos), en poder de empresas extranjeras.
Soberanía nacional contra la
dependencia extranjera, eliminación de la desigualdad social y otras medidas de
cambio estructural, pero bajo el liderazgo del pueblo trabajador forjado en la
lucha revolucionaria y no en los discursos demagógicos.
¿Qué fuerza impulsó a estos
sindicalistas, para asumir este sacrificio?
Hay que vivir el momento histórico para
comprenderlos. La consciencia de clase jugó un papel
determinante en sus resoluciones. Estaban convencidos ideológicamente
del rol histórico que correspondía a las clases trabajadoras y estaban
decididos a acudir al llamado de la historia.
Mientras otros se llenaban la boca de
fogosos discursos para mostrarse como revolucionarios, sin arriesgar nada;
estos sindicalistas optaron por pasar de las palabras a los hechos. No era el
momento de perder tiempo en debates estériles. Había posibilidades de triunfo. Si
Cuba, lo había logrado, ¿por qué no, el Perú? … No lo lograron, pero
consecuentes con sus principios ideológicos lucharon hasta morir por la
revolución socialista.
Ojalá la historia reconozca su
ejemplar epopeya revolucionaria y por lo menos, tengan una placa recordatoria
en sus centrales sindicales para que no queden en el olvido como hasta ahora.
Pero, la lucha de los sindicalistas
guerrilleros de la década de 1960, no fue en vano. La misma fuerza armada
enviada por la oligarquía para sofocar el fuego revolucionario de los rebeldes,
se volvió contra esta, al ser impactada por el heroísmo de los combatientes
populares. Reconocieron que estos, tenían la razón. Luchaban por una causa
justa, con ideales patrióticos. En cambio, los represores lo hacían por
defender los intereses de la oligarquía, ajenos a los intereses del ejército.
Fue así como, bajo el liderazgo del
Gral. Juan Velasco Alvarado, la fuerza armada asumió las banderas de los
guerrilleros e inició un proceso de cambios estructurales. Lo que pasó después,
ya lo sabemos. Pero es así, como se forja el destino de los pueblos. La
historia es una sucesión de hechos concatenados en el proceso social.
La lección que nos queda es que, si
no hubiese sido por las luchas de los trabajadores a lo largo del siglo XX, hoy
no tendríamos los beneficios sociales y derechos laborales que nos protegen. La
jornada de las 8 horas de trabajo, costó mucha sangre y vidas de cientos de
trabajadores que lucharon por ella. Los que murieron no llegaron a disfrutar la
victoria, porque la lucha por una causa social es así. No se lucha por ambición
de lucro, sino por la justicia social
Cuando hay consciencia social,
conciencia de clase, se está dispuesto a luchar, corriendo todos los riesgos,
sabiendo que, sin lucha, nada se podrá conseguir. Muchos trabajadores
derramaron su sangre, sufrieron prisiones y, deportaciones, para conseguir el
descanso dominical, seguro social, mejoras salariales, mejores condiciones de
trabajo y muchos otros derechos laborales actuales.
¿Somos conscientes de esto? Los beneficios sociales no vienen gratis, ni caen del cielo. Tienen un
costo social. Si no se lucha contra las injusticias, seguirán los abusos del
sistema de dominación. Tener consciencia social de este dilema humano es
crucial para nuestras vidas, para nuestro país, para la humanidad.
¿Qué significa tener consciencia
social?
Los animales no tienen consciencia
social, y se comportan irracionalmente, por instinto. Las ovejas, no saben para
qué, las crían. Si supieran, se rebelarían. Entre los humanos, también hay
quienes viven instintivamente, sin ideales sociales. Son como ovejas
domesticadas para aceptar la dominación con resignación.
Tener consciencia social, es saber
que vivimos en un sistema de dominación mundial, que rige la conducta social y
condiciona nuestras vidas. Saber que, somos lo que el sistema
capitalista nos destina, ubicándonos en un orden social piramidal de clases
sociales. Clases ricas en la cúspide y clases pobres en la base de la
estructura capitalista. Clases intermediarias entre ambas.
Entender las causas de nuestra
dominación, los mecanismos económicos, culturales, jurídicos, políticos que se
nos aplica; es darnos cuenta de nuestra opresión sistemática. Esa consciencia
social, nos conduce a buscar solución a nuestros padecimientos. Así se gestan
nuestros ideales que, son los objetivos de nuestras vidas.
La consciencia de clase nos
identifica como personas de la misma condición y que, sufrimos las mismas
injusticias. El sistema capitalista nos ha signado un rol de clase para sus
fines funestos. Pero la consciencia de clase nos lleva a luchar contra ese
designio y trazarnos un rol diferente, para eliminar el sistema que nos oprime.
Cada clase social tiene sus propios
intereses en el orden establecido por el capitalismo. Campesinos, obreros,
empleados dependientes, pero la consciencia de clase nos hace ver que, tenemos
intereses comunes entre los oprimidos, y compartimos los ideales de liberación
frente al enemigo común.
Algunos dirán: “Yo no me siento
oprimido”. Pero eso es precisamente, lo que persigue el sistema. Que nadie se
percate de su opresión.
¿Y qué, es tener consciencia
sindical?
Es sentir la necesidad de la
organización sindical como escudo de protección de los trabajadores frente al
abuso patronal. Sentirse, identificado con el sindicato, pues este, asume
nuestra defensa y gestiona el mejoramiento de nuestras condiciones laborales y,
económicas. Es reconocer que, el sindicato es nuestro instrumento de lucha
concreta para alcanzar beneficios concretos.
Cuanto mejor se desarrolle nuestro
sindicato tendrá mayor capacidad de negociación en nuestros reclamos. El éxito,
no es responsabilidad solo de los dirigentes, sino de todos sus miembros. A
mayor fuerza, mayor será el poder sindical para lograr los beneficios
aspirados. La unión hace la fuerza y la unión de los sindicatos agrupa fuerzas
para tener mayor poder sindical federadamente.
No ha sido nada fácil, el
reconocimiento internacional del derecho a la sindicalización. Ha costado
cientos de vidas de trabajadores en huelgas, reprimidas sangrientamente. De eso
deberíamos ser conscientes y no olvidar el sacrificio de los sindicalistas a
través de la historia.
Por eso, viendo nuestro caso, y del
sindicalismo peruano en su conjunto, podríamos reflexionar preguntándonos: ¿Hay
consciencia sindical y del rol que nos corresponde en la lucha contra el
sistema de opresión capitalista? Nuestro rol, no es el que nos asigna
el sistema de dominación capitalista. Nuestro rol, lo decidimos nosotros,
conforme a nuestros ideales sindicales y patrióticos.
En esta perspectiva, vale también
preguntarnos:
¿Qué tanto hemos avanzado con nuestro
sindicato en alcanzar beneficios económicos? ¿Estamos conforme con lo
conseguido? ¿Nuestros sueldos, no han perdido valor adquisitivo?
¿Qué tanto hemos avanzado en los
derechos laborales de las mujeres?
¿Qué tanto hemos avanzado en la
afiliación y organización sindical? ¿Están todos los trabajadores
sindicalizados?
¿Las políticas de estado, afectan al
sindicato y a sus miembros? ¿Nos afecta la inflación, la corrupción
generalizada, el mal uso del presupuesto nacional? ¿Deberíamos reclamar?
Tenemos derechos que nos corresponde,
por los convenios firmados por el Perú con la Organización Internacional del
Trabajo- OIT, ¿Se están cumpliendo en nuestro beneficio?
Si los trabajadores son la mayoría
nacional y son los sindicatos los que los representan, ¿Tenemos derecho a estar
representados en el gobierno nacional?
Pero, si el sindicato es una
necesidad de los trabajadores de un centro laboral, entonces, todos los
trabajadores de una empresa y del país, deberían estar afiliados.
Sería un poder político predominante. ¿Es así?
En fin, hay mucho por reflexionar.
Si no hay consciencia sindical, eso
se refleja en la capacidad de lucha. Según los datos del Anuario Estadístico
del Ministerio de Trabajo- MTPE, los pliegos solucionados pasaron de 1,762 en
1,990, a 186 pliegos en 2021. ¿Qué está pasando?
El Ministerio de Trabajo nos muestra la siguiente trayectoria sindical
en el sector privado entre el 2015 y 2022:
Según la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), al 2023: la tasa de sindicalización en Perú se ha retraído
desde hace más de tres décadas. El año pasado, el Ministerio de Trabajo
hizo un estudio de la sindicalización del sector privado. Encontró que,
Perú tiene la más baja sindicalización en todo Sudamérica.
Desde hace buen tiempo, no hay paros
ni huelgas sindicales como había antes.
¿Por qué, se ha perdido la
combatividad sindical?
Desde el histórico paro general del
19 de julio de 1977, contra las reformas laborales pro patronales del gobierno
militar de Morales Bermúdez, la combatividad sindical ha venido decayendo hasta
llegar a la inactividad.
En aquella época, se produjeron
masivas movilizaciones en Cusco, Tacna, Ayacucho, Arequipa, Huancavelica,
Huancayo, Trujillo y Lima, en protesta por la persecución policial y militar,
contra los sindicalistas en huelga. Se luchaba contra la eliminación de los
derechos adquiridos por los obreros durante el gobierno de Velasco.
No es casualidad que la inoperancia
sindical coincida con la vigencia del neoliberalismo en nuestro país. La
decadencia del sindicalismo es consecuencia de la estrategia neoliberal, que ha
implantado reformas en la constitución y las leyes, para sabotear las demandas
de los trabajadores y a la sindicalización:
Para el neoliberalismo, la estrategia
reside en la competitividad de costos y beneficios. Pero son los países, los
que compiten para atraer inversiones de capital otorgando beneficios y
reducción de costos a las empresas. Supuestamente, el país que otorgue las
mejores condiciones a las empresas, tendrán más inversiones y, por
consiguiente, mayor crecimiento económico. Pero no, del país. Ese crecimiento
se va afuera ya que, la riqueza que se succiona al país, se la llevan para
fortalecer a nuestros depredadores, dejándonos solo la carroña tributaria.
Esta estrategia se aplica de varias
maneras:
• A cuenta del país, mediante la privatización de empresas estatales
eliminándolas de la competencia en el mercado de bienes y servicios,
reducciones tributarias, exoneraciones, concesiones interminables en el manejo
de la electricidad, telefonía, agua, servicios turísticos, vialidad con peajes,
subsidios directos e indirectos.
• A cuenta de los factores de producción con tecnologías que desplazan
trabajadores y modalidades de tercerización laboral para evitar
sindicalización.
De este modo, “se le saca la vuelta”
a los trabajadores, saboteando su sindicalización. En vez congelar salarios,
que ocasionan conflictos y muchas paralizaciones, trasladan el mayor costo a
los consumidores, incluyendo trabajadores. Así, los peajes, costos de vivienda
y otros, se cargan al público consumidor. En obras públicas, los mayores costos
se cargan a los organismos del estado, inflando presupuestos y corrupción. El
neoliberalismo es corrupción en todo nivel.
Una forma de bajar costos laborales,
es contratando a terceros, como servicio temporal a plazo fijo (CAS) para hacer
lo mismo que los trabajadores estables. Con esto, a la vez que crean
competencia desleal contra los trabajadores sindicalizados evitan conflictos
laborales y pago de beneficios sociales.
La temporalidad se convierte en
permanente, con contratos masivos a plazo fijo renovable que, impide la
sindicalización. El trabajador que reclama, puede ser despedido sin objeciones
al vencimiento de cada contrato diario, semanal y mensual. No se recibe nada
por despido arbitrario ni beneficios sindicales. Así, los jubilados son
reemplazados por temporales.
Tanto el INEI como el Ministerio de
Trabajo señalan que la contratación temporal es del 77% de casos y solo el 23%
de los trabajadores es estable. Al 2023, la tercerización es más del doble de
los trabajadores permanentes.
Por otro lado, las empresas buscan
reemplazar a los trabajadores por medios tecnológicos, robots, máquinas
automatizadas, inteligencia artificial, trabajos remotos o, teletrabajo (más de
207 mil empleos), todo lo cual le quita fuerza a la comunidad sindical. De
estas amenazas no se dan cuenta los sindicalistas que, no saben cómo actuar.
¿Qué hacer?
El objetivo es el empoderamiento
sindical. No solo de un sindicato en particular, sino del conjunto sindical.
Entonces tendremos que:
1.
Recuperar los niveles de
sindicalización con mayor afiliación.
2.
Corregir las fallas y métodos de
trabajo sindical
3.
Intensificar las actividades
sindicales para generar dinamismo gremial.
4.
Activar las comunicaciones
sindicales, con boletines electrónicos continuamente, para informar, capacitar
y estimular la participación sindical.
5.
Modernizar los sindicatos para que
esté en condiciones de afrontar el desarrollo tecnológico patronal.
6.
Planificar y desarrollar estrategias
de lucha.
Los trabajadores, tienen un rol
histórico social en la lucha de la humanidad, por liberarse del sistema de
opresión capitalista. Este rol, lo define su horizonte ideológico. De sus
ideales surgirán sus deberes para liberar a su familia, a su clase social, a su
país.
Es preciso tener un plan de acción,
una estrategia de lucha y metodología de trabajo sindical democrática y
efectiva. Un programa anual, con metas factibles de alcanzar. En el balance de fin de año, junto con la rendición de cuentas, se tiene
que evaluar el desempeño orgánico en el cumplimiento de las metas planificadas.
Si podemos hacer esto, el éxito
vendrá solo. De nosotros depende.
Es todo lo que puedo sugerir desde la
tribuna.
Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com
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