Nos acercamos al año 1902, y a
dos Ayuntamientos muy importantes del norte de España.
Por Eduardo Montagut |
14/11/2024
Como es sabido, los socialistas
desarrollaron una intensa labor municipal desde el momento en el que a finales
del siglo XIX consiguieron entrar en las Corporaciones, al llegar el
reconocimiento del derecho del sufragio universal. El Socialista dedicó
duramente mucho tiempo una de sus columnas a esta cuestión, con el
significativo título de “Los concejales socialistas”.
En este concreto y breve trabajo
nos acercamos a dos ejemplos de los muchísimos que se pudieran aducir, sobre
aspectos nada desdeñables: la jornada de ocho horas y el salario mínimo para
los trabajadores municipales. Nos acercamos al año 1902, y a dos Ayuntamientos
muy importantes del norte de España.
En primer lugar, nos encontramos
en el Ayuntamiento de Bilbao. En la sesión celebrada el 25 de julio de 1902 se
discutió la proposición socialista sobre la concesión o no de la jornada de
ocho horas a los obreros municipales. Los concejales socialistas defendieron su
propuesta, pero fue combatida por los ediles liberales. Facundo Perezagua se
implicó en el debate con su característica energía, y ante la respuesta
combativa de los concejales aludidos (“burgueses” sería el calificativo de la
columna periodística), aludió a que los concejales socialistas eran los únicos
que defendía al pueblo. Los concejales liberales respondieron airadamente. Al
final, la propuesta socialista no salió adelante por un solo voto: 10 en contra
por 9 a favor. El periódico obrero consideraba que los socialistas no se
rendirían y volverían a presentar la cuestión hasta que se consiguiera sacar
adelante.
Por su parte, la Comisión del
Ayuntamiento de Oviedo que entendía sobre la propuesta presentada el primero de
mayo por los concejales Builla y Manuel Vigil, uno de los socialistas
asturianos más importantes de toda su Historia, para aplicar a los trabajadores
municipales la jornada laboral de ocho horas, además del establecimiento de un
salario mínimo, aprobó la segunda parte de la misma, pero quedó empatada la
primera en la votación. En todo caso, los socialistas eran optimistas y creían
que terminaría saliendo esa parte. Además, Vigil batalló por la supresión del
impuesto de consumos, una cuestión en la que los socialistas siempre se empeñaron,
como hemos demostrado en varias ocasiones. Vigil presentó una enmienda al
informe sobre este asunto para que el Ayuntamiento se dirigiera al Gobierno
para la supresión de los impuestos indirectos, y el establecimiento de uno
directo sobre la renta o beneficios mayores de 3.000 pesetas, en una clara
defensa de una fiscalidad más justa socialmente. Pero la propuesta solamente
obtuvo el voto favorable de los dos únicos concejales socialistas; en contra
votaron los concejales monárquicos, pero también los republicanos. Por fin, en
este Ayuntamiento el único concejal socialista presente en el momento de la
discusión votó en contra de que el Municipio costease festejos con motivo de la
visita del Rey.
Fuente: https://nuevarevolucion.es/la-lucha-socialista-municipal-en-1902/
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