Posted by Correo Semanal on domingo,
septiembre 15, 2013
Este 11 de septiembre se cumplen 40
años desde que el golpe militar ahogó en sangre los sueños de millones de
chilenos que querían construir un país más justo y solidario.
A pesar de que han pasado 39 años desde
aquel fatídico día, la burguesía y sus representantes en el Gobierno no han
logrado que los trabajadores olviden y perdonen a los criminales que segaron
tantas vidas obreras de una forma absolutamente cobarde.
Todos los intentos por lograr la
impunidad les reventaron en la cara a los diferentes gobiernos de la
Concertación. Cuando creían que tenían todo bajo control, Pinochet fue detenido
en Londres, lo que termino echando por tierra todos los planes anteriores.
Si Pinochet no hubiera sido detenido en
Londres, no se hubieran abierto juicios contra los violadores de los derechos
humanos en Chile. Como dijo un ex-general argentino “el que no enjuicia,
extradita”. Los juicios en Chile solo buscaron salvar a los criminales de ser
extraditados y realmente enjuiciados en otros países.
La DC avaló el golpe de estado de 1973.
Tanto el actual gobierno de derecha
como la “oposición” concertacionista han planteado insistentemente que llegó el
momento de olvidar, que todos esos hechos son el pasado, que es historia y que
los chilenos no podemos seguir eternamente divididos por esos acontecimientos.
Hoy estamos viendo un nuevo intento por
parte del Gobierno de Piñera para blanquear a los criminales, la derecha, los
empresarios y los milicos. La campaña del gobierno y de la “oposición”
concertacionista, consiste básicamente en hacer creer que todos somos
responsables del golpe de Estado de 1973.
Todas estas iniciativas no son una
casualidad, dado que en el Gobierno están los dos principales partidos que
fueron parte de la dictadura, la UDI y RN. En la “oposición”
concertacionista esta uno de los principales partidos que instigaron el golpe
de estado de 1973. Lejos de los aires democráticos con los que se tiñen en
estos momentos, la calidad de instigadores del golpe que cumplió la Democracia
Cristiana, es irrefutable. No se puede olvidar que la DC, fue la principal
precursora del Golpe de Estado de 1973, y la imagen de sus dirigentes golpeando
las puertas de los cuarteles está aún muy fresca, en la mayoría de los
militantes de izquierda.
La Democracia Cristiana Avaló el golpe,
dado que la Unidad Popular estaba afectando sus intereses, los que comparte con
toda la burguesía nacional.
Hoy a 39 años de la sangrienta asonada
militar, todavía las heridas no cierran en la mayoría de las personas que
vivieron esos años de cambios y de esperanzas para la clase trabajadora, como
tampoco es un capítulo cerrado para los jóvenes que aún no nacían en esa época,
y requieren una explicación frente a lo que les tocó y toca vivir hoy, como
producto del fracaso del gobierno popular. Pensemos que los jóvenes que hoy
tienen menos de 30 años, sufren con todas las políticas implementadas por la
dictadura y viven las consecuencias del modelo nefasto instaurado por ésta y es
preciso explicarles porqué tuvimos dictadura y no el socialismo que se pensó
construir.
Las lecciones que debemos sacar del
fracaso de la Unidad Popular.
Es por esto que es importante sacar las
conclusiones de la Unidad Popular y hacer un análisis honrado de este período y
reconocer los errores para no volver a repetirlos.
¿Se avanzó demasiado rápido en los
cambios? ¿No se tranzó lo suficiente? ¿Faltó tener la mayoría absoluta de los
votos? ¿Se provocó a la reacción para que diera el golpe de estado? Esas son
los cuestionamientos recurrentes cuando se habla del tema y que junto a muchas
otras hay que tratar de responder.
Una de las frases más usadas es que
“avanzamos demasiado rápido”, que queríamos todos los cambios de una sola vez y
que no entendíamos que las transformaciones de la sociedad tenían que darse en
forma gradual, lenta y sin enfrentamientos violentos, es decir, a través de la
democracia burguesa... paso a paso.
Lo primero que hay que decir frente a
esto es que las buenas intenciones no son más que eso. No es posible pensar que
la burguesía chilena y el imperialismo se iban a quedar tranquilos viendo como
“paso a paso”, se transformaba la sociedad convirtiéndola en socialista cuando
el último paso se concretara.
En 1970, la burguesía, frente la
posibilidad de que ganara la UP (sólo ante la posibilidad), empieza a mover los
hilos de la reacción. Lo primero que hace es intentar un golpe contra Freí
Montalva: el “tacnazo” del general Viaux, para impedir el posible ascenso al
poder de la UP (maniobra golpista que fracasó). Esto, antes de las elecciones
de 1970.
Posteriormente, una vez que la Unidad
Popular había ganado las elecciones en 1970, vino el asesinato del comandante
en jefe del Ejército, el general René Schneider, este crimen perpetrado por la
derecha se quería usar como excusa para impedir que Allende fuese nombrado
Presidente.
Estos acontecimientos muestran cómo se
movilizó la burguesía nacional coludida con el imperio norteamericano, para
evitar que un gobierno elegido por los trabajadores, siguiendo todas las reglas
democráticas, tomara el control del Poder Ejecutivo. Maniobras que nunca
requirieron ninguna provocación.
Otra argumentación que se da para
explicar el fracaso de la U.P. es que faltó una mayoría absoluta en las
votaciones para llevar a cabo los cambios.
A pesar de que la UP sacó una mayoría
relativa el 4 de septiembre de 1970, analizar esto sólo desde el punto de vista
electoral es un error, pero aún así, si se suman los votos de la Unidad Popular
y los votos al programa de Tomic (candidato DC), que también planteaba cambios
profundos en la sociedad, existían más de dos tercios de la población votante
que estaba por modificaciones de fondo a la sociedad de esa época. Un año
después del triunfo de la UP en las elecciones municipales, la UP, concitó un
49,7% de los votos y obtuvo una mayoría definitiva, en las elecciones
parlamentarias de marzo de 1973.
La Unidad Popular contó con un amplio
apoyo popular.
La UP ha sido el único gobierno en la
historia de Chile que ha recibido un apoyo popular activo tan amplio. La clase
trabajadora en su conjunto lo veía como SU gobierno, el cual mejoró
considerablemente la calidad de vida de los trabajadores, entregándoles mejoras
sustanciales en salud, educación, viviendas, la implementación de una verdadera
reforma agraria, así como la devolución de tierras que habían sido usurpadas a
los pueblos indígenas, devolviéndoles en los tres primeros meses del gobierno
popular, más hectáreas de terreno que las entregadas por los gobiernos
concertacionistas en sus veinte años de gobierno. Por primera vez en la
historia, la clase obrera chilena se sintió parte de un proceso que la
beneficiaba, tomando conciencia de su fuerza y de su rol en los cambios.
Es así como los trabajadores
respondieron al boicot de los patrones tomándose las industrias y exigiendo su
nacionalización. Crearon los cordones industriales, planteándose no sólo la
defensa de las industrias, si no también la defensa de la Unidad Popular y sus
conquistas.
La clase obrera se organizó y le pidió
armas al Gobierno para terminar con la reacción. Organizó a la JAP para tomarse
el control de la distribución de los alimentos que la burguesía estaba
escondiendo. De esta manera los trabajadores, en todos los niveles de
organización intentaron dar una respuesta a la reacción de los patrones,
profundizando los cambios, mientras que sectores dentro del gobierno,
atemorizados por los acontecimientos, frenaban el proceso revolucionario que se
estaba desencadenando.
Los trabadores entendían claramente la
necesidad del poder popular. Lamentablemente los dirigentes de la UP, y en
particular, de los partidos obreros, como el P.C. y el P.S. no basaron su
fuerza en las organizaciones obreras, prefiriendo negociar y entregar nuevas
concesiones a la burguesía, como la devolución de las industrias y la dictación
de la Ley de Control de Armas, con la cual las FF.AA. se dedicaron a desarmar a
los pocos obreros armados que había, como un paso previo al golpe, con las
consecuencias desastrosas para la clase obrera en su conjunto.
Es necesario sacar las lecciones de
este proceso y una de ellas es que no podemos confiar en la burguesía, pactos y
alianzas no significan nada para ellos. En el momento en que ven amenazados su
poder y privilegios, no vacilan en romper unilateralmente con las reglas del juego
democrático, reglas, que por lo demás, no hay que olvidar, fueron hechas por la
burguesía misma para defender sus intereses.
Necesitamos sacar las conclusiones
correctas para no cometer los mismos errores y recuperar todas las conquistas
que teníamos hasta el 11 de septiembre de 1973 y desde ahí, pasar a los cambios
verdaderamente socialistas.
Socialismo Revolucionario.
srcitchile@gmail.com
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