Al plantearnos el tema de la unidad de la
democracia resulta necesario destacar que en los últimos años se ha
experimentado en Colombia un ascenso de la movilización y articulación de las
dinámicas sociales y políticas y que ellas se han visto estimuladas por un
clima favorable de los acontecimientos democráticos y progresistas de América
Latina.
La movilización social de los
campesinos, indígenas, estudiantes, docentes, transportadores, entre otros
sectores y sus avances de organización como la minga, la
cumbre agraria, la mane y las dignidades; importantes dinámicas territoriales
como el Frente Cívico por el rescate de Barranquilla o el Comité Ambiental por
la defensa del agua y de la vida en el Tolima, que comienzan a
desarrollarse desde el ámbito local y regional; el surgimiento de
expresiones político-sociales como la Marcha Patriótica y el Congreso de los
Pueblos, o de expresiones políticas como el Movimiento Progresistas, el Partido
Verde, MAIS, ASI o el papel de convergencia representado durante ocho años por
el Polo Democrático Alternativo, forman parte de nuestra realidad nacional y de
los acervos y acumulados de la acción y la unidad que está
viviendo el país y que ponen al orden del día la necesidad de potenciar las
expresiones democráticas de la nación hacia una política de unidad por el
poder.
De otra parte, las políticas ejecutadas
durante varias décadas por los gobiernos de las dirigencias tradicionales han
conducido al país a niveles extremos de dependencia, concentración de
la riqueza, injusticia social, narcotráfico, paramilitarismo, guerra,
violencia, sometimiento político, represión, atraso cultural, degradación de la
naturaleza y corrupción. Hoy estas políticas se refuerzan con el modelo
extractivista del actual gobierno, que se resiste no solo a concertar un
cese bilateral de hostilidades que afirme en la opinión la seguridad y la
confianza en la paz, sino además, a una apertura política. Mientras avanzan las
conversaciones en la Habana, el proyecto de reforma política del gobierno, se
anticipa a cerrarle las puertas a la democratización del sistema político.
Es este el mapa
de la crisis nacional que solo podrá resolverla una opción democrática
y unitaria de poder y esa posibilidad pasa por la paz.
Estas realidades del movimiento
democrático y de las políticas del régimen, llaman a todos los colombianos a la
reflexión para buscar una propuesta de cambio y construir una
patria para todos, soberana, democrática, con justicia social, incluyente y
comprometida con la recuperación del medio ambiente.
En el marco de
esta realidad y después de cincuenta años de una guerra ininterrumpida, hoy
avanzan en la Habana conversaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC) y el gobierno encaminadas a buscar un acuerdo para adelantar
la construcción de la paz en Colombia. En la misma dirección, igualmente se
adelanta un diálogo entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el
gobierno y se auscultan posibilidades para unificar esas dinámicas de diálogos
y acuerdos. Resulta conveniente para la paz que las conversaciones incorporen
al conjunto de la insurgencia, incluido el Ejército Popular de Liberación
(EPL).
Los sectores más representativos de la
dirigencia y la clase política tradicional, unidos en las estrategias
económicas y en el modelo social, se escinden frente al tema de la paz, entre
quienes pretenden acuerdos con una concepción estrecha de la paz y la
democracia, que linda con los intereses del gran capital y de sus estrategias
internacionales de la globalización neoliberal y quienes de otro lado,
se oponen a los diálogos en curso, porque no conciben una salida diferente para
la guerra que el sometimiento militar que les permita perpetuar la injusticia y
la desigualdad.
Es por ello que la
construcción de la paz resulta ser un propósito complejo, largo y difícil, que
exige la unidad política y la movilización de la población afectada por la
violencia y un amplio respaldo internacional, especialmente de los pueblos
latinoamericanos, que sufren los reflejos de nuestro conflicto interno.
Sabemos que la suscripción de los
acuerdos de paz, será el inicio de una nueva era para la política colombiana y
continental y por eso mismo, hay que comenzar a construir, desde ya, una
relación de fuerzas que le de soporte real a las perspectivas de paz, lo cual
pasa por fortalecer los esfuerzos de unidad de todas las expresiones
democráticas de la nación y por presionar con la movilización contenidos
sociales significativos en los acuerdos de paz. Es este el camino para
garantizar que una vez suscritos los acuerdos, éstos encuentren el mejor
ambiente para potenciarse y avanzar en la dirección de construir una paz
duradera cimentada en la justicia social.
EL FRENTE AMPLIO
Superar la guerra y construir la democracia y
la justicia social no son metas que se obtengan por generación
espontánea, ni pueden quedar en manos de las políticas tradicionales. Esos
propósitos exigen una fuerza política que emerja como alternativa de poder y de
cambio en la que se junten los intereses y esfuerzos de todas las
corrientes políticas del amplio espectro de la democracia y las legítimas
aspiraciones de los trabajadores, campesinos, estudiantes, indígenas, mujeres,
afro descendientes, diversidades de género, ambientalistas, artistas, pequeños
y medianos empresarios, desempleados, subempleados y en general, de todo el
pueblo que ha puesto a prueba su capacidad de movilización, resistencia y
negociación frente al Estado. El Frente tiene que ser en el fondo una construcción
desde la base territorial y sectorial, pues no puede haber frente si éste no se
identifica con un fuerte movimiento social.
En esa dirección, EL ENCUENTRO NACIONAL DEL FRENTE
AMPLIO POR LA PAZ, LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL debe representar un paso
importante en la necesidad y la voluntad de la unidad democrática de las
expresiones políticas y sociales del país. Así debe quedar demostrado por la presencia
y compromiso de las diferentes corrientes políticas nacionales, por la participación
plural y unitaria de los más representativos movimientos sociales del
país y por la presencia de dinámicas políticas y sociales que
expresan intereses y realidades territoriales de todas las regiones del país.
Luego de los acuerdos de paz, vendrán acomodos y reacomodos en la configuración
política de la democracia y de toda la política, pero hoy es nuestra
obligación y responsabilidad iniciar el proceso de unidad, con un espíritu
de amplitud e inclusión total de quienes reclamen representar los
intereses populares, democráticos o de izquierda.
El Frente Amplio debe tener como
referente la eventualidad de una Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo
para que por decisión del elector primario se establezcan los contenidos de un
nuevo pacto social para la paz y la democracia.
Entendemos el Frente Amplio en
esencia, como una política que debe expresarse a través de un instrumento
organizado. Por ello, el Frente debe construirse sobre unos mínimos que
definan el contenido programático del acuerdo de unidad, los cuales
enmarcarán el carácter y el espectro de amplitud del Frente. Partiendo de la
transparencia como contenido ético del comportamiento individual y colectivo de
los demócratas, proponemos para la discusión programática los siguientes temas:
-La defensa activa del proceso de diálogo, el respeto del Acuerdo
General para la terminación del conflicto y la Construcción de una paz estable
y duradera, la bilateralidad del mismo y el rechazo a las campañas, abiertas o
soterradas que intentan socavarlo y echarlo abajo.
-La solución política negociada del conflicto interno y la
construcción de una paz duradera cimentada en la justicia social.
-La soberanía de Colombia para tomar todas sus
decisiones políticas, económicas, sociales, de política internacional,
culturales y ambientales, sin interferencia de otros Estados, de las
multinacionales y de las agencias multilaterales de crédito.
-La unidad e integración de América Latina, es un
proceso que avanza y se consolida, así lo muestran recientes acontecimientos
como la contundente victoria electoral del pueblo boliviano, la reelección de
Dilma Rousseff en el Brasil y el triunfo para la primera vuelta del Frente
Amplio del Uruguay. Esa integración se convierte en un instrumento fundamental
para contener el ascenso conservador en el subcontinente y para prevenir que en
el actual proceso de paz vuelvan a repetirse sucesos como el genocidio de la
Unión Patriótica.
-Un régimen de democracia política incluyente, afianzado en la organización,
participación y movilización del pueblo desde sus territorios y sectores
sociales y un Estado, cuyas instituciones garanticen el ejercicio
imparcial de la justicia, la inclusión social y la plena vigencia
de los derechos y deberes de la población.
-La recuperación y defensa de lo público en todas
las áreas estratégicas para el bienestar del pueblo, el desarrollo y la
estabilidad de la economía y la seguridad nacional.
-El desarrollo económico soberano, orientado a superar
las desigualdades sociales y amigable con el medio ambiente, que es la
condición para la vida en el planeta; la revisión de todos los contratos y
concesiones que alteren la estabilidad ambiental, sean gravosos económicamente
para la nación o que resulten inconvenientes para la protección de los recursos
naturales; la reforma agraria integral que garantice la seguridad alimentaria y
elimine el latifundio improductivo y la extranjerización de la propiedad de la
tierra y proteja los derechos y costumbres de los indígenas y afro
descendientes.
-Profundas reformas en lo laboral, la salud, educación,
vivienda y servicios públicos que garanticen el bienestar de la
población.
-La reforma política que democratice y fortalezca
los partidos, y que sanee el ejercicio de la política y de la administración
pública; la reforma que democratice el derecho a la comunicación social; el
ejercicio pleno de la protesta social, las libertades sindicales y sociales y
los derechos políticos, económicos, sociales y culturales que garanticen
la dignidad del ser humano, el bienestar de la población y la justicia social.
-La plena igualdad y la materialización de derechos para la mujer
y el reconocimiento de la diversidad de géneros.
-La unidad de las luchas políticas y sociales como
instrumento indispensable para la construcción de la alternatividad.
PROPUESTA DE AGENDA
Dado el contexto nacional e internacional que
ubica en punto central el proceso de diálogo y sus complejidades, el Frente
Amplio debe destacar en su Agenda una estrategia para actuar en esa dirección.
Se trata del seguimiento político, activo y con iniciativas que ayuden a
coordinar y no a competir con las agendas de las organizaciones hermanas. Se
trata de impulsar un gran Movimiento pluralista por la paz, empezando por la
defensa del diálogo, la exigencia del respeto del Acuerdo General, la
bilateralidad en su implementación, el debate público frente a las
contrarreformas que ha puesto en marcha el gobierno en el parlamento y que van
en contravía del espíritu de los preacuerdos alcanzados. Cabe la pegunta: ¿Cuál
es la salida al complejo punto de las víctimas? El tema de las víctimas es,
ante todo, el tema de las causas de la guerra, que no se puede despachar con
las ligerezas de la ley 1498/11, que exige el reconocimiento de políticas del
Estado que han cumplido un papel en la victimización (por ejemplo, en el
exterminio para hacer desaparecer organizaciones y corrientes políticas de
izquierda), la polarización ideologizada de las posiciones de altos
funcionarios en contra del proceso de diálogo, la ambigüedad del Mindefensa,
etc. El Frente Amplio debe postular unas ideas en torno a las garantías
democráticas indispensables para el reconocimiento de las víctimas de la
persecución política en lógicas de la “seguridad nacional” y la no repetición.
Discutamos de aquí al encuentro, en el
encuentro y después del encuentro, en la perspectiva de un evento
fundacional del Frente Amplio, si son estos, algunos de ellos u otros los
contenidos programáticos para la construcción del Frente Amplio que reconozca
la convivencia plural de diferentes sobre los mínimos comunes y la autonomía
política y orgánica de los convergentes sobre aspectos que no formen parte del
acuerdo. Es procedente
estimular congresos, encuentros o foros departamentales o regionales al igual
que sectoriales como punto de partida en dirección al gran congreso unitario
fundacional. Hay que darle cabida al diálogo para la
participación de las izquierdas en los distintos momentos del proceso de
construcción. Hablamos de conformar un movimiento, con movimientos y
procesos unitarios de base en la Colombia profunda, que pueda llegar a
devenir en un instrumento político y social dirigente para el cambio
democrático que consolide la paz.
El encuentro nacional del Frente
Amplio debe asumir como una tarea fundamental el propósito de unificar y
promover la movilización social como el instrumento principal para
encontrar la unidad, construir la paz y alcanzar mejores condiciones de
subsistencia para la población. En aras de ampliar y unir la base social comprometida con los
objetivos de la paz, se debe convocar a un diálogo abierto con las
organizaciones y procesos sociales agrarios (Cumbre, MUA, Dignidades,
organizaciones indígenas y afro), así como con las centrales obreras, MANE,
magisterio, profesores universitarios; igualmente con sectores empresariales,
aún con los que tienen diferencias con el proceso de diálogo actual: no hay que
presumir que todos ellos están contra la paz.
El Encuentro debe comprometerse a
buscar los acuerdos e instrumentos que sean posibles para participar
con listas unificadas en las elecciones territoriales de 2015, bajo claros
compromisos programáticos, éticos y de gobernabilidad que le abran paso, desde
los territorios, al posicionamiento institucional de los sectores democráticos
y populares. En este sentido, para la elección de gobernadores y alcaldes,
están permitidas las coaliciones, que facilitan la participación electoral como
Frente Amplio.
El Encuentro Nacional del Frente Amplio
debe analizar la posibilidad de convocar para mediados de 2015, un EVENTO
NACIONAL CONSTITUTIVO DEL FRENTE AMPLIO.
El Encuentro debe conformar un Comité
Nacional de Impulso del Frente Amplio que asuma la coordinación de las
tareas que salgan del encuentro.
COMITÉ NACIONAL DE IMPULSO
AL FRENTE AMPLIO POR LA PAZ,
LA DEMOCRACIA Y LA JUSTICIA SOCIAL
Bogotá D.C., octubre de 2014.
(DOCUMENTO DE INSUMOS PARA LA DISCUSIÓN
HACIA EL ENCUENTRO NACIONAL DEL FRENTE
AMPLIO)
de: Victor Manuel Matiz <vimas04@gmail.com>
responder a: vimas04@gmail.com
para: Alba Mery Arenas abama16@yahoo.es (…)
fecha: 9 de noviembre de 2014, 19:20
asunto: FRENTE AMPLIO - DOCUMENTO POLÍTICO - ENCUENTRO
NOV.15
enviado por: gmail.com
firmado por: gmail.com
(Énfasis Agregados)
Nota.-
Del
primigenio Frente Único se pasó a Frente Unido, que ahora se difunde como
Frente Amplio (en Colombia, Perú, Uruguay, otros países de Nuestra América
Nativa) Su tarea: unir a todas las fuerzas susceptibles de ser
unidas para lograr un objetivo común.
Para
ello se requiere
-Iniciativa, que se materializa no en la constitución ya del
Frente sino en un previo Comité de Impulso. Este Comité impulsa, mediante
reuniones previas, esa constitución. Propone, no impone.
-Objetivo, que esboza como puntos a desarrollar en los
intercambios con los invitados. Es esquema previo, no excluyente sino
incluyente. Y su eje es definir el mapa de la crisis nacional.
-Nombre, pues, ya que Frente Amplio es nombre genérico, debe
quedar claro el para qué. Es decir, debe tener nombre genérico y apellido
concreto.
-Composición, las bases que pueden unirse para la movilización
social, surgidas del país profundo, de la realidad profunda, de la realidad
concreta.
-Relaciones, buscando acuerdos y relaciones que sean posibles en
esa realidad concreta, tan compleja como es en todo tiempo y lugar,
convirtiendo los choques mayores en roces menores, que siempre existen porque
una cosa es la unidad por consenso y otra cosa es la unanimidad impuesta.
El
Comité de Iniciativa es el paso previo para lograr la concretización del Frente
a nivel local, provincial, regional, nacional. Es el paso correcto a seguir.
El
Frente, ni es acéfalo ni es inorgánico. No es acéfalo, porque su dirección es
expresión de que los mejores prevalecen cuando saben ser verdaderamente
lo mejores. Y menos es inorgánico, es decir esporádico. Por supuesto, su
dirección se renueva. Por supuesto, su organización se amplía y se fortalece en
el proceso mismo de su desarrollo y actividad. No es para aparecer y
desaparecer en cada proceso electoral. Es para lograr, etapa tras etapa, el
Cambio Social.
Deseemos al Comité Nacional de Impulso éxitos en sus objetivos de forjar el
Frente Único, Frente Unido, Frente Amplio por la Paz, la Democracia y
la Justicia Social.
Ragarro
14.11.14
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