Estimados amigos:
Mucha agua ha corrido en estas semanas, inclusive
las cloacas ya nacidas también han corrido en boca de nuestros políticos.
Lamentablemente esto último ha sido enojoso, no solo contra la estética de
nuestro idioma llena de sinónimos, sino también por la confusión y el respeto
que se merecen entre los políticos peruanos.
No he encontrado ninguna apreciación de los medios
de comunicación, que a mi parecer enfoquen el punto de cómo y cuándo se debe
emplear adjetivos o nombres con que se designan unos y otros políticos rivales
que, en este caso nos estamos refiriendo a lo que más significa la palabra
“cloaca” y aunque a algunos no le guste, dan una idea de cierto futuro próximo
al cual los políticos inevitablemente tienen que enfrentar. Sin embargo, me
parece un buen artículo el publicado el viernes 21 del presente, en el diario
“La República”, por parte de su editor principal don Mirko Lauer, denominado “¿Pero
de cuál cloaca?”.
Los políticos no parecen ni brutos ni despistados,
sus exabruptos, si cabe el término, no es tal, recoge sus íntimas sensaciones
de pelear a nivel político con su rival. Lo dicho por OHT sobre el fujimorismo,
no lo hace porque es un bruto astuto, es una acción de enfrentamiento duro
contra su rival. Pensemos con calma, Humala, a pesar de ser político, sigue
siendo ante todo un militar que, tiene mal o bien una estrategia de combate,
para derrotar al enemigo.
Lamentablemente, en el Perú hay personas
honorables, inclusive conocedoras de todo este teje y manejes del Perú, donde
se encuentra la variable del militar metido en política, parece que no
entendemos a los militares, porque no lo somos, así como no podemos entender a
un filósofo que nos habla de Parmenides, o de un físico destacado de la NASA.
Acostumbrémonos a saber y entender, comprendiendo a
quienes no sólo son nuestros contemporáneos, sino también nuestros coetáneos,
con los cuales hemos tenido relaciones y formaciones semejantes, por ejemplo en
la carrera militar o en la carrera de economía, derecho o simplemente con
quienes trabajamos administrativamente en la administración del Estado, o en
otra actividad privada de ser empleado, funcionario, gerente o dueño del
negocio, con los cuales nos vemos todos los días, o nos hemos visto antes, y
sabemos cuales son sus reacciones.
Atentamente,
Fernando Arce Meza
¿PERO DE CUÁL CLOACA?
Mirko Lauer
Diario “La República”, 21 de noviembre de 2014
La frase de Ollanta Humala sobre un fujimorismo
surgido de la cloaca es poco elegante en boca de un presidente. Aparece como
una versión más cruda de la que lanzó hace poco Mario Vargas Llosa sobre la
candidata Keiko Fujimori. En ambas el pasado del fujimorismo aparece como un
asunto no resuelto, a pesar de los esfuerzos de Fuerza Popular.
Es evidente que Humala está irritado por la campaña
que busca asociarlo con el prófugo Martín Belaunde, y que la frase es una
suerte de grito del alma. Un sentimiento contenido por años, que tarde o
temprano iba a salírsele. Pero no descartemos que esta escalada verbal de
Humala también haya surgido de un cálculo político.
Un importante activo del fujimorismo ha sido su
capacidad para mantener su prehistoria de los años 90 como una realidad
separada de su actuación en el retorno de la democracia con el nuevo siglo.
Primero logró separar a Vladimiro Montesinos de Alberto Fujimori. Luego logró
separar a la hija Keiko del lado oscuro del gobierno de Fujimori.
Estas separaciones bastaron para llevar a la
candidata del fujimorismo al borde de la victoria en el 2011. Pero no han
bastado para disipar un sentimiento antifujimorista mayoritario en la
población. Quien logre aglutinar ese sentimiento en el 2016 tendrá muy buenas
posibilidades de ganar. Para eso habría que comenzar desde temprano.
Nótese que a estas alturas no hay muchos
precandidatos antifujimoristas de peso en la competencia. El PPC, Perú posible
o la izquierda tienen la actitud, pero no el peso, ni el candidato. El
nacionalismo tiene más recursos para asumir con éxito el cetro antifujimorista,
pero eso supone línea y decisión políticas, y un candidato.
Para Humala un perfil antifujimorista duro podría
tener varios beneficios. Le mostraría a su gente que hay futuro electoral en el
partido. Rápidamente lo pintaría ante sus seguidores como víctima de una
conspiración antidemocrática. Cosecharía el tipo de aprobación que ahora está
en manos de antifujimoristas indecisos, como PPK.
El problema es que estas y otras tareas similares
no pueden estar en manos del presidente. El tono de su frase sobre los orígenes
del fujimorismo pone en evidencia que otros nacionalistas no lo están asumiendo.
En la guerra de acusaciones y gritos que hoy se llama el Congreso, el
nacionalismo está en clara desventaja.
En cierto modo Humala con su frase está
sustituyendo por el momento al candidato que todavía no tiene. Viene a la mente
aquella otra frase acerca de hacer de tripas corazón. Pero en esto de bajarle
el moño al rival, mejor ser metódico y persistente, que dramático y esporádico,
más allá de que la frase presidencial sea cierta o no.
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