viernes, 7 de noviembre de 2014

LA VANGUARDIA Y EL ATRASO



          Dos conceptos manipulados desde siempre por determinados gobiernos, medios de comunicación, periodistas y políticos que amparan la libre competencia y el consumismo.

         Vanguardia es entonces los que están al tanto y de acuerdo con los avances de  la ciencia y la técnica en la sociedad en lo que a civilización se refiere, entendiendo por ello el avance industrial y la explotación de los recursos naturales que producen riquezas concentradas individualmente y en contraprestación pobreza y contaminación generalizada; atrasados serían los que se oponen a estos cuestionables adelantos.

        En tal sentido vanguardia es el uso del petróleo como fuente de energía alta y extensamente contaminante y no del aire y del sol como sustitutos energéticos más adecuados y convenientes.

       Es el halago y respaldo a la producción industrial que degrada el medio ambiente  y el desprecio por la artesanía por no ser rentable.

       Ponerse corbata y trajes finos, meter las manos en los bolsillos del pantalón y mejor en los del saco y pontificar sobre economía promoviendo la globalización industrial y de mercado por encima de la sociedad, la naturaleza y del simple ciudadano de traje corriente y más del campesino de ruana que guarda las semillas ancestrales y no se acomoda a las que les impone Monsanto a través de gobiernos permisivos.

        Es presentar paisajes idílicos bosques prístinos, quebradas y ríos no contaminados claros y cantarinos en televisión acompañados de arpegios melódicos, para ahogar con ello el ruido exterior de las motosierras que destruyen los bosques y no pocas veces la vida de indígenas y campesinos por sospechar que son auxiliadores de la guerrilla en un país donde se presume que no hay pena de muerte y que tiene una constitución ambientalista.

       También lo es empacar venenos en frascos plásticos de un inigualable color blanco grabado con letras de verde ambiental, como lo hacen empresas extranjeras, para contaminar cultivos, bosques, suelos, fuentes y cauces de agua, desechando los nutrientes naturales, el humus de lombriz, el compost de nutrientes obtenidos del reciclaje de los desechos domésticos colocados en la bolsa negra que debería también ser reciclable.

       Vanguardia es también producir rápidamente pollos y otros animales engordándolos con hormonas produciendo carnes contaminadas y huevos esponjosos y amargos, abandonando a los campesinos que hacen producción limpia, a la ruina y el olvido y eliminando de paso el antiguo mercado de pueblo y de plaza de barrio.

      Es construir centrales hidroeléctricas acabando con la riqueza pesquera de los ríos, despreciando fuentes alternativas de carácter eólico o solar.

     Y la más reciente vanguardia es la de acudir a los extremos del cinismo para extraer de los suelos la última gota de petróleo y partículas de gas mediante el método conocido como fracking o fracturamiento hidráulico, produciendo destrozos irrecuperables en los clinales y anticlinales de subsuelo y contaminando los acuíferos y las corriente de agua que hacen parte del ciclo subterráneo del agua, la cual una vez impregnada de aditivos químicos se envenena y al retornar a los cauces, pantanos, lagos y humedales en su proceso cíclico hacia la superficie, causa la muerte de ganado, animales silvestres y además no utilizable para uso agrícola o doméstico, como posiblemente sucedió en nuestra Orinoquia, ante la mudez comprometedora del gobierno; y sabiendo como se está demostrando que si se respeta el ciclo del agua se tienen bosques ríos y ecosistemas altamente generosos con servicios ambientales superiores a cualquier industria minera o petrolera de la  vanguardia

     Pues en buena hora que no nos llamen vanguardistas y nos llamen anticuados y a veces terroristas por defender la armonía entre la sociedad y la naturaleza, producir, sí pero, bajo el respeto a las leyes y los ciclos naturales como lo es el ciclo del agua y defender los derechos humanos.

Álvaro Corredor G.
Ingeniero Forestal
Bogotá, noviembre 2 de 2014

            Nota.-

Este siglo XXI es de extremada importancia para la humanidad toda. ¿Por qué Europa está en inevitable decadencia? Por haber agotado hace tiempo sus fuentes de energía. La explotación carbonífera ha llegado a su fin en su territorio por no ser ya  rentable. Ahora su rapiña interna es por el petróleo nórdico (y hasta del Ártico) Y la energía nuclear está siendo desmontada por la alta contaminación radiactiva que ocasiona y por su alto riesgo geopolítico militar.

     Pero hay carbón, petróleo y recursos naturales en el resto del mundo. Y el saqueo demencial ha llegado a producir el cambio climático inocultable e injustificable. ¿Cuántos litros de agua cuesta producir un litro de petróleo, un kilo de carbón, un kilo de oro? ¿Y cuánto cuesta reemplazar esa agua dulce natural?

    Por supuesto, la tierra es un planeta acuoso. En la superficie terrestre hay más agua que tierra firme. Pero los ríos, lagos, mares, océanos sufren las consecuencias de ser considerados botaderos de los desechos tóxicos de la industrialización.

     El agua dulce, potable, depende de los nacimientos de altura. Y éstos están siendo arrasados por la industria extractiva transnacional. Con esa destrucción se obliga al despoblamiento lugareño. Para ejemplo, Yanacocha en nuestro país.

         Y los bosques naturales, como la Amazonia pulmón de la Mamapacha, están siendo arrasados por la explotación maderera, ganadera, minera. Insultar con “el perro del hortelano, que ni come ni deja comer”, es la figura exacta del colonialismo mental del vanguardismo retrógrado que acepta esa depredación camuflada como “crecimiento económico superior a China”

         El ingeniero Corredor sabe bien lo que señala y por qué lo señala. Por eso,
         ¡Abajo ese retrógrado “vanguardismo” que muy bien denuncia!

                                                                                          Ragarro
                                                                                         07.11.14

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