Publicado por Daniel Eskibel en Sep 5,
2017
Con este trabajo finalizo una
trilogía que comenzó con Psicología del terrorista suicida y
continuó con Psicoanálisis del terrorista suicida. Son tres artículos
exploratorios para intentar avanzar en la comprensión de un fenómeno terrible
de nuestro tiempo como es el terrorismo suicida. Más allá de las problemáticas
políticas, religiosas, ideológicas, históricas y sociales, que por cierto son
importantes, queda un campo casi inexplorado pero que hay que explicar. Se
trata de la dimensión psicológica.
¿Qué es lo que provoca que una
persona joven cometa este tipo de actos? ¿Cómo se relaciona con su grupo social
de origen?
Para que te vayas aproximando al
artículo te adelanto algunas ideas del mismo:
- El terrorista suicida busca ciegamente, en su acto final, su lugar de pertenencia en una red social de la que se ha sentido excluido.
- El terrorista suicida destruye junto con su vida al objeto inconsciente de su amor.
- La persona ama algo ajeno a su cultura, pero también lo odia por mandato social.
- Cuanto más lo ama más lo odia porque le hace sentir culpable. Y cuando lo destruye debe destruírse a sí mismo por la doble culpa que significa amar lo que debería solo odiar, y también destruir lo que en el fondo ama.
- Los grandes relatos surgen luego como racionalizaciones y justificaciones de actos y deseos que se originan en otro plano.
En los 2 primeros
artículos de esta trilogía analicé:
- la psicología del terrorista suicida desde la perspectiva de los 3 cerebros que describe Paul MacLean
- el psicoanálisis del terrorista suicida desde una perspectiva de exploración de las motivaciones inconscientes
Para cerrar la
trilogía es necesario recordar que para Sigmund Freud “la psicología
individual es, al mismo tiempo y desde un principio, psicología social”.
Si aplicamos este concepto a la psicología política e intentamos comprender la psicología de la persona que comete un atentado suicida de carácter terrorista, entonces debemos considerar lo siguiente:
1.
Su acto
individual es al mismo tiempo social. Expresa con el acto violento algo
inexpresable por medio del lenguaje que se vincula tanto a lo inconsciente
personal como a lo inconsciente colectivo.
2.
En el complejo
conjunto de causas que lo llevan a cometer el acto terrorista las motivaciones
individuales están íntimamente entrelazadas desde un principio con motivaciones
sociales.
El terrorismo suicida desde la psicología social
La psicología social
ha construido un conjunto de modelos explicativos de la conducta humana
apelando a la compleja interacción entre individuo y sociedad.
En este nuevo
marco el eje conceptual se desplaza hacia el vínculo con el otro, la
comunicación, el aprendizaje, los procesos de cambio, los factores culturales y
colectivos, los grupos humanos y las instituciones de diverso orden.
Mi hipótesis es
que el terrorista suicida busca ciegamente, en su acto final, su lugar de
pertenencia en una red
social de la que se ha sentido excluido.
Su clásica
trayectoria vital reconoce dos momentos cruciales:
1.
En el primero
desaparece total o parcialmente de la superficie de la vida social, pasando a
vivir la totalidad o una parte de su vida cotidiana en un ámbito oculto y
clandestino. La mentira y el disimulo instalan una vida social secreta e
invisible que se desarrolla bajo la apariencia de una estereotipada falsa
adaptación a la realidad.
2.
Y en el segundo
momento reaparece en la superficie de un modo violento, abrupto y definitivo.
Reaparece en el impacto global de las noticias.
La clave
psicosocial para comprender su conducta no está tanto en este último acto sino
más bien en el primero.
Porque desaparece de la red social debido a que no ha podido integrarse a ella.
Esto implica que percibe que sus pensamientos, sentimientos y/o acciones no son pertinentes en relación a su grupo social. Que no acepta a ese grupo y/o cree que no es aceptado por él, siendo por lo tanto su comunicación intra-grupal bastante conflictiva.
Se trataría,
entonces, de un individuo que no ha aprendido a ser parte de su grupo social de
origen. De este modo se aparta de él y solo reaparece para reinscribirse
simbólicamente en su vieja red a través del acto terrorista que resignifica su
existencia.
¿Por qué esta
modalidad de vínculo psicosocial mediante la cual primero se aparta y luego
reaparece violentamente?
Conectando las explicaciones sociales con las explicaciones psicoanalíticas, podría decirse que el terrorista suicida destruye junto con su vida al objeto inconsciente de su amor. Lo cual comienza con un conflicto interno entre las pautas culturales de su grupo social y otras pautas totalmente diferentes que incorpora de otros grupos sociales.
Su grupo social de
pertenencia le marca pautas y normas de conducta cuya
internalización ya señalamos que sería conflictiva. Pero el individuo de
nuestro tiempo no vive atrapado en ese universo cultural de origen sino que
inevitablemente se conecta con otras pautas culturales. Más aún: suele ser
seducido por ellas y en ocasiones hasta llega a amarlas inconscientemente.
Mientras tanto, y por esa misma ambivalencia interior, el sentimiento de culpa
crece.
De esta trampa
solo se puede escapar a través de procesos de cambio, ya sea modificando
aspectos de su propia persona, de su vida y de sus creencias o transformando
junto con otros algunas pautas del grupo social de pertenencia. En suma: el
individuo solo se salva de la ambivalencia extrema si se cambia a sí mismo o si
trabaja junto con otros para cambiar su cultura y su sociedad.
Pero si la resistencia al cambio
que opera desde su interior es muy potente y rígida, entonces el deseo de
destrucción se multiplica por la explosiva combinación de amor, odio y culpa.
La persona ama algo ajeno a su cultura, pero también lo odio por mandato
social.
Cuanto más lo ama más lo odia porque le hace sentir culpable. Y cuando lo destruye debe destruírse a sí mismo por la doble culpa que significa amar lo que debería solo odiar, y también destruir lo que en el fondo ama.
Su acto final
destruye todo, pero principalmente pone punto final a una ambivalencia extrema
que su mundo interno ya no tolera.
¿Qué hay detrás del terrorista suicida?
El terrorista
suicida no está solo. Y no se trata solo de su pertenencia a una organización
sino principalmente de su pertenencia a un grupo social. Esto no significa que
su grupo social lo aliente a cometer actos de violencia. Generalmente es al
contrario. Pero ese grupo social vive una problemática aguda cuya no resolución
asegura que la “producción” de individuos psicológicamente aptos para el
terrorismo suicida seguirá adelante.
Porque el
terrorista suicida es el emergente visible de un grupo social que vive una
tensión interna insoportable.
Dicha tensión no se origina en el plano de los grandes relatos teóricos, políticos, filosóficos, ideológicos o religiosos.
El origen más real y más profundo de la tensión grupal está en la vida cotidiana y en los procesos de cambio que afectan la crianza de los hijos, la relación de pareja, la estructura familiar, la sexualidad, los roles masculinos y femeninos, la percepción de la realidad, las figuras de autoridad, los códigos de comunicación, la apropiación de la tecnología, la resolución de los problemas básicos de la supervivencia, la transmisión de la herencia cultural, las rupturas o continuidades intergeneracionales y el vínculo con otras pautas culturales y con el medio ambiente.
Cuando un grupo
social determinado es inundado por angustias extremas derivada de su propia
vida cotidiana, y cuando ese mismo grupo falla en todos sus mecanismos de
elaboración sana, entonces sus mecanismos psicosociales inconscientes producen
al terrorista suicida que será como la punta visible de un enorme iceberg
sumergido.
Los grandes relatos surgen luego como racionalizaciones y justificaciones de actos y deseos que se originan en otro plano.
¿Cómo se construye
entonces al terrorista suicida?
1.
Un grupo social
vive tensiones insoportables en su vida cotidiana, falla en la elaboración de
esas tensiones y transmite a sus hijos violentos conflictos inconscientes y
angustias extremas.
2.
Algunos hijos de
ese grupo social desarrollan una estructura psicológica frágil amenazada por
una ambivalencia de amor-odio hacia las pautas culturales tanto de su propio
grupo de origen como también de grupos ajenos.
3.
Un segmento de
entre ellos se encuentra con los relatos ideológicos, religiosos o políticos
que racionalizan y justifican el terrorismo suicida.
4.
Algunos
individuos de ese segmento adoptan dichos relatos y se preparan para actuar.
Como decía Freud,
lo social presente en lo individual al mismo tiempo y desde un principio.
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