La semana
que terminó estuvo preñada de acontecimientos sensacionales como el partido que
ganamos a los chilenos, triunfo que no fue sorpresa, porque ya habíamos
recuperado nuestro fútbol, al ganarle a los uruguayos por penales, este último
triunfo nos puso nuevamente en la carrera del éxito, y más cuando se vio que se
perfilaba el trabajo de conjunto, se sentía que había equipo. Esta situación se
lo debemos también al director técnico Ricardo Gareca, quien ha dicho que
cuando se gana no hay retrocesos, siempre que haya calidad deportiva, y exista
voluntad de competir no solo bien preparados; sino con auténtica disciplina,
sobre todo cuando se trata del deporte como el fútbol, y los comportamientos de
los jugadores son el valor agregado lo cual se hace más importante cuando la
solidaridad se refleja en el intercambio, que permite una moral de trabajo,
requisito indispensable para ganar y triunfar.
El fútbol
como en toda actividad se hace meritoria, cuando hay un director técnico que es
el estratega, señala pautas y rutas a seguir a los jugadores, los cuales
aportan sus conocimientos. Esta correlación entrenador/jugadores los
hacen vigorosos y reaccionan observando que sus voluntades están prestas a
competir, gracias a sus logros personales y colectivos, en unos casos y
en otros sobresalen también los liderazgos. En la selección peruana el
surgimiento inevitable de los líderes obedecen a sus capacidades cultivadas por
la disciplina propia del deporte que practican, éstas están llenas de
inteligentes sutilezas y experiencias, la misma que se evidencia, en
casos como de Paolo Guerrero y otros donde destaca el joven defensa C.
Zambrano.
En
cambio, la política y sus agentes no tienen las potencialidades, como ahora en
el Perú se observa en los compañeros del fútbol. Los partidos políticos no son
una colectividad organizada, ni dispuesta a realizar juego de conjunto, más
bien predomina el individualismo en que se sueltan los más avezados, pero no
como líderes, pues no pasan de ser simples caudillos.
Los
partidos políticos deben ser movimientos que tengan un mensaje doctrinal -las
luces que guían al movimiento- con lo que se abre el ingreso de militantes y
que incluya un decálogo que haga posible las participaciones activas de
los adherentes; es decir, para ser partido se debe exponer una doctrina y normas
que son mecanismos de ingreso y de las participaciones: primero interna y
después de prepararse saltan al exterior, esto siempre y cuando se haya ido
forjando el espíritu democrático, el mismo que tiene sus pruebas que se
desarrollan a través de elecciones, en la toma de decisiones que el partido
considera importantes, para ello se tiene a la vez que cultivar los diálogos y
debates al interior del partido; asimismo, corresponde crear cuadros de
gobierno en que se aprecien -elites y liderazgos- y que exista recambios
generacionales en favor de la juventud capacitada presta a desarrollarse.
Ello en
el Perú no se está dando. Los partidos no tienen líderes, sus mensajes
doctrinales correlativamente no expresan planes que lleguen a traducirse en
metas por alcanzar, dentro de sus fines imperecederos, los cuales caben ser
expuestos con un lenguaje propio acompañado de simbologías y lemas.
Un
partido es una recreación destinada a manifestar sus políticas del cómo marchan
y el don de vivir en el mediano y largo plazo, en que sus utopías se traslucen
en compromisos con la ciudadanía mediante programas que hagan realidad las
reformas a ejecutarse. Tal vez en el pasado hubo intentos: el apra, acción
popular, la democracia cristiana (no el PPC) y algunos sectores de la izquierda
se acercaron a lo que hemos señalado; sin embargo, fueron solamente promesas,
sus comités ejecutivos no se democratizarían y el jefe del movimiento con
conciencia no rompería con los autoritarismos abiertos o solapados que
practica, ni pudieron dejar atrás los verticalismos del caudillo y el arribismo
de sus allegados y colaboradores más cercanos.
Los
partidos que fueron grandes y que no han seguido siendo, perdieron vigencia
porque no tuvieron cuadros, ni hubo recambios dirigenciales. No reunieron los
requisitos para ser auténticas organizaciones políticas de corte democrático,
hechos que no han ocurrido tanto en los llamados partidos tradicionales, como
en los movimientos nacidos inesperadamente bajo el caudillo o el mandón de
turno. No navegaron para llegar a puerto seguro, continuarían sus acciones sin
brújulas y de esa manera sus embarcaciones encallan irremediablemente.
Las
respuestas vertidas por estos movimientos han significado que a pesar de haber
sido gobierno, perdieron altura y cayeron, refugiándose en sucesivos fracasos a
los que se hicieron adictos en la mayoría de veces, hubo excepciones de uno o
dos movimientos. De los resbalones y caídas vino los mecanismos de defensa,
uniéndose y/o acomodándose para tomar los puestos estratégicos si eran gobierno
y recalaron en la corrupción incontenible, casos de los García Pérez,
Fujimoris, Toledos, Humalas y PPKS y sus allegados, teniendo ahora que
hacer frente a las fiscalías y juzgados, aun cuando éstas sean minorías pero
que aparecen metiendo fuerza en las investigaciones, a fin de conocer que las
fechorías evidenciadas requieren conocerse más y ver hasta donde llegaron no
solo al ser sobornados, sino hasta dónde se volvieron delincuentes de alto
vuelo y peligros asaltantes del erario público.
Este es
el contexto donde priman las graves irregularidades de los dirigentes de los
partidos. Ellos tienen que aprobar y llevar acabo las reformas políticas que
son imprescindibles; sin embargo, los parlamentarios no convencen que habrán de
ser capaces de formular proyectos de reformas ¿ellas se obrarían como los
milagros de octubre antes del 28 de julio próximo?
Decimos
que siendo parte de movimientos fallidos, no pueden sacudirse de las conductas
delictivas de sus jefes y de sus dirigencias partidarias, aunque bien sabemos
que no siendo partidos, son simples movimientos de allegados que persisten en
obedecer a sus jefes detenidos o detenidas, y que a otros les espera ser
apresados y el más antiguo de ellos todavía está presente en el recuerdo del
jefe muerto. Estos parlamentarios no harán el milagro de las reformas
políticas, como consecuencia es mejor que sea el congreso disuelto.
Últimamente
estos dirigentes y parlamentarios hacen comentarios de los más errados no solo
por lo que sostienen, sino por el lenguaje que usan. Están apoyados por jueces
y fiscales que conformaron la banda de los “cuellos bancos” o también de sus
propias organizaciones partidarias; una muestra se presenta con el fiscal
supremo Víctor Raúl Rodríguez Monteza, este fiscal
reclutado por la mafia de fiscales, obra cínicamente al romper con el sentido
que se ha dado a las investigaciones fiscales del mismísimo ministerio público
al que pertenece. En cambio, otros vocales y fiscales se han apartado de asumir
responsabilidades ante las evidencias de su parcialidad probada conque actúan,
estos actos se expresan cuando intentan liberar de la prisión preventiva a la
señora Keiko Fujimori y a los dirigentes de su organización.
¿Y por
qué asistimos a esta situación? Para ello tenemos que recurrir al origen del
asunto; es decir, de donde parte y proviene tanto el fujimorismo autoritario,
como después fuerza popular, la que ha diseñado su actuar antidemocrático a
todo trapo y que dicho sea de paso obedece a la temida condición de organización
fascista, marcada y con signos del franquismo español desde cuando se fundó el
opus dei en España en la década de 1940. Este último movimiento se infiltró en
la iglesia católica peruana acaudillado en estas décadas por su máximo
exponente Juan Luís Cipriani, el cual asumió el obispado de Lima. La presencia
de estos últimos se hermanaron con algunos sectores evangélicos, de igual corte
conservador. Estos movimientos reforzaron las ideas autocráticas y en la
conducción del partido fuerza popular, recibiendo también el apoyo de alanismo
aprista.
Considerando
que además fuerza popular estuvo y es aún apoyada por la derecha tradicional y
conservadora, la cual apostó en las sucesivas candidaturas presidenciales de la
señora Keiko Fujimori; ella no fue lidereza, ni era ni es de raigambre
democrática (recordar hija de quien es). Ella siempre actúo como jefa
indiscutible, rodeada de un núcleo aparentemente formado e instalado por
profesionales, de no muy de alto nivel, pues casi todos ellos nunca han sobresalido
académicamente, de tal forma que no han sido capaces entre otras cosas de
descubrir que sus dirigentes y allegados son poseedores de complejos
psicológicos, que evidencian conductas esquizoides e igualmente posicionados de
mitomanías, los cuales los hacen personas de cometer y practicar mentiras
permanentes y creadoras de obsesiones persecutorias del terrorismo y de
los que llaman caviares -calificados profesionales de las ciencias sociales y
políticas- a quienes temen por creerlos peligrosos por su formación moderna y
reformista.
Los
profesionales que actúan en el movimiento fujimorista desde hace un buen tiempo
quieren copar todos poderes públicos, consiguen el congreso y piensa en
apoderarse del poder judicial y el ministerio público. El actuar de esta
organización política tiene el apoyo de parte de los evangélicos y recibe la
ayuda de la iglesia tradicional.
Con estas
alianzas impresionan a una opinión pública que está todavía manipulada por el
pensamiento conservador (forma un constructo) enemigo de reformas y cambios,
ello le ha permitido copiosas votaciones, de la que somos testigos en el 2016
cuando coparon con una mayoría aplastante el poder legislativo. Al perder la
presidencia de la república, los fujimoristas de ayer y hoy planearon no
sólo golpear al débil gobierno presidido por PPK, al cual le censuran ministros
desde el comienzo del período 2016/2021; sino también apoyados por los
alanistas apristas –diestros en apoderarse del poder judicial- acometieron
establecer contactos y después alianzas con grupos de fiscales y jueces, de un
poder como el judicial y el ministerio público cargado de corrupción;
asimismo tuvieron empatía con los ex miembros de consejo nacional de la
magistratura (CNM) y de esta manera se crea una organización criminal como los
“cuellos blancos”, aun cuando esta organización se encuentra teñida por los
elementos políticos de color naranja.
Se
confirma con las investigaciones fiscales y periodísticas que esta organización
se mantuvo muy bien apoyada, por la logística de primera, que le brindaron un
grupo variopinto de empresarios mercantilistas. Este conjunto de grupos tenían
la dirección destacada del hoy prófugo ex vocal supremo Cesar Hinostroza, sobre
quien giraban no sólo sus colegas del PJ y el MP; sino de los parlamentarios
más connotados tanto de fuerza popular y los apristas, como de los empresarios,
entre ellos hubo colaboradores eficaces que delataron de cómo actuaba y se
comportaban los miembros adictos a la poderosa organización criminal.
Es de
destacar que hubo un accionar unísono de sus miembros, pues en el caso de la
señora Fujimori y el ex vocal Hinostroza, por las investigaciones y los
colaboradores existe un recíproco entendimiento, ello amerita que esta
organización estaba en condiciones de armar un tinglado que se apoderaría no
solo del quehacer judicial, sino se llegaría al sumo de controlar la vida
política con acentuados signos autocráticos que expresan su cercanía ideológica
a la corriente fascista. Esto último no solamente es privativo del conservadorismo
más derechista, de los fujimoristas y los adictos al desaparecido jefe aprista
Alan García Pérez, aparte de los signados miembros provenientes de los grupos
recalcitrantes evangélicos y de católicos fundamentalistas.
Como
hemos reseñado en los primeros párrafos de este escrito los políticos de la
mayoría parlamentaria ya no buscan a los jueces y fiscales de los cuellos
blancos, se dan el lujo de no importarles sus apoyos, ahora esto no se repite,
(no me defiendas compadre), por ejemplo para liberar de la prisión a la señora
Keiko Fujimori y asumen una postura distinta al exaltarse para impresionar,
declarando que existe conspiración política destinada a impedir la liberación
de su jefa; sin embargo, no dejan de blindar a Hinostroza y a Pedro Chavarry
negándose a acusar a estos personajes desde el congreso de la república.
El
fujimorismo llegaría a apelar a los organismos internacionales de derechos
humanos, porque consideran que la señora jefa de la organización se encuentra
detenida en calidad política, igual como reclaman los terroristas de sendero,
pues ellos también consideran preso político al genocida Abimael Guzmán. Los
fujimoristas se olvidan que siempre han calificado que los miembros de los
organismos de defensa de los derechos humanos son pro terroristas. No hay
coherencia en sus defensas y reclamos de libertad.
Todo lo
que se ha dicho sobre la organización del fujimorismo, es impactante dado sus
comportamientos, incluidas las conductas esquizoides y mitómanas de
sus dirigentes parlamentarios, no solo priman las mentira y recambian sus
posiciones y alegatos en todo lo que es el debate de vivir de los peruanos;
sino en estos momentos lanzan una fuerte contraofensiva que hace peligrar las
investigaciones del ministerio público sobre los delicados actos de corrupción.
El
comportamiento de estas organizaciones de derechismo conservador no es
cualquier manera de opinar, obedeciendo a un mensaje ventilado en el contexto
de la democracia y su Estado de derecho, esto no resulta cierto, ellos son
autocráticos y fascistas, no creen en la democracia, no la entiende como forma
de vida de los ciudadanos del Perú y el mundo.
Este
ardid de la mentira y de los reclamos de los derechos humanos no es auténtico. ¿Los
peruanos merecemos compartir la democracia que se construye y las
imperiosas reformas políticas camino a las económicas, amigas del progreso y la
solidaridad como lo señalan hombres como el Papa Francisco? Pasado el
tiempo, observar que el doctor Valentín Paniagua presidente transitorio constitucional
y del congreso del período 2000/2001 tuvieron una falla, no haber debatido si
era legítimo colocar fuera de la ley a quienes, en el caso del fujimorismo por
autocrático, por no pertenecer, no entender, ni militar en democracia, más bien
son enemigos de los fines y metodologías del gobierno democrático.
Al igual
que los nazis y el fascismo europeos después de la segunda guerra mundial,
estos nacionalismos como ya lo hemos comentado, son enemigos del parlamento y
las elecciones periódicas, porque una vez en el poder nadie los puede sacar. La
reflexiva posición de los órganos de justicia internacionales, descubren que
estas falsas posiciones nacionaleras son de raigambre fascista porque abrigan
autoritarismos, discriminaciones de todo tipo y no respetan los derechos
humanos.
Fernando
Arce
Meza
Surco, 9 de Julio del 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario