Buckinghamshire New University
Traductor: Leandro Sánchez
Marín
Instituto de Filosofía
Universidad de Antioquia
I – Marx sobre la clase social en El Capital, vol. III (Parte
VI, capítulo 52 y otros)
Aparte
de algunas “observaciones adicionales” añadidas por Engels, la breve discusión
de Marx del concepto de clase social es el capítulo final de El Capital, vol. III
(Parte VI, capítulo 52) y es, de hecho, incompleta. Los tres volúmenes de El Capital terminan con
las famosas palabras: “Aquí se interrumpe el manuscrito”, añadidas por Engels,
tal vez para dar la impresión de que Marx estaba trabajando en el manuscrito de
El Capital
hasta el final y murió, con la pluma en la mano, por decirlo así, después de
toda una vida de trabajo intelectual. El hecho de que este capítulo nunca haya
terminado se presenta a veces como una tragedia comparable a la pérdida de la comedia de Aristóteles:
si sólo Marx
hubiera completado esta sección –y seguramente Engels podría haberlo presionado
para hacerlo– sabríamos exactamente
cuáles eran las opiniones de Marx sobre la clase social y no habría necesidad
de debatir el asunto más lejos. Pero cualquier argumento de este tipo es
absurdo, en primer lugar, porque representa el concepto marxista de clase
social como una categoría a-histórica, como algo que está fijo para todos los
tiempos e inmutable de una situación social a otra, y esto difícilmente podría
estar más lejos de las opiniones reales de Marx y Engels sobre esta cuestión.
Y, en segundo lugar, porque ignora el hecho de que hay muchas otras explicaciones de las
consideraciones de Marx y Engels sobre el tema de la clase social en otros
lugares (especialmente El
manifiesto comunista,
pero también El dieciocho
Brumario de Luis Bonaparte, La
Lucha de clases en Francia y La
Guerra Civil en Francia), lo que nos da una idea muy buena de
cuáles fueron sus puntos de vista sobre este concepto tan importante.
Porque
el Capítulo 52 de El
Capital, vol. III, es tan breve –es, de hecho, unas meras 355
palabras de largo, aparte de una nota de pie de página al final de este capítulo
que es sin importancia y que por lo tanto voy a dejar fuera aquí– se puede
citar este capítulo en su totalidad, como sigue:
Los
propietarios de simple fuerza de trabajo, los propietarios de capital y los
propietarios de la tierra, cuyas fuentes respectivas de ingresos so el
salarios, la ganancia y la renta del suelo, es decir, los obreros asalariados,
los capitalistas y los terratenientes, constituyen los tres grandes clases de
la sociedad moderna basada en el modo capitalista de producción.
Indiscutiblemente,
es en Inglaterra, donde está más desarrollada, y en su forma más clásica, la
sociedad moderna, en su estructuración económica. Sin embargo, esta división en
clases no se presenta aquí en toda su pureza. También aquí los grados medios y
de transición oscurecen en todas partes (aunque en el campo incomparablemente
menos que en las ciudades) las líneas divisorias. Sin embargo, esto es
indiferente para nuestro estudio. Ya hemos visto que es tendencia constante y
ley de desarrollo del modo capitalista de producción separar cada vez más los
medios de producción respecto del trabajo y concentrar los medios de producción
dispersos en grupos cada vez mayores, es decir, transformar el trabajo en
trabajo asalariado y los medios de producción en capital. Y a esta tendencia
corresponde, del otro lado, la separación autónoma de la propiedad inmueble
respecto del capital y del trabajo o la transformación de toda propiedad de la
tierra en la forma de propiedad inmueble correspondiente al modo capitalista de
producción.
La
primera cuestión que hay que responder es esta: ¿qué es lo que constituye una
clase? La respuesta resultará automáticamente de la que demos a otra
pregunta: ¿qué es lo que convierte a los obreros asalariados, a los
capitalistas y a los terratenientes en componentes de las tres grandes clases
sociales?
A
primera vista, la identidad de sus rentas y fuentes de éstas. Son tres grandes
grupos sociales cuyos componentes, los individuos que los forman, viven,
respectivamente, del salario, la ganancia y la renta del suelo, es decir, de la
valorización de su fuerza de trabajo, su capital y su propiedad inmueble.
Sin
embargo, desde este punto de vista, los médicos y los funcionarios, por
ejemplo, formarían dos clases, pues pertenecen a dos grupos sociales diferentes,
en los que las rentas de los miembros de cada uno de estos dos grupos afluyen
de la misma fuente. Lo mismo podría decirse de la infinita dispersión de
intereses y posiciones en que la división del trabajo social separa tanto a los
obreros como a los capitalistas y terratenientes, a estos últimos, por ejemplo,
en propietarios de viñedos, de tierras de labor, de bosques, de minas, de
pesquerías, etc. {Aquí se interrumpe el manuscrito}[2].
Aparte
del hecho de que es incompleto, ¿qué más podemos decir acerca de este capítulo
tan famoso? Lo primero que podemos decir –y esto es muy claro– es que esta no
es la formulación final de Marx de sus pensamientos sobre la cuestión de la
clase social en un modo de producción capitalista altamente desarrollado, sino
simplemente el comienzo. Si nada más, su uso de la expresión “A primera vista…”
serviría para aclarar este punto, al igual que su comentario de que incluso en
Inglaterra –el país con el modo de producción capitalista más desarrollado del
mundo en aquel momento Que Marx estaba escribiendo–, la estratificación de las
clases no aparece todavía en su forma pura, sino que intervienen todo tipo de
clases medias e intermedias. Por lo tanto, lo que Marx dice aquí es claramente
una declaración inicial
de sus puntos de vista sobre esta cuestión –algo que es típico de su método– y,
como podemos ver, vuelve inmediatamente a retraer el punto de que los
trabajadores asalariados, los capitalistas y los terratenientes son las tres
grandes clases de la sociedad moderna basada en el modo de producción
capitalista. La supuesta
identidad de las clases con las fuentes de sus ingresos –que a primera vista
parece tan convincente– no
puede ser la base sobre la cual las tres grandes clases sociales
están demarcadas en la sociedad capitalista, piensa Marx, ya que si realmente
fuera así esto significaría que tendríamos también que identificar numerosas
otras clases sociales sobre la base de sus
ingresos también –clases dentro de las clases por así decirlo, e incluso dentro
de la clase(s) trabajadora(s), también– y claramente esto no es lo que Marx
pretende que hagamos.
De
hecho, como se sabe, la idea de que sólo hay tres clases principales en la
sociedad moderna fue defendida por Ricardo en el prefacio a sus Principios de Economía Política y
Tributación (1817) y Ricardo mismo tomó esta idea del economista
francés François Quesnay, como Marx explica a un corresponsal suyo, Maxim
Kovalevsky, en una carta fechada en abril de 1879:
La
idea principal del prefacio de Ricardo a su famosa creación, en la que examina
las tres clases del Estado (terratenientes, capitalistas y obreros; estos
últimos labrando el suelo por su trabajo), habría visto que la primera
invención de tres clases en la esfera económica y sus relaciones mutuas podrían
encontrar un lugar sólo
en el sistema de agricultura, donde Quesnay lo expresó. Además, un escritor
debe distinguir entre lo que un autor da realmente y lo que da sólo en su
propia imaginación. Esto es cierto incluso en los sistemas filosóficos; así, lo
que Spinoza consideró la piedra angular de su sistema y lo que realmente
constituye la piedra angular son dos cosas completamente diferentes. No es
sorprendente, por lo tanto, que algunos de los partidarios de Quesnay… vieran
la esencia de todo el sistema en su parafernalia mientras que los fisiócratas
ingleses, escribiendo en 1798, fueron los primeros en demostrar –sobre la base
de los conceptos de Quesnay y contrario a Adam Smith– la necesidad de abolir la
propiedad privada de la tierra[3].
Las
fuentes de ingresos por sí solas, aunque necesarias, no son suficientes por
sí mismas para identificar las tres grandes clases sociales de la sociedad
capitalista. Más allá de esto, sin embargo, no podemos decir qué otros factores pensó
Marx que podrían ser necesarios para distinguir entre estas clases sociales o
entre la clase(s) dominantes de la sociedad capitalista y todas las otras
clases que eran subordinado a ellas. Basándonos sólo en este fragmento,
apenas podemos adivinar lo que Marx pudo haber dicho.
II – Marx sobre la clase social en El manifiesto
comunista y en El Capital, vol. I
Afortunadamente
para nosotros, sin embargo, como digo, no necesitamos adivinar lo que Marx
podría haber querido decir porque tenemos otras fuentes a nuestra disposición,
e incluso otras referencias a la clase social en El Capital mismo. Por lo tanto, es posible
llenar las “lagunas” de la escritura de Marx aquí y, de hecho, decir lo que él podría haber dicho
después de haber completado este capítulo. Antes de hacerlo, lo primero que
debemos decir sobre el concepto general
de clase social de Marx es que éste es, en efecto, muy complejo.
Simplemente no se hará por lo tanto intentar decir de una manera directa que
este concepto es dado, pues el concepto en sí no es simple o directo. Marx
afirmó varias veces que había dos, tres, cinco y siete clases (pero no hasta
donde yo sé cuatro o seis clases) y por lo tanto lo que tenemos que hacer es
llegar a un concepto marxista de clase social que pueda acomodar todas estas diferentes
reivindicaciones. La explicación habitual de esta aparente anomalía en la
escritura de Marx (y es realmente sorprendente cuán a menudo se dice esto) es
que Marx está “contradiciéndose” a sí mismo. Pero esto es muy poco probable, ya
que Marx era demasiado inteligente para que este fuera el caso, uno de los más
grandes intelectuales de la segunda mitad del siglo XIX, es extremadamente
improbable que Marx no
pudiera ver a través de esta “contradicción” en su propia obra tan fácilmente
como sus críticos pudieron. Por el contrario, está bastante claro que lo que
Marx estaba haciendo aquí describía una serie de situaciones sociales muy
diferentes, cada una con sus propias estructuras de clase muy diferentes.
Cuando Marx describe a una sociedad altamente industrializada como Gran Bretaña
en la década de 1840 –su ejemplo del modo de producción capitalista–, habla de
dos o quizás tres clases principales, dependiendo de la etapa de desarrollo que
el modo de producción capitalista supuestamente haya alcanzado. Pero cuando
describe las sociedades preindustriales –siendo aquí su caso ejemplar Francia
en el período de 1850-70– afirma que hay cinco o incluso siete clases. En otras
ocasiones, donde discute ciertos casos de transición a medio camino entre el
modelo agrícola/feudal ejemplificado por Francia y el modelo
industrial/capitalista ejemplificado por Gran Bretaña, identifica tres o más
clases. Que no hay “contradicción” entre estos diferentes puntos de vista debe
ser evidente. Todo lo que Marx está haciendo aquí es discutir diferentes
situaciones sociales en diferentes etapas de su desarrollo.
En
los casos más extremos –en los que dice que sólo hay dos clases principales–
Marx suele referirse sólo a sociedades altamente industrializadas en las que
las clases se oponen hostil e irreconciliablemente. En las sociedades
capitalistas, estas circunstancias pueden ser identificadas con las que Marx
caracteriza en términos de la creciente “pauperización” de la clase obrera (es
decir, la “miseria creciente” o la pobreza abyecta de la clase trabajadora). En
estas circunstancias, se dice que la clase capitalista está progresivamente
obligada a recortar costos por las presiones de la competencia de otros
capitalistas hasta que eventualmente los únicos costos que queda por recortar
son los salarios de la clase obrera. Finalmente (El continuo progreso de la
competencia capitalista es implacable en el modelo de economía cerrada del modo
de producción capitalista) los capitalistas, habiendo reducido todos los demás
costos en la medida en que pueden hacerlo, no sólo se ven obligados a reducir
los salarios de los trabajadores a un nivel de subsistencia (en cuyo punto los trabajadores
todavía pueden reproducirse a sí mismos y sus familias, aunque en un nivel de
vida muy pobre), sino reducir los salarios por
debajo del nivel de subsistencia, situación en la que la clase
obrera no puede reproducirse en
absoluto. En este punto, la clase obrera (y los grandes sectores de
la clase(s) media que dependen también, total o parcialmente, de los salarios
para vivir) se ven obligados a rebelarse contra un sistema de producción que ya
no sólo no puede sostenerlos, sino que en realidad no puede ni siquiera
sostenerse a sí mismo, ya que ningún sistema de producción puede existir sin
trabajadores de alguna clase. Como Marx y Engels dicen sobre este punto en El manifiesto comunista:
Los
intereses y las condiciones de existencia de los proletarios se igualan cada
vez más, a medida que la máquina va borrando las diferencias en el trabajo y
reduce el salario, casi en todas partes, a un nivel igualmente bajo. Como
resultado de la creciente competencia de los burgueses entre sí y de las crisis
comerciales que ella ocasiona, los salarios son cada vez más fluctuantes; el
constante y acelerado perfeccionamiento de la máquina coloca al obrero en
situación cada vez más precaria[4].
Y
continúan:
Pero
para poder oprimir a una clase, es preciso asegurarle unas condiciones que le
permitan, por lo menos, arrastrar su existencia de esclavitud. El siervo, en
pleno régimen de servidumbre, llegó a miembro de la comuna, lo mismo que el
pequeño burgués, llegó a elevarse a la categoría de burgués bajo el yugo del
absolutismo feudal. El obrero moderno, por el contrario, lejos de elevarse con
el progreso de la industria, desciende siempre más y más por debajo de las
condiciones de vida de su propia clase. El trabajador cae en la miseria, y el
pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. Es,
pues, evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel
de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley reguladora,
las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar porque no es
capaz de asegurarle a su esclavo la existencia, ni siquiera dentro del marco de
la esclavitud, porque se ve obligada a dejarlo decaer hasta el punto de tener
que mantenerlo, en lugar de ser mantenida por él. La sociedad ya no puede vivir
bajo su dominación; lo que equivale es decir que la existencia de la burguesía
es, en lo sucesivo, incompatible con la de la sociedad[5].
Un
punto importante a destacar aquí es que la clase obrera actúa como una clase en
oposición a la clase capitalista -la contradicción hostil e irreconciliable a
la que se refieren Marx y Engels- no
porque la clase obrera esté políticamente comprometida con la filosofía del
comunismo o del socialismo, o con cualquier otra forma de ideología
anticapitalista para esta materia, sino simplemente
porque ya no pueden vivir bajo estas condiciones. No teniendo otra opción,
tienen que rebelarse contra un modo de producción que ya no puede sostenerlos o
de lo contrario morirán de hambre. No se trata pues de la conciencia de la clase
obrera de su posición como clase, sino más bien de la absoluta necesidad de
vivir. La sociedad se polariza en dos campos hostiles e irreconciliables: por
un lado, la clase capitalista (y todos los que están en la periferia de esta
clase) que, aunque temporalmente, todavía tienen acceso a los medios de
producción de la vida; por otro lado, la clase obrera (y los de las clases medias
cada vez más empujados a las filas de la clase obrera), que no tienen nada que
vender sino a sí mismos y que ahora no pueden venderlo. Marx y Engels hacen una
serie de referencias en El
manifiesto comunista
al hecho de que la clase obrera debe organizarse en un movimiento político si
quiere llegar a alguna parte en su lucha contra la clase capitalista. Insisten
en que “toda lucha de clases es una lucha política”[6] y sostienen que la “organización del
proletariado en clase y, por lo tanto, en partido político, vuelve sin cesar a
ser socavada por la competencia entre los propios obreros. Pero resurge, y
siempre más fuerte, más firme, más potente”[7]. Pero cuando se trata de la lucha de
clases propiamente dicha (es decir, cuando se trata de la revolución
socialista), Marx y Engels siempre hablan de esto en términos de compulsión: la
compulsión de las circunstancias materiales en que la clase obrera, y de hecho
la clase capitalista, se encuentran en sí mismas. Así, como Marx y Engels dicen
sobre este punto en una famosa referencia al final de la Parte II de El manifiesto comunista:
Si
en la lucha contra la burguesía el proletariado, se constituye
indefectiblemente en clase; si mediante la revolución se convierte en clase
dominante y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las viejas
relaciones de producción, suprime, al mismo tiempo que estas relaciones de producción,
las condiciones para la existencia del antagonismo de clase y de las clases en
general, y, por lo tanto, su propia dominación como clase[8].
Apoyar
la idea del concepto de clase social de Marx como lucha de clases (y, por
tanto, la idea de que las clases sólo existen realmente durante lo que Marx
llama esos períodos “históricos” de transición de un modo de producción a otro)
No sólo se encuentra en El
manifiesto comunista,
sino también en El Capital
mismo. Por ejemplo, Marx comenta en el volumen I de El Capital:
Con
el número cada vez menor de los magnates capitalistas, que usurpan y
monopolizan todas las ventajas de este proceso de transformación, aumenta la
masa de miseria, de opresión, de esclavitud, de degradación, de explotación;
pero también la indignación de la clase obrera, cada vez más numerosa, y
educada, unida y organizada por el mecanismo del proceso capitalista de
producción[9].
Esta
referencia del vol. I y varias otras referencias similares a lo largo de los
tres volúmenes de El
Capital[10], niegan la sugerencia que a veces se
hace todavía[11] de que el concepto de polaridad de clase
de Marx sólo debe ser Encontrado en sus obras anteriores o “inmaduras”.
III – Marx sobre Clase Social en Francia
Pero
¿qué hay de los muchos otros escritos de Marx sobre la clase social aparte de El Capital y El manifiesto comunista,
qué dice Marx aquí? En otros lugares, pero especialmente en sus escritos sobre
la situación política en Francia en el siglo XIX –El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, La Guerra Civil en Francia
y La lucha de clases en
Francia (incidentalmente el único de los muchos libros de Marx que
realmente tiene la palabra “clase” en su título) nos parece presentar un
concepto muy diferente de clase en términos de modelo de sociedad compuesto por
(i) un lumpenproletariado (es decir, una clase de subclase), (ii) la clase
obrera industrial, (iii) campesinado, (iv) la pequeña burguesía (es decir, los
preocupados por los negocios), (v) la burguesía propiamente dicha (los
capitalistas), (vi) la aristocracia financiera (es decir financistas) y (vii)
la aristocracia propiamente dicha (es decir, las clases terratenientes).
Así,
en El dieciocho Brumario
de Luis Bonaparte, Marx identifica “la aristocracia financiera, la
burguesía industrial, la clase media, los pequeños burgueses, el ejército, el lumpenproletariat […]
organizado como Guardia Móvil, las capacidades intelectuales, los curas y la
población rural”[12]. Mientras en La lucha de clases en Francia se refiere a
la aristocracia financiera como “una fracción”
de la burguesía francesa, así como a la “burguesía
industrial propiamente dicha”, a la “pequeña burguesía”, a la “clase campesina”[13] y a los
“portavoces ideológicos
de las citadas clases”[14]. Incluso en el famoso e incompleto
capítulo 52 del volumen III de El
Capital, como hemos visto, Marx se refiere no sólo a las tres
grandes clases de la sociedad moderna –los trabajadores asalariados, los
capitalistas y los terratenientes– sino también a ciertos “grados medios y de
transición”[15] y otras clases dentro de las clases,
mientras que en El
manifiesto comunista,
Marx y Engels se refieren a la clase media como “pequeños industriales,
pequeños comerciantes y rentistas, artesanos y campesinos”[16] a la aristocracia, e incluso a “ese
producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad”[17], es decir,
el lumpenproletariado, sin dejar de aclarar que esperaban que estas “clases
intermedias” se absorbieran en la clase obrera o en la clase capitalista[18].
¿Qué
implicaciones tiene entonces todo esto para la naturaleza de la clase en la
sociedad industrial tardía? Algunos marxistas han afirmado que los modelos de
tres, cinco o siete clases son la visión más sofisticada, sutil o compleja de
Marx de la clase social, y que el modelo de polarización de clase representa la
anterior visión inmadura de Marx sobre esta cuestión. Ya he criticado este
argumento sobre la base de que Marx parece reiterar el modelo de dos clases en
su obra más madura, El
Capital, vol. 1, a pesar de que también nos presenta un modelo de
tres clases en el capítulo 52 del vol. III. La solución a este aparente
problema no se encuentra en la madurez de Marx o de otra manera, sino en una
mirada más atenta a las circunstancias
que describe Marx cuando emplea un modelo de tres, cinco o siete clases. En todos
estos casos, con la posible excepción del modelo de tres clases en Vol. III, se
refiere a la lucha de clases en Francia a mediados del siglo XIX, una situación muy diferente
en conjunto a
la de la lucha de clases en Inglaterra, Alemania o incluso en América. Y donde
Marx se refiere a tres clases en el contexto inglés (por ejemplo, en El manifiesto comunista),
parece esperar que la tercera clase se marchite frente al desarrollo de la
industria moderna. La pregunta que tenemos que hacernos a nosotros mismos es
¿cuáles fueron las condiciones que existían en Francia a mediados del siglo
XIX, que hizo que Marx se refiriera aquí a una multiplicidad de clases cuando
en otro lugar se refiere sólo a dos o tres clases sociales? Aquí la respuesta
es bastante clara. Para Marx, la república burguesa en Francia, que precedió a
la dictadura de Luis Bonaparte, significaba el “despotismo ilimitado de una
clase sobre otras”[19], mientras que la aparente autonomía de
la propia dictadura de los bonapartistas se debía al hecho de que representaba
los intereses de una clase que, según él, no tenía ningún papel histórico: el pequeño
campesinado. A menos que los marxistas que prefieren un modelo de múltiples
clases al modelo de dos clases se dispongan a decir que las sociedades
post-industrializadas modernas también se caracterizan por el despotismo de una clase
sobre todas las demás y además que esta clase y este período en nuestra
historia no tiene un papel histórico (y yo podría estar preparado para estar de
acuerdo con ellos si dicen esto), entonces pienso que deben estar preparados
para decir que el modelo de dos o tres clases era el modelo preferido de Marx
para sociedades históricamente progresistas, mientras que el modelo de cinco a
siete clases se aplica a períodos más estacionarios en la historia.
IV – Marx sobre el concepto de desarrollo a-histórico
Muy
influenciado por la filosofía de la historia de Hegel –muy influido, de hecho,
por la filosofía de Hegel en general–, Marx tenía un concepto
significativo de “no” o “a-histórico” desarrollo. Hegel define el “despotismo”
como “la repetición del mismo ocaso mayestático”[20]. En términos marxistas, este concepto
podría expresarse fácilmente como la reproducción del mismo modo de producción
altamente desarrollado una y otra vez, pero sin ningún progreso histórico de un
modo de producción al siguiente; y de ahí la ausencia de lucha de clases. El concepto
de “historia” para Marx (como también para Hegel) no se refería directamente a
“todos los sucesos pasados” o incluso “todos los sucesos pasados conocidos” de
la manera que entendemos hoy este término, pero Marx y Hegel describen a ambos
como periodos “a-históricos” en el pasado cuando afirman que no se llevó a cabo
un desarrollo históricamente progresivo.
Parafraseando a Hegel, Marx afirmó que:
La
sociedad hindú carece por completo de historia, o por lo menos de historia
conocida. Lo que llamamos historia de la India no es más que la historia de los
sucesivos invasores que fundaron sus imperios sobre la base pasiva de esa
sociedad inmutable que no les ofrecía ninguna resistencia[21].
Del
mismo modo, El
manifiesto comunista
comienza con la famosa afirmación de que “la historia de todas las sociedades
hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases”[22], pero esto no quiere decir que Marx y
Engels piensen que todas las sociedades son
caracterizadas por la lucha de clases o que siempre han sido históricamente
progresistas. Más bien, ciertas sociedades, como la India en la opinión de
Marx, no tienen ninguna historia
en absoluto. Esto se debe a que estas sociedades se caracterizan
por la ausencia de lucha de clases y es precisamente por eso que Marx dice que
la sociedad francesa en el momento en que escribía era a-histórica o despótica:
porque estaba dominada por una multiplicidad
de clases, ninguna de las cuales podía hacer cualquier avance entre sí. Al
mismo tiempo que Inglaterra se polarizaba cada vez más entre los intereses de
dos clases hostiles e irreconciliables, como suponía Marx, la sociedad francesa
estaba dominada por la supervivencia del campesinado en la era moderna y
–caracterizada por una multiplicidad de otras clases– históricamente hablando,
no iba a ninguna parte.
Aunque
El manifiesto comunista
comienza con la afirmación de que “la historia de todas las sociedades hasta
nuestros días es la historia de las luchas de clases”[23], la idea de que esto significa (a) que todos los períodos
históricos se caracterizan por “luchas de clases” y por lo tanto (b) que las
clases deben siempre y en
todas partes existir es una de las creencias más extendidas, pero,
en mi opinión, creencias erróneas sobre el concepto de clase de Marx hoy en
día. Dado que Marx y Hegel tenían un significativo concepto de desarrollo
a-histórico (es decir, de períodos relativamente estacionarios a lo largo de la
historia, en los que las sociedades particulares no estaban progresando
históricamente de un modo de producción a otro), esto abre la posibilidad de
que, por lo menos para Marx, no
todas las sociedades o todos los acontecimientos pasados son caracterizados por
clases o por lucha de clases. En mi opinión, el concepto marxista de clase no
debe identificarse con todas
las posibles “escala[s] gradual[es] de condiciones sociales”[24], sino sólo
con ciertas situaciones sociales muy específicas –o mejor aún, fundamentales–;
básicamente aquellas en las que el acceso y separación de la propiedad de los
medios de producción, y por lo tanto la reproducción de la vida humana, se
encuentra en una etapa crítica de su desarrollo. Definido de esta manera, se
puede decir que las “clases sociales” en el sentido marxista de este término
sólo existen bajo ciertas condiciones muy excepcionales
y por lo tanto bastante raras, transitorias y fugaces; condiciones encontradas
sólo durante periodos históricamente progresistas (o en otras palabras,
revolucionarios) en la historia. La mayor parte del tiempo, sin embargo, la mayoría
de las sociedades no se caracterizan por este tipo de conflicto de clases (es
decir, por la lucha de clases) y es precisamente por eso que no se están
desarrollando históricamente.
La
definición más clara de Marx de clase social es aquella en la que él deja muy
claro que no todo el mundo siempre y en todas partes tiene una ubicación de
clase. Esto ocurre en su discusión sobre el campesinado francés a mediados del
siglo XIX. Francia en esta época era despótica, por la cual, como hemos visto,
Marx nos hace entender que no se estaba desarrollando históricamente
precisamente porque el campesinado francés no constituía una clase social
significativa. En El
dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx comenta:
Así
se forma la gran masa de la nación francesa, mediante la simple adición de
unidades homónimas, como las patatas de un saco forman un saco de patatas. En
la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas de
existencia que separan su modo de vida, sus intereses y su cultura de los de
otras clases, enfrentándolas antagónicamente a éstas, forman una clase. En la
medida que en entre los campesinos parcelarios existe una relación puramente
local y la identidad de sus intereses no produce ni comunión, ni unión
nacional, ni organización política, no forman una clase[25].
Basados
en esta cita podemos decir que una clase social es una clase para Marx sólo
cuando se aplican las siguientes condiciones, pero no de otra manera:
Conclusión
Ahora
estamos en condiciones de responder a la pregunta de cuál de los conceptos
anteriores -el modelo polarizado de dos clases o el modelo de tres clases, o el
de cinco o siete clases- es el concepto de clase social de Marx y, por
supuesto, la respuesta a esta pregunta (como podríamos haber esperado todo el
tiempo) es que ambos y/o los tres modelos de clase son la “verdadera” visión de
la clase en Marx. Cuando Marx está describiendo un período históricamente
estancado o relativamente estacionario en la historia del desarrollo de un
país, emplea un modelo de múltiples
clases y cuanto menos histórico es el desarrollo de una sociedad en particular,
en ese momento más clases dice que tiene. Sin embargo, cuanto más esta
situación se ajusta a un período de desarrollo histórico, más emplea un modelo
de dos clases.
Entre estos dos extremos utiliza un modelo de clase más o menos finamente
graduado para describir los períodos históricamente progresivos de la historia.
En otras palabras, Marx no
está empleando dos o tres conceptos diferentes de clase aquí en absoluto, sino
simplemente un complejo
concepto de clase en el que emplea dos o tres modelos diferentes
para analizar situaciones de clase completamente diferentes. Este concepto de
clase puede expresarse en la siguiente tabla:
El concepto de clase social de Marx
Por
último, ¿cuál es la situación en lo que se refiere a la clase social en las
sociedades postindustriales de hoy? ¿Estamos viviendo en un período
históricamente progresivo de la historia, caracterizado como hemos visto por un
modelo de sociedad de dos clases, o en un período de paridad social relativa y
la ausencia de cualquier progreso histórico real, caracterizado por una
multiplicidad de clases o una ausencia de modelo de clase? Claramente, el modelo
a-histórico se ajusta a la situación en la que nos encontramos hoy en día mucho
mejor que uno caracterizado por la polaridad de clase. El crecimiento de las
llamadas “clases medias” en la sociedad postindustrial, en lugar de su esperada
desaparición, la supervivencia de la aristocracia –y especialmente de la
familia real británica– en el siglo XXI, todo tipo de otras fracciones y
estratos intermedios, incluyendo toda clase de divisiones étnicas en la
sociedad, indica la ausencia de cualquier período históricamente progresivo en
el desarrollo del modo de producción capitalista y, por tanto, la ausencia de
todo lo que razonablemente podría ser llamado lucha de clases.
Referencias
Desai,
M. (2002). Marx’s Revenge:
The Resurgence of Capitalism and the Death of Statist Socialism.
London & New York: Verso Press.
Hall,
S. (1977). “The ‘political’ and the ‘economic’ in Marx’s theory of class” en:
Hunt, A. (Ed). Class and
Class Structure. London: Lawrence & Wishart.
Hegel,
G. W. F. (1994). Lecciones
sobre la filosofía de la historia universal. Barcelona: Ediciones
Altaya.
Marx,
K. (1979). La lucha de
clases en Francia. Moscú: Editorial Progreso.
____________.
(2009). El dieciocho
Brumario de Luis Bonaparte. Madrid: Alianza Editorial.
____________.
(2014). El Capital.
Crítica de la economía política (Obra completa en ocho tomos).
Madrid: Ediciones Akal.
Marx,
K. & Engels, F. (1971). The
Communist Manifesto. London: Penguin.
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(1981). Acerca del
colonialismo. Moscú: Editorial Progreso.
____________.
(1991). Marx and Engels
Collected Works. Vol. 45. Moscow: Progress Press.
____________.
(2007). El manifiesto
comunista. México: Fondo de Cultura Económica.
[1] Este texto corresponde
al apéndice del libro A
Guide to Marx’s Capital Vols I–III, escrito por el profesor Kenneth
Smith a quien agradecemos el permiso para la publicación de esta traducción. El
libro fue publicado por Anthem Press en el año 2012. (N. del T.)
[2] Marx, K. El Capital. Crítica de la economía
política (Obra completa en ocho tomos). Madrid: Ediciones Akal,
2014, Libro III, Tomo III, pp. 357-358.
[3] Marx, K. &
Engels, F. Marx and Engels
Collected Works. Vol. 45. Moscow: Progress Press, 1991, p. 452.
[4] Marx, K. &
Engels, F. El manifiesto
comunista. México: Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 164.
[10] Cfr. Hall, S. “The
‘political’ and the ‘economic’ in Marx’s theory of class” en: Hunt, A. (Ed). Class and Class Structure.
London: Lawrence & Wishart, 1977, pp. 29-30.
[11] Cfr. Desai, M. Marx’s Revenge: The Resurgence of
Capitalism and the Death of Statist Socialism. London & New
York: Verso Press, 2002, p. 81.
[17] Ibíd., p. 166. En la
edición que utiliza el autor, esta cita tiene algunas variaciones, por ello la
anexamos a continuación para que el lector pueda contrastar: “«dangerous
class», the social scum, that passively rotting mass thrown off by the lowest
layers of old society”, Marx, K. & Engels, F. The Communist Manifesto. London: Penguin,
1971, p. 92.
[20] Hegel, G. W. F. Lecciones sobre la filosofía de la
historia universal. Barcelona: Ediciones Altaya, 1994, p. 203.
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