lunes, 29 de junio de 2020

EL PRIMER SÓVIET DE AMÉRICA Y LA PRENSA


Fue obra de los obreros bolivianos

26/06/2020

Hace 49 años, la Asamblea Popular se convirtió en un “órgano de poder” contrario al corrupto” y “viejo” Estado republicano. Fue fundada el 1 de mayo y sus primeras deliberaciones comenzaron el 22 de junio. En ese momento, los periodistas bolivianos se sumaron militantemente a ese proyecto, que estaba enfrentado al “fascismo y el imperialismo”.

Las sesiones de la Asamblea Popular (AP), del 22 de junio al 2 de julio de 1971, generaron una inusual polémica mediática. La Agencia noticiosa Reuters tocó el trompetazo de alerta. El 19 de junio, citando al diplomático brasilero Hugo Bethlem, informó que en el país “se instaló el primer sóviet del continente, orientado por Rusia”. El cable difundido a escala global generó rechazo en la prensa nacional.

Todo ese conflicto comenzó con la marcha del 1 de mayo de 1971, que mostró gran radicalidad. A la cabeza de la manifestación, además de los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), figuraron el presidente Juan José Torres y sus ministros. Las consignas “¡Torres con la revolución, gorilas (militares) al paredón!” y “¡Armas para el pueblo!” fueron las más vitoreadas por los cerca de 50 mil trabajadores que desfilaron en las calles por más de seis horas.

En ese escenario, el “Parlamento obrero”, un “órgano de poder” que buscó transformar el “corrupto” y “viejo Estado” republicano, se fundó en el emblemático Palacio Legislativo. Las radiodifusoras, en “Cadena Sindical”, transmitieron el evento. Luego de la inauguración, sus 221 delegados postergaron sus deliberaciones hasta el 22 de junio.

Poder

El sociólogo boliviano René Zavaleta, en su libro “El poder dual”, sostuvo que, en ese momento, se gestaron tres concepciones encontradas sobre la AP.

El Partido Obrero Revolucionario (POR) la consideró como el “brazo proletario del poder dual”, una creación extraordinaria de las masas en ascenso, que debía ejercer la dirección mediante la acción directa.

En su línea “gradualista” de la revolución, el Partido Comunista de Bolivia (PCB) vio a la Asamblea como un “escuela” de formación, contraria a la “posición inmediatista” de los trotskistas.

El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) la definió como un “embrión del Estado obrero” que no podía existir a plenitud si no creaba su propio “aparato armado”, independiente de Torres y el Ejército.

Milicias

Desde otra óptica, Fernando Kieffer, panegirista del golpe de Estado de Hugo Banzer, hizo otro relato documentado del desarrolló del Parlamento obrero.

En su texto “De cara a la revolución del 21 de agosto de 1971” concluyó que el “soviet boliviano” fue un “instrumento” de la “izquierda infantil” que buscaba imponer en el país, mediante la violencia, un “Estado obrero”, distinto al “Estado denominado burgués”.

Kieffer aclaró que una Resolución aprobada por la COB, dos días antes de las sesiones de la Asamblea, es clave para entender su naturaleza. En su parte resolutiva, ese documento resolvió “reorganizar las milicias armadas de la clase trabajadora”, dependiente de un “Comando Militar” compuesto por un “Comandante General”, un “Jefe de Estado Mayor”, un “Jefe de Logística” y un “Coordinador Político”. Ese Comando debía estar “subordinado” a la Asamblea Popular. El 20 de junio, Presencia publicó dicha Resolución.
Conflicto

La inauguración y las primeras sesiones de la Asamblea se realizaron en una coyuntura de polarización global. La Guerra fría estaba en su máximo nivel (1945-1991). Las guerrillas izquierdistas operaban en casi todos los países de América Latina. Cuba había consolidado su revolución socialista (1959). En Perú, el general Juan Velasco Alvarado le había declarado la guerra al imperialismo (1968-1975). Salvador Allende encaminaba a Chile al socialismo (1970-1973).

Así, en el contexto de la denuncia de la Agencia Reuter, en sentido que en Bolivia se había instalado un “soviet”, la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (FTPB), el 19 de junio, se declaró en “estado de emergencia”.

Al día siguiente, esa posición fue fundamentada en una “Declaración” que se publicó en todos los periódicos. “La FTPB sostiene que la Asamblea Popular es el verdadero órgano de poder de las masas que sostendrá las medidas revolucionarias y actuará contra el fascismo y el imperialismo”, sostuvo el documento firmado por José Luis Alcázar, secretario Ejecutivo; Humberto Vacaflor, secretario General; Juan Carlos Salazar, secretario de Libertad de Expresión; Eduardo Ascarrunz, representante a la Central Obrera; y los representantes departamentales y regionales: Miguel Velarde, de La Paz; René Bilbao, de Cochabamba; Adolfo Ugarte, de Santa Cruz; Luis La Fuente, de Oruro; Eliodoro Ayllón, del Beni; Horacio Alcázar, de Potosí, y Federico Calderón, de Siglo XX (Potosí).

Cadena

Luego, en las columnas sindicales, varios periodistas –como Arturo Gandarillas, Víctor Toro, Luis Peñaranda, Ernesto Clavijo, Daniel Rodríguez, Teddy Molina y otros–, sintetizaron, a su modo, la simpatía que los trabajadores de la prensa sentían por la Asamblea.

Por su parte, la Federación Sindical de Trabajadores en Radio y Televisión de Bolivia, el 21 de junio, instruyó a sus afiliados a realizar la “Segunda Cadena Sindical de emisoras bolivianas” para transmitir la Asamblea. Anunció que Radio Altiplano fue designada “emisora Piloto” para tomar la señal.

La reunión proletaria tuvo gran repercusión mediática. Y la prensa internacional no escapó a esa tendencia.

Internacional

Según el editorial de El Comercio del Perú del 26 de junio, Bolivia había entrado en “una etapa crítica” y su gobierno no supo ponerse a salvo a tiempo: “está, para decirlo sin eufemismo, en la ruta al comunismo”.

El editorial del Excélsior de México, el 28 de junio, destacó que la “AP no es producto improvisado”, sino que “refleja una honda y vieja preparación política que se forja en la clandestinidad y en el enfrentamiento” de muchos años (…)”.

Ese mismo día, la influyente Associated Press informó que la coalición izquierdista del gobierno chileno inició una “embestida política” para reemplazar el congreso bicameral por una “Asamblea Popular única”.

Tras titular su artículo “Bolivia: El soviet está en la punta del fusil”, el semanario francésL' Express, el 8 de julio, relató que la AP había “tomado cuerpo espontáneamente”, mientras “las universidades hierven y campesinos y obreros ocupan granjas y fábricas”.

Ante el peligro de su irradiación continental, el gobierno de Estados Unidos, junto con los regímenes dictatoriales de Argentina y Brasil, ordenó la destrucción armada del sóviet boliviano, el 21 de agosto de 1971.

Miguel Pinto Parabá es periodista


https://www.alainet.org/es/articulo/207512


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