Fue
obra de los obreros bolivianos
26/06/2020
Hace 49 años, la Asamblea Popular se convirtió en
un “órgano de poder” contrario al corrupto” y “viejo” Estado republicano. Fue
fundada el 1 de mayo y sus primeras deliberaciones comenzaron el 22 de junio.
En ese momento, los periodistas bolivianos se sumaron militantemente a ese
proyecto, que estaba enfrentado al “fascismo y el imperialismo”.
Las sesiones de la Asamblea Popular (AP), del 22 de
junio al 2 de julio de 1971, generaron una inusual polémica mediática. La
Agencia noticiosa Reuters tocó el trompetazo de alerta. El 19
de junio, citando al diplomático brasilero Hugo Bethlem, informó que en el país
“se instaló el primer sóviet del continente, orientado por Rusia”. El cable
difundido a escala global generó rechazo en la prensa nacional.
Todo ese conflicto comenzó con la marcha del 1 de
mayo de 1971, que mostró gran radicalidad. A la cabeza de la manifestación,
además de los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), figuraron el
presidente Juan José Torres y sus ministros. Las consignas “¡Torres con la
revolución, gorilas (militares) al paredón!” y “¡Armas para el pueblo!” fueron
las más vitoreadas por los cerca de 50 mil trabajadores que desfilaron en las
calles por más de seis horas.
En ese escenario, el “Parlamento obrero”, un
“órgano de poder” que buscó transformar el “corrupto” y “viejo Estado”
republicano, se fundó en el emblemático Palacio Legislativo. Las
radiodifusoras, en “Cadena Sindical”, transmitieron el evento. Luego de la inauguración,
sus 221 delegados postergaron sus deliberaciones hasta el 22 de junio.
Poder
El sociólogo boliviano René Zavaleta, en su libro
“El poder dual”, sostuvo que, en ese momento, se gestaron tres concepciones
encontradas sobre la AP.
El Partido Obrero Revolucionario (POR) la consideró
como el “brazo proletario del poder dual”, una creación extraordinaria de las
masas en ascenso, que debía ejercer la dirección mediante la acción directa.
En su línea “gradualista” de la revolución, el
Partido Comunista de Bolivia (PCB) vio a la Asamblea como un “escuela” de
formación, contraria a la “posición inmediatista” de los trotskistas.
El Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR)
la definió como un “embrión del Estado obrero” que no podía existir a plenitud
si no creaba su propio “aparato armado”, independiente de Torres y el Ejército.
Milicias
Desde otra óptica, Fernando Kieffer, panegirista
del golpe de Estado de Hugo Banzer, hizo otro relato documentado del desarrolló
del Parlamento obrero.
En su texto “De cara a la revolución del 21 de
agosto de 1971” concluyó que el “soviet boliviano” fue un “instrumento” de la
“izquierda infantil” que buscaba imponer en el país, mediante la violencia, un
“Estado obrero”, distinto al “Estado denominado burgués”.
Kieffer aclaró que una Resolución aprobada por la
COB, dos días antes de las sesiones de la Asamblea, es clave para entender su
naturaleza. En su parte resolutiva, ese documento resolvió “reorganizar las
milicias armadas de la clase trabajadora”, dependiente de un “Comando Militar”
compuesto por un “Comandante General”, un “Jefe de Estado Mayor”, un “Jefe de
Logística” y un “Coordinador Político”. Ese Comando debía estar “subordinado” a
la Asamblea Popular. El 20 de junio, Presencia publicó dicha
Resolución.
Conflicto
La inauguración y las primeras sesiones de la
Asamblea se realizaron en una coyuntura de polarización global. La Guerra fría
estaba en su máximo nivel (1945-1991). Las guerrillas izquierdistas operaban en
casi todos los países de América Latina. Cuba había consolidado su revolución
socialista (1959). En Perú, el general Juan Velasco Alvarado le había declarado
la guerra al imperialismo (1968-1975). Salvador Allende encaminaba a Chile al
socialismo (1970-1973).
Así, en el contexto de la denuncia de la Agencia
Reuter, en sentido que en Bolivia se había instalado un “soviet”, la Federación
de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (FTPB), el 19 de junio, se declaró en
“estado de emergencia”.
Al día siguiente, esa posición fue fundamentada en
una “Declaración” que se publicó en todos los periódicos. “La FTPB sostiene que
la Asamblea Popular es el verdadero órgano de poder de las masas que sostendrá
las medidas revolucionarias y actuará contra el fascismo y el imperialismo”,
sostuvo el documento firmado por José Luis Alcázar, secretario Ejecutivo;
Humberto Vacaflor, secretario General; Juan Carlos Salazar, secretario de
Libertad de Expresión; Eduardo Ascarrunz, representante a la Central Obrera; y
los representantes departamentales y regionales: Miguel Velarde, de La Paz;
René Bilbao, de Cochabamba; Adolfo Ugarte, de Santa Cruz; Luis La Fuente, de
Oruro; Eliodoro Ayllón, del Beni; Horacio Alcázar, de Potosí, y Federico
Calderón, de Siglo XX (Potosí).
Cadena
Luego, en las columnas sindicales, varios
periodistas –como Arturo Gandarillas, Víctor Toro, Luis Peñaranda, Ernesto
Clavijo, Daniel Rodríguez, Teddy Molina y otros–, sintetizaron, a su modo, la
simpatía que los trabajadores de la prensa sentían por la Asamblea.
Por su parte, la Federación Sindical de
Trabajadores en Radio y Televisión de Bolivia, el 21 de junio, instruyó a sus
afiliados a realizar la “Segunda Cadena Sindical de emisoras bolivianas” para
transmitir la Asamblea. Anunció que Radio Altiplano fue
designada “emisora Piloto” para tomar la señal.
La reunión proletaria tuvo gran repercusión
mediática. Y la prensa internacional no escapó a esa tendencia.
Internacional
Según el editorial de El Comercio del
Perú del 26 de junio, Bolivia había entrado en “una etapa crítica” y su
gobierno no supo ponerse a salvo a tiempo: “está, para decirlo sin eufemismo,
en la ruta al comunismo”.
El editorial del Excélsior de
México, el 28 de junio, destacó que la “AP no es producto improvisado”, sino
que “refleja una honda y vieja preparación política que se forja en la
clandestinidad y en el enfrentamiento” de muchos años (…)”.
Ese mismo día, la influyente Associated
Press informó que la coalición izquierdista del gobierno chileno
inició una “embestida política” para reemplazar el congreso bicameral por una
“Asamblea Popular única”.
Tras titular su artículo “Bolivia: El soviet está
en la punta del fusil”, el semanario francésL' Express, el 8 de julio,
relató que la AP había “tomado cuerpo espontáneamente”, mientras “las
universidades hierven y campesinos y obreros ocupan granjas y fábricas”.
Ante el peligro de su irradiación continental, el
gobierno de Estados Unidos, junto con los regímenes dictatoriales de Argentina
y Brasil, ordenó la destrucción armada del sóviet boliviano, el 21 de agosto de
1971.
Miguel Pinto Parabá es periodista
https://www.alainet.org/es/articulo/207512
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