28/07/2020
Importancia de la cátedra Panamá/EEUU
A principios de la década de 1980 llegó a Panamá
una delegación de Okinawa (Japón) para averiguar cómo habíamos hecho los
panameños para vencer a EEUU sin disparar un solo tiro. La población de
Okinawa vive rodeada de bases militares y de nada han valido sus protestas
permanentes para eliminarlas.
Entre muchas razones, les explicamos a nuestros
visitantes que en nuestras escuelas y universidades impartíamos la cátedra o el
curso denominado “Historia de las Relaciones entre Panamá y EEUU”, lo cual
había sido sumamente útil para explicarle a la sociedad cómo y por qué teníamos
que negociar un nuevo tratado del Canal.
Los comisionados de Okinawa consideraron imposible
hacer algo comparable con la enseñanza de las relaciones entre Japón y
EEUU.
Japón, pese a su desarrollo económico que casi
destrona comercialmente a EEUU en los años 80, ha sido ocupada desde su
rendición tras la Segunda Guerra y está atrapada por la seguridad nacional de
Washington.
El representante de Japón, Shigeo Nagano, no pudo
firmar un acuerdo con Panamá para construir un nuevo Canal porque se lo impidió
la invasión de George Bush el 20 de diciembre de 1989 para secuestrar y borrar
del mapa al general Manuel A. Noriega y reimplantar la Doctrina Monroe.
La cátedra Panamá/EEUU fue aprobada como
obligatoria por la Asamblea Nacional en la década de 1960 a instancias de
algunos legisladores y profesores de la Escuela de Servicio Diplomático de la
Universidad de Panamá (de la que fui presidente) y tomó fuerza tras la agresión
de EEUU a nuestro pueblo en 1964 que dejó 21 muertos y 500 heridos, civiles
inocentes todos.
Tras el rechazo de nuestro pueblo de los proyectos
de tratados Robles-Johnson de 1967 y con posterioridad al golpe militar que
elevó al general Omar Torrijos al poder, se llevaron a cabo en 1973 dos
encuentros universitarios sobre las Relaciones entre Panamá y EEUU.
A raíz de estos Encuentros, el Ministerio de
Educación y el Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo Juan Antonio Tack,
acordaron nombrar a este servidor para redactar el plan o programa de la materia
– y así lo hice -- el cual estuvo vigente hasta que la ministra de Educación,
Lucy Molinar, bajo el gobierno de Ricardo Martinelli, ordenó eliminar esta
materia de las escuelas.
¿De dónde emanó la orden de eliminar la
asignatura?
En el Senado de EUA surgió la preocupación en
1997/1999, de que siempre que Washington se proponía firmar tratados con
Panamá, el pueblo, conducido por una minoría de activistas y “revoltosos”,
echaba todo para atrás.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores
del Senado, Jesse Helms, Enemigo Público N. 1 de Panamá (en reemplazo de Daniel
Flood, el primer Enemigo No. 1 de Panamá), ordenó una investigación senatorial
que culpó al curso de Relaciones entre Panamá y EEUU del sentimiento
antiestadounidense en el país del Canal, decidiendo su cierre.
Ahora, la Corte Suprema de Justicia de Panamá acaba
de dar un fallo de inconstitucionalidad del artículo 6 de la ley 37 del 12
de mayo de 2015 que restauró y hacía obligatoria la asignatura en las
universidades del país, supuestamente en respeto a su autonomía.
Se olvida que la creación de la ley original de
hace 60 años y de la Ley 37 de 2015 obedeció a un imperativo histórico
insoslayable que debía ser respetado por la Asamblea Nacional y por el país en
su conjunto.
En efecto, la historia de dichas relaciones da fe
del absoluto predominio de EEUU en la República de Panamá, de tal forma que, de
no ser por esta asignatura, no sabríamos nuestros orígenes ni nuestro escabroso
recorrido nacional, porque la historia no es únicamente el simple recuento de
lo que ocurrió, sino, sobre todo, la sabiduría y conciencia de lo futuro.
Reconocer -- como lo hace el fallo de la CSJ -- que
la autonomía universitaria es superior y precede al mandato de la historia se
nos antoja un imperdonable pretexto para rendirle disimuladamente tributo al
imperialismo y a las fuerzas oligárquicas que siempre han preferido que el
pueblo desconozca de dónde venimos, qué debemos hacer y hacia dónde queremos
ir.
En tal sentido, resulta profético y a la vez
doloroso hoy lo que escribimos hace cuatro años sobre la Universidad de Panamá
(UP), especialmente porque fue precisamente esta institución la que demandó la
inconstitucionalidad de nuestra historia:
“La UP ha jugado un papel importante en el
camino hacia una mayor independencia nacional, pero en las últimas décadas ha
sido frenada indirectamente por las fuerzas invasoras que, desde el 20 de
Diciembre de 1989, han cooptado a la partidocracia, convirtiendo a las élites
en su instrumento de ocupación nacional. Todo lo que ocurrió en la historia de
las relaciones entre Panamá y EEUU desde 1935 se generó primero o tuvo impacto
directo en la UP” (Julio Yao, Historia patria y Universidad, La
Estrella de Panamá, 16 de junio de 2016).
El lamentable fallo de la Corte Suprema de Justicia
tuvo un salvamento de voto, el del Magistrado Cecilio Cedalise Riquelme, quien,
junto a la opinión del Procurador de la Administración, Rigoberto González
Montenegro, afirman que la Ley 37 de 2015 no constituye violación de la
autonomía universitaria.
Para seguir resolviendo nuestros problemas con EEUU
sin disparar un solo tiro, toca ahora a los estamentos universitarios en cada
disciplina, escuela y facultad de la UP imponer el mandato histórico de la
nación panameña por encima o por debajo de la tan estropeada autonomía
universitaria; por encima, ¡mas no por debajo del Senado de EEUU!
https://www.alainet.org/es/articulo/208149
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