Pocos
saben que el Día
Internacional de los Trabajadores o “Primero de Mayo”, es una
conmemoración que surgió tras un acuerdo durante el Congreso Obrero Socialista
de la Segunda Internacional (1889). Esto, para homenajear a los“Mártires de Chicago”,
unos sindicalistas que fueron asesinados mientras se encontraban manifestando
para conseguir una jornada laboral de 8 horas.
Pero
tal y como estos mártires, en la actualidad existen pequeños héroes anónimos
que, día tras día, deben luchar contra un sistema injusto, opresivo y maltratador. Un sistema que
les obliga a bajar la cabeza, y a aceptar los abusos y humillaciones diarias:
se trata de miles de obreros, campesinos y profesionales palestinos que, hasta
el día de hoy, son esclavos de la ocupación.
Según
el Artículo 23 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre
elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo”.
Además, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, establecido
en 1996, asegura en su Artículo 6: “En
el presente Pacto reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de
toda persona a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo
libremente escogido o aceptado”.
Por
todo lo anterior, es que diversas organizaciones especializadas en Derechos
Humanos, se han dedicado a denunciar los constantes maltratos e impedimentos
que sufren los trabajadores palestinos a causa de la represión israelí.
En
2013, la Agencia Reuters publicó un informe revelador: “Los trabajadores
palestinos tienen dos formas para cruzar a trabajar a Israel: aquellos que han
logrado obtener un permiso, deben pasar a través de un Checkpoint o punto de control
israelí. En tanto, aquellos que no lo tienen, deben encontrar la forma de
atravesar el muro y escabullirse por los bordes. Ambos métodos
demandan muchísimo tiempo. Ninguno de los dos es agradable”.
Para
nadie es secreto que la ocupación israelí somete a todos los palestinos a la
más absoluta miseria y humillación, sin embargo, son los trabajadores quienes a
diario se ven enfrentados a las largas filas de espera en los checkpoints, los
abusos por parte de los militares y a condiciones deplorables.
“Un
día de trabajo comienza a las una de la mañana, cuando abandono mi casa camino
al control fronterizo. Hay algunos que están listos desde las siete de la
tarde. De los 15.000 trabajadores con permisos sólo 3000 entran. Los soldados
hacen a los trabajadores alinearse en grupos de tres. Les ordenan quitarse las
camisetas con una mano, mostrando sus vientres mientras con la otra sostienen
sus permisos de trabajo. Los trabajadores nos apretamos luchando para pasar de
dos en dos por las puertas giratorias. El atasco en las puertas lo retrasa
todo. Incrementa
la presión y los trabajadores se empujan unos a otros hasta el punto de que les
es difícil respirar.
Más
de una vez ha sucedido que los trabajadores se han caído y se han encontrado
atrapados entre los pies de sus compañeros. Todo ello, para conseguir llevar un
pedazo de pan para nuestros hijos. Hoy he tenido que usar la fuerza para entrar
porque me he encontrado sin dinero. Se lo juro ante Dios, simplemente no había
comida en mi casa. He tenido que pedir prestados 30 shekels para ir a Jaffa.
Pero con todo, no tengo garantías de encontrar trabajo hoy”, señaló Abu Yasser, un yesero de
Sheik Radwan entrevistado por el Centro Para la Democracia y los Derechos de
los Trabajadores en Palestina.
Abu Muhammad Najar, padre de seis hijos, se dedica a la albañilería. El también decidió narrar a aquél Centro sus dificultades para poder ejercer su trabajo: “Yo debería haber estado aquí a las 6:30, el contratista para el que trabajo no puede esperar más de media hora. Pero debido al tiempo que gasté en el paso de Erez, no pude llegar antes de las 7:30″.
La situación en Erez es tan dramática, que el Centro para la Democracia y los Derechos de los Trabajadores en Palestina, en conjunto con El Comité para los Trabajadores de Gaza en el Mercado Laboral israelí, lanzaron una campaña internacional para llamar la atención sobre las humillaciones y sufrimientos que soportan diariamente en el control fronterizo de Erez los trabajadores palestinos de la Franja de Gaza cuando intentan pasar a sus puestos de trabajo en Israel.
El
control fronterizo de Erez es el único punto de entrada y salida para los
trabajadores/as palestinos de la Franja de Gaza a Israel. La actual política
israelí reduce el número de entradas y obliga a los trabajadores a reunirse en
gran número en un sofocante y atestado pasillo, causando algunas muertes y muchos daños
entre los trabajadores.
Una
de las víctimas de estos hechos fue Mohammed Ibrahim Said Al-Sheikh, de 41 años
quien era residente de Sabra, vecina de Gaza, quien murió asfixiado en la cola de la
primera puerta del control fronterizo a las 8:10 de la mañana .
Este trabajador había trabajado en Israel durante muchos años, y mantenía una
familia de siete miembros que vivían en una casa de alquiler en Al-Sedra en la
ciudad de Gaza.
La
Situación de los Campesinos
Pero los trabajadores que deben cruzar los checkpoints no son los únicos que se ven afectados por las políticas israelíes. Durante los últimos días, han llamado la atención numerosas noticias relacionadas con ataques a campesinos. Ya en marzo, el medio HispanTv daba a conocer el aumento de disparos de la policía israelí hacia los trabajadores del campo, coincidentemente, justo en el período de mayor cosecha para los campesinos: “Los campesinos se ven obligados a plantar lejos del acecho de los israelíes, perdiendo terreno. En la Línea Verde gazatí lo que antes eran cultivos ahora es maleza. Pero a veces no importa cuán lejos estén sus cultivos porque los tanques israelíes entrarán a destruirlos”, señala el periodista de aquél medio en un reportaje emitido a principios de año.
Pero los trabajadores que deben cruzar los checkpoints no son los únicos que se ven afectados por las políticas israelíes. Durante los últimos días, han llamado la atención numerosas noticias relacionadas con ataques a campesinos. Ya en marzo, el medio HispanTv daba a conocer el aumento de disparos de la policía israelí hacia los trabajadores del campo, coincidentemente, justo en el período de mayor cosecha para los campesinos: “Los campesinos se ven obligados a plantar lejos del acecho de los israelíes, perdiendo terreno. En la Línea Verde gazatí lo que antes eran cultivos ahora es maleza. Pero a veces no importa cuán lejos estén sus cultivos porque los tanques israelíes entrarán a destruirlos”, señala el periodista de aquél medio en un reportaje emitido a principios de año.
Recientemente,
el Middle East Monitor presentó un informe en el que se señalaba que decenas de
agricultores palestinos se vieron afectados por una lluvia de gases tóxicos rociados por
el Departamento de Agricultura Israelí sobre sus granjas. Los
cultivos terminaron totalmente dañados y los campesinos, deberán afrontar
grandes pérdidas económicas.
La
Situación de los Periodistas
Pero los profesionales tampoco se salvan de las disposiciones aleatorias y abusivas del Estado de Israel. Con motivo del Día del Prisionero Palestino, la Autoridad Nacional Palestina informó que actualmente Israel mantiene a 20 periodistas palestinos encarcelados. Seis de ellos han sido arrestados desde que comenzó 2015 y el último lo fue hace sólo dos días en una redada del Ejército israelí en la ciudad cisjordana de Nablus.
Pero los profesionales tampoco se salvan de las disposiciones aleatorias y abusivas del Estado de Israel. Con motivo del Día del Prisionero Palestino, la Autoridad Nacional Palestina informó que actualmente Israel mantiene a 20 periodistas palestinos encarcelados. Seis de ellos han sido arrestados desde que comenzó 2015 y el último lo fue hace sólo dos días en una redada del Ejército israelí en la ciudad cisjordana de Nablus.
En
cuanto a los fotógrafos, estos reciben constantemente maltratados por parte de
las fuerzas militares israelíes, sobretodo durante las manifestaciones. Muestra
de ello es que, hace tan sólo algunos días, la Asociación de la Prensa Extranjera(FPA) manifestó su
descontento por la brutal agresión a fotógrafos registrada en la localidad de
Nabih Saleh.
En el documento, la FPA confirmó que los militares “empujaron, maldijeron y golpearon” a los fotógrafos que se encontraban en la zona y condenó enérgicamente “el comportamiento abusivo de las Fuerzas de Seguridad israelíes que cubrían las protestas semanales de Nabih Saleh”.
En el documento, la FPA confirmó que los militares “empujaron, maldijeron y golpearon” a los fotógrafos que se encontraban en la zona y condenó enérgicamente “el comportamiento abusivo de las Fuerzas de Seguridad israelíes que cubrían las protestas semanales de Nabih Saleh”.
Por
último, la Asociación de Prensa Extranjera, recalcó que la preocupante
situación vivida durante aquél día no
es la única de este tipo llevada a cabo por el Ejército de Israel en contra de
la prensa. Por lo mismo es que hizo un especial llamado a “realizar una investigación adecuada y
exhaustiva”, además de anunciar los resultados de manera
pública y oportuna.
Niños
trabajadores
El 13 de abril del presente año, la prestigiosa organización Human Rights Watchdenunció que diversas haciendas localizadas en asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania, están utilizando a menores de edad como mano de obra de bajo costo, asociada al cultivo, la cosecha y el empaquetado de sus productos. Los menores no sólo reciben un pago muy modesto por su trabajo, sino que además están sometidos a condiciones laborales riesgosas para su salud.
El 13 de abril del presente año, la prestigiosa organización Human Rights Watchdenunció que diversas haciendas localizadas en asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania, están utilizando a menores de edad como mano de obra de bajo costo, asociada al cultivo, la cosecha y el empaquetado de sus productos. Los menores no sólo reciben un pago muy modesto por su trabajo, sino que además están sometidos a condiciones laborales riesgosas para su salud.
Según
el informe de 74 páginas, existen evidencias de que en algunas haciendas
agrícolas trabajan menores, incluso
de apenas 11 años, a menudo soportando altas temperaturas. Los menores
trasladan cargas pesadas, están expuestos a plaguicidas peligrosos y,
en algunos casos, tienen que solventar ellos mismos el costo del tratamiento
médico a causa de lesiones o enfermedades vinculadas con el trabajo que
realizan.
Fuente:
Reportaje Elaborado por la Federación Palestina de Chile
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