Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
sábado, 23 de mayo de 2015
“El nombre es el origen de las cosas
particulares”.
¿Cuándo una configuración fónica se
convierte en nombre? Cuando dicha configuración fónica se emplea en ausencia
del objeto nombrado. Cuando una configuración fónica solo se emplea en
presencia del objeto nombrado, entonces tal configuración fónica funciona como
señal indicativa y no como nombre. A la relación de la configuración fónica con
el objeto nombrado cuando este está presente la denominaré de indicación, diré
que el objeto nombrado ha sido indicado. Y a la relación de la configuración
fónica con el objeto nombrado cuando este está ausente la denominaré de
significación, diré que el objeto ha sido significado.
Se produjo
un salto cualitativo muy importante en la evolución del homo lingüístico
cuando las configuraciones fónicas empezaron a emplearse sin la presencia de
los objetos nombrados. Este estadio debe ser denominado como la liberación de
la significación respecto de la percepción. La necesidad de usar las
configuraciones fónicas sin la presencia de los objetos nominados debió
producirse en comunidad. Y su uso debía estar motivado por la necesidad de
hacer presente lo que estaba ausente. Y esto suponía una llamada a la
representación. La representación puede ser presentada como la rememoración de
la percepción. Así que el salto de la configuración fónica de su uso como señal
indicativa a su uso como nombre es también el salto de la percepción a la
representación. La función nominativa de las configuraciones fónicas provocó
una gran activación y desarrollo de la representación. Pero esta representación tiene que ser
continuamente renovada y confirmada con la percepción.
En la actualidad gran parte de las palabras
que funcionan como nombres siguen conservando esa doble dimensión o función:
siguen desempeñando su función indicativa cuando entra en juego la percepción,
y desempeñan su función significativa cuando entra en juego la representación.
Podríamos afirmar que es la percepción quien llama a la nominación y que es la
nominación quien llama a la representación. Podríamos también aventurarnos y
afirmar que la significación es la propiedad que tiene la palabra para evocar
representaciones. Mientras que con la percepción el objeto nombrado no puede
liberarse del contexto espacio temporal en el que está situado, con la
representación el objeto nombrado queda liberado de su contexto espacio
temporal. Dicho de otro modo: con la representación liberamos el objeto nombrado
de su conexión referencial con el entorno. Con la representación logramos que
la función significativa de la palabra quede delimitada y adquiera
unidireccionalidad.
Si bien con la representación fortalecemos
la función significativa de las palabras, no obstante, la representación se
alimenta de la percepción o se forma a partir de ella. Si la percepción del
objeto nombrado decae durante mucho tiempo, la representación del objeto
nombrado se ira debilitando y empobreciendo en detalles. Y si la representación
se empobrece más allá del mínimo necesario para la identificación del objeto
nombrado, la palabra perderá su poder significativo. Así que la representación
necesita continuamente bañarse en el río de la percepción.
Sin en una comunidad de seres humanos,
supongamos que sea de 20 miembros, se emplea una determinada configuración
fónica como nombre de un individuo, supongamos que sea un impala, las
representaciones del objeto nombrado variaran en intensidad, viveza y detalles
de un miembro de la comunidad a otra. Si bien en la percepción el impala
nombrado es un individuo en concreto, en la representación la individualidad
desaparece. Pero como cada individuo siempre lo es de una especie, la
representación fortalece la visión del individuo como ejemplar medio de la
especie. En la percepción la visión es la del individuo, mientras que en la
representación la visión es la del individuo como ejemplar medio de su especie,
esto es, como ser particular. Así que la afirmación de Lao Tse es cierta en
cuanto la existencia de los individuos como seres particulares empieza a
existir para la conciencia mediante los nombres, pero no es cierta en el
sentido de que los seres particulares es una determinación de la existencia –no
existe un individuo que no pertenezca a una especie o no sea miembro de una
familia o de un conjunto de individuos–.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2015/05/percepcion-representacion-y-nominacion.html
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