La
paradoja de los candidatos que no creen en el marketing político es que terminan
usando las más viejas e ineficaces técnicas de marketing político.
Lee el
artículo completo en http://eski.be/2oijOzO
Continúo
con esta serie de artículos que presentan una visión diferente del marketing
político.
Mi
punto de partida es que todos los partidos políticos hacen marketing político,
aún los que rechazan visceralmente dicha disciplina. Lo que ocurre es que las
herramientas que seleccionan de un modo casi 'natural' son las más antiguas y
las menos efectivas.
Claro
que detrás de este análisis hay más de un concepto de marketing político.
Te
invito a leer El marketing político de los que no
creen en el marketing político.
Saludos
cordiales,
Daniel
PD:
después de leerlo, coméntalo aquí.
El
marketing político de los que no creen en el marketing político
Publicado por Daniel Eskibel en Apr
18, 2017
La paradoja de los
candidatos que no creen en el marketing político es que terminan usando las más
viejas e ineficaces técnicas de marketing político.
Pero vayamos por partes: ¿qué es el marketing político? No hay una definición única e indiscutible, pero las distintas formas de encarar el concepto se pueden agrupar por lo menos en 4 categorías básicas:
1.
El marketing político
entendido como la aplicación de técnicas específicas del
marketing comercial tanto para analizar el mercado electoral como para
influir en él con la oferta y la venta de la imagen de un candidato
2.
El marketing
político entendido como un método para hacer buenas campañas que se fundamenta
en las ciencias sociales (historia, ciencias políticas, sociología, ciencias de
la comunicación) y también en la experiencia práctica
3.
El marketing
político como método para una buena comunicación política con los ciudadanos
4.
El marketing
político como estrategia de
contenidos políticos articulada con una caja de herramientas comunicacionales
específicas del mundo de la política
Como ves son
concepciones diferentes y prácticas diferentes. Algunas de ellas tal vez
incompatibles entre sí. Otras tal vez complementarias.
Los candidatos no son jabones
La protesta
contra el marketing político es legítima. No puedes vender un candidato
como si de un jabón perfumado se tratara. Y no deberías transformar las
campañas políticas en vanos ejercicios superficiales, en pura apariencia, en
colores bonitos y frases plastificadas.
Decididamente no.
Pero esta protesta
abarca solamente a la primera categoría reseñada líneas más arriba.
Solo a la primera.
Pero no tiene nada que ver con las otras categorías. Porque los otros 3 conceptos de marketing político que te señalé son completamente diferentes y recorren un camino absolutamente específico y propio.
La paradoja de los desconfiados
Imagina que tu
partido político rechaza vigorosamente la aplicación de herramientas del
marketing comercial en las campañas políticas.
Imagina que tu
partido desconfía de una disciplina que presume frívola y superficial. Y que
por lo tanto decide no hacer ni el más mínimo lugar en sus campañas a nada que
pueda etiquetarse como ‘marketing político’.
El problema es que
en el momento mismo que generaliza y confunde una forma de concebir la
disciplina con el conjunto de ella, pues en ese mismo momento se desliza dentro
de la paradoja de los desconfiados. Y allí queda, atrapado y derrotado.
¿Por qué paradoja
de los desconfiados?
Porque tu partido político necesita expresar bien sus ideas, comunicarse, crecer y ganar espacios en la sociedad. Pero para ello no alcanza con pensar. Las ideas se tienen que difundir. Y para ello se necesitan herramientas, técnicas, métodos.
¿Qué hace entonces
el partido de los desconfiados?
Recurre a la estrategia de marketing político más antigua, más primitiva, más amateur y más ineficaz en el mundo de hoy: altavoces, papeles impresos, improvisación, muros pintados…
No perciben que
eso también es marketing político, pero del malo, del que no funciona. No digo
que esas herramientas no tengan cabida sino que limitarse a ellas es hacer un
tipo de marketing político cuyo efecto es alejarse de la
gente y perder elección tras elección.
Esa es la
paradoja: rechazar con pasión el marketing político y al mismo tiempo
entregarse en cuerpo y alma al más rancio marketing político.
Estrategia política y herramientas de comunicación
Si haces política
en serio, entonces tienes que decidir qué estrategia de marketing político vas
a emplear. Si crees que no vas a usar ninguna, te aseguro que sí tendrás una de
todos modos y que además será la peor.
¿Mi consejo?
Supera la protesta superficial y los automatismos. Crece más allá de lo viejo y superado. Y camina rumbo al profesionalismo en tu estrategia, tu comunicación, y tus campañas políticas y electorales.
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