Es
verdad, aunque los médicos no lo crean.
Mi intención no es ofenderlos ni deben darse por aludidos. Pues, no me refiero a la yatrogenia, la
impericia, la negligencia ni a la imprudencia de los médicos; sino a unos
terapeutas en particular.
En
el Perú, mi amigo el doctor Zuño Burstein reconocido dermatólogo; bien debe
saber que en Turquía, tiene un serio competidor para paliar el acné, la
soriasis y otras enfermedades dermoproliferativas. Son los pequeños peces Garra rufa y “Cyprinion macrostomus”.
Estos “dermatólogos” tienen el hábito de comer células epidérmicas del
estrato córneo (las llamadas “células muertas”) sin que el paciente sienta
dolor.
Se
podría decir que son pirañas light.
Viven en agua dulce a una temperatura de 30 a 40 grados.
En Turquía es una especie protegida para evitar su sobreexplotación y se
produzca una “fuga de talentos”. Pues,
están de moda en los spa de las
principales ciudades del mundo en donde se desempeñan como masajistas,
pedicuros y hacen peeling. Quienes los explotan tienen que mantenerlos
al hambre; porque no trabajan, si están satisfechos. Negocio más rentable no puede haber en el
mundo. (Aunque sí, él de la empresa
minera Due Rom en la Oroya, Perú).
No
sólo Turquía tiene excelentes animales médicos sino también nuestro país; lo
que nos debe de colmar de orgullo nacional:
El Piojo, cirujano ocular y El Renacuajo, cirujano bucal.
El Piojo en el ojo limpia las
nubes y carnosidades con sus patas al caminar.
El renacuajo o una rana muy pequeña, llamada ch’ich’icaña, limpia las úlceras de la boca o aftas. En aymara esta enfermedad se denomina kankami; a veces se extiende hasta la
laringe. Esos conocimiento y muchos
otros se encuentra en Así nomás nos
curamos… uno de los libros que todo peruano debe leer. (Fue preparado por la Asociación Chuyma de Apoyo Rural PUNO y editado en Lima por el
PRATEC en 1997; tiene 359 páginas).
Los
autores del libro: los Paqos (sacerdotes y médicos aymaras), Yatiris (los que saben), Qolliris (los que curan), Qaqoris, (los que curan sobando) y Usuyuris (los que saben atender el
parto); aymaras monolingües de Puno. Ellos brindaron sus conocimientos de la medicina andina a sus hijos y paisanos;
quienes generaron un clima afectuoso para grabar los conversatorios, y luego
traducirlos al castellano.
Los
médicos serían unos animales –con perdón de los animales- y, es más, ni
siquiera peruanos, sino tomaran en cuenta la
medicina andino/amazónica que aún sobrevive en nuestro país. Pues, el
mayor problema del Perú es la ignorancia del Perú. Y no solo en medicina; tal como fue
corroborado sangrientamente por la reciente represión gubernamental de la
movilización indígena en Bagua.
Ante
ustedes presento al médico “dermatólogo”.
Posa especialmente para todos nosotros:
Lima,
23/08/2009
Antonio Rengifo
Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
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