Escribe: Milcíades Ruiz
Se abrió el telón y en el escenario aparecieron en sesión plenaria,
todos los lavanderos (de activos) afiliados a la Confederación
Interpartidaria de Mafiosos-COIMA. El primero en hablar fue un japonés en su
condición de ex presidente genocida que, tras las ejecuciones
extrajudiciales de niños, estudiantes, mujeres y ancianos como represalia
anti subversiva alegó: “Soy inocente”.
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“No
soy la señora K” dijo la hija. “¡Que
quede bien claro! Fuerza Popular no ha recibido dinero de Odebrecht”. Intervino entonces el expresidente “Feli-pillo” para
decir: “Oiga …… ¡No soy corrupto! Que me muestren una prueba, uuu…na,
y me retiro de la política”. Le tocó el turno al expresidente indultador de
narcotraficantes que muy horondamente dijo: “La corrupción no está en mi”.
“Otros se venden. Yo no”.
Por su parte
la jefa del gobierno de Humala exclamó: “Esa agenda y esa
letra, no son mías”. Desde el lado izquierdo del salón se oyó decir a la ex alcaldesa: “Busquen, levanten la alfombra, a ver si
encuentran algo que me vincule a la corrupción. No he recibido nunca un sol de
la empresa Odebrecht”. En el extremo derecho, la lideresa de este sector se
hacía la muertita, pero alegó: “Los aportes de campañas no son delito”.
Al instante,
el corrupto pinocho gringo replicó: “Vamos a ser implacables contra la
corrupción”. "Se
afirma que, después de haber sido ministro, se me contrató como consultor
financiero. Esta supuesta afirmación también es falsa". Le tocó entonces hablar al presidente
accidental que tras frustrarse el affaire Chincheros dijo “Yo no fui”. (…)
hace 12 años, cuando era parte de la empresa, dio servicio de alquiler de
maquinaria a unas empresas que hicieron la carretera Interoceánica Sur, pero
ninguna fue Odebrecht” (Fue con CONIRSA, que consorciaba a Odebrecht y otros
del Club de la Construcción).
De pronto,
ingresó a la escena la fuerza de choque lanzando la voz de alarma: ¡“Viene
la fiscalía”! Se oyó un disparo y alguien cayó. Todos salieron disparados:
Políticos nacionales, regionales, provinciales, distritales, testaferros y
demás, se camuflaron entre la gente. Se cerró este capítulo y Damián descendió
a los infiernos, pero hay quienes dicen que, al tercer día, resucitó entre las
ratas. Buscó el desagüe y salió por París. No lo creo.
Lo que sí
creo, es que los partidos políticos son los organismos más corruptos del Perú,
salvo desconocidas excepciones. Es la percepción popular recogida en diversas
encuestas de opinión. Los partidos políticos son feudos privados. Es la
comprobación sociológica. Los señores feudales, son caudillos políticos que
deciden y distribuyen el botín de la conquista electoral. Estos, por ahora
están bajo la persecución de la fiscalía hasta que, pasado el momento, sean
amnistiados o indultados.
Pero el
libreto de esta tragicomedia continúa con el siguiente capítulo porque los
caudillos siguen manejando sus dominios, aunque estén presos. Con el cinismo al
tope, los corruptos no cesan en repetirnos que están contra la corrupción. ¿No
es esto una ofensa a la inteligencia popular? La política ha degenerado en
politiquería, pero todo esto, es solo el reflejo de una estructura de
dominación que insólitamente, lleva el nombre de “democracia”.
En el
siguiente capítulo, desde el mismo seno de la corrupción ya se ha lanzado la
propuesta de una supuesta “Reforma Política” para que la aprueben precisamente
los políticos corruptos que deben su sitial al régimen vigente. ¿Se imaginan
ustedes, a las bandas de delincuentes comunes haciendo desde sus guaridas, la
reforma del código penal?
Pero así se
gobierna la república, y lo mismo sucedió en la década de 1960 cuando la
reforma agraria era un clamor nacional. La oligarquía terrateniente del
Ejecutivo remitía timoratos proyectos de reforma agraria a la oligarquía
terrateniente del Legislativo. Todos reconocían la necesidad de la reforma
agraria, pero lógicamente, los oligarcas y sus testaferros politiqueros la
hacían imposible, utilizando durante años toda clase de argucias, para evadir
la medida.
Se gestó
entonces la insurgencia armada que no cesó hasta que el gobierno de Juan
Velasco Alvarado hizo la reforma agraria tras derrocar la putrefacta
oligarquía. Con el retorno del anacrónico sistema político la población es
obligada a optar exclusivamente por partidos políticos y estos, están obligados
a corromperse para no quedar fuera.
Cuando
Toledo fue denunciado al descubrírsele una masiva falsificación de firmas para
la inscripción de su partido político, escuché decir a un alto dirigente de un
partido de izquierda: “¡Pero si eso hacemos todos!”. Como ya lo he dicho, mi
propuesta es eliminar dicha exclusividad y permitir el acceso directo a la
administración estatal en un régimen equitativo multisectorial.
Pero en el
caso del proyecto de reforma política propuesto por el Ejecutivo tampoco está
dirigido a cambiar la naturaleza antidemocrática del sistema político
imperante. Es solo un conjunto de refacciones administrativas del vetusto
modelo, ocultando las fallas de la corruptela para hacerlo menos vulnerable al
reclamo popular. No lo cambia. Lo perfecciona.
El escenario
político ha sido interrumpido por el drama agrario pero la comedia trágica para
el pueblo prosigue en los siguientes montajes del libreto. Los campesinos hacen
un paro y el gobierno le dice: No hay problema. “Tenemos coincidencias.
Estamos de acuerdo, el agro está olvidado”. Pero esto lo dice precisamente
el gobierno que lo ha olvidado, relegándolo al 11 lugar en el presupuesto
nacional, pues considera que los gastos militares tienen mayor prioridad que
invertir en la producción de alimentos.
Otra vez la
misma burla. Pero precisamente, es el engaño, el eje central de la desdicha
impresa en el libreto de nuestra historia. Así, se gobierna el Perú. “No
estamos aquí para repetir la historia sino para cambiarla” ha dicho el
Premier, de profesión, actor. ¿Le vamos a creer?
Mayo 2019
Otra
información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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