Las escaramuzas que dejó el coloniaje virreinal, en sus
descendientes españoles, (los criollos) se expresaron en fuertes luchas
intestinas por el poder, más que por el desarrollo del país; se suscitaron
golpes y contragolpes de Estado, originados por caudillajes criollos militares
y civiles, profundizando la crisis originada en España y desde España de
entonces. Fue un continuismo decadente y torpe pero no por ello menos voraz,
continuando con una concepción elitista y marcadamente étnica. Su cosmovisión,
de estos criollos, no les alcanzaba más allá de un contubernio para continuarlo
con la repartija de la riqueza del país y, en muchos casos, casi siempre,
ligados a intereses foráneos. Tanto ayer como hoy, con pequeños intervalos,
como el del gobierno del General Juan Velasco Alvarado, fueron las grandes
transnacionales quienes impusieron sus reglas de juego en perjuicio del país.
Oficialmente el país se independizó en 1824, las élites de
los criollos no pudieron amoldarse a las nuevas condiciones en los siguientes
años, generando profunda inestabilidad. Entre 1820 y 1845 (en tan solo en 25
años), cambiaron, alrededor de 50 veces al presidente, es decir, cada medio año
se cambió un presidente, en promedio; en tan solo un año (1834) hubo ocho
cambios y cinco Constituciones; en ningún otro periodo de la historia del Perú
hubo cambios de tal envergadura.
Las guerras civiles arreciaron la decadencia del país,
sumados a los conflictos fronterizos con los países vecinos, la economía estaba
sumida en un estado deplorable. El principal producto de exportación fueron los
minerales. El sector agrícola se encontraba en una situación caótica. Las
muertes de esclavos que lucharon durante la guerra trajeron como consecuencia
el agravamiento de la falta de mano de obra, permaneciendo esta situación
caótica por cerca de dos décadas.
Carlos Contreras, señala que Simón Bolívar le manifestó, con
preocupación, a José de San Martín “ni nosotros ni las generaciones
venideras verán el resplandor de la república que estamos fundando”
Como una bendición llegó la era del guano, pero, también,
como una maldición, se encargaron de despilfarrarlo envueltos en una tremenda
corrupción.
De acuerdo a Linda
Twrdek Kerstin Manzel, en Romero (1949, p 447) resume esta drástica situación
con “la era del guano oculta, como las tumbas de grandes faraones, bajo una
máscara hecha de oro, una momia devorada por gusanos”, retrata acá el
autor, que toda esta riqueza generada en el país, se despilfarró.
El Guano significó ingentes rentas dejadas de percibir por el Estado peruano,
debido a la corrupción. Wikipedia determina que entre 1840 y 1880, Perú vendió
alrededor de 20 millones de toneladas de guano, a razón de cientos de miles de
toneladas por año, principalmente a Gran Bretaña, determina que correspondió
a unos ingresos de 2 billones de dólares en ganancias; sin embargo, el país
quedó fuertemente endeudado. Nos preguntamos, dónde está tantísima riqueza por
su exportación a Inglaterra inicialmente y luego a EE.UU que surgen como un
neocolonialismo en nuestra patria
El salitre, entonces pasó a desempeñar un rol fundamental,
como un nuevo producto de exportación, pero pasó a manos de chilenos, en la
Guerra del Pacífico con Chile, el Perú tuvo que entregar Tarapacá y por tanto
este valioso recurso
Esta descomposición socio-política, se expresó en sus máximos
componentes del poder legislativo y ejecutivo, “poniendo y sacando” presidentes
con tan solo días de permanencia en el poder. Carentes, absolutamente, de un
amor a la patria y extraños a un sentimiento nacionalista y de una conciencia
nacional patriota y que se arrastra hasta el día de hoy.
Si se hubiese tenido algún grado de dignidad y amor a la
patria, este era el momento propicio para iniciar un cambio profundo y “romper”
con una estructura sociopolítica decadente y en retirada, ligadas a las
ataduras coloniales. Era propicio y oportuno, este momento, buscar y encontrar
un norte de un verdadero desarrollo e independencia de nuestra patria. Pero no
fue así, veamos.
Es imperioso, en tal virtud, desentrañar, brevemente, los
orígenes, vidas, grados, títulos, intenciones expresadas de, los por lo menos,
algunos de éstos que tuvieron que ver con la máxima magistratura del país:
presidente.
Primer Presidente de la República del Perú, José Domingo de La
Mar y Cortázar (José de La Mar), nació en Cuenca, de la República del Ecuador (extranjero)
§ Primer periodo gubernamental de José
de La Mar (1822-1823)
Fue un militar y político ecuatoriano que llegó a ser
presidente del Perú en dos ocasiones, presidió, también, el Consejo de
Gobierno, durante la dictadura de Bolívar (1826), es considerado por una
gran mayoría de historiadores y tratadistas como el Primer Presidente
Constitucional de la República del Perú. Permaneció, tan solo, 125
días en el poder y fue destituido por este mismo congreso que lo designó y lo
declaró “reo de alta traición”, por su captura se ofreció el título de “Benemérito
de la Patria”.
Fue hijo del español vizcaíno (provincia de España)
Marcos de La Mar Migura, “Administrador de las Cajas Reales de Guayaquil
y Cuenca” (Las Cajas Reales eran los sitios donde se depositaba
y disponía del oro, piedras preciosas, plata, dinero y otros bienes que
provenían de los tributos indígenas, decomisos, novenos, quintos y diezmos por
la producción y acuñación de oro y plata, pago de derechos, depósitos y deudas
pertenecientes a la Corona), y de la guayaquileña Josefa Paula Cortázar y
Lavayen, hermana de José Ignacio Cortázar y Francisco Cortázar, quien fue
obispo de Cuenca y gobernador de Jaén de Bracamoros, respectivamente
(Wikipedia).
A los dos años de edad, José de La Mar, (nuestro primer presidente) fue
enviado a España y estudió en el Colegio de Nobles de Madrid; durante toda
su infancia y juventud permaneció en España. Por la influencia de su tío “ingresó
al ejército español” como subteniente del Regimiento de Saboya.
En 1794 participó en la campaña del Rosellón contra la
Primera República Francesa, bajo las órdenes del conde de la Unión (español),
ascendiendo a capitán en 1795. Fue partícipe, en España, de muchas acciones
militares contra Francia, dando lugar a su ascenso a teniente coronel y
combatió, en defensa de España, cuando se produjo la guerra nacional contra la
invasión francesa de Napoleón en 1808. Este militar, graduado en España,
combatió férreamente en defensa de Zaragoza, España, haciéndose merecedor del
título de “benemérito de la patria en grado heroico” ascendiendo a
coronal, gracias a su heroicidad en defensa de España.
La Mar, estuvo al mando de una columna de 4,000 granaderos
veteranos (“columna de La Mar”), en 1812 en Valencia, cuyo frente estuvo al
mando del general Joaquín Blake. Fue apresado por los franceses y conducido
prisionero a Francia y encarcelado en el castillo de Semur (Borgoña); después
de un tiempo logró fugar volviendo, nuevamente, a España.
Restituido en el poder Fernando VII en el trono español
premió a La Mar por sus servicios, ascendiéndole a la clase de brigadier en
1815 y nombrándole “Caballero de la Órden de San Hemeregildo”.
Felipe VII ocupando como rey de España envía a Lima a La Mar
como “Subinspector General del Virreinato del Perú” además de la “Gobernación
de la Fortaleza del Real Felipe” del Callao.
Pero La Mar no tan solo sale triunfante venciendo a las
tropas peruanas, sino que una escuadra procedente de Chile inició el bloqueo
del Callao, La Mar nuevamente sale triunfante en defensa de la corona española
y en 1819, por todos estos hechos, es promovido a “Mariscal
de Campo”.
En la defensa a la corona española le fue concedido todos
estos títulos y grados que fueron ganados por La Mar reprimiendo enérgicamente
a las fuerzas peruanas que luchaban por su libertad e independencia.
Obligado La Mar a permanecer en la fortaleza del Callao, en
1820 (a menos de un año del levantamiento de San Martín), en junio de 1821 (el
mismo año del levantamiento de San Martín) se produjo el avance de los
patriotas hacia La Fortaleza del Callao y La Mar se batió ferozmente en contra
de los ataques patriotas (peruanos), en defensa de la Fortaleza a la espera de
refuerzos. Sitiado por mar y por tierra, La Mar rechazó todos los ataques
patriotas hasta que le llegó los refuerzos militares requeridos; al cabo de un
breve tiempo se le terminaron sus provisiones y se rindió. Al tomar esta
actitud, según algunos cronistas, dos aspectos tuvieron en cuenta en La Mar: 1)
sus sentimientos de criollo y 2) su vieja y
profunda amistad con José de San Martín (a quien conocía desde los días de
guerra de la independencia española). El 19 de setiembre de 1821 se rinde y
firma la capitulación del Callao, cuyos fuertes pasaron a favor de los
patriotas. El 26 de octubre de 1821, La Mar, renuncia al grado y las
condecoraciones que la monarquía española le había concedido.
Es así que este personaje luego de haber luchado tenaz y
fieramente en contra de las fuerzas patriotas, para sofocar su independencia,
hoy se incorpora a éstas para lograr lo que antes lucho contra las fuerzas
libertadoras y, más todavía, con el grado de General de División: El General de
División a José de La Mar, del ejército peruano
Ahora sí, José de La Mar, habiendo traicionado a la causa de
la independencia, viaja primero a Guayaquil a visitar a su familia y, estando
allí, la Junta de Guayaquil lo nombró Comandante General de la provincia y el
Supremo Delegado Torre Tagle lo reconoció como Gran Mariscal.
Un año después de haber capitulado y haberse rendido por la
superioridad de sus adversarios, (las fuerzas patriotas) el 20 de setiembre de 1822, José de La Mar, juramenta como diputado electo por la
provincia de Huaylas, y el Primer Congreso Constituyente del Perú lo nombra
presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú para suceder al gobierno
protectoral de José de San Martín, siendo aclamado, entonces, como el primer
presidente constitucional electo en el Perú, José de La Mar.
Con profundo convencimiento de ser, hoy, un defensor
patriota, organiza la Primera Expedición a puertos intermedios en el sur de
Perú, fracasando en su intento, se le acusa de ser muy contemplativo y mostrar
pasividad frente a los realistas (españoles). Traicionando, nuevamente, a la
causa libertadora de la nación.
Esto dio origen al primer golpe militar de la historia
republicana peruana. El ejército que se hallaba en el fundo Balconcillo
solicitó al Congreso la disolución de la Junta Gubernativa comandada por José
de La Mar, el 26 de febrero de 1823. El Congreso se negó y las tropas avanzaron
hacia la capital. El Congreso ordenó el cese de la Junta Gubernativa el 27 de
febrero de 1823 y destituye a José de La Mar. El 28 de febrero de 1823 elige
presidente de la República a José de la Rivagüero, ordenando la prisión de La
Mar.
Aún no termina, allí, la vida azarosa de este personaje (La
Mar). Simón Bolívar lo convoca y lo nombra General en Jefe de la División
Peruana del Ejército Unido Libertador del Perú el 12 de enero de 1824, cuyo fin
fue reorganizar las fuerzas patriotas en Trujillo.
El 24 de febrero de 1825 se hace cargo del poder ejecutivo,
durante la ausencia de Bolívar. El 28 de
febrero de 1827 se convocó a elecciones para el Congreso, La Mar, fue elegido
diputado por Huaylas y estando él en Guayaquil, recibe la noticia de su
nombramiento, por el Congreso de la República del Perú, como Presidente
Constitucional de la República, del Perú.
Econ. Juan Verástegui Vásquez
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