Dr. Hugo SALINAS
¿Retrocederíamos si aplicamos un modelo de economía y sociedad basado en
la propiedad colectiva? Digámoslo con
mayor precisión, ¿retrocederíamos si aplicamos una economía de mercado con dos sectores[i],
en donde el sector destinado a ser el hegemónico se basa en la propiedad
colectiva? Algunos piensan que “le passé
c’est le passé” (lo pasado es pasado), y que su aplicación sería un retroceso,
una vuelta al pasado. ¿Es verdad?
Como lo decía en mi artículo precedente[ii], la actividad
socio-económica de los homo sapiens,
en sus primeros 190 mil años, se basó en la propiedad colectiva. Y desde hace
unos 10 mil años que la propiedad individual se ha impuesto sobre la propiedad
colectiva. En el caso del Tawantinsuyo, por ejemplo, la propiedad individual se
ha impuesto desde la invasión española, a principios del siglo XVI. Es decir, desde
hace cinco siglos solamente.
Sobre la base de estos hechos históricos de la Humanidad, ¿podríamos
afirmar que “lo pasado es pasado”, y que no hay razón de seguir pensando en la
propiedad colectiva, menos aún proponerlo como una alternativa de solución ante
la pobreza, el desempleo, y el atraso en las formas de trabajar? Digo esto
porque, la solución a estos grandes males de nuestras sociedades modernas sería
una “economía de mercado con dos sectores”, en donde el segundo sector para
resolver estos problemas se basaría en las empresas-país,
cuyo propietario sería el país y, por consiguiente, estas empresas se basarían
en la propiedad colectiva. Una propiedad que pertenece a todos y ninguno en
particular. ¿Tiene sentido esta propuesta?
Lo primero que tenemos que precisar es que cuando decimos que “el
propietario es el país”, en ningún momento estamos diciendo que será
administrado por el gobierno de turno. Este modo de gestión pertenece a una “democracia
representativa y participativa”, en donde el gobierno central, a través del
presupuesto público maneja, por ejemplo, las empresas públicas. La empresa-país,
que pertenecerá al país, será administrada por el país en forma directa. Ante
una necesidad, son los ciudadanos que la proponen y crean con financiamiento
del país, y son los ciudadanos que la gestionarán en forma directa y a nombre
del país. Ya volveremos sobre este tema más adelante.
Centrémonos en el dicho de que “lo pasado es pasado”. La Humanidad en
estos momentos está desarrollando una nueva manera de trabajar, muy superior a
sus precedentes. Se trata de la economía inmaterial (en mi léxico, y con mayor
rigor digo que se trata del proceso de
trabajo de concepción). En los “países desarrollados”, esta nueva forma de
trabajar ya tiene su propia bolsa de valores (Nasdaq), y su propios íconos
(Bill Gates, Slim…). Es la forma de trabajar que resuelve problemas imposibles
de solución con los procesos de trabajo precedentes; que genera mayor valor
agregado, y cuyos íconos son los nuevos y más grandes millonarios del mundo.
En este caso, sí sería “retrógrado” proponer modelos de desarrollo que
se basen en la recolección (caza y pesca), como lo practican nuestros hermanos
al interior de la selva, en la
chaquitaclla de la agricultura primaria de nuestros hermanos del ande, o
en el buey traído por los españoles. Estas son formas de trabajar que
pertenecen al pasado en la evolución de la actividad económica. En este caso,
concuerdo con el dicho: “lo pasado es pasado”. Pero en términos de repartición
del resultado de la actividad económica no es así. ¿Por qué?
Para aclarar este punto debemos dejar por sentado lo siguiente: la actividad socio-económica tiene dos
elementos. Uno es el proceso de trabajo, una forma de trabajar, a la cual nos
hemos referido líneas arriba. Otro es la decisión socio-económica, la forma de
repartir el resultado de la actividad económica. Con el proceso de trabajo se
crean bienes económicos, la riqueza de una comunidad; en cambio con la decisión
socio-económica se define quién se beneficia del resultado del esfuerzo de todo
un pueblo, presente y pasado. Estos dos elementos de la actividad
socio-económica tienen comportamientos completamente diferentes, porque
obedecen a naturalezas diferentes. Mientras que en la evolución de los procesos
de trabajo podemos afirmar que “lo pasado es pasado”, en la decisión
socio-económica no lo es así.
La decisión socio-económica, segundo elemento de la actividad
socio-económica, que tiene que ver directamente con el bienestar de las
personas, es el resultado de una “decisión”. Y es la sociedad quien “decide” (bon
gré mal gré), y no el gobierno central o gobierno de turno. Es la sociedad, en
su conjunto, quien decide ya sea por la supremacía del bienestar de todos o por el bienestar
de algunos solamente. Y es una decisión que se instala en la base de la
actividad económica por una duración de miles de años, como la experiencia nos
indica.
Todo hace suponer que esta decisión de sociedad se apoya en una de las
características del elemento principal del proceso de trabajo en curso. La
actividad económica de los homo sapiens
en sus primeros 190 mil años de existencia se desarrolló en Repartición más o
menos igualitaria porque la característica del elemento esencial del proceso de
trabajo en curso impedía la aparición de la propiedad individual y, por
consiguiente, la instalación de la Repartición Individualista (El Centro de
Alimentación era de todos y de nadie en particular).
Es decir, la característica del elemento principal del proceso de
trabajo de aquel entonces facilitaba la implantación de la “propiedad colectiva”,
tanto en el proceso de trabajo a mano desnuda como en el proceso de trabajo con
herramientas (lanza, maso, flecha…). En aquel entonces se imponía de una manera
“natural” la propiedad colectiva, la misma que condicionaba una Repartición más
o menos igualitaria de la totalidad del resultado de la actividad económica.
En cambio, en la segunda fase de Los
dos procesos naturales de producción (agricultura y ganadería), cuyo
elemento central es la tierra cultivable, se impone la Repartición
Individualista porque dicho elemento facilitó que una tercera persona se
pudiera apropiar de ella, sin siquiera haber participado en su creación. Es así
cómo, una vez más, la “decisión de sociedad” se apoya en la característica del
elemento principal del proceso de trabajo en curso.
Y desde aquella época, hace 10 mil años aproximadamente, la Repartición
Individualista, que permite que el 100% del resultado de la actividad económica
sea apropiado por un reducido número de personas, perdura hasta la fecha sin
modificación alguna. Primero, tanto en el esclavismo como en el feudalismo y
gamonalismo; luego, en el capitalismo en donde la máquina es el centro de la
actividad industrial. Resulta ser que la máquina, elementos central de la
industria (proceso artificial de
producción, en mi léxico), facilita la continuación de la Repartición
Individualista porque, como su precedente, la tierra cultivable, puede ser
apropiada por un tercero sin siquiera haber participado en su creación.
Aquí lo más importante. Cuando la economía inmaterial se imponga en la
economía-mundo, ¿la Repartición Individualista seguirá imponiéndose? Todo
indica que no será así. ¿Por qué? Simplemente porque los conocimientos y competencias del trabajador, elemento central del
proceso de trabajo de concepción, es inmaterial, y está localizado en el
interior del propio trabajador, lo cual impedirá su apropiación por una tercera
persona y, a partir de ello, establecer una relación de dominación.
Es esto lo que permite suponer que, en el futuro, el elemento central
del proceso de trabajo de concepción será de propiedad colectiva, comunitaria,
de todos y de nadie en particular. Y con ello tendremos una actividad económica
a Repartición Igualitaria del resultado
neto de la actividad económica. Y digo del “resultado neto” porque los
salarios seguirán pagándose en función de las competencias y habilidades del
trabajador. Es decir, no será una economía y sociedad igualitaria pero, en
donde las desigualdades socio-económicas, producto de una relación de
dominación, habrán desaparecido. No más pobreza/riqueza, desempleo, atraso y
destrucción de la Naturaleza. La vuelta a la propiedad colectiva es inevitable
e inminente.
Lima, sjl, 26 de diciembre del 2014
[ii] http://www.alainet.org/active/
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