Asia Times Online
29-12-2014
Traducido del inglés para Rebelión por Germán
Leyens
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Roma y
Pekín. El Imperio Romano lo hizo. El Imperio Británico lo copió con estilo. El
Imperio del Caos lo ha hecho siempre. Todos lo hacen. Divide e impera. Divide y
vencerás o divide y conquista. Es obsceno, brutal y efectivo. No para
siempre, sin embargo, como los diamantes, porque los imperios se desmoronan.
Una
habitación con vistas al Panteón puede ser una celebración de Venus, pero
también un vistazo a la obra de Marte. Había estado en Roma esencialmente para
un simposio –Global WARning– organizado por un grupo muy comprometido,
talentoso, dirigido por un exmiembro del Parlamento Europeo, Giuletto Chiesa.
Tres días después, cuando se desató la corrida sobre el rublo, Chiesa fue
arrestado y expulsado de Estonia como persona non grata, una ilustración gráfica
más de la histeria antirrusa que se apodera de las naciones bálticas y del
control orwelliano que la OTAN tiene sobre los débiles lazos de Europa [1].
Simplemente no se permite el disenso.
En el
simposio, celebrado en un antiguo refectorio dominicano del siglo XV con
divinos frescos, que ahora es parte de la biblioteca del Parlamento italiano,
Sergey Glazyev, por teléfono desde Moscú, presentó una lúgubre interpretación
de la Guerra Fría 2.0. No existe un verdadero “gobierno” en Kiev; el embajador
de EE.UU. está a cargo. Una doctrina anti-Rusia se ha urdido en Washington para
fomentar la guerra en Europa y los políticos europeos son sus
colaboracionistas. Washington quiere una guerra en Europa porque está perdiendo
la competición contra China.
Glazyev
mencionó la demencia de las sanciones: Rusia trata simultáneamente de
reorganizar la política del Fondo Monetario Internacional, combatir la fuga de
capitales y minimizar el efecto del cierre de líneas de crédito para muchos
hombres de negocios. Sin embargo, el resultado final de las sanciones, dice, es
que en Europa estarán los perdedores económicos en última instancia; la
burocracia en Europa ha perdido el enfoque económico al hacerse cargo los
geopolíticos estadounidenses.
Solo tres
días antes de la corrida sobre el rublo pregunté a Mikhail Leontyev de Rosneft
(Secretario-director de Prensa del Departamento de Información y Publicidad)
sobre los crecientes rumores de que el Gobierno ruso se prepara para aplicar
controles de divisas. En esos días nadie sabía que el ataque al rublo sería tan
rápido y concebido como un jaque mate para destruir la economía rusa. Después
de unos expresos sublimes en la Tazza d’Oro, al lado del Panteón, Leontyev
me dijo que los controles de divisas eran ciertamente una posibilidad. Pero no
todavía.
Lo que
subrayó es que se trata de una guerra financiera propiamente dicha ayudada por
una quinta columna en el establishment ruso. El único componente igual en esa
guerra asimétrica son las fuerzas nucleares. Y si embargo Rusia no se rendirá.
Leontyev no definió a Europa como un sujeto histórico sino como un objeto: “El
proyecto europeo es un proyecto estadounidense”. Y la “democracia” se ha
convertido en una ficción.
La corrida
sobre el rublo llegó y se fue como un devastador huracán económico. Sin
embargo, no se amenaza con un jaque mate a un experto jugador de ajedrez a
menos que tu poder de fuego sea más fuerte que el relámpago de Júpiter. Moscú
sobrevivió. Gazprom hizo caso al pedido del presidente Vladimir Putin y venderá
sus reservas de dólares estadounidenses en el mercado local. El ministro de
Exteriores alemán Frank-Walter Steinmeier expresó oficialmente su oposición a
que la UE aumente la presión con sanciones contraproducentes contra Moscú.
Y en su conferencia de prensa anual, Putin destacó que Rusia soportaría con
éxito la crisis. Sin embargo, me interesé especialmente por lo que no dijo [2].
Cuando Marte
se hizo cargo, en una aceleración frenética de la historia, me retiré a mi
habitación del Panteón tratando de sintonizar a Séneca; de eutimia –serenidad
interior– a ese estado de imperturbabilidad que los estoicos definían como
aponía. A pesar de todo, cuesta cultivar la eutimia cuando se desata la Guerra
Fría 2.0.
Muéstrame tu
misil imperturbable
Rusia podría
siempre desplegar una opción económica “nuclear”, declarando una moratoria de
su deuda externa. Entonces, si los bancos occidentales se apoderaban de los
activos rusos, Moscú podría apoderarse de todas las inversiones occidentales en
Rusia. En todo caso, el objetivo del Pentágono y la OTAN de un conflicto armado
en el teatro europeo no tendría lugar. A menos que Washington fuera lo bastante
insensato como para comenzarla.
A pesar de
todo, sigue siendo una posibilidad seria, si el Imperio del Caos acusa a Rusia
de violar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), incluso
mientras se prepara para forzar a Europa en 2015 a aceptar el despliegue de
misiles crucero nucleares estadounidenses.
Rusia podría
ser más hábil que los mercados financieros occidentales al separarlos de su
riqueza de petróleo y gas natural. Los mercados colapsarían inevitablemente,
caos descontrolado para el Imperio del Caos (o “caos controlado”, según las
propias palabras de Putin.) Imaginad el derrumbe de más de 1.000 billones de
dólares de derivados. “Occidente” necesitaría años para reemplazar el petróleo
y el gas natural ruso, pero la economía de la UE sería instantáneamente
devastada.
Precisamente
cuando este vertiginoso ataque occidental contra el rublo –y los precios del
petróleo– utilizando el aplastante poder de firmas de Wall Street ya había
estremecido a bancos europeos expuestos hasta la médula, sus permutas de
cobertura por impago se dispararon. Imaginad a esos bancos colapsando en un
estilo de castillo de naipes de Lehman Brothers si Rusia declarara el default
provocando así una reacción en cadena. Pensad en una Destrucción Mutuamente
Asegurada (MAD) sin una guerra. A pesar de todo, Rusia es autosuficiente en
todos los tipos de energía, rica en minerales y agricultura. Europa no. Este
podría ser el resultado letal de una guerra impuesta por las sanciones.
Esencialmente
el Imperio del Caos va de farol y utiliza a Europa de peón. El Imperio del Caos
es tan débil en ajedrez como en historia. Sobresale en el aumento de las
apuestas para obligar a Rusia a ceder. Rusia no cederá.
La oscuridad
aparece al comenzar el caos
Parafraseando
a Bob Dylan en When I Paint My Masterpiece, abandoné Roma y aterricé en
Pekín. Los "marcos polos" de nuestros días viajan en Air China. En 10
años, lo harán en sentido inverso tomando el tren de alta velocidad de Shanghái
a Berlín [3].
Desde una
habitación en la Roma imperial a otra en un pacífico hutong, una
reminiscencia lateral de la China imperial. En Roma, los bárbaros se apiñan
dentro de las puertas, saqueando suavemente las migas de un patrimonio muy
rico, y eso incluye a la Mafia local. En Pekíbn, se mantiene a los bárbaros
bajo estricta vigilancia; por supuesto esto contiene un elemento panóptico,
esencial para asegurar la paz social interna. La dirigencia del Partido
Comunista Chino -desde las reformas trascendentales del Pequeño Timonel Deng
Xiaoping– perfectamente consciente de que su Mandato Celestial está
directamente condicionado por la perfecta sintonización fina de nacionalismo y
de lo que podríamos llamar “neoliberalismo con características chinas”.
En una línea
diferente de los “suaves lechos de Oriente” que sedujeron a Marco Aurelio, los
esplendores sedosos del Pekín moderno ofrecen una idea de una potencia
emergente extremadamente segura de sí misma. Después de todo, Europa no es nada
más que un catálogo de esclerosis múltiple y Japón se encuentra en su sexta
recesión en 20 años.
Para
rematar, en 2014 el presidente Xi Jinping ha desplegado un frenesí
diplomático/geoestratégico sin precedentes, vinculado en última instancia con
el proyecto a largo plazo de seguir borrando de forma lenta pero segura la
supremacía estadounidense en Asia y reorganizar el tablero global. Lo que Xi
dijo en Shanghái en mayo encapsula el proyecto: “Es hora de que los asiáticos
dirijan los asuntos de Asia”. En la reunión de APEC en noviembre, hizo un
doble, promoviendo un “sueño de Asia-Pacífico”.
Mientras
tanto, el frenesí es la norma. Aparte de dos inmensos acuerdos para el gas de
725.000 millones de dólares –el gasoducto Poder de Siberia y Altai– y una
reciente ofensiva relacionada con la Nueva Ruta de la Seda en Europa Oriente
[4], virtualmente nadie en Occidente recuerda que en septiembre el Primer
Ministro chino Li Keiqiang firmó no menos de 38 acuerdos comerciales con los
rusos, incluyendo un acuerdo de intercambio y un acuerdo fiscal, que implican
una interacción económica total.
Se puede
afirmar que el giro geopolítico hacia la integración Rusia-China es la mayor
maniobra estratégica de los últimos 100 años. El máximo plan maestro de Xi no
es ambiguo: una alianza comercial Rusia-China-Alemania. Los empresarios y los
industriales alemanes lo desean ardientemente, aunque los políticos alemanes
todavía no se dan cuenta. Xi –y Putin– están construyendo una nueva realidad
económica en el campo eurasiático, llena de ramificaciones políticas,
económicas y estratégicas cruciales.
Por cierto,
será un camino extremadamente accidentado. Todavía no se ha filtrado a los
medios corporativos occidentales, pero académicos de mente independiente en
Europa (sí, existen, casi como una sociedad secreta) están crecientemente
alarmados de que no exista un modelo alternativo al timo caótico del entrópico
timo duro de neoliberalismo/capitalismo de casino promovido por los Amos del
Universo.
Incluso si
la integración eurasiática prevalece con el paso del tiempo y Wall Street se
convierte en una especie de bolsa de valores local, China y el mundo emergente
multipolar todavía parecen estar trabados en el modelo neoliberal existente.
Y a pesar de
todo, tal como Lao Tzu, ya octogenario, dio al joven Confucio una bofetada
intelectual, a “Occidente” le haría falta que lo despierten. ¿Divide e impera?
No funciona. Y probablemente fracasará miserablemente.
Tal como
están las cosas, lo que sabemos es que 2015 será un año espeluznante en una
miríada de aspectos. Porque de Europa a Asia, de las ruinas del imperio romano
al reemergente Reino del Medio, todos continuamos todavía bajo el signo de un
temible, peligroso y desenfrenadamente irracional Imperio del Caos.
Notas :
1. Vea aquí
.
2. What Putin
is not telling us , Russia Today, 18 de diciembre de 2014.
3. Eurasian
Integration vs. the Empire of Chaos , TomDispatch, 16 de diciembre
de 2014.
4. China
set to make tracks for Europe , China Daily, 18 de diciembre de
2014.
5. China's
Li cements new export corridor into Europe , Channel News Asia, 16
de diciembre de 2014.
El último
libro de Pepe Escobar, que acaba de ser publicado, es Empire
of Chaos . Seguidlo en Facebook .
Pepe Escobar
es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid
War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad
during the surge (Nimble Books, 2007), y Obama does Globalistan
(Nimble Books, 2009). Contacto: [email
protected] .
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