miércoles, 10 de diciembre de 2014

MIGUEL ARAGÓN: ¿EL SOCIALISMO ES ANTIMINERO?




AGRADECIMIENTO AL SR. CESAR RISSO
(10 de diciembre de 2014)
Por Miguel Aragón

Considero  necesario agradecer al Sr. César Risso, por haber rescatado  del olvido  dos comentarios míos publicados el año 2012. Y no solo agradecerle, sino también felicitarlo, porque ya era tiempo que él, como parte de los asiduos colaboradores del Blog Creación Heroica, por fin se ha animado a tratar un problema concreto de nuestra realidad del presente.

Espero que nuestro intercambio polémico no  retroceda ni se desvíe  a las insustanciales discusiones  sobre “ismos” y “definiciones” teóricas  en abstracto, sino que este necesario debate de ideas se eleve al “análisis concreto de la situación concreta”, para lo cual modestamente hay  que “buscar la verdad en los hechos”. 

1.- Dos motivaciones diferentes

Es muy cierto lo que César Risso  anota en su artículo reciente Lucha por el agua, publicado en el Blog Creación Heroica  de este mes de diciembre.  Si pues, el 28 de marzo de 2012 divulgué mi comentario  Algunos criterios para analizar la relación entre el agro y la minería, y a continuación el 09 de abril de ese mismo año divulgué un segundo comentario titulado Aportes sobre la cuestión del agua.

Ambos documentos nunca los consideré  tesis acabadas, sino que simplemente eran “algunos criterios” y “aportes”, escritos en ese momento motivado  por las recientes movilizaciones realizadas en mayo y junio  de 2011 en Puno,  en noviembre y diciembre en Cajamarca, y la Marcha por el Agua realizada  el 10 de febrero de 2012. Esas acciones de masas concretas fueron la motivación de mis dos textos, y como es mi estilo, lo hice en forma polémica, abrigando en ese momento la esperanza de estimular un saludable intercambio de ideas sobre el tema.

Hasta hace muy poco, yo había llegado a la penosa conclusión que ninguno de los varios cientos de asiduos lectores de los grupos de correos que habitualmente yo utilizo para divulgar algunas ideas (en especial el grupo de correos foro centenario),  no  habían leído mis dos artículos, y si alguno de ellos se había tomado el trabajo de leerlos, no  encontró el más mínimo interés para comentarlos.

Pero desde este 02 de diciembre, tengo que reconocer que yo he estado equivocado “durante más de dos años”. César Risso acaba de divulgar que él si leyó mis dos artículos, y no solo los leyó en su oportunidad (año 2012), sino que la lectura le sirvió de reactivo y lo motivó  para escribir una crítica sin mencionarme, cuando él publicó en el  mes de junio de 2012 su comentario Conga, el hombre y el oro. Como él acaba de confirmar, su motivación no fueron las movilizaciones de masas realizadas en diversas partes del país, sino como él dice textualmente  “responder a las propuestas de Miguel Aragón sin mencionarlo”. Gracias, sinceramente muy agradecido, me siento muy halagado por tanto interés en responderme.

Dos años después nuevamente nos encontramos en las vísperas de otra Marcha por el Agua, y con varias semanas se anticipación yo he reenviado mis dos artículos, sacándolos así de los archivos del olvido, y este reenvío ha servido para que César Risso se vea “en la necesidad de criticar las propuestas de Miguel Aragón directamente”. Nuevamente se repite la historia, mi motivación ha sido la segunda movilización por el Agua a realizarse en esta semana, y la motivación de César Risso ha sido “responder a Miguel Aragón”.

Ahora, a más de dos años de distancia, yo recuerdo que en su momento (julio de 2012) leí el citado artículo de César Risso, y al leer la última parte lo festejé cono una sonora risa  burlona. La necesidad de la producción minera, incluida la producción del oro, no es una necesidad solamente de los países capitalistas desde los inicios de la época moderna en 1492, sino que también es una necesidad de los países socialistas desde los inicios de la época contemporánea  en 1917. Y no es solo una necesidad del presente, sino que también  seguirá siendo una necesidad en el futuro próximo. Entonces, me pareció risible    traer a colación la conocida cita de Lenin (sobre el destino futuro del oro como material para construir “urinarios”),  en un país como el nuestro, país en el cual todavía predomina el capitalismo semifeudal y semicolonial, y en el cual todavía no se han resuelto los problemas básicos del crecimiento económico y del desarrollo social.

Hasta donde estoy informado, en ningún momento del desarrollo de  los ´países socialistas (y con mayor razón en ningún país  capitalista) se ha planteado como “tarea del momento” darle al oro el despectivo destino de utilizarlo como “urinario”, salvo, claro está, en las excentricidades de algún derrochador jeque de los países árabes, o de alguna frívola y multimillonaria “estrella” de la industria del cine de Hollywood. Pero esas son actitudes individuales de excepción, que no concuerdan con las necesidades presentes del  desarrollo en ningún país, sea capitalista o socialista. En la actualidad, nos guste o no nos guste,  la producción de oro todavía continúa siendo una necesidad económica y social, y continuará siendo una necesidad en los inicios de la construcción del Perú nuevo.  

2.- Dos oposiciones diferentes al capitalismo

Desde que surgió el moderno modo de producción capitalista, en las mismas entrañas de la vieja sociedad feudalista,  el nuevo modo de producción dirigido por la naciente burguesía tuvo que afrontar una doble oposición,  una lucha contra el pasado, y  otra lucha contra el futuro.

Por un lado, la burguesía tuvo que resistir la oposición de las fuerzas retrógradas que se oponían a toda costa al desarrollo de las nuevas fuerzas productivas promovidas por el  capitalismo (revisar la  primera parte del primer  capítulo del Manifiesto Comunista), y por otro lado,  la burguesía tuvo que luchar contra el naciente proletariado, clase social que inicialmente luchaba por mejores condiciones de trabajo y de vida dentro del capitalismo ya formado, y que a medida que iba adquiriendo conciencia de clase y organización, el proletariado  comenzó a plantearse la necesidad de luchar por superar el capitalismo, luchar por pasar del ahora viejo modo de producción capitalista al nuevo modo de producción socialista, que ya se estaba incubando en el seno de la sociedad capitalista (revisar la segunda parte del primer capítulo del Manifiesto Comunista).

Si revisamos la historia, nuestra conocida y siempre confiable gran maestra y consejera, podremos comprobar que el proletariado  con conciencia de clase nunca luchó “por oponerse al crecimiento y desarrollo del capitalismo” (salvo en los inicios del capitalismo, cuando los primeros obreros, todavía sin experiencia y sin conciencia de clase, lucharon desesperadamente por destruir las máquinas para ilusoriamente oponerse al crecimiento del capitalismo), sino que, el proletariado siempre luchó por construir el  socialismo, precisamente sobre la base del desarrollo material legado por el “odiado” capitalismo.

El modo de producción capitalista ha sido y es una economía mundial. Primero superó los límites impuestos por la división feudal para lo cual utilizó la bandera de la “unidad nacional” (expresión política de la necesidad material del mercado interno para la realización  de sus mercancías), y después de conquistado el mercado nacional, la burguesía  utilizó la bandera de la “libertad de comercio”  para superar los límites del propio mercado nacional e imponer así el mercado único mundial, que está vigente  hasta el presente.

No obstante ese carácter único e integrador del moderno modo de producción capitalista, característica que los obsoletos nacionalistas no logran entender ni aceptar, el capitalismo  se ha desarrollado bajo la forma de diversas modalidades  en los diferentes países del mundo. Sin embargo, dentro de esa amplia diversidad, podemos señalar tres modalidades principales de desarrollo del capitalismo.

La  primera modalidad de desarrollo  del capitalismo realmente existente,  ha sido la que podríamos llamar capitalismo clásico, analizado y descrito por Marx en El Capital, el cual se  desarrolló en Inglaterra y otros países de la parte occidental de Europa. En el Prólogo  de El Capital, Marx escribió “Lo que me propongo investigar en esta obra es el modo de producción capitalista y las relaciones de producción y de cambio que le corresponde. El país clásico para ello  es hasta ahora Inglaterra. De aquí el que haya tomado de él los principales hechos que sirve de ilustración a mis conclusiones teóricas” (C. Marx, Prólogo a la primera edición alemana del primer tomo de El Capital, julio de 1867, en Obras Escogidas de Marx y Engels, pag.233, Editorial Progreso, Moscú)

La segunda modalidad de desarrollo del capitalismo realmente existente, ha sido la que podríamos llamar capitalismo semifeudal, analizado y descrito por Lenin en El Desarrollo del Capitalismo en Rusia, modalidad que se desarrolló a partir de  la segunda mitad del siglo XIX en Rusia y en la mayor parte de los países de la parte oriental de Europa.

La tercera modalidad de desarrollo del capitalismo realmente existente, ha sido la que podríamos llamar capitalismo semifeudal y semicolonial, analizado y descrito por Mariátegui en 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, modalidad que  se desarrolló desde mediados del siglo XIX en Perú, en la mayoría de países de Nuestra América, y también en los países de  Asia.

Supongo que entre nosotros, nadie puede poner en duda la condición de “socialistas convictos y confesos”,  de los autores de los tres libros mencionados  (El Capital de Marx, el Desarrollo del Capitalismo en Rusia de Lenin, y 7 Ensayos…de Mariátegui).  Si revisamos las tres obras, podremos observar  que  sus tres autores, en su labor de denuncia y lucha  contra el capitalismo, en ninguna parte de los tres libros  “se opusieron  al crecimiento y desarrollo del capitalismo” en general, ni tampoco “se opusieron al crecimiento y desarrollo de la producción minera” en particular.

Los tres  autores, Marx, Lenin y Mariátegui,  aceptaron el capitalismo como una necesidad  histórica, y lo que se plantearon seriamente, no fue “luchar por oponerse a la producción minera” (como nos reclama César Risso), ni por “oponerse al crecimiento del capitalismo”,  sino que su objetivo siempre fue  luchar por construir la nueva sociedad colectivista,  sobre las bases materiales legadas por el capitalismo (incluida la producción minera).

Muy diferente fue la posición de algunas tendencias del socialismo  pre-marxista que consideraban posible construir el socialismo “sin la necesidad de pasar por la fase de desarrollo  capitalista”, tendencia utópica que al comienzo fue  un  síntoma comprensible y propio del atraso del movimiento obrero de esos tiempos. Pero que,  después, al ser agitada en oposición al socialismo científico,  por los seguidores de Proudhon en la parte occidental de Europa (revisar el libro de Marx La Miseria de la Filosofía), y luego por los populistas en Rusia (revisar la larga lucha de Lenin contra los populistas), esa tendencia utópica de “oposición al desarrollo del capitalismo” (incluida la oposición a la producción minera y a la producción industrial), con el tiempo se transformó en una tendencia irracional y reaccionaria.

Y algo similar, pero con sus propias particularidades tropicales,  ocurrió luego en nuestra América cobriza. El sector reaccionario de la pequeña burguesía urbana en la década de 1920 agitó  la bandera del antiimperialismo para “oponerse al desarrollo del capitalismo” en nuestros países. Paralelamente, el sector reaccionario de la pequeña burguesía rural agitó la bandera de la restauración del indigenismo,  para también “oponerse al desarrollo del capitalismo”, incluida la oposición a la producción minera. Pero estas dos  chillonas tendencias de “oposición al desarrollo del capitalismo”, lo que realmente ocultaban, era su oposición real al socialismo, socialismo que precisamente se estaba incubando en el seno del naciente capitalismo en nuestros países.

En síntesis, por un lado una oposición al capitalismo, pretende luchar desde “fuera” del capitalismo, jalando la historia “hacia atrás”, por eso yo la califico de tendencia irracional y reaccionaria. Mientras que, por otro lado,  la otra tendencia de oposición al capitalismo, lucha desde “dentro” del capitalismo (reconociendo su necesidad) y jalando la historia “hacia adelante”, hacia la superación del capitalismo, es decir hacia el socialismo.  

Me parece que las posiciones  de Marx, de Lenin y de Mariátegui, frente al capitalismo, expresadas  en los tres libros mencionados más arriba, Mariátegui las resume muy acertadamente en  su artículo El sentido heroico y creador de socialismo.

 Mariátegui constató lo siguiente: “Marx descubrió y enseño que había que empezar por comprender la fatalidad de la etapa capitalista y, sobre todo, su valor. El socialismo, a partir de Marx, aparecía como la concepción de una nueva clase, como una doctrina y un movimiento que no tenían nada de común  con el romanticismo de quienes repudiaban, cual una abominación, la obra capitalista. El proletariado sucedía a la burguesía en la empresa civilizadora. Y asumía esta misión, consciente de su responsabilidad y capacidad –adquiridas en la acción revolucionaria y en la usina capitalista—cuando la burguesía, cumplido su destino, cesaba de ser una fuerza de progreso y  cultura”.  Además  agregó: “Por esto, la obra de Marx, tiene cierto sentido de admiración por la obra capitalista, y El Capital, al par que da las bases de una ciencia socialista, es la mejor versión de la epopeya del capitalismo”. Lo mismo podríamos afirmar de los libros de Lenin y del propio Mariátegui.

     En 1917 se dio inicio a la construcción del socialismo (próximamente, el año 2017, vamos a conmemorar el primer centenario de la nueva época histórica), y lo cierto es que, en los países en los cuales se ha comenzado a desarrollar el socialismo realmente existente (el único que en verdad merece ser tomado en cuenta en un análisis y debate serio),  dirigentes de la talla de Lenin y Stalin, Mao Zedong y Chou En Lai, o Guevara y Fidel Castro, entre otros, estando en el poder, en ningún momento se plantearon como tarea “la oposición a la producción minera” (incluida la producción del oro), ni la oposición a la producción industrial. Salvo que César Risso pretenda hacer suya, y reivindicar para su socialismo, la posición reaccionaria de Pol Pot ensayada brevemente en Camboya, o la posición reaccionaria de Abimael Guzmán en nuestro país, quienes vanamente pretendieron  instaurar  un supuesto “socialismo  agrario”,  sin industrias,  sin minas,  sin comercio, y claro está, un socialismo  sin producción de oro.

3.- Continuación de la acción conjunta, del  estudio y del debate.-

César Risso tanto en su comentario de junio de 2012, como en su reciente recusatoria de este mes publicada en el Blog Creación Heroica, ha planteado una serie bien amplia de temas de estudio y debate, que posiblemente me reclame a mí, comentarlos en varios artículos.  Trataré  de ser lo más breve y claro posible, para lo cual el primer “parámetro” que me autoimpongo, será no seguirlo a él, en el fácil recurso de apelar al uso de adjetivos, donde deberían  ir sustantivos. A continuación trascribo el artículo de César Risso, con subrayados por mí. Y como Archivo Adjunto reenvío la versión original del texto de Risso, es decir sin mis arbitrarios subrayados.    



Economía
LUCHA POR EL AGUA
César Risso

El año 2012, Miguel Aragón envió a los grupos de correo sus ideas y propuestas respecto de las luchas llevadas a cabo en Cajamarca, así como las desarrolladas por las comunidades nativas.

En aquella oportunidad publiqué el artículo Conga, el Hombre y el Oro, en el Blog Creación Heroica, en el mes de junio del 2012. Mi objetivo era responder a las propuestas de Miguel Aragón sin mencionarlo, esclareciendo el carácter de dicha lucha, así como la solución a la misma.

Hoy me veo en la necesidad de criticar las propuestas de Miguel Aragón directamente, dado que ha reenviado a los grupos de correo nuevamente los artículos: Algunos criterios para analizar la relación entre el agro y la minería, del 28 de marzo de 2012, y Aportes sobre la cuestión del agua, del 09 de abril de 2012.

Su propuesta se puede resumir en su negativa a oponerse a la actividad minera, y más bien a apoyarla. Lo curioso es que en estos momentos, en que a nivel de las diversas regiones, el pueblo se organiza para hacer frente a las actividades que afectan al medio ambiente en general, y al agua en particular, nos propongan renunciar a estas luchas.

La lucha contra la minería para poder usar el agua por los campesinos, es cuestionada por Miguel Aragón, atribuyendo esta consigna a Ollanta Humala, para con ello denigrarla. Así, nos dice que “La consigna general “Agro SI, Minas NO”,  y la  consigna específica “Agua SI, Oro NO”, que han agitado algunos desorientados y recalcitrantes confusionistas saturados de pasadismo -comenzando por ‘el candidato Ollanta Humala’ y su reaccionario plan de gobierno de ‘La Gran Transformación’ agitado en la última campaña electoral hasta abril de 2011-, nos parecen dos consignas irracionales y totalmente reaccionarias.”

Si Ollanta Humala agitó dichas consignas fue porque eran aspiraciones de los pobladores de Cajamarca frente a la minera Yanacocha, que pretendía llevar a cabo el proyecto minero Conga. Estas consignas, calificadas de irracionales y totalmente reaccionarias, en realidad expresan las luchas concretas de los campesinos de Cajamarca. Si estos se oponen a la actividad minera es justamente porque se han visto afectados de diversas formas por esta. La contaminación del agua por la minería es un hecho concreto. Y, por supuesto, no basta que Miguel Aragón nos diga que hay tecnología que puede mejorar esto. La burguesía utilizará las técnicas que económicamente les generen mayores ganancias. Esa es su racionalidad.

¿Pueden ser calificadas estas consignas de irracionales? De ninguna manera. La racionalidad de los campesinos y pobladores de Cajamarca es la de los trabajadores, que buscan satisfacer sus necesidades. ¿Es esto irracional? Si la actividad minera afecta los recursos que usan los campesinos, entonces es completamente racional que se enfrenten a las empresas mineras, que compiten por el recurso agua.

¿Se pueden calificar estas consignas de totalmente reaccionarias? De ninguna manera. Estas consignas privilegian al hombre, antes que a las ganancias que buscan las empresas mineras. Además, las consignas corresponden a luchas concretas, no a soluciones válidas para todo tiempo y lugar, como pretende presentarlas Miguel Aragón, con el ánimo de desvirtuarlas.

Lo irracional y reaccionario es negar la realidad del conflicto y de las luchas del pueblo de Cajamarca: “Mientras que a la actividad agrícola se le destina el 85% del agua actualmente utilizable, a la minería escasamente se le destina el 1% de ese reducido volumen. Este es el fondo del problema de la contradicción, contradicción más artificial que real, existente entre las necesidades de agua en el Agro y en  la Minería.” (Aportes sobre la cuestión del agua, 9 de abril 2012. Miguel Aragón)

En la medida que del total del agua aprovechada en el Perú, solo el 1% se usa para la actividad minera, mientras que el 85% se utiliza en la actividad agrícola, esta resulta siendo a ojos de Miguel Aragón una contradicción inexistente. Este no tiene ni la capacidad, ni el interés de apreciar los casos concretos en los que la actividad minera compite por el uso de agua con la agricultura, y en consecuencia, este aparece como un defensor de la burguesía minera.

Hay que llamar la atención acerca del método que utiliza para demostrar la inexistencia de este conflicto. Nos habla de datos totales, generales, para encubrir la expresión concreta en la que se presentan los conflictos reales. Este encubrimiento le sirve para defender los intereses de la burguesía.

Otro método aplicado por Miguel Aragón es de denigrar las consignas de lucha. Así nos dice: “En el presente no se pueden sembrar ‘vallas’ que estorben y dificulten el desarrollo del futuro”. Esto es, las consignas de lucha de parte del pueblo son calificadas de “irracionales”, “totalmente reaccionarias”, “vayas que estorban el desarrollo del futuro”. Todo esto corresponde a un método que pretende rechazar la lucha concreta del pueblo de Cajamarca, para justificar la defensa de la actividad minera.

Seguidamente plantea la solución general: “El problema que los pobladores peruanos tenemos que afrontar seriamente, y resolver técnicamente, es como aprovechar al máximo y de una manera racional este preciado recurso natural.

En su solución excluye el concepto de clase social, para reemplazarlo por el de “pobladores peruanos”, y con ello reduce el problema a una cuestión estrictamente técnica. Al excluir el concepto de clase social niega el concepto de sistema capitalista, que es el que domina actualmente a nuestro país, para tocar el asunto desde el punto de vista técnico económico, negando el tratamiento desde el punto de vista socioeconómico. Nos habla de racionalidad en abstracto, en lugar de hablar de sustituir la racionalidad capitalista con la racionalidad socialista; pues la primera se guía por la obtención de plusvalía por medio de la explotación del trabajador asalariado, mientras que la segunda tiene por ley la satisfacción de todas las necesidades, tanto materiales como espirituales de todo el pueblo, a través del trabajo solidario sin explotados ni explotadores.

Es cierto que Miguel Aragón habla de capitalismo y de clase dominante, pero lo hace ubicando estos conceptos de tal forma que no atienden al caso concreto de las luchas comentadas.

La conclusión a la que llega Miguel Aragón es la siguiente: “Para continuar con el actual Crecimiento Económico, y crear las condiciones necesarias más favorables para el futuro Desarrollo Social, para poder superar el atraso general del país y la pobreza de la mayoría del pueblo, una de las tareas centrales en la construcción del Perú Nuevo del futuro será planificar de manera estratégica el Control y Manejo de las 157 Cuencas Hidrográficas existentes en el país. Control y Manejo necesario y obligado con el objetivo de utilizar al máximo y adecuadamente el agua disponible, en primer lugar para el consumo humano directo, y también para ser utilizada en el desarrollo de la agricultura, la ganadería, y la industria, incluida  la minería.

Agro SI, Minas SI, para Industrializar el Perú, sería la consigna general más adecuada para expresar las necesidades reales de la población, que puede complementarse con otra consigna más específica Agua SI, Oro SI, para financiar el Crecimiento del País.”

Aquí enlaza la necesidad de continuar con el actual crecimiento económico, que obviamente tiene carácter burgués, como premisa del futuro desarrollo social. Es decir, propone apoyar a la burguesía en el crecimiento económico, con lo cual debemos dejar de luchar contra la actividad minera que afecta el uso de los recursos hídricos para la actividad agropecuaria de las comunidades campesinas. Les dice a los comuneros, no luchen por el agua y contra la actividad minera que los afecta, porque ello impide crear la base material para el socialismo; transformando el conflicto entre las clases trabajadores en general, en un apoyo a la burguesía.

Miguel Aragón habla de no rebajar la lucha a la lucha protestataria; pero plantea luchar por aumentar el crecimiento económico; es decir, se ubica por debajo de la lucha protestataria.

Cómo entiende la lucha protestataria Miguel Aragón; pues como la lucha contra el cambio de gobierno, que expresa la lucha contra la política del gobierno de turno. Es decir, que pretende que los trabajadores, en general, no luchen por sus reivindicaciones inmediatas. Pero con su análisis y sus críticas a estas luchas, él mismo deja de lado estas luchas para defender a la burguesía minera.

Sin embargo, en contradicción consigo mismo, plantea: “El largo periodo de crecimiento económico capitalista iniciado el año 1993, resulta una condición muy favorable para el desarrollo de la lucha reivindicativa por la distribución de lo producido (para distribuir la acrecentada Renta Nacional). Estas luchas reivindicativas están fortaleciendo a las organizaciones de masas, y están favoreciendo la acumulación de fuerzas para luchas futuras, luchas que serán por objetivos superiores.”

Miguel Aragón se cuelga de una idea naturalista y la aplica dogmáticamente a la lucha concreta en el campo de la sociedad, cuando dice que “La tierra, el agua, y el aire, son diversas formas de existencia de la materia en movimiento que forma nuestro planeta. El agua, así como la tierra y el aire, son  recursos relativamente inagotables para seguir siendo utilizados por la humanidad durante muchos siglos más. La acción destructiva de la humanidad desarrollada sobre todo en la época capitalista, no tiene la  capacidad de destruir, y mucho menos  de “agotar”  esos tres recursos. La materia no se crea ni se destruye, la materia se encuentra en permanente transformación.”

El problema que se plantea a las comunidades campesinas se trata como un principio de la materia. Pero se trata precisamente del agua, y esta se contamina, y en el actual sistema capitalista tiene precio, que contiene el beneficio del capitalista. Pero esto queda de lado para Miguel Aragón, para poder defender a las empresas mineras.

En momentos en que el pueblo se organiza para enfrentar a las empresas extractivas, generando un gran movimiento, que puede transformarse en un frente nacional, Miguel Aragón les dice que sus propuestas son anacrónicas y antihistóricas, y pretende conducirlos hacia una lucha por el crecimiento de la producción, convirtiendo a estos movimientos en furgón de cola de la burguesía; cuando de lo que se trata es de orientar estos movimientos hacia la destrucción del sistema capitalista.

La solución que la burguesía proponga al problema del medio ambiente será para su beneficio; así, hará un enorme negocio de la protección del medio ambiente, para obtener más plusvalía a través de la explotación de los trabajadores asalariados.

El problema es que parece que estamos en una encrucijada: o luchar contra el capitalismo como sistema, para reemplazarlo por el socialismo, o lucha contra la contaminación del medio ambiente.

En las actuales condiciones, si la lucha por el agua y el medio ambiente adquiere la forma de un movimiento de masas, o de un frente de masas, puede ser esta la vía que nos conduzca a la victoria final del socialismo, a condición de que el proletariado consciente sepa cumplir bien su jornada, esto es difundir ideas y propuestas socialistas, contribuyendo a organizar así a este gran movimiento para derrocar el capitalismo y construir el socialismo.

Para esto debemos enfrentar las propuestas como la realizada por Miguel Aragón, quien tras un fraseario seudosocialista, tratan de desorientar al pueblo llevándolos a desarrollar una política pro burguesa.


No hay comentarios: