21/07/2017
Y como nadie está en capacidad de mantenerse contra
la voluntad de un pueblo alzado, entonces debemos admitir que, en torno al
tema, asoman otras explicaciones.
La “contra” venezolana está aplicando todos los
recursos que tiene a la mano para enfrentar un proceso social de corte
progresista y liberador.
Desató, primero, una suerte de “desobediencia
civil” a la gestión pública. Después, inició bataholas sociales de distinto
signo, que desembocaron en agresivas acciones focalizadas en una zona de
Caracas.
Hoy despliega una ofensiva violenta que dura ya
casi cien días, y a la que enfrenta el gobierno apenas con gases lacrimógenos
porque luce maniatado por disposiciones legales que impiden a la policía hace
uso de armas de fuego para defenderse; como ocurre aquí, por ejemplo.
Pero no se queda en pequeño. Incapaz de enfrentar
una consulta ciudadana que podría facilitar una salida democrática a la crisis
que agobia al país, la “contra” alentó, el domingo pasado una descomunal farsa
que encontró mucho más acogida aquí, que en Caracas. La TV y los medios de
comunicación radiales e impresos, en nuestro país, le concedieron una cobertura
publicitaria más amplia que aquella que le permiten a la huelga de los médicos,
al paro de los maestros en el Cusco y otras ciudades del sur del país, o al
conflicto minero que desembocó en una huelga laboral en el sector.
Y claro, eso explica que PPK haya preferido hablar
sobre “el plebiscito caraqueño” en lugar de ocuparse de los conflictos
sociales, instruyendo a sus ministros para que los resuelvan con un elemental
sentido de justicia.
La “contra” Venezolana, va por más. No sólo busca
frustrar la votación del 30 de julio destinada a elegir una Asamblea
Constituyente; sino que desatada una “huelga general de la burguesía” en todos
sus extremos. Una manera práctica de mostrar cómo es que lloran los ricos
cuando tocan sus oscuros privilegios.
Un Paro Nacional -como el del 19 de julio de 1977,
en el Perú, por ejemplo- puede ser decretado en un país, por una organización
sindical con autoridad, y prestigio de masas. Y puede ser respaldada y llevada
a la práctica de instituciones y organizaciones sociales vigorosas
consustanciales a una sociedad en marcha.
Pero ese no es el caso de esta medida “de lucha”
impulsada en la Patria de Bolívar. Ninguna Central Sindical y ninguna
organización de trabajadores, ha “convocado” esta “Huelga Nacional” que los
medios peruanos saludan con tan envidiable entusiasmo.
Este “Paro” no afectará en absoluto la economía del
país, más allá de lo que la afecta la “corrida de capitales” que provoca la
ofensiva sediciosa de la derecha fascista. Y no generará cambio alguno en el
escenario político venezolano, porque el gobierno de Nicolás Maduro -aunque le
pese a PPK y los suyos- cuenta con el apoyo mayoritario de la población, sobre
todo con el respaldo de los trabajadores, que no se muestran dispuestos a
sumarse al siniestro juego de la reacción.
Debiéramos ser conscientes, sin embargo, que esta
ofensiva no se habrá de quedar en pequeño. La denominada “Mesa de Unidad
Democrática” ahora habla de un supuesto “programa de gobierno”, y mañana querrá
proclamar el surgimiento de un “gobierno democrático en la clandestinidad” ¿Con
qué propósito? Uno muy simple: que gobiernos como el de PPK -y podría sumarse a
Macri, Temer o Peña Nieto- lo “reconozcan”; y así lo sitúen en la posibilidad
de demandar a la Comunidad Internacional “apoyo militar” para derribar al
gobierno de Maduro. Los pasos para procesar una intervención armada contra
Venezuela, marchan de modo acelerado. La OTAN, luce atenta.
Por eso los peruanos debemos seguir con atención el
hilo de esta madeja. Ella no está destinada sólo a golpear al pueblo
venezolano. Forma parte de una nueva arremetida contra el Proceso Emancipador
Latinoamericano. Debemos, entonces, exigirle a PPK dos cosas: que saque sus
manos de Venezuela, y que atienda y resuelva las legítimas demandas sociales
que hoy enarbolan los trabajadores. Si no lo hace, habrá de enfrentar -más
pronto de lo que cree- una verdadera Huelga General destinada a enfrentar el
“Modelo” neo Liberal que agobia a nuestro pueblo.
Gustavo Espinoza M.
Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera
http://www.alainet.org/es/articulo/186995
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