10/04/2018
1. GLOBALIZACIÓN Y LOS CAMBIOS ENTRE NORTE Y SUR
a. El traslado del eje de acumulación en el mundo
Ante el
pensamiento único y fundamentalista es un reto reconstruir una epistemología
compleja, que reconoce la importancia de la temporalidad, las dimensiones
múltiples y lo trans-disciplinario nos señala Houtart (2009). Tal visión de la
realidad conduce al crecimiento de la conciencia de la pluralidad de las
instancias epistemológicas sin negar el pensamiento de Marx. La globalización,
conceptualmente en lo económico, es la mundialización de la ley del valor.
Dicha mundialización es un proceso de marchas y contramarchas pero con un
sentido de largo plazo y que tiene repercusiones en todos los planos de la vida
social. El proceso encierra un control cada vez más significativo de la
producción, del proceso de trabajo y del flujo de riquezas a escala mundial y,
muestra a la par un nivel más concentrado del capital y centralizado de
apropiación de la plusvalía/plus trabajo mundial.
El 80% del
comercio mundial se explica en tanto comercio entre transnacionales (ETN´s) y
el 50% como intra-trasnacional (ETN). El 48% de la riqueza social
producida/ensamblada en la economía de las transnacionales tiene asiento en
paraísos fiscales (Londres-Delaware-Hong Kong, etc.) por lo tanto, es invisible
a los ojos del Estado-nación de país central. El 48% circula por los mal
llamados “paraísos fiscales” y el 52% en los estados nacionales, o sea, el 52%
es visible a las instituciones de la administración de los países.
El 97% de las
ganancias y rentas anuales socialmente producidas terminan en los llamados
paraísos fiscales. Estos paraísos son parte de una nueva arquitectura
financiera global que se configura como un sistema extraterritorial
(extra-Estado nación). Ante ello pierde sentido la caracterización de las
operaciones de los paraísos como “fuga de capitales”. Hoy estamos delante una
nueva forma de capital dominante y de una nueva forma de Estado (Global). Es un
Estado sin fronteras ni ciudadanos que no rinden cuentas a nadie. Solo es fuga
de capitales para los gobiernos de los Estados-nación ya que el Estado global
opera desfinanciando a los Estados de los países centrales.
El sistema
integrado transnacional de producción, constituido por 88.000 empresas
transnacionales (ETN’s) y sus 600.000 asociadas o afiliadas en el mundo entero,
es el núcleo estructural del capitalismo globalizado del siglo XXI. Cadenas
globales de producción constituidas por las empresas transnacionales –ETN´s,
donde el 42% vienen de ser norteamericanas y el 22%, europeas. La modificación
fundamental del sistema en los últimos 15 años ha sido el traslado del eje de
la acumulación de los países centrales a los emergentes, en primer lugar
Asia/China. La República Popular se ha convertido en la primera potencia
comercial del mundo, tanto en importaciones como en exportaciones, y con una
relación comercio internacional/PBI que asciende ahora a 75%, es decir una
economía muy abierta.
China ha
modificado su posicionamiento en las cadenas globales de producción, y ha
dejado de ocupar el segmento final de ensamblaje del conjunto basado en mano de
obra barata. Dicho desplazamiento puede verse en la distribución del valor
agregado INDUSTRIAL mundial. De acuerdo con datos del Banco Mundial en
el 2000 China generaba menos del 7% de dicho valor, mientras en 2015 ya
explicaba el 20%. En igual lapso EUA cae del 22% al 15%. Hoy en día China se ha
puesto a la cabeza del sistema a través de nuevas industrias de alta tecnología
que la colocan en el eje del proceso global de integración industrial. Casi 40%
de las exportaciones chinas son ahora bienes de equipo y de capital, es decir,
productos de alta tecnología. Las empresas transnacionales en China responden
por más de 90% de esas ventas externas. Para ello utilizan 1.400 laboratorios de
tecnología avanzada (Jorge Castro, 2014).
La migración de
capital o “outsourcing” ha sido una estrategia consciente de los capitalistas
globales. Una de las manifestaciones y magnitud de estos cambios está en la
formación bruta de capital fijo. Mientras EUA multiplica entre 1990 y 2015 este
indicador por 2, China lo hace por 24. Mientras China explicaba en 1990 el 2%
del valor agregado industrial mundial, en 2015 ya explica el 20%. El
´outsourcing´ es una poderosa arma contra la organización sindical, reduciendo
los salarios e intensificando la explotación de los trabajadores en los países
centrales. Una de las características sorprendentes de la globalización es que
una proporción muy grande y creciente de la fuerza de trabajo en muchas cadenas
de valor globales se encuentra ahora en las economías en desarrollo o
emergentes. El centro de gravedad de la mayor parte de la producción industrial
del mundo se ha desplazado del norte al sur de la economía global.
Si bien ha
conducido a una enorme expansión en el empleo de los trabajadores de los países
de bajos salarios, también es cierto que ha destruido empleo al importar
productos que antes se hacían localmente.
b. La mundialización y sobre-explotación de la fuerza de
trabajo
La caída de la
URSS abre paso, en 1991, al lanzamiento de la Unión Europea y al ascenso en la
órbita de la economía del Capital Financiero Global como nueva forma de capital
dominante que opera sin límites de fronteras. Hasta 1980 el mercado de trabajo
operaba sobre todo dentro de los límites de las fronteras nacionales. Desde
fines del siglo XX se da la constitución de un mercado mundial de trabajo. La
"población económicamente activa" (PEA) del mundo pasó de 1.900
millones en 1980 a 3.100 millones en 2006, lo que representa un aumento del
63%. Casi todo este crecimiento cuantitativo se ha producido en las
"naciones emergentes", que ahora albergan el 84 por ciento de la
fuerza de trabajo mundial. En esencia, la globalización del mercado mundial de
trabajo significa una mayor capacidad de reemplazo de la fuerza laboral en el
mundo entero. Esto implica inestabilidad laboral, una tendencia mundial a la
baja de los salarios, un aumento en la jornada de trabajo y un empeoramiento en
las condiciones laborales y esto en el mundo entero.
El Capital
Financiero Global opera con sus redes financieras des-localizadas disputando el
poder a las corporaciones financieras multinacionales de la Triada (EUA, UE,
Japón y sus bloques de poder). Lo cual será inmediatamente seguido por el
desarrollo de una nueva arquitectura política. En su nueva arquitectura
productiva tiene la necesidad de acelerar la globalización, la deslocalización
global de la composición orgánica del capital.
En 2010, el 79
por ciento de los trabajadores industriales del mundo ya vivían en regiones del
sur emergente (541 millones), frente a solo 34 por ciento en 1950. Solo
el 21 por ciento del total de trabajadores industriales (145 millones) en 2010
vivían todavía en los ex países centrales. Para los trabajadores de la
industria manufacturera que hagan uso de cadenas de subcontratación, este
cambio es aún más dramático. Ahora, el 83 por ciento de la mano de obra del
mundo de la manufactura vive y trabaja en las naciones del Sur Global.
La clase
trabajadora global ocupada en cadenas de subcontratación nunca ha sido más
numerosa en su participación en la fuerza de trabajo total. Sin embargo, la
participación de los salarios en los ingresos internos ha disminuido, tanto en
el Sur Global como en el Norte Global (tanto los trabajadores en el sur como en
el norte tienen por adversario/oponente al capital global. Los salarios pagados
a los trabajadores en el Sur se ven afectados por factores que no tienen
relación con la productividad de estos trabajadores en el trabajo. En el
capitalismo nunca se paga la fuerza de trabajo por su valor sino por su precio
de (re)producción como cualquier otra mercancía. Lo que sucede en el siglo XXI
es que se procura bajar ese precio de (re)producción de la fuerza de trabajo
tanto en el Norte como en el Sur, mundializando el ejército industrial de
reserva. Opera la tiranía del mercado en términos de Houtart (2001).
Sin embargo, a la vez observamos las primeras manifestaciones de la
globalización/mundialización de las resistencias como el ´Otro Davos´ (1999) y
búsquedas de alternativas como el Foro Mundial de Alternativas (1997) y el
primer Foro Social Mundial (2001).
c. Identidad con diversidad pero sin sensibilidad de
clase
La inseguridad
laboral, económica y social se agravó aún más con la crisis financiera de 2008
que marca la Gran Recesión del siglo XXI. A partir de la crisis financiera y la
consecuente depresión económica hay fuertes alzas en las tasas de desempleo
hasta en los países centrales. En Grecia y España se observan en términos
reales tasas superiores al 25%. Las tasas de desempleo juvenil (entre 16 y 24
años de edad) superaban incluso el 55%. Con ello, empeoran los seguros de
desempleo y aumenta la presión sobre el mercado de trabajo. La seguridad
económica viene en caída libre y, con esta también, la seguridad social y por
ende la política y cultural.
Con la
globalización la propia democracia formal, como modelo de representación, ha
perdido credibilidad. Ya no hay proyecto nacional y por tanto cada vez menos
compromisos con la ciudadanía misma. Los grandes partidos, y los bipartidismos
tradicionales, están en crisis. Nacen nuevas fuerzas políticas como
fragmentación de los grandes partidos y todas tienen en común la consigna:
“contra la globalización”. La globalización ha creado un heterogéneo mundo del
trabajo compuesto por cada vez menos trabajadores formalizados, y un ejército
creciente de diferentes modos de la informalidad y en las diferentes
situaciones sociales propias de la economía popular de subsistencia. La
heterogeneidad de trabajadores se manifiesta, por la exaltación que hace el
globalismo financiero de las diferencias para dividir a los pueblos: entre
pieles blancas, negras, amarillas, rojas; entre indoamericanos,
hispanoamericanos, afroamericanos, sino-americanos, con sus mixturas. Su
heterogeneidad se manifiesta y exalta además por haber hombres, mujeres,
bisexuales con su diversidad; por sus misturas religiosas de protestantes,
evangélicos, católicos, budistas, islamistas, etc.; por las generaciones de
adultos mayores, adultos, adultos jóvenes, ´millenials´ y niños.
Las políticas
globalistas apuntan a una identidad con diversidad pero sin “sensibilidad”
de clase (supuestamente desaparecida), lo que fragmenta las
reivindicaciones sociales sin cambiar el poder de la clase dominante del país,
por el contrario lo fortalece. Con las reivindicaciones de las diversidades
solo cambiaron el color y el género de ´algunos´ en las clases medias de altos
ingresos. Las clases trabajadoras en cambio solo observan la falta de empleo y
la enorme brecha de ingresos que ha generado la globalización.
La victoria del
presidente Obama, una persona de color, no mejoró el bienestar económico de la
clase trabajadora negra, ni de las mujeres de menores recursos, mostrando los
límites de tal estrategia identitaria, en ausencia de unas
medidas de tipo clasista que solo se logra con las clases trabajadoras bien
organizadas, organización que el globalismo con Clinton y Blair como ejecutores
han logrado desmantelar en muchos lugares. No es extraño entonces que en las
elecciones del 8 de noviembre de 2016 en EUA la gran mayoría de las
mujeres de clase trabajadora haya votado por Trump, quien fue, de los dos
candidatos (Trump y Clinton), el que acentuó más el discurso hacia la clase
trabajadora.
Es obvio que la
comunicación dominante, que apostaba por Clinton y el Partido Demócrata como
los defensores del globalismo y su estrategia identitaria, tampoco nos informen
sobre este particular y más bien hacen todo lo posible de declarar ´loco´ al
Trump. En relación a este orden político, afirma Houtart (2009)
“notamos que la democracia parlamentaria tiene hoy de manera muy visible una
serie de desviaciones, tanto por su mercantilización como por las alianzas
contradictorias y la corrupción”.
d. Fin del reformismo, nacionalismo y xenofobia en el
Norte
En países que se
han caracterizado por un reformismo más o menos desarrollado, la población no
deja de un momento para otro de creer en el sistema vigente aunque se note la
crisis, pues bajo el reformismo del “Estado Benefactor” y el “New Deal” se
instauró y se consolidó la seguridad económica y social por lo que perdura la
fe en el reformismo político aún en tiempos de crisis. Esta fe popular no se
destruye de un año para otro en países como los periféricos de la Unión Europea,
ni tampoco de una generación para otra en países centrales de la Unión Europea
o EUA. En un primer momento, las masas populares siguen creyendo con firmeza en
las relaciones sociales existentes y que el estado tiene que proveer. Defienden
el statu quo propio de capitalismo industrial de 1933-a-1980 a toda costa, a
todo precio y a costa de otros (inmigrantes y minorías en general). La
xenofobia y el nacionalismo promovido desde el poder económico más bien
encuentran tierra fértil, como bien puede observarse en las elecciones
recientes en la Unión Europea y EUA.
En defensa del
derecho a estar en las “sagradas” relaciones capitalistas en su crisis de
legitimidad, lleva la política popular hacia posiciones conservadoras,
xenofóbicas y nacionalistas. Que se expresa por medio del derecho ilusorio de
salvar su nación, su cultura, su raza, a costa de todo. El ascenso del
nacionalismo es consecuencia lógica del proceso de cambio de una situación de
baja capacidad de reemplazo de la fuerza de trabajo que se caracterizaba por su
estabilidad laboral con seguridad económica y social, a una situación de
creciente capacidad de reemplazo con gran inestabilidad laboral, desempleo e
informalidad del trabajo que son la causa de la inseguridad económica y social
en los trabajadores. La globalización del capital financiero generó este
proceso en todos los países ´desarrollados´ del Norte, pero también para
amplias capas de la población ´subdesarrollada´ en el Sur.
Cuantos más
derechos económicos y sociales ha adquirido (un segmento de) la población, más
derecho siente a estar dentro del sistema. En el siglo XX este nacionalismo
popular constituyó la base para que se montara el capital monopólico de una
nación con su proyecto imperial fascista. En el siglo XXI, al capital financiero
globalizado no le interesa el nacionalismo, más bien lo contrario. La elite
financiera global de Wall Street y de la City de Londres, y sus grandes
transnacionales, buscan más bien acabar con la soberanía nacional para crear un
gobierno global bajo su liderazgo. Aunque para ello primero debe quebrar el
bloque de oligarquías que sostiene a la UE como proyecto estratégico
continental vinculado por diferentes medios al multipolarismo pluriversal.
Por ello no es
extraño que en la UE haya aparecido un partido nacionalista tras otro, xenófobo
y euroescéptico, y además ha sido fogoneado por el Globalismo desde distintos
lados para instalarlo. Interesante en este caso es señalar que el día
internacional de la mujer, millones de españolas no solo marcharon sino que
lograron a la vez realizar un paro nacional, rompiendo la estrategia
identitaria fragmentaria del globalista y haciendo primar la estrategia de
unidad del pueblo en la lucha, en la diversidad y heterogeneidad. Pareciera que
la identidad nacional es una tendencia que no se podrá erradicar en la UE ni
tampoco en EUA con Trump. Por lo tanto de lo que se trata es qué estrategia de
poder la articula. Es la estrategia unipolar globalista para derrotar a los
multipolarismos y luego reducir lo nacional a lo local que la articula o más
bien la estrategia multipolar pluriversal para consolidar las alternativas
sistémicas y donde lo nacional es una identidad necesaria a ser integrada
además de la identidad de género, de etnia y de clase. Con ello surgen y se
acentúan las contradicciones entre grandes capitales.
e. Los intentos post-neoliberales en el Sur
Hoy en día las
fronteras nacionales dejaron de constituir el marco dentro del cual se da la
reproducción de la fuerza de trabajo, aunque ya vimos que en los ex-países
centrales todo indica que estamos yendo marcha atrás en este aspecto,
defendiendo los beneficios económicos y sociales de la baja capacidad de
reemplazo de la fuerza de trabajo en tiempos pasados. Con el neoliberalismo
quedó estancada e incluso sufrió un retroceso la transición de una situación de
alta capacidad de reemplazo de la fuerza laboral con mucha inseguridad
económica y social y por ende política a otra con una capacidad de reemplazo
más reducida que genera mayor seguridad económica y social. Esta inseguridad
económica y social sin perspectiva de mejora genera inestabilidad política y
crea condiciones para que se desarrollen fuerzas contestatarias que tienden a
cuestionar el sistema capitalista hasta en su raíz.
Con contadas
excepciones, los países latinoamericanos dejan ver en la era neoliberal un
estancamiento, e incluso un retroceso, en el mercado de trabajo, caracterizado
por la inestabilidad laboral, inseguridad económica y social, y por ende
política. A partir del escenario anterior, no es extraño observar que América
Latina se vislumbre, desde fines del siglo XX, como la región con mayores
cambios políticos tendientes a la desconexión del neoliberalismo y en la que la
opción poscapitalista tiene vida plena en los debates académicos y políticos.
El limitante de plantear proyectos nacionales de cambio político, en un
contexto del modus operandi de capital financiero globalizado dominante, un
solo país no logra cambiar fácilmente las relaciones económicas del poder. En
este contexto observamos en América Latina, en esta década, un cierto desgaste
en los proyectos políticos nacionales-regionales y un retorno electoral muy
manipulado por los medios y la corrupción, y hasta por golpes de Estado
(Paraguay, Brasil, Honduras, etc. por nombrar solo donde fueron exitosos) hacia
un retorno al globalismo o continentalismo, cuando en el Norte sucede
precisamente lo contrario.
2. CONTRADICCIONES ENTRE GRANDES CAPITALES
a. Contradicción Globalismo-Continentalismo en la Unión
Europea
La Unión Europea
(UE) constituye hoy un bloque regional de poder de país-central
(Estado-Continente), conformado por 27 países. Los grandes capitales
financieros Alemanes, en primer lugar, junto con los de Francia, se despegaron
de su base nacional y se transformaron en capitales financieros y oligarquías
contientales de la UE, para hegemonizar este bloque continental. Este hace todo
el esfuerzo de mantener unificada a la UE. Por un lado combatiendo el
nacionalismo euroescéptico y un Estado nacional volcado hacia adentro, como el
caso de Cataluña por ejemplo, pero a la vez defiende al Estado-región a capa y
espada frente al proyecto del Estado global propagado por la City de Wall
Street y la de Londres.
El objetivo
globalista fue y sigue siendo poder desintegrar la Unión Europea y subordinar
los países al proyecto del Estado global en construcción bajo liderazgo de Wall
Street y la City de Londres. Los bancos globalistas (Citigroup, Barclays, HSBC,
Lloyd´s, ING-Baring, Santander- CH, etc.) son dueños de los principales medios
de comunicación dominantes en el mundo (Time Warner de Turner, que posee la
cadena CNN y los diarios New York Times y Washington Post, BBC, Deutsche
Welle), con su brazo armado en la OTAN y la CIA, han fomentado olas migratorias
sobre todo desde Siria; al financiar movimientos terroristas como ISIS, a fin
de fomentar el nacionalismo xenofóbico en la UE y con ello el euroescepticismo.
También a Partidos
Políticos: Le Pen en Francia, Alternativas para Alemania (AfD), Wilders en
Holanda, etc., obtuvieron toda la publicidad en medio de atentados terroristas
a menudo de bandera falsa y migraciones ´forzadas´, a menudo provocados por la
CIA y la OTAN bajo bandera falsa, en la primera vuelta para fomentar el
euroescepticismo. No así en la segunda vuelta en Francia por ejemplo, donde
Macron llega a la presidencia frente a Le Pen gracias al apoyo de los grandes
medios globalistas y no por su posición partidaria. Para los globalistas en
medio de la crisis del Brexit, la City de París debería poder suceder a la city
de Londres y así asumir el control de la UE vía los poderes
económico-financieros. Y de este modo, poder frenar a la City de Frankfurt que
está muy integrada al poder político de la UE a través del BCE y de la CE
(Comisión Europea). Macron representa estos intereses financieros globales que
son asfixiantes y arteros en la producción de subjetividad y
manipulación. La segunda vuelta de las elecciones en Alemania se prolongó
en el tiempo debido a los medios globalistas que no querían ver un gobierno de
mayorías parlamentarias fuerte, a Merkel como canciller y de llegar a serlo
verla muy debilitada.
El Brexit
(“Exit-Salir de la UE”), hecho que comienza con la votación del referéndum
del 23 de junio de 2016 en el Reino Unido, donde se vota por salir de la UE, el
proceso de la salida se encuentra aún en pleno desarrollo y la disputa acerca
de la particular forma en que se llevará a cabo, ha implicado un fuerte golpe
sobre el estatus privilegiado de la City de Londres en el
Reino Unido (RU) - y de la oligarquía financiera global en ella. Lo anterior se
expresa fundamentalmente en torno de lo que se denomina “pasaporte financiero”.
Este habilita a empresas radicadas en territorio europeo a operar dentro de
todo el mercado común. Brexit implica que las principales empresas y bancas del
mundo, que cuentan con sus centros de operaciones en Londres para sus negocios
dentro del mercado europeo, deban trasladar parte importante de sus equipos,
instalaciones y empleos a otras cities. Sobre todo Paris y
Frankfurt compiten para absorber la migración de los actores financieros,
jugándose en ello también la oportunidad de disputar más fuertemente el
territorio UE. Estos cambios que golpean directamente a la gran banca global en
la City de Londres y su acceso el mercado europeo, uno de los más importantes
del mundo.
La city londinense
constituía la piedra angular del proceso de globalización financiera. En los
mercados de divisas y de derivados, Londres concentra el 40 y el 50% del
negocio mundial y el 40% del negocio mundial de Londres se hace con Europa. Es
así que se encuentran radicadas en Londres muchas de las principales empresas y
bancas globales. Con el Brexit se disputa también el regreso de la soberanía
comercial de Bruselas (capital de la UE) al Reino Unido, controlada por la
Oligarquía Continentalista europea, germano-francesa.
El Brexit puede
ser observado también como una jugada para retomar el control del Reino Unido
por parte de la Corona Británica, enfrentada con la estrategia del globalismo
financiero. El euroescepticismo de los globalistas sin duda contribuyó al
resultado. El Brexit abre una oportunidad para la Corona de profundizar los
lazos de cooperación estratégica con la China Multipolar, la cual tiende a
consolidar e incrementar sus respaldos frente al Globalismo.
b. Contradicciones Globalismo-Continentalismo en Estados
Unidos
Con el resultado
de las elecciones de 2016 en EUA, el mundo observa que estamos frente a fuertes
contradicciones entre capitales también dentro de EUA. ¿Cómo pudo ganar Trump?
La clase trabajadora en Estados Unidos viene sufriendo una reconfiguración
en las últimas décadas, en distintos niveles y que está en relación con los
cambios en las formas de organización del capital en general y del capital
financiero global en particular que impactan en un retroceso que se puede
percibir en la caída de los salarios reales (20%), empeoramiento de las
condiciones laborales con un aumento en la intensidad del trabajo y la
prolongación de la jornada laboral dejando un aumento de 65% en la productividad
por plusvalía absoluta y la guerra desde arriba contra los sindicatos (solo un
6% de trabajadores en EUA están afiliados en el sector privado).
Los globalistas
neoliberales que financiaron e impulsaron la candidatura de Obama y luego la de
Clinton son el campo más visible de las élites corporativas, que hoy no son
monolíticas. Hay divisiones y conflictos importantes dentro del establishment corporativo
gobernante. Las corporaciones multinacionales continentalistas (JPMorgan-Chase,
Bank of América y Goldman Sachs, etc.) y sus conglomerados de comunicación como
News Corp de Murdoch (que incluye el diario Wall Street Journal y la
cadena Fox News, etc.) apoyaron a Trump y los globalistas, lo fueron
por el grupo CNN y los diarios New York Times y Washington
Post, apoyaban a Clinton.
La victoria de
Donald Trump puede ser indicador de que entramos en un nuevo ciclo geopolítico.
Nunca la puja financiera transnacional, entre Continentalistas y Globalistas,
había llevado al sistema electoral e institucional a una crisis, donde va al
límite y más allá de la legalidad sistémica imperial en un contexto de fuerte
conmoción y movilización social. La victoria de Donald Trump en EUA (como la
corona británica con el Brexit en el Reino Unido) significa, que toda la
arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra Mundial en
Bretton Woods (1944), se ve ahora trastocada y se derrumbará. Entramos en una
era nueva cuyo rasgo determinante es “que no hay ganador a la vista”. Ahora todas
las opciones están abiertas y pueden ocurrir.
Es preciso señalar
que el Continentalismo en el territorio económico de EUA implica el NAFTA
-North American Free Trade Agreement (EUA+ Canadá+ Méjico) es la otra fracción
de capital financiero transnacional que brega más bien por fortalecer a EUA
apuntando a “Otro Siglo Americano” basado en el Dólar, viendo en ello la
garantía de su propia hegemonía. Esta fracción está expresada en parte por el
Tea Party del partido Republicano y hegemonizado por capitales con asiento en
la esfera del complejo industrial-militar, el petróleo, la industria
farmacéutica entre otras, entrelazados en los directorios de sus megabancos
(JPMorgan-Chase, Bank of América y Goldman Sachs, etc.) y de sus corporaciones
multinacionales con mayor desarrollo en lo nacional y multinacional que en lo
global, no es internacional porque se desarrolla negando lo nacional y sus
relaciones.
La proyección de
poder de la gran banca multinacional es desde el país central multinacional,
proyectándose como unipolarismo-unilateral, y delimita estados-continentes. Es
la continuidad de la Trilateral con tres áreas y tres monedas que tiene su
momento más elevado en 1998 (Dólar, Marco y Yen). Aunque ambos son modos de
poder unipolar y financiero, la multinacional se encuentra claramente en su
fase de declinación pero con fuertes intentos de ´Restauración´, basado en que
aún es dominante: en el pentágono y en el complejo
financiero-industrial-militar.
c. Contradicciones internas manifiestas en EUA con Trump
Trump expresa un nacionalismo
industrialista anti-globalista y anti-oligárquico. Si bien Trump había
mantenido un fuerte enfrentamiento con el establishment del Partido
Republicano a lo largo de las internas electorales, Trump le asignó un espacio
importante en el gabinete a Goldman Sachs, gran banca financiera
norteamericana, baluarte del campo de fuerzas que conforma el esquema de poder
continentalista norteamericano, enfrentado al globalismo. Frente al
cosmopolitismo y multiculturalismo que conlleva la globalización transnacional
se observa, tanto en EUA con el trumpismo como en el RU con las fuerzas del Brexit,
que se refuerzan las reivindicaciones étnicas nacionalistas en tanto
maniobras defensivas frente a un proyecto que amenaza la propia identidad
nacional fundante, base de sustentación en que se asientan los proyectos
estratégicos que no superan la escala continental.
La nueva política
exterior de Trump pasó a concentrarse en reducir las cargas financieras que le
implica a EUA ser árbitro mundial (en instituciones y organismos como la OTAN y
la ONU) para concentrarse en el lema de “Estados Unidos primero”, en pos de
reindustrializar el país y recuperar los empleos perdidos a causa de la
globalización que ocasionó la deslocalización de empresas. Desde esa posición nacionalista
industrialista, ello parecía implicar una política menos intervencionista y más
aislacionista en materia internacional.
Trump apuntaba a
desarmar el diseño geoestratégico globalista de la administración de su
predecesor Obama. Éste se apoyaba en tres grandes pilares: el TPP (Acuerdo
Transpacífico), el TTIP (El Tratado Transatlántico) y el TISA (El Acuerdo sobre
Comercio de Servicios), acuerdos comerciales y de inversión concebidos a la
medida de las empresas transnacionales globales (ETN’s). El Tratado
Transpacífico, en particular, buscaba conformar el mayor bloque económico del
mundo, representando el 40% del PBI global. Trump afirmó que la retirada del
TTP representaba un gran beneficio para los trabajadores norteamericanos, en
base a su doctrina de America First, buscando forzar un proceso de
relocalización de las grandes transnacionales frente a la deslocalización
operada desde los años ’90 sobre todo hacia las economías de China y el
Asia-Pacífico.
La nueva política
comercial estadounidense apunta a revertir el gran déficit comercial global con
que cuenta EUA, de 750.000 millones de dólares, principalmente con China
(347.000 millones), seguido por Japón (69.000 millones), Alemania (65.000
millones) y México (63.000 millones).
Renegociar el
TLCAN (o NAFTA), que agrupa a Estados Unidos, Canadá y México contraponía a
Trump con sus aliados tácticos del continentalismo norteamericano, proyecto
estratégico y esquema de poder que se asienta en el NAFTA como base territorial
para poder seguir jugando en los primeros planos del poder mundial. Por ello a
Trump le lleva más tiempo, con fuertes tensiones de por medio. Las amenazas de
Trump de salirse del NAFTA han dado lugar a oportunidades para otros grandes
jugadores mundiales que podrían dar lugar a realineamientos geopolíticos de
México y Canadá. Éste último país firmó a fines de 2016 el Acuerdo Económico y
Comercial Global con la Unión Europea. México, por su parte, fue invitado por
China hacia fines de 2017 a un foro de negocios en una cumbre del BRICS. Trump,
por su parte, no se quedaba atrás, apuntando la nueva administración a
establecer una alianza estratégica con el Reino Unido de May, bajo el proyecto
de su Corona Británica, contrarios ambos al globalismo financiero. La
estrategia Trump, el America First, se juega su futuro no sólo en el
terreno nacional, sino en el geopolítico. Los apoyos de esquemas alternativos
como el BRICS, o de un jugador de menor escala como la Corona Británica, son
apoyos claves para ganar en margen de maniobra.
Otro de los temas
de mayor relevancia fueron las diferencias entre EUA y Alemania, personificadas
en sus líderes, Trump y Merkel. El conflicto nace por los cuestionamientos del
primero en torno al aporte que Alemania hace a la OTAN, organismo que Trump
había calificado como “obsoleto” y “una carga” para los EUA. Esto se desarrolla
en el marco de una OTAN que, conducida por los intereses del Unipolarismo
Financiero Global (como su brazo armado), empieza a ser reflejo de las disputas
geoestratégicas entre diversos jugadores y esquemas de poder mundial. Como
respuesta a esta situación, y como hecho de primer orden geoestratégico, la
Comisión Europea se ha planteado la conformación de un ejército común propio,
lo cual equivaldría a aumentar sus grados de autonomía y soberanía continental
frente a ambos unipolarismos financieros (global y continental).
En lo político
Trump buscó dejar de sostener al Estado Islámico de Siria e Irak (ISIS) como
habían venido haciendo las élites financieras globalistas expresadas por Obama,
mediante la CIA y la OTAN, para desintegrar la UE y contener el avance de Rusia
en Eurasia y de China con la Nueva Ruta de Seda multipolar. Se puso el blanco
entonces en combatir al terrorismo islámico radical, instrumento que podrían
utilizar sus enemigos globalistas para generar hechos de desestabilización a la
presidencia Trump, por lo cual avanzó con los decretos contrarios a la
inmigración indiscriminada de países de Medio Oriente.
3. EL ESTADO PLURIVERSAL MULTIPOLAR: ¿UNA ALTERNATIVA?
La división
profunda, estructural, del unipolarismo financiero transnacional y el
enfrentamiento orgánico entre su línea financiera Globalista y la
Multinacional, construyen una situación de Umbral de Poder, crisis
orgánica de época que permite que proyectos alternativos al capitalismo
financiero transnacional, como el de capitalismo social de estado o
emancipatorios de estado social encuentren condiciones para su momento
histórico. En este punto se puede observar la importancia estratégica
del momento en que surgen los esquemas de poder pluriversales (que
parte de una Comunidad de comunidades) y multipolares (con equilibrio de
fuerzas) alternativos (Brics y Vaticano-Francisco) a los esquemas
financieros unipolares (Globalista y Multinacional).
En julio de 2014,
China y los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) toman posiciones y
lanzan como programa la Nueva Arquitectura Financiera alternativa al
Dólar/FMI/BM. Los BRICS representan al 45% de la población mundial, el 25% del
PIB mundial y el 41% de las reservas de divisas del mundo. Su comercio
intra-bloque supone el 17% del comercio mundial. El Banco Asiático de Inversión
en Infraestructura (BAII) y su proyecto de la ´Nueva Ruta de Seda´ con
inversiones gigantescas proyectadas para la integración de Eurasia, pretende
rivalizar con el FMI y BM, y también con el Banco Asiático de Desarrollo
(creado en 1966, y muy controlado por Japón como continentalista). Este grupo
de países además viene construyendo una arquitectura financiera paralela a la
dominante del FMI, con su propio Banco de Desarrollo y su Fondo de Reservas; y
realizan una gran parte de sus transacciones comerciales sin “utilizar” el
dólar. En materia de inversiones extranjeras directas, las de flujo Sur-Sur ya
son casi 50%.
La Nueva Ruta de
Seda o el proyecto One Belt One Road (OBOR) se lanza en 2014. El proyecto
integra a 60 países, el 75% de las reservas energéticas conocidas al mundo, el
70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial.
La nueva “Ruta de la Seda” se configura como un proyecto de comercio y
producción, para motorizar el comercio y la producción en el mundo, pero
también como un proyecto geopolítico de gran envergadura. El desarrollo de
estas iniciativas representa la emergencia de un proyecto de nuevo orden
mundial, que terminaría con la hegemonía de los Estados Unidos en tanto
Estado-Nación de país central y potencia central unipolar, para dar lugar a un
nuevo mundo interconectado a través de múltiples polos de poder soberanos.
China, en el marco
del BRICS y de la Nueva Ruta de Seda reveló que van a usar entre si un nuevo
esquema de moneda: Petróleo/Yuan/Oro. A partir del 26 de marzo de 2018 el yuan
es totalmente convertible en oro, cuando la Bolsa Internacional de Energía de
Shanghái lanzó contratos de petróleo a futuro denominado en yuanes chinos
(CNY), convertibles en oro. La fijación de los precios del petróleo en yuanes
–junto con el plan de la Bolsa de Valores de Hong Kong para vender contratos
de oro físico valuados en yuanes– creará un sistema por medio del cual el país
podrá eludir el sistema bancario estadounidense y no solo el sistema global de
pagos interbancarios basada en dólares (Swift) sino incluso todo el sistema de
Bretton Woods.
El sistema
monetario internacional que los chinos plantean, con la llegada del
petro-yuan-oro, es un sistema multi-monetario en el cual las diferentes monedas
estarían vinculadas al oro y no más al dólar. El Yuan esta ya conformado y
respaldado por una canasta de monedas más una nueva arquitectura financiera,
con su Fondo de Fomento y Desarrollo, su banco de financiamiento y su sistema
de compensaciones alternativo al SWIFT donde solo resta que EUA y Japón se
sumen. A todo esto se suma también la Nueva Ruta de la Seda (OBOR) y su
iniciativa de inversiones por 500 mil millones de dólares lanzada el 14 de mayo
de 2017.
El lanzamiento del
Proyecto One Belt-One Road, y su contundente respaldo internacional, se aceleró
sin duda luego de la decisión de Donald Trump de hacer caer los tratados
globalistas de Acuerdo Transpacífico (TPP) y el Transatlántico de Comercio e
Inversiones (TTIP). Estas iniciativas fueron promovidas tanto por Obama como
por Hillary Clinton como formas de inyectar dólares-burbuja a los países
emergentes para obstaculizar, reorientar o dividir el bloque multipolar con el
objetivo de conllevarlos a la subordinación a la red global de cities
financieras y a la estrategia financiera global. Una vez que Trump anunció su
decisión de cancelar ambos Tratados, el BRICS y el bloque multipolar
representaron en la práctica la única fuente segura de respaldo y de
inversiones (Dierckxsens, Formento, Sebastián Schulz, 2018).
4. LA GRAN CRISIS DEL SIGLO XXI, ¿UNA CRISIS SISTÉMICA?
a. Guerra de monedas y fin de la era del dólar
Ante el claro
avance del “petro-yuan-oro”, el dólar, en otras palabras, está en
repliegue. No solamente hay una amenaza externa para el dólar, la mayor
amenaza se encuentra al interior de los EUA. El plan de los globalistas se
orienta a acabar con el dólar como moneda internacional de referencia así como
con todas las monedas de menor referencia. La guerra de monedas adquiere una
dimensión especial con la introducción de las cripto-monedas en la
geopolítica. Toda forma de dinero es una construcción social y con ello
también expresión de valores e intereses económico-sociales y de
poder. Las cripto-monedas están permitiendo que sus usuarios expresen su
independencia del sistema monetario actual dominado por el dólar, el sistema
SWIFT, etc. Lo cual se expresa muy bien en América Latina en el mes de enero de
2018 con la emisión del Petro en Venezuela. A partir de las
cripto-monedas es posible crear e imponer una nueva construcción social, una
nueva mediación en las relaciones sociales de producción de poder, que permiten
liberarse de los poderes económicos, políticos y sociales anteriores a éste.
Esto no podrá desarrollarse sin una gran batalla con y entre los diferentes
poderes existentes. A Fines del 2017 China realizó su primer ensayo, siendo
ésta la primera cripto-moneda respaldada por un Banco Central, en todo el mundo
(Dierckxsens y Formento, 2018).
Las grandes
corporaciones de la comunicación global ahora anuncian que no hay posibilidad
para que no explote la ´madre de todas las burbujas´ a fin de salvar su
proyecto. La política de las fuerzas globalistas es provocar una política de
contracción monetaria en combinación con una alza en las tasas de interés a fin
de encaminar todo hacia una eventual colapso de las bolsas de valores con sus
consecuentes bancarrotas, que sin duda serán atribuidas por los grandes medios
a la “inoperancia” de Trump, aunque este realmente no tenga nada que ver.
Pero también
existe el escenario nada imposible, para que no haya un colapso del dólar, sino
una evolución controlada a la baja, particularmente en relación con el yuan. La
devaluación del dólar significaría un proceso inflacionario en EUA, pero a la
vez una devaluación de la deuda y con ello una rebaja en el servicio a la
misma. Los apoyos de la China Multipolar para ir despacio con la introducción
del petro-yuan-oro podrán neutralizar la jugada globalista de hacer estallar la
madre de todas las burbujas y con ello la caída de Trump. A los chinos les
interesa ir despacio para que la billonaria deuda norteamericana por cobrar no
pierda todo su valor. Esto dejaría muy en claro que los globalistas son el
enemigo principal del dólar.
b. La Guerra comercial, ¿Hacia un nuevo colapso bursátil?
Trump comenzó el 8
de marzo de 2018 una guerra comercial y aparentemente dirigida en primer lugar
hacia China con la imposición de tarifas del 25% sobre el acero y aluminio. El
26 de marzo el Presidente Donald Trump castigó a China por su ´comercio
injusto´, planteando imponer tarifas del 25% por un valor de 60 mil millones de
dólares sobre bienes importados del país asiático y en primer lugar hacia
productos de alta tecnología. Los productos eléctricos y de alta tecnología
constituyen el segmento más importante de las importaciones estadounidenses
desde China. Sin embargo al ver de cuales empresas se trata hemos de concluir
que parece más una guerra comercial con las transnacionales globalistas
radicadas en China, que una contra la China multipolar.
Entre las empresas
más afectadas se encuentran: Apple, Facebook, Microsoft, Amazon.com, Google
(hoy Alphabet), Netflix, entre otras. En el último año al 12 de marzo de 2018,
las primeras cuatro empresas realizaron el 45% de las ganancias obtenidas en la
bolsa de valores S&P 500 (la más representativa en Nueva York) y representan
el 30% de todo el capital accionario en el sector tecnológico de S&P. Las
acciones de estas empresas son muy cotizadas por los fondos de pensiones.
El Wall Street
Journal (un periódico continentalista y anti globalista) advierte que las
acciones tecnológicas están dominando los mercados globales como nunca antes.
Facebook está muy cuestionado por el gobierno de Trump por un escándalo por la
falta de privacidad con sus bases de datos y Amazon.com por sus fraudes
fiscales. No es nada imposible que Trump presentara Leyes antitrust contra
Amazon (Rickards 2018). En fin hay una guerra en marcha contra las
transnacionales globalistas.
Las acciones de
Facebook cayeron un 13% este año y tan solo en la última semana de marzo 100
millones de dólares. Las acciones de los grandes bancos y en primer lugar el
globalista Citigroup perdieron en la Bolsa de Valores 15% desde el 29 de enero
y 7.5% en dos días durante la última semana de marzo de 2018. En esos últimos
días las acciones de Morgan Stanley perdieron 8.8%, las de Goldman Sachs 6.3%y
las de JP Morgan 6.7%. La atmosfera en la Bolsa de Valores se asemeja mucho a
la de 2008. En semejante coyuntura cuesta que los bancos se presten entre sí
causando eventuales bancarrotas afirma Durden (2018).
Con la burbuja
inmobiliaria antes de 2008, la bolsa siguió en alza a pesar de advertencias
sobre posibles bancarrotas y de pronto cayó el Lehman Brothers un banco de
inversiones (de los globalistas) que fue comprado como ganga por el Bank of
America (de los continentalistas) con dinero de la Reserva Federal. El reciente
boom de las Cinco Grandes empresas tecnológicas que crecieron de manera
espectacular podría estar bajo mucha presión política para regresar a EUA, lo
que no es nada seguro. Así como los continentalistas dejaron caer a Lehman
Brothers bien podrán dejar caer alguno de las cinco Grandes tecnológicas a fin
de causar un nuevo pánico bursátil señala Durden. En la opinión de Richter
(2018) la política de la Fed es dejar que las acciones de la Bolsa bajen y
sobre todo la de las empresas globalistas más grandes, pero evitando caídas que
podrían causar bancarrotas. Con la ´guerra´ contra las cinco empresas
transnacionales más grandes (Facebook, Amazon, etc.), Trump manda una señal de
no confrontarse con la Reserva Federal y con ello procura evitar que los
globalistas provoquen un colapso bursátil.
Los globalistas
una vez más procuran provocar la desestabilización desde un suceso en la UE.
Los resultados económicos de Deutsche Bank no muestran cifras positivas en 2017
y por su tamaño su caída tendría un impacto internacional y desestabilizaría a
la vez la coalición frágil del gobierno alemán (Martin 2018). Desde
hace años los globalistas intentaron provocar la caída del Deutsche Bank
(continentalista de la UE), pero en cada ocasión la China multipolar ha
intervenido para no dejar caer a este banco con la mira de poder integrar la UE
al proyecto de la Nueva Ruta de Seda. Con la Reserva Federal (Fed) fuera de las
manos de los globalistas no es improbable que sus bancos no puedan contar con
algún rescate y tendrán que recurrir al ´bail-in´ (corralito bancario),
afectando el capital de sus accionarios. La meta de la administración Trump,
sin duda será poner bajo control a la banca globalista, separando en primer
lugar la banca comercial de la banca de inversiones e introducir leyes
anti-trust. Tanto las fuerzas globalistas como Trump, en alianza con los
continentalistas, parecen tener motivos para provocar un colapso bursátil pero
con objetivos muy distintos. Un eventual colapso financiero podría bien revelar
el carácter sistémico de la crisis. Es una posibilidad real que se dé un
colapso, pero también es posible que el proceso se mantenga en un equilibrio
frágil por otro tiempo más.
5. LA TRANSICIÓN HACIA OTRA CIVILIZACIÓN DE
CIVILIZACIONES
a. Los límites de crecimiento baja la ley de valor
Para poder
´sobrevivir´ en la competencia, el capital acorta la vida media útil del
capital fijo (esencialmente edificios, maquinaria y equipo) que emplea en sus
empresas para poder obtener así la tecnología de punta del momento. La
tendencia anterior ha dado un enorme impulso al capital productivo en la
posguerra así como a los inventos tecnológicos. Sin embargo, a principios de los
setenta la sustitución tecnológica ha mostrado que hay límites para aumentar la
tasa de ganancia en Occidente. La vida media útil del capital fijo se redujo
tanto que el costo tecnológico por transferir al producto (o servicio) ya no es
compensado por la reducción en el costo laboral al emplear esa nueva
tecnología. La obsolescencia programada de la tecnología empleada en las
empresas ha contribuido así al proceso de outsourcing a fin de poder producir
con mayor ganancia al operar con mano de obra más barata.
La creciente
capacidad de reemplazo tecnológico (el desarrollo de las fuerzas productivas
bajo la lógica del capital) se torna cada vez más un estorbo para aumentar la
tasa de ganancia, es decir, para reproducir la propia relación de producción vigente.
Es a partir de ello que inicia la crisis sistémica del capitalismo sin
posibilidad de generar un nuevo ciclo de capital productivo con ganancias en
alza. Este fenómeno dio sus primeros síntomas en EEUU. A principios de los años
setenta, la baja de la tasa de ganancia se dio también en Europa. Japón sigue a
EUA y Europa pero algo más tarde. Acortar la vida media útil de la tecnología
era política oficial en Japón en los años setenta y ochenta. La meta fue
alcanzar una posición de vanguardia en materia tecnológica. El país
efectivamente llegó a ser campeón mundial en reemplazar capital fijo ´viejo´
por otro más ´moderno´ en un tiempo record.
Durante los años
ochenta Japón fue considerado ´el milagro económico´ que iba a conquistar el
mundo. La realidad fue que la tasa de ganancia bajó aún más de prisa de lo que
fue el proceso en Occidente´; la llamada ´enfermedad japonesa. A partir de
entonces el Estado japonés ha buscado inyectar dinero sin respaldo en la
economía endeudándose a lo interno y acumulaba en 2016 una deuda soberana
equivalente al 500% de su PIB. Japón sufre una recesión tras otra, y la
recuperación de su proceso productivo con ganancia no ha llegado ni llegará.
El ‘outsourcing’
de capital productivo hacia países emergentes se ve acompañado de toda clase de
derechos sobre la propiedad intelectual. A partir de los años ochenta en
Occidente el capital procura evitar bajar la vida útil de la tecnología
mediante toda clase de patentes, pero operando en países ´emergentes´. El
monopolio sobre el conocimiento se concentraba originalmente en la casa matriz
de las transnacionales. Este monopolio junto con el bajo costo de la fuerza de
trabajo en los países emergentes debía evitar la baja de la tasa de ganancia en
la economía real a escala global. Investigación y Desarrollo se transforma en
una rama de producción. Los costos de Investigación y Desarrollo suelen a
incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo y se tornan
improductivas, pero han de ser transferidos al producto o servicio, acentuando
más bien la tendencial caída de la tasa de ganancia transnacional. En otras
palabras, la política de patentes en el mediano plazo tampoco garantiza una
tendencia al realce de la tasa de ganancia (Dierckxsens, Formento 2016).
Las innovaciones
aplicables al proceso productivo suelen desarrollarse más fácilmente en los
lugares donde se encuentran las plantas productivas, es decir en los países
emergentes y en primer lugar China. La política de patentes en cada vez más
áreas productivas en China ha brindado una solución durante varias décadas.
China es considerado como el nuevo ´milagro económico´ que hoy en día igual
tiende a sufrir ´la enfermedad japonesa´. De acuerdo con las estadísticas
oficiales, la tasa de inversión de China solía ser del 50% del PIB. No es
posible colocar ese capital fijo por años exclusivamente en la diversificación
y ampliación de la economía real. Las nuevas inversiones en China se orientan
cada vez más al reemplazo acelerado de capital fijo (tecnología y edificios)
´obsoleto´ por otro más moderno. En China hay un desarrollo muy fuerte en
Investigación y Desarrollo para alcanzar la competitividad en la tecnología de
punta. Se repite la historia de Japón de hace unas décadas y en menos tiempo
aún. La tecnología marca cada vez menos la diferencia competitiva. Con ello se
agotan también en buena medida las posibilidades de realizar una plusvalía
relativa en la era de la globalización hecho que acentúa la sobreexplotación de
la fuerza de trabajo aún más todavía.
En 2014, China
reportó una tasa de crecimiento de algo más de 7%, la más baja en 24 años. Esta
cifra, en la opinión de Kurt Cobb,
es sobreestimada. Cuando se observa la tasa de crecimiento en el consumo de
energía eléctrica, que solo creció en un 3.8%, la tasa real resulta ser
probablemente bien más baja. El consume de energía y el crecimiento de la
economía real muestra una correlación fuerte y no solo en China. El país mostró
una tasa de crecimiento de consume energético de dos dígitos entre 2000 y 2008
al tiempo que su crecimiento económico también mostró cifras de dos dígitos.
Después de 2008 y sobre todo después de 2011 vemos que el consumo de energía
disminuyó en China así como su tasa de crecimiento económico.
Si revisamos el
consumo de energía (petróleo) de EUA entre 1960 y el año 2000, este crece al
mismo ritmo que el PIB. Después del año 2000 el crecimiento económico reportado
continuó su rumbo al tiempo que el consume de energía estancó y hasta bajó. La
conclusión de Steve Ángelo es que el crecimiento económico de EUA
después del año 2000 es ficticio y se debe cada vez más a la expansión
monetaria, o sea a la creación de dinero sin respaldo invertido en la Bolsa de
Valores. Las acciones de las grandes empresas van en alza indicando un aparente
crecimiento. La economía real, sin embargo, no mostró crecimiento alguno. Las
cuentas nacionales se transformaron así en ´cuentos nacionales´.
Uno tras otro gran
banco central en el mundo se ha visto forzado a imprimir dinero sin respaldo y
lo hacen al aumentando el crédito a tasas de interés cero o hasta negativas en
términos reales. Son los grandes bancos que se benefician con ello. Primero
vimos en 2008 la política de expansión monetaria en los EEUU, luego siguió el
Banco de Inglaterra, lo hace el Banco de Japón y también el Banco Central
Europeo. Ahora incluso el Banco Popular de China aplica la misma política. Con
ello se muestra que la ´enfermedad japonesa´ no solo llegó a China, sino se
mundializó de pronto.
El cierre de
fronteras o el proteccionismo de Trump podrían brindar oportunidades temporales
a la economía real. La vida media del capital fijo (maquinaria y edificios) de
las corporaciones en EUA se había envejecido bastante al superar, en el año
2012, los 22 años, cifra superior a lo que lo que fue su edad media en 1962.
Con el proteccionismo es posible producir con ganancia con vida útil
relativamente elevada del capital fijo. Con un ciclo de reproducción del
capital relativamente largo, baja el costo tecnológico a transferir al producto
final. Con ello se, contrarresta la baja a la tasa de ganancia sobre todo en el
sector de bienes de consumo. Lo anterior solo es posible en el caso de una economía
relativamente cerrada. Sin embargo, con la globalización, se opera en una
economía abierta a escala mundial. La competencia simultánea de empresas
transnacionales desde los países emergentes con tecnología avanzada, hace que
la tasa de ganancia en EUA iba cada vez más a la baja. La medida de Trump es
netamente anti-globalista y podrá funcionar a corto plazo a favor de EUA. Al
generalizarse el proteccionismo y cierre de fronteras a nivel nacional en el
mundo nos llevaría al crecimiento negativo cada vez más generalizado, dejando
ganancias negativas y causando una crisis generalizada.
China busca con su
proyecto de la Nueva Ruta de Seda condiciones para instaurar un proyecto
productivo multipolar que permite en el plano internacional la construcción de
un sistema negociado de mundialización policéntrica. En el plano nacional busca
el abandono de las reglas fundamentales de la gestión económica liberal, en
beneficio de proyectos soberanos populares que pongan en primer lugar los
avances sociales. El objetivo es conectar a China con Rusia, Europa, África y
hasta Oceanía y América Latina y fomentar el comercio. El centro de la Nueva
Ruta de la Seda será la capital de Xin Jiang (la provincia musulmana de China
situada en el oeste).
La pregunta
clave es cómo podrá impulsarse este
megaproyecto productivo a nivel transcontinental
logrando una nueva tendencia de la tasa
de ganancia en alza en el ámbito productivo. Es preciso saber en este
contexto que ningún tren de alta velocidad en el mundo ha podido funcionar sin
pérdidas. Si la mega-infraestructura desarrollada a puro crédito no encuentra
una reactivación posterior de la economía productiva con tasas de ganancia en
alza, se manifestará en forma definitiva la crisis sistémica a nivel global.
Ante la Gran Depresión que provocará no hay de otra que invertir la
racionalidad económica capitalista haciendo un salto adelante en la historia de
la humanidad. Invertir la lógica capitalista significa la negación de la
valorización por la valorización, o sea, y subordinar el valor de cambio al
valor de uso, como bien nos señala Houtart (2011).
b. El camino a la utopía y el bien común de la humanidad
Ante la evidente
Gran Depresión del Siglo XXI, cualquier salida dentro de la racionalidad
económica capitalista parece agotarse. Es el momento de toma de conciencia de
que no hay expectativa de un mayor bienestar económico y social dentro de este
sistema al acortar la vida media de los productos. Alargar la vida media de
todo lo que producimos conllevará en términos de valor al crecimiento negativo
y aun así es posible lograr un mayor bienestar genuino. Este fue el tema por
excelencia de Houtart (2012) en los últimos años de su vida.
Es en medio de una
crisis sistémica que están dadas las condiciones para formar consciencia que
las necesidades deberían darse desde el Sujeto comunitario ya que por fuerza
mayor comienzan de manera muy generalizada a compartir bienes y servicios en
comunidad, dando mayor fruto que al tratar de salvarse individualmente. El uso
duradero de los bienes se torna una necesidad no solo para satisfacer las
necesidades colectivas sino también para que la naturaleza pueda reproducirse a
sí misma y no ser exterminada por la obsolescencia programada de la estrategia
neoliberal global. El motor de la economía de mercado, la competencia del
interés capitalista a partir de nueva tecnología, se supedita así al interés
social y no al revés, acabando con la lógica de la valorización por la
valorización misma. Al no dar más ventaja competitiva, las innovaciones serán
declaradas patrimonio común de la humanidad a lo que habrá acceso libre.
Al darle mayor
vida media de los productos en general y al sustituir el consumo
individualizado por el consumo más colectivo de bienes y servicios, se
liberarán recursos naturales en el Norte, región en la que estos precisamente
escasean. Hoy se destina el 80% de los recursos naturales, explotados año tras
año principalmente en los países del Sur, para el consumo individual del 20% de
la población mundial mayormente concentrada en el Norte. Si la vida media de
los productos en el Norte se multiplicara por dos, por ejemplo, se liberaría
más del 40% de los recursos naturales explotados en el planeta. Otro tanto
sucedería si los productos y servicios fuesen dos veces más colectivos,
liberando otro tanto.
En la modernidad
poscapitalista la racionalidad económica requiere redefinir las necesidades
desde el sujeto colectivo y ya no más desde el interés particular capitalista
de la empresa y el individuo consumidor. Así como en el Norte es preciso
generar una “economía de lo suficiente” eliminando la economía de lo superfluo
(hacia lo que los movimientos ecologistas apuntan), es preciso fomentar a la
par una “economía de lo necesario” y sobre todo en el Sur (hacia lo que los
movimientos sociales en el Sur apunten). Estos dos tipos de economías, de lo
suficiente y lo necesario en combinación, son capaces de generar una mejor
calidad de vida para las grandes mayorías y ampliando las fronteras ecológicas
planetarias.
En lo político, la
modernidad poscapitalista requiere la instauración de una democracia
participativa que implica una política de descentralización en la producción y,
sobre todo, una mayor democratización en el proceso de toma de decisiones sobre
qué, cómo, dónde y para quién se produce. Hoy parece una Utopía pero en un
futuro no lejano podrá ser realidad. Un mundo multipolar hace posible tener en
perspectiva otra soberanía. Una soberanía popular, en oposición a la soberanía
nacional-burguesa de las clases dominantes. Una soberanía concebida como un
vehículo de liberación, haciendo retroceder primero que nada la globalización
unipolar contemporánea que suprime la soberanía a escala mundial. La soberanía
popular debe darse el objetivo de transferir un máximo de poderes reales a las
clases populares.
El multipolarismo
ha tomado hoy la iniciativa con capacidad de compartir beneficios económicos
para poder potenciar su hegemonía político cultural y conducción
político-estratégica. Los mismos viajes que lleva adelante Xi Jinping, también
el papa Francisco, los hace de otro modo. Juntos y cada quién a su manera ya
han cambiado el centro de gravedad económico-cultural estratégico mundial,
logrando la reunión del pluriversalismo poliédrico de las cinco grandes
civilizaciones de base humanista interreligiosa-cultural, logro muy en armonía
con las expectativas de François Houtart en libro Mercado y
Religión (2001).
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