(12
de enero de 2019)
Por Miguel Aragón
En los comienzos de este año
2019, la conmemoración del centenario de “la victoriosa lucha por la
jornada de 8 horas”, está coincidiendo con una nueva ofensiva
de la clase dominante contra los trabajadores en Perú.
Para conocer y entender
el desarrolló la lucha por la jornada de las 8 horas (en el año 1919), y
para conocer y entender las necesidades de la lucha de los trabajadores en el
presente (en el año 2019), tenemos que partir por conocer las condiciones
objetivas, el “ambiente histórico”, en el cual se desarrolló la lucha del
pasado, y también tenemos que conocer las condiciones reales en las
cuales se está desarrollando la lucha del presente. Encontraremos que, así como
hay diferencias, también hay coincidencias.
La primera coincidencia
entre estos dos hechos históricos, es que en el año 1919 en Perú se
estaba desarrollando un ciclo largo de “crecimiento capitalista”
(ciclo que se prolongó desde 1895 hasta 1929); y ahora en el año
2019, en Perú nuevamente se está desarrollando otro ciclo
largo de “crecimiento capitalista” (ciclo que comenzó el año 1993 y se está
prolongando por más de 25 años, hasta el presente).
La segunda coincidencia
entre estos dos hechos históricos, es que en 1919 los partidos políticos de ese
tiempo atravesaban una grave crisis (revisar los artículos de varios autores
publicados en la revista “Nuestra Época” en el año 1918); y actualmente, los
partidos políticos del presente también están atravesando una grave crisis.
Hoy como ayer, podemos afirmar que “los partidos no son eternos”.
Para precisar correctamente la
táctica más adecuada de la lucha de los trabajadores en este año 2019,
táctica que corresponda a las necesidades del presente, tenemos que
partir del conocimiento de las condiciones objetivas reales.
Una cosa es luchar en
condiciones de “crecimiento capitalista” (como está ocurriendo ahora); y otra
cosa muy diferente es luchar en condiciones de “crisis general” (como
necesariamente ocurrirá en el futuro).
De igual manera, una cosa es
luchar por “la distribución de lo producido”; y otra cosa muy diferente será
luchar por “la dirección de la producción”.
Si no conocemos, y no
entendemos, estas dos primeras diferencias, estaremos condenados al fracaso,
o “hablar por hablar” como hacen los charlatanes.
Partiendo de las condiciones
objetivas y subjetivad del presente, considero que la principal reivindicación
inmediata de los trabajadores, continúa siendo la lucha por EL
DERECHO AL TRABAJO DIGNO.
El martes 15 de enero,
movilicémonos en rechazo a la contra reforma laboral que pretende imponer
la clase dominante, y continuemos luchando en defensa de los derechos de los
trabajadores.
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