La estrategia de
Putin es: observa el flujo del río mientras das suficiente cuerda a tu
enemigo para que se cuelgue.
Asia Times Online
13-05-2014
Traducido del inglés para Rebelión
por Germán Leyens
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Las
celebraciones en Rusia del 69 aniversario de la derrota del fascismo en la
Segunda Guerra Mundial tienen lugar solo días después que los neofascistas
ucranianos realizaron una espantosa masacre en Odesa. Para los que conocen la
historia, el simbolismo gráfico habla por sí solo.
Y
entonces un gambito geopolítico agrega un desconcierto absoluto a la hipocresía
mostrada por los autoproclamados representantes de la “civilización
occidental”.
El
gambito proviene de –quién iba a ser– el presidente ruso Vladimir Putin, quien
ahora mezcla activamente movidas de ajedrez con el Arte de la Guerra de
Sun Tzu y Tao Te Ching de Lao Tzu. No sorprende que todos esos
embaucadores de las relaciones públicas, inermes portavoces del Departamento de
Estado, y generales de OTANstán no encuentren ninguna solución al problema.
A
diferencia de la escuela de diplomacia propia de delincuentes juveniles del
gobierno de Obama –que quiere “aislar” a Putin y Rusia– una tregua y un posible
trato en la actual tragedia ucraniana han sido negociados entre adultos
dispuestos a comunicarse, Putin y la Canciller alemana Angela Merkel,
discutidos y finalmente anunciados en una conferencia de prensa por el
presidente de la Organización por la Seguridad y Cooperación en Europa, Didier
Burghalter.
El
trato se mantendrá si los cambiadores de régimen en Kiev –que deberían ser
descritos como la junta neoliberal, neofascista de la OTAN– abandonan su actual
“operación antiterrorista” y se muestran dispuestos a negociar con los
federalistas en Ucrania Oriental y Meridional. [1]
El
gambito de Putin ha sido sacrificar no una sino dos piezas; preferiría que los
referendos de este domingo en Ucrania Oriental fueran postergados. Al mismo
tiempo, cambiando la posición del Kremlin, dijo que las elecciones
presidenciales del 25 de mayo podrían ser un paso en la dirección apropiada.
Moscú
sabe que los referendos serán erróneamente interpretados por el desinformado
combo de OTANstán como un argumento para que Ucrania se una a Rusia, como en
Crimea. Podrían ser utilizados como pretexto para más sanciones. Y sobre todo
Moscú quiere impedir cualesquiera operaciones de bandera falsa. [2]
Sin
embargo Moscú no ha abandonado su posición firme desde el principio; antes de
una elección presidencial debería haber cambios constitucionales hacia la federalización
y más poder para provincias ampliamente autónomas. No tendrán lugar en el
futuro previsible – si acaso.
Con
la junta de la OTAN en Kiev que convierte en un lío absoluto el arte de
“gobernar”; el Fondo Monetario Internacional que ya dirige el show del
capitalismo de desastre, Rusia que corta los subsidios comerciales y de
energía, y el movimiento federalista que crece con cada minuto que pasa después
de la masacre de Odesa, Ucrania es tan absolutamente tóxica que Moscú tiene
todo el tiempo del mundo de su parte. La estrategia de Putin es ciertamente Tao
Te Ching encuentra el Arte de la Guerra: observa el flujo
del río mientras das suficiente cuerda a tu enemigo para que se cuelgue.
Estás
con nosotros o contra nosotros
El
pedido de Putin a la gente en la región del Donbass para que postergue el
referendo –que tendrá lugar en todo caso [3]– provocó un feroz debate, en
Ucrania oriental y en toda Rusia, sobre una posible traición rusa a los
rusoparlantes en Ucrania.
Después
de todo, la junta neoliberal, neofascista de la OTAN ha lanzado una “operación
antiterrorista” contra ucranianos de a pie en la cual incluso la terminología
proviene directamente del “estás con nosotros o contra nosotros” del régimen de
Cheney.
Y
una vez más el Desinformante en Jefe es –quién iba a ser– el Secretario de
Estado de EE.UU. John Kerry, quien está “muy preocupado por los esfuerzos de
separatistas prorrusos en Donetsk, en Lugansk, por organizar, francamente, un
referendo artificial, fingido, por la independencia el 11 de mayo”. Es “de
nuevo el guión de Crimea y ninguna nación civilizada va a reconocer los
resultados de un esfuerzo tan ficticio”.
Es
imposible esperar que Kerry sepa de lo que está hablando, pero a pesar de ello:
la gente en Donbass no son separatistas. Son ucranianos de a pie –trabajadores
de las fábricas, mineros, empleados del comercio, agricultores– que están por
la democracia, contra la junta de la OTAN y son –oh, el delito capital–
rusoparlantes.
Y
a propósito, no se necesita ser Thomas Piketty para identificar esto como lucha
de clases clásica; trabajadores y campesinos contra oligarcas – los oligarcas
actualmente alineados con la junta de la OTAN, algunos desplegados como
gobernadores regionales, y todos con intenciones de permanecer en su cargo
después de las elecciones del 25 de mayo.
La
gente en el Donbass quiere federalismo, con una fuerte autonomía en sus
provincias. No quiere separarse de Ucrania. Contra el ataque “antiterrorista”
prescrito por EE.UU., impuesto por Kiev, tienen sus comités de defensa popular,
asociaciones locales y sí, milicias, para defenderse. Y sobre todo referendos
“ficticios” para dejar absolutamente claro que no se someterán a una junta
centralizada, plagada de oligarcas.
Por
lo tanto los referendos tendrán lugar – y serán debidamente ignorados por el
combo de OTANstán. La elección del 25 de mayo tendrá lugar –en medio de una
“operación antiterrorista” contra casi la mitad de la población– y será
reconocida como “legítima” por el combo de OTANstán.
Mucho
más allá de esta conducta cósmicamente vergonzosa de Occidente “civilizado”,
¿qué será lo próximo?
Nada
logrará que desaparezca el odio inflexible que siente la junta neoliberal
neofascista de la OTAN con sus partidarios neonazis de Banderastán en Ucrania
Occidental contra el Donbass oriental. Pero entonces, en unos pocos meses,
todos los ucranianos sentirán directamente lo que tiene preparado el FMI, no
importa dónde se encuentren. Y esperarán si el nuevo presidente –sea el
multimillonario del chocolate Petro Porashenko o la totalmente corrupta “Santa
Yulia” Timoshenko– no paga la cuenta por energía de Gazprom de 2.700 millones
de dólares.
Una
vez más, Putin no necesita “invadir” nada. Sabe que no es el camino para
“rescatar” Ucrania oriental y meridional. Sabe que la gente en el Donbass hará
la vida difícil a la junta de la OTAN y su vástago del 25 de mayo. Sabe que
cuando Kiev necesite verdadero dinero –no los préstamos interesados al estilo
de la mafia del FMI– nadie en su sano juicio en la enana política UE estará
disponible. Nadie querrá rescatar a un Estado fallido. Y Kiev tendrá que
implorar, de nuevo, por la ayuda de Moscú, el prestamista de primer y último
recurso.
Lao
Tzu Putin está lejos de buscar un jaque mate. Puede esperar, y lo hará. El
imperio excepcionalista seguirá haciendo lo que hace mejor –fomentar el caos–
incluso mientras europeos sensatos, incluyendo a Merkel, tratan de hacer algo
por el apaciguamiento. Bueno, por lo menos las plegarias de Washington han
encontrado respuesta. Tardó algo, pero finalmente encontraron un nuevo
espantajo: Osama Bin Putin.
Notas:
1.
Putin-Burkhalter talks: an elusive chance for Ukraine, Oriental Review,
8 de mayo de 2014.
2.
Ukrainian forces prepare provocation against Russia in Donetsk, Voice
of America, 6 de mayo de 2014.
3.
2 Southeast Ukrainian regions to hold referendum May 11 as planned, RT,
8 de mayo de 2014.
Pepe
Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into
Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during
the surge (Nimble Books, 2007), y Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009).
Constacto:pepeasia@yahoo.com.
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