Hace 28 días fue difundido el artículo ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE
LA REUNIÓN DE BARRANCO (22, 26, 27 y 29 de enero), firmado por Miguel
Aragón (Anexo 1) Años atrás había difundido LA REUNIÓN DE BARRANCO Y EL
PARTIDO SOCIALISTA (Anexo 2), con la siguiente presentación:
Nota.- El artículo La Reunión de Barranco y el Partido Socialista, escrito
por Ramón García el 7 de octubre de 1987, con motivo del 59º Aniversario del
Partido Socialista del Perú, fue publicado en el Suplemento de Análisis y
Debate “Políticos”, del periódico “CAMBIO”, el 15 de octubre de 1987. Este
ensayo, más que artículo, forma parte de un libro todavía
inédito.
Miguel Aragón
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De 1987 (Aniversario
59) han pasado 28 años. De 2014 (Aniversario 86) no ha pasado un año.
Pero de la Nota al artículo hay mucho trecho, ¿o no? Entonces, como “de los
arrepentidos se vale el diablo”, y como “el camino del infierno está empedrado
de buenas intenciones”, tomando como base las “buenas intenciones”, toca
analizar no el Camino de Mariátegui (ausente en todo el artículo) sino
el “camino del infierno”, presente del comienzo hasta el fin. Para el caso,
basta resaltar un párrafo de la pág. 11:
Ya en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril,
Mariátegui por primera vez declaró “los elementos de izquierda que en el Perú
concurrimos a su formación (del frente único) constituimos de hecho y
organizaremos formalmente un grupo o Partido Socialista, de filiación y
orientación definidas (…)”
|
Aprovechando la fecha puesta, del 2 de abril al 7 de octubre pasaron 188 días,
27 semanas, 6 meses. Entonces, desde el 2 de abril JCM ya declaraba:
-1º: que constituimos de hecho un grupo o Partido Socialista (contenido)
-2º: que organizaremos formalmente un grupo o Partido
Socialista (forma)
-3º: y en ambos casos, ¡DE FILIACIÓN Y
ORIENTACIÓN DEFINIDAS!
Concretando, uno es el contenido y otra es la forma.
Lógica formal es lógica de la forma; lógica dialéctica es lógica del contenido,
lógica concreta, lógica del movimiento. JCM supedita la lógica formal
(organizaremos formalmente) a la lógica del movimiento (constituimos de hecho)
Y todo solventado con su labor práctica y teórica sin parangón en nuestro
medio. Por eso,
Desde abril y desde
mucho antes, CONSTITUIMOS DE HECHO.
Desde
abril hacia adelante, ORGANIZAREMOS FORMALMENTE.
¡ESO ES TENER ESPÍRITU
DE PARTIDO PROLETARIO!
¡HE AHÍ LA IMPORTANCIA DE LA REUNIÓN DE BARRANCO!
|
El resto del artículo queda para deleite morboso y placer solitario del
unipersonal jurado calificador de alta gama que, si no fuera por la gravedad
del momento que estremece al país, con su trasnochada parodia burguesa del
marxismo devendría en todo un hazmerreir. Durante ¡28 años! de
publicación de La Reunión de Barranco, ¿señaló algo al respecto, a favor
o en contra? Es que con su liberalismo minusválido y su anarquismo señorial
apenas era un solapado compañero de viaje con pasaje de ida y vuelta.
Y ahora que se está en una nueva etapa concreta, ¿no está de nuevo
desfasado? ¿Será que dentro de otros 28 años comenzará a opinar acerca del tema
concreto actual?
Por eso el esfuerzo, siempre presente y ahora más que nunca, del militante
convicto y confeso, de las Nuevas Oleadas de Activistas NOA, por
poner el acento en la preparación de la organización, donde evidentemente SÍ
¡HAY, HERMANOS, MUCHÍSIMO QUÉ HACER!
Ragarro
26.02.15
ANEXO PRIMERO
Remitido por
[TacnaComunitaria] ACERCA DEL
ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
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22 de ene.
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ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA
REUNION DE BARRANCO
(Primera parte)
(22 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón
“El modo más leal de informarlo a
este respecto,
para que no se encuentre Ud.
desorientado
ante rumores confusos,
me parece que es el de documentarlo.
Ud. interrogará a los documentos y
buscará en ellos la respuesta a cada
cuestión”.
(José Carlos Mariátegui, en carta del
19 de octubre de 1928)
Desde hace varias
semanas atrás, más precisamente desde octubre pasado, yo tenía pendiente enviar
estas rápidas líneas, comentando algunas opiniones divulgadas en la primera
quincena de ese mes.
En esa oportunidad
se divulgaron varios pronunciamientos alusivos a la importancia y trascendencia
de la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928. Observé que
nuevamente incurrieron en el viejo estilo de quedarse en la repetición de
manoseados lugares comunes, sin esforzarse por aportar elementos nuevos
de investigación y análisis de los hechos. A continuación paso a criticar dos
de los errores más comunes.
LA FUNDACION DEL PARTIDO COMUNISTA
DEL PERÚ
FUE DIRIGIDA POR EUDOCIO RABINES
En primer lugar
observamos los casos de los dirigentes del Partido Comunista Peruano (PCP)
y del Partido Comunista del Perú – Patria Roja (PC del P-PR). Ellos volvieron a repetir las mismas afirmaciones
que se vienen repitiendo desde hace varias décadas, las cuales desde los años ’40 hasta comienzos de los
’80, se aceptaban “sin dudas ni murmuraciones”. Según ellos “el día 7 de
octubre de 1928, José Carlos Mariátegui dirigió la constitución del Partido
Comunista en el Perú”.
Afirmación que,
desde hace varias décadas atrás sabemos que es una grosera tergiversación de
los hechos realmente ocurridos en la política peruana. Ahora es ampliamente
conocido, y está debidamente documentado, que el Partido Comunista del Perú,
Sección Peruana de la Internacional Comunista, fue un partido constituido
en la Reunión de Chosica del 20 de mayo de 1930, reunión dirigida por Eudocio Rabines. Para
esa fecha, Mariátegui ya había fallecido dos meses antes.
A partir de esa
Reunión de Chosica, los militantes del PC del P dirigidos por Rabines,
aprobaron conceptos teóricos, propuestas políticas y estilos de trabajo,
completamente diferentes a los propuestos en su oportunidad por José Carlos
Mariátegui. Ese día no ocurrió un simple “cambio de nombre” del partido, de
“socialista” a “comunista”, como siguen afirmando algunos confundidos
analistas, sino que ese día ocurrió la formación de un partido político completamente
diferente y contrapuesto en lo sustancial a la propuesta teórica,
política y organizativa de Mariátegui.
Actualmente ya no
cabe duda alguna al respecto, basta comparar y contrastar “punto por punto”, la
teoría y la práctica desarrolladas en los tiempos de predominio de la línea
impuesta por Rabines, con la teoría y la práctica desarrolladas en los tiempos
que predominó la línea orientada por Mariátegui.
EN LA REUNIÓN DE BARRANCO
NO SE CONSTITUYÓ EL PARTIDO
SOCIALISTA DEL PERÚ
En segundo lugar,
también observamos que como resultado de las nuevas investigaciones realizadas
durante la década de 1980, se replanteó la anterior afirmación. Así, a mediados
de esa década se llegó a la acertada conclusión que en la Reunión de Barranco
“no se constituyó el Partido Comunista del Perú”, lo cual, para ese momento, ya
era un gran avance. En su remplazo se elaboró la hipótesis de que en la Reunión
de Barranco del 7 de octubre de 1928 “Mariátegui dirigió la fundación del
Partido Socialista del Perú”. Desde entonces, un significativo sector del
amplio movimiento socialista peruano, entre los cuales me incluyo, hemos venido
divulgando esta nueva afirmación, la cual con el tiempo se está
comprobando que también adolece de errores.
Ahora podemos
verificar que esta nueva conclusión válida para los años ’80, también se ha
convertido en un nuevo lugar común, que año a año se viene repitiendo
sin aportar nuevos elementos de investigación que sustenten la validez de esa
apresurada afirmación.
Como resultado de
una nueva relectura, ordenada y profunda, del libro Correspondencia de
Mariátegui (publicado en diciembre de 1984), de las cartas adicionales
incluidas en los once números de la revista Anuario Mariateguiano (publicados
entre los años 1989 y 1999), del libro Escritos de José Carlos Mariátegui
1928 (publicado el año 2009), así como del Tomo II del libro Apuntes
para una Interpretación marxista de Historia Social del Perú de Ricardo
Martínez de la Torre, y otros textos adicionales, en los últimos años estamos
llegando a nuevas conclusiones, diferentes a las dos anteriormente anotadas.
Tengo que reconocer que el largo debate sostenido durante el decenio 2003-2013,
con el caudillaje personalista promovido por algunos defensores a ultranza de
la superada tendencia “partidarista”, ha influido positivamente en esta
búsqueda que nos aproxima más a la verdad.
Ahora podemos
afirmar contundentemente, que el 7 de octubre de 1928 no se constituyó el
Partido Socialista del Perú.
Entre los que
insisten y reivindican la segunda posición que estoy criticando, hay que
destacar la opinión de Manuel Velásquez, quien en el primer párrafo de su
artículo “Aniversario 86” publicado el 7 de octubre pasado, afirmó lo
siguiente:
“Hace 86 años se
fundó el Partido Socialista del Perú. Su gestor fue José Carlos Mariátegui La
Chira y la Primera Generación del Socialismo Peruano. Este partido revolucionario
sólo tuvo dos años de existencia, pues en mayo de 1930, el traidor Eudocio
Rabines daba vida al Partido Comunista en el Perú. Este partido, ajeno en la
teoría y en la práctica al constituido por el Amauta, sin embargo, usufructuó y
dilapidó todo el esfuerzo de organización que demandó la construcción del
partido proletario”.
Después de la
primera lectura del artículo de Velásquez, me propuse escribirle comentando su
reiterada como equívoca afirmación, incluso me fije como límite hacerlo “antes
de fin de año”. No pude hacerlo en su momento, por múltiples preocupaciones que
demandaron mi atención, ante hechos que brotaron del convulso escenario mundial
y del acontecer en el escenario peruano. En particular, el seguimiento a las
informaciones sobre “la evolución y las perspectivas de la construcción del
socialismo en Cuba”, y el seguimiento y comentario de las amplias
movilizaciones de masas “por el Derecho al Trabajo Digno” que se están
desarrollando desde el mes de diciembre hasta el presente, en Lima y en todo el
país. Estos son dos temas de palpitante actualidad, sobre los cuales tengo
anotadas y avanzadas algunas páginas en borrador.
Para poder
continuar en mis tareas del presente año, sin dejar más deudas teóricas y
políticas pendientes, me parece que lo más conveniente es exponer, de la manera
más breve posible, el comentario que anoto a continuación (continuará)
-.o0o.-
[TacnaComunitaria] ACERCA DEL
ANIVERSARIO 86 DE LA REUNIÓN DE BARRANCO (Segunda parte)
|
26 de ene.
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ACERCA DEL
ANIVERSARIO 86 DE LA REUNIÓN DE BARRANCO
(Segunda parte)
(24 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón
ENTONCES: ¿QUE
OCURRIÓ EL 7 DE OCTUBRE DE 1928?
Si el 7 de octubre de 1928 “no se constituyó el Partido Comunista del
Perú”, y tampoco “el Partido Socialista del Perú”, por su propio peso fluye la
pregunta ¿Qué ocurrió el 7 de octubre de 1928 en la Reunión de Barranco?
Revisando nuevamente los documentos anotados más arriba, encontramos que
Mariátegui --además de continuar en esa fecha en la fase final del trabajo de
impresión del libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, libro
que se publicó el 6 de noviembre de 1928, y no antes--, asistió a la
Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 llevando dos documentos muy
importantes. Dos documentos que ordenaban algunas propuestas que, en lo
fundamental, ya eran de conocimiento de la mayoría de los Nueve Asistentes
a esa reunión (los que concurrieron a la reunión de Barranco fueron: José
Carlos Mariátegui, Ricardo Martínez de la Torre, Julio Portocarrero, Avelino
Navarro, César Hinojosa, Fernando Borjas, Bernardo Regman, Luciano Castillo, y
Fernando Chávez León).
Ese día, Mariátegui presentó, en primer lugar, una Moción del Orden
del día de “Seis Puntos” (Ver libro de RMT, pag.397). En segundo lugar,
presentó una Propuesta de Programa del PS del P de “Nueve Puntos”,
documento conocido desde entonces como Principios Programáticos (Ver
libro de RMT, pág. 398).
A la fecha no dispongo de ninguna información adicional si es que ese
día se presentaron otras propuestas, y si hubo algún debate.
RMT en la pág. 397 de su libro anotó “Los acuerdos a que se llegaron,
fueron:
1°.- Dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del
Perú.
2°.- Se nombró Secretario General a Mariátegui; Secretario Sindical,
Portocarrero; Secretario de Propaganda, Martínez de la Torre; Tesorero,
Bernardo Regman. Navarro e Hinojosa fueron agregados a la Secretaría Sindical.
3°.- Se aprobó la siguiente moción de orden del día, redactada por
Mariátegui (Se refiere a la Moción de Seis Puntos)”.
A primera vista, podemos observar que en ninguno de los Tres Acuerdos,
se menciona de manera explícita alguna decisión asumida con respecto al
documento “Principios Programáticos”, ni tampoco sobre una posible “fundación
del Partido Socialista del Perú”.
En síntesis, releyendo esa Acta de los tres acuerdos, y los dos documentos
presentados por Mariátegui, por mi parte puedo afirmar las dos conclusiones siguientes,
sobre el programa y sobre el partido:
1°) ACERCA DEL PROGRAMA
En la Reunión de Barranco del 7 de octubre, Mariátegui presentó una
“propuesta” de Programa sin anotarle fecha, detalle muy importante a
tener en cuenta, puesto que esa era una propuesta para ser debatida ampliamente
en los siguientes meses, hasta la realización del Congreso del Partido. Al
quedar la fecha abierta, ésta fecha recién se colocaría el día de su aprobación.
Ese día 7 de octubre, no se aprobó un Programa, como erróneamente muchos
lo siguen entendiendo hasta ahora. Lo que se presentó fue una “propuesta”, y no
el Programa “propiamente dicho”.
En las primeras líneas de la mencionada “propuesta” de programa, Mariátegui
escribió “El Programa debe ser una declaración doctrinal que afirme” y a
continuación expuso los “Nueve Puntos”. Si leemos con atención, observaremos
que Mariátegui escribió en términos condicionales a futuro “El programa debe
ser”, y no escribió en términos definitivos y concluyentes para el momento
“El Programa es”, lo cual le hubiera dado otro significado.
Mariátegui nunca tuvo la intención de imponer autoritariamente su
propuesta de programa, sino de escuchar otras propuestas, exponer su propia
propuesta, debatirla, desarrollarla y enriquecerla, con la participación y
aportes de todos los aspirantes a militar en el partido que se pensaba
constituir, pero que todavía no estaba constituido.
Un año antes, polemizando con César Falcón escribió “No he fundado
Amauta para imponer un programa ni un criterio sino para elaborarlos con
el aporte de todos los hombres dignos de participar en esta empresa” (en Amauta
N° 6, febrero de 1927). A fines del mismo mes, polemizando con Luis Alberto
Sánchez anotó “Como he escrito, polemizando con Falcón, mi esfuerzo no tiende a
imponer un criterio, sino a contribuir a su formación. Y, a riesgo de resultar
demasiado lapalissiano, debo recordar a Sánchez que un programa no es
anterior a un debate sino posterior a él” (en Mundial, 27 de febrero de
1927).
A continuación, en el mes siguiente, reiteró el mismo criterio, que era
una expresión de su estilo de trabajo proletario: “Amauta, por otra parte, en
cuanto concierne a los problemas peruanos, ha venido para inaugurar y organizar
un debate; no para clausurarlo. Es un comienzo y no un fin. Yo personalmente,
traigo a este debate mis proposiciones. Trabajaré, por supuesto, porque
prevalezcan; pero me conformaré con que influyan -en la acción, en los hechos,
prácticamente- en la medida de su coincidencia con el sentimiento de mi
generación y con el ritmo de la historia” (en Amauta N°7, marzo de 1927).
Un año después, ya en pleno deslinde abierto y desenmascaramiento de la
desviación nacionalista, Mariátegui le escribió a Miguel Ángel Urquieta “En
varias cartas a los compañeros de México, y al propio Haya, he expuesto mis
observaciones, sin conseguir que entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que
mi opinión prevalezca, pero en todo caso, reclamo una decisión que sea
efectivamente el parecer de la mayoría de los elementos” (Carta de JCM a
MAU del 30 de junio de 1928, en Anuario Mariateguiano N°10, reproducida en el
libro Escritos de José Carlos Mariátegui 1928)
Ese era el estilo de trabajo de Mariátegui, un estilo proletario, y por
lo tanto un estilo democrático, muy diferente al autoritarismo del
caudillaje personalista que pretendían imponer, primero Víctor Raúl Haya,
después Eudocio Rabines, y posteriormente a lo largo de varias décadas, otros
mediocres émulos surgidos años después, que practicaron (y practican) un estilo
totalmente ajeno a la democracia proletaria.
Es más, entre el 7 de octubre 1928 y el 16 de abril de 1930 (día del
fallecimiento de Mariátegui) en las filas de los socialistas peruanos se habían
presentado y existían en discusión varias propuestas de programa, y no
solamente la propuesta de Mariátegui, como erróneamente piensan algunos. De
esas varias propuestas, en el Comité de Lima se prestó atención especial y
debatieron “tres propuestas de programa”.
La primera fue la presentada por Mariátegui el 7 de octubre en la
Reunión de Barranco (Principios Programáticos); la segunda fue la presentada
por Rabines el 29 de diciembre en la Reunión de Paris (Tesis sobre la acción
a desarrollar en el Perú, ver en libro de RMT, pag.329); y la tercera
propuesta fue un documento que comenzó a circular en Lima, aproximadamente en
el segundo trimestre del año 1929 (La copia de esta tercera propuesta, sin
autor conocido, está incluida en el libro Pensamiento Comunista. Antología, publicado
por Alberto Flores Galindo el año1982). Salvo algunas presunciones por
confirmar, hasta ahora no he encontrado ninguna referencia válida sobre el
nombre del autor de esta tercera propuesta.
Lo cierto, inocultable, y que siempre deberíamos tener en cuenta, es que
en las filas del Comité de Lima, y de los otros comités de provincias y del extranjero,
había un desarrollo desigual entre los adherentes al socialismo peruano.
Mariátegui era plenamente consciente de ello, y así lo entendía. Después de la
Reunión de Barranco, todavía no se había desarrollado un mismo nivel de
comprensión de las propuestas en debate. Lo cual se puede comprobar incluso
entre los militantes que suponemos eran los más avanzados e inicialmente más
identificados con las propuestas de Mariátegui. Tal es el caso de Hugo Pesce,
quien por méritos propios fue elegido para asistir como representante de los socialistas
peruanos ante la Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos
Aires durante el mes de junio de 1929.
El grado de incomprensión en que se encontraban, se puede observar en el
contenido de la carta escrita por Hugo Pesce el 25 de junio de 1929 desde
Buenos Aires, y dirigida al Grupo de Paris. En esa carta les informó: “La
llegada de su carta del 29 de diciembre de 1928 (carta enviada por Eudocio
Rabines) vino a alentarnos más en la labor iniciada, coincidiendo plenamente
los puntos de vista de los compañeros de Paris a nombre de los que Ud. nos
escribió, con los nuestros”. Y agregó “En una reunión que tuvimos, la
célula de Lima, en Octubre 1928 en el Barranco, acordamos unos puntos de vista
que seguramente le habrán sido remitidos, pero de los que le adjunto una copia.
Siguen estos siendo la base fundamental de nuestra orientación”,
y luego complementó “con respecto al programa, hemos leído a los compañeros el
Programa enviado por Ud. en fecha 29 de diciembre próximo pasado. Ha sido
aprobado en su contenido, con unas cuantas modificaciones formales. Sin
embargo hemos acordado redactarlo en forma más amplia, contemplando otras
particularidades (…)” (ver libro de RMT, pag.483).
Podemos observar que Pesce, por un lado, afirmó que “los puntos de vista
acordados en Barranco siguen siendo la base fundamental de su orientación”, y
por otro lado afirmó que “el programa, enviado por Rabines, ha sido aprobado en
su contenido con unas cuantas modificaciones formales”. Para ese entonces, ocho
meses después de la Reunión de Barranco, todavía no se percataban de las
diferencias existentes entre ambas propuestas.
Mariátegui era plenamente consciente de ese desarrollo desigual de la
militancia, pero no interfirió ni pretendió cortar el debate de las diferentes
propuestas, sino que orientaba el trabajo de educación en un largo de
contrastación y debate. Esa era la realidad y esa era la tarea entre 1928 y
1930.
Las diferentes facciones surgidas de la implosión del PCP (que en
algún momento llegué a contabilizar que eran cerca de treinta matices en
los años ’70 y ‘80) y que en su conjunto se reclamaban “continuadores de
Mariátegui”, en ninguno de sus ya numerosos Congresos y Conferencias Nacionales
realizados en los últimos setenta años, nunca se tomaron el trabajo de
estudiar, debatir y fijar una posición definida con respecto a la Propuesta
Programática dejada por Mariátegui. Me pregunto ¿Con que derecho ellos se
reclaman continuadores y seguidores de Mariátegui, si ignoran lo más sustancial
de su legado: la propuesta de Programa?
La propuesta programática de Mariátegui, entre otros documentos, además
del libro 7 Ensayos…, necesariamente incluye: Principios
Programáticos presentado el 7 de octubre de 1928, Principios de Política
Agraria Nacional del 1° de julio de 1927, Editorial Aniversario y
Balance de setiembre de 1928, Moción del Orden del Día del 7 de
octubre de 1928, y las Tres Tesis de Mayo de 1929 (Tesis sobre la
Situación Económica, Tesis sobre la Cuestión Indígena, y Tesis sobre la Lucha
Anti-imperialista).
En síntesis, la amplia Propuesta Programática desarrollada por
Mariátegui no fue aprobada en la Reunión de Barranco, ni en ningún otro evento
posterior. Su estudio, debate, revisión y aprobación es una tarea que sigue
pendiente en las filas del movimiento socialista peruano. Ésta no es una
tarea a corto plazo, sino que será una tarea a mediano plazo, e incluso
puede ser una tarea a largo plazo. Su realización dependerá si la
generación actual, ya próxima a concluir su gestión, asume su propia
responsabilidad; o por el contrario, la delega a la nueva generación que ya
está apareciendo y luchando en las calles. La función de nosotros, los
veteranos, será la de simples y modestos colaboradores. (Continuará).
-.o0o.-
[TacnaComunitaria] ACERCA DEL
ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO (Tercera parte)
|
27 de ene.
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ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA
REUNION DE BARRANCO
(Tercera parte)
(27 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón
2°) ACERCA DEL
PARTIDO
En la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 se acordó constituir
el Comité Organizador del Partido Socialista del Perú. Ese día no se
acordó constituir el Partido Socialista del Perú propiamente dicho, como
erróneamente se sigue repitiendo.
La decisión de constituir el Partido, según proponía Mariátegui, le
correspondía al Congreso del Partido, evento trascendental que debía
asumir las funciones de Congreso Constituyente, y no a la Reunión de Barranco.
Al respecto hay que revisar con atención el punto 9° de los Principios
Programáticos, punto ignorado por más de un comentarista, e incluso omitido en
más de una publicación.
En la propuesta de Principios Programáticos, presentada el 7 de octubre,
y escribiendo en proyección a futuro, Mariátegui anotó “La libertad del Partido
para actuar pública y legalmente (…) es un derecho reivindicado por el acto
mismo de fundación pública de esta agrupación”.
Mariátegui concebía la fundación del Partido Socialista del Perú como un
“acto de fundación pública”, reivindicando el derecho de los socialistas para actuar
pública y legalmente, y no como una reunión clandestina y/o secreta realizada a
espaldas de los militantes del socialismo peruano.
En la reunión clandestina y secreta del 7 de octubre, solamente
participaron “nueve militantes” (tal vez lo correcto sería llamarlos “nueve
aspirantes”), todos ellos del Comité de Lima, sin recibir las opiniones y las
propuestas, ni estar presentes o representados los delegados de los comités de
otras ciudades del país, en las cuales ya se habían formado grupos de adherentes,
como fueron Cusco, Puno, Arequipa, Lambayeque, Chiclayo, Cajamarca, Huaras,
Jauja, Morococha, Huánuco, Chepén, Trujillo, Huacho, Cerro de Pasco, y
Cotabambas (revisar relación de ciudades en carta de Hugo Pesce del 25 de junio
de 1929, en libro de RMT, pag.483). Tampoco estuvieron representados ni
consultados los comités ya formados en algunas otras ciudades del mundo, como
Paris, Buenos Aires, México y La Paz.
A buen entendedor pocas palabras. Una cosa es “constituir el Grupo o
Comité Organizador” del Partido, como realmente ocurrió; y otra cosa muy
diferente es “fundar” el Partido propiamente dicho, algo que nunca ocurrió,
salvo en la imaginación de ilusionados defensores a ultranza de la tendencia
“partidarista”, que persisten en ignorar los hechos realmente ocurridos, ya
sea por desconocimiento, olvido, o tal vez premeditada tergiversación.
Desde el 7 de octubre de 1928 hasta abril de 1930, el sentir y la
opinión de la mayoría de mílites del socialismo peruano era que trabajaban en
torno al Comité Organizador, tal como consta en varios documentos.
Más arriba he anotado el primer punto de los acuerdos del 7 de octubre,
en el cual se dijo “dejar constituido el Grupo Organizador del Partido
Socialista del Perú” (libro de RMT, pág. 397).
En otro lugar, refiriéndose a las coordinaciones con los delegados
peruanos que asistirían a los eventos internacionales de mayo y junio de 1929,
RMT anotó “Antes de salir las delegaciones, se verificó una reunión de las
mismas con Mariátegui y Martínez de la Torre, en las que se estudió
detenidamente la situación del país y los puntos de vista del Comité
Organizador del Partido Socialista” (ver libro de RMT, pag.402).
Otra referencia muy importante, a tener en cuenta, es la anotada por
Luciano Castillo en su carta de renuncia escrita el 16 de marzo de 1930. La
carta se inició con el siguiente encabezamiento “Al Compañero Secretario
General del Comité Organizador del Partido Socialista del Perú” (libro
de RMT, pag.488).
Entre el 7 de octubre de 1928, día que se realizó la Reunión de
Barranco, y el 1 de marzo de 1930, día en que Mariátegui presentó su renuncia
al cargo de Secretario General, Mariátegui nunca redactó ni firmó ningún
documento como “Secretario General del Partido Socialista del Perú”, partido
todavía no fundado.
Por el contrario, la actitud de Eudocio Rabines al asumir el cargo de
Secretario General fue muy diferente. En carta del 9 de mayo de 1930, dirigida
a Luciano Castillo y otros renunciantes al Comité Organizador, Rabines muy
pomposamente firmó como Secretario General, por el Partido Socialista del
Perú (ver libro de RMT, pag.513) (continuará)
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-.o0o.-
[TacnaComunitaria] ACERCA DEL
ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO (Cuarta y última parte)
|
29 de ene.
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ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA
REUNION DE BARRANCO
(Tercera parte) (NB: Cuarta parte)
(29 de enero de 2015)
“En mi trabajo, en
mis proyectos,
los plazos, el
tiempo, han contado siempre poco.
Es, probablemente,
por eso,
que no comparto esa
absoluta impaciencia
de algunos de
nuestros amigos.
Sé que el
temperamento criollo es así
Y me parece que hay
que lamentarlo”
(José Carlos
Mariátegui, en carta del 31 de diciembre de 1928)
BREVE RESUMEN DE LOS
HECHOS REALMENTE OCURRIDOS
Revisando nuevamente con mayor detenimiento, la amplia correspondencia
de Mariátegui, se pueden constatar los siguientes hechos (A continuación ordeno
solamente una breve relación de hechos, que forman parte de un trabajo de
investigación mucho más extenso, el cual compartiré en otra oportunidad con los
amigos que estén realmente interesados en conocer la verdad histórica, y estén
dispuestos a estudiarlo con seriedad):
La Represión de Junio de 1927 promovió una revisión de métodos y
conceptos en las filas del frente único y del movimiento socialista en
Lima. Entre junio de 1927 y setiembre de 1929, en la correspondencia con los
grupos del extranjero y de provincias, Mariátegui priorizó el
desenmascaramiento y el deslinde con la desviación nacionalista acaudillada
por Haya. De esa manera se garantizaba el fortalecimiento del frente único en
desarrollo. En carta del 10 de setiembre de 1929 dirigida a Nicanor de la
Fuente le escribe “La cuestión del Apra está completamente liquidada”
(Correspondencia, Tomo II, pag.623), culminaba así el necesario deslinde.
En los primeros meses de ese nuevo periodo, hubo algunos militantes del
Grupo de Lima que no entendieron oportunamente la necesidad del deslinde con el
nacionalismo. Incluso a comienzos de abril de 1928, por sus vacilaciones e indefiniciones
se postergó, demoró y al final se suspendió la discusión y aprobación de la
propuesta de Carta Colectiva del Grupo de Lima (el borrador de esa carta
fue escrito y presentado por Mariátegui posiblemente el día domingo 02 de
abril de 1928 en la reunión del Comité de Lima). Mariátegui escribió esa
“propuesta” de Carta Colectiva sin anotar fecha de redacción, tal como
figura en el libro de RMT, pag.299. La fecha se colocaría después del debate
y aprobación respectiva, lo cual nunca ocurrió.
Así, sin fecha y como propuesta de carta colectiva a debatir, Mariátegui
la presentó en la reunión dominical del 02 de abril. Posteriormente, algunos
comentaristas poco avisados, arbitrariamente han asumido y publicado que esa
carta recién fue escrita el “10 de junio”, es decir dos meses después de abril
(revisar folleto Mariátegui-Haya Materiales de un debate, antología
editada por Ramón García en setiembre de 2002). Lo cierto es que esa propuesta
de carta colectiva no se aprobó, ni se envió en su momento a ninguno de
los comités de provincias ni del extranjero. La “propuesta” quedó solamente en
eso, en una propuesta “que en breve resultó insuficiente”. Tiempo después, el
mismo Mariátegui la utilizó solamente como un testimonio o material “de
referencia” (ver cartas de Mariátegui del 29 de setiembre, 7 de octubre y 19 de
octubre de 1928, en Correspondencia, tomo II, pags.444, 451 y 459).
Ante la demora en la definición de algunos de sus compañeros del Comité
de Lima, actitud que contrastaba con la prisa del grupo de México, Mariátegui
después de concluida la reunión del día domingo 16 de abril en la cual tampoco
se aprobó la propuesta de Carta Colectiva, consideró que era necesario y
obligatorio escribir de inmediato una carta personal, la conocida Carta
a la célula aprista de México del 16 de abril (ver Correspondencia,
Tomo II, pág. 371). Carta en la cual desenmascaró y deslindó abiertamente con
la desviación nacionalista, con el caudillaje personalista de Haya.
Como es conocido, Haya con fecha 20 de mayo, respondió la carta del 16
de abril en términos insolentes y ofensivos, “respuesta impertinente, absurda
de ‘jefe’ ofendido” comentaría Mariátegui. A partir de esa respuesta,
posiblemente recibida a fines de mayo, Mariátegui “cortó toda correspondencia
con Haya”.
En la “propuesta” del 02 de abril, Mariátegui todavía en tono amistoso y
algo conciliador proponía “el APRA debe ser”. Mientras que, en su carta
personal del 16 de abril, de manera tajante y definitoria Mariátegui anotó “quiero
hacerles conocer sin tardanzas mis puntos de vista sobre este nuevo
aspecto de nuestra discrepancia”, y agregó “la cuestión el Apra: alianza o
partido (…) pasa a segundo término, desde el instante en que aparece en
escena el Partido Nacionalista Peruano”. El cambio de actitud, y la rectificación
de Mariátegui entre una y otra carta escritas en un breve lapso de dos
semanas, es sumamente clara. Una cosa es proponer en tono amistoso y
conciliador “el Apra debe ser”, y otra cosa muy diferente es anotar de manera
tajante “El Apra pasa a segundo término”.
Ya en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril, Mariátegui por
primera vez declaró “los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos
a su formación (del frente único) constituimos de hecho y organizaremos
formalmente un grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación
definidas (…)”, y para no dejar dudas agregó “es evidente que estas
conclusiones no nos permiten prestar nuestra cooperación a la creación del Partido
Nacionalista que (…) anuncian como una decisión del grupo de México”.
Mientras tanto, aproximadamente en febrero de 1928, Julio Portocarrero
acompañado de Armando Bazán, viajó al V Congreso de la Internacional
Sindical Roja (ISR), realizado en Moscú entre el 15 y el 24 de marzo de
1928. A su retorno, posiblemente a fines de abril o comienzos de mayo, y después
de una breve estadía de paso por Paris donde conversó con Rabines y se quedó
Armando Bazán, Portocarrero trajo consigo una Propuesta del Secretariado de
la ISR, en la cual se proponía “constituir el Partico Comunista en el
Perú”.
Algunos pocos militantes del Comité de Lima, del Comité de Paris y del
Comité del Cusco, acicateados por esa entrometida e impertinente comunicación,
comenzaron a presionar con impaciencia en el Comité de Lima, para constituir
de inmediato el partido, posición apresurada que no era compartida por
Mariátegui.
Incluso en su desesperación, algunos de esos “impacientes”,
sorprendiendo con engaños a otros militantes, convocaron y realizaron a
espaldas de Mariátegui una Reunión en la Herradura el día domingo 16
de setiembre de 1928 (Para justificar la no asistencia de Mariátegui, la
convocaron en un islote rocoso, que era un lugar inaccesible para un hombre que
se desplazaba en silla de ruedas). En esa reunión conspirativa, ellos llegaron
a cuatro acuerdos (ver libro de RMT, pag.397), puntos que en lo fundamental no
fueron aprobados en la reunión del 7 de octubre en Barranco.
En La Herradura el día 16 de setiembre, a espaldas de Mariátegui, acordaron
“constituir la célula inicial del Partido, afiliado a la III Internacional, y
cuyo nombre sería el de Partido Socialista del Perú”. Mientras que, en Barranco
el 7 de octubre, a propuesta de Mariátegui, se aprobó “dejar constituido el
grupo organizador del Partido Socialista del Perú”. Así, la fundación del
partido quedaba postergada hasta la realización del Congreso.
El 16 de setiembre en La Herradura acordaron “afiliar la célula inicial
del partido a la III Internacional”. El 7 de octubre en Barranco, no se aprobó
esa afiliación, decisión que a iniciativa de Mariátegui fue postergada hasta
marzo de 1930.
El 16 de setiembre a espaldas de Mariátegui acordaron que “El Comité
Ejecutivo del Partido Socialista estará formado por la ‘célula secreta de los
siete’”. Por el contrario, el 7 de octubre, no se constituyó ningún “comité
ejecutivo” del Partido, sino “el grupo organizador” del Partido. Mariátegui no
aceptó, ni se integró, a ninguna célula secreta organizada a espaldas y al
margen del partido en formación. Mariátegui desechó esa propuesta, que era
totalmente ajena a su estilo de trabajo. Sin embargo, en nuestro medio, todavía
hay quienes reivindican la Reunión de la Herradura y propagandizan a la “célula
secreta de los siete”, lo cual no hace sino comprobar la total confusión en la
cual ellos se debaten, y no solo eso.
Mariátegui, desde su retorno al país, concebía el trabajo de formación
del partido, como una tarea a largo plazo. En carta dirigida a Rabines
el 31 de diciembre de 1928, cincuenta días después de la Reunión de
Barranco, le dijo “No le he escrito en espera de conclusiones definitivas que
comunicarle. Pero usted sabe lo difícil que es aquí concluir algo”, y
cosa curiosa, en esa carta Mariátegui no le informó a Rabines sobre el desarrollo
de la Reunión de Barranco (ver Correspondencia, Tomo II, pag.490). Si el 7
de octubre se hubiera fundado el Partido Socialista del Perú, como algunos
todavía suponen, Mariátegui a 50 días de distancia no hubiera escrito “usted
sabe lo difícil que es aquí concluir algo”, por el contrario le hubiera
informado “acerca de la fundación”.
Incluso, varios meses después, el 19 de marzo de 1929, Rabines le
escribe a Mariátegui y le consulta “¿Es que han organizado ya algún grupo o
núcleo con tendencia y carácter de embrión por lo menos, del futuro partido
clasista?” (Correspondencia, Tomo II, pag.531). Podemos observar que seis meses
después de la Reunión de Barranco, Rabines, y posiblemente todos los miembros
del Comité de París, no estaban enterados de una supuesta fundación del
Partido Socialista del Perú, y algo similar posiblemente ocurría en los
comités de las otras provincias y otras ciudades del extranjero.
En la carta del 31 de diciembre de 1928 Mariátegui le comentó a Rabines,
lo que vendría a ser el secreto de su estilo de trabajo prolongado: “En mi
trabajo, en mis proyectos, los plazos, el tiempo, han contado siempre poco. Es,
probablemente, por eso, que no comparto esa absoluta impaciencia de
algunos de nuestros amigos. Sé que el temperamento criollo es así y me parece
que hay que lamentarlo” (ver Correspondencia, Tomo II, pag.490).
Si pues, hay que lamentar que muchos socialistas saturados del “temperamento
criollo” todavía insuperado, se comporten con absoluta impaciencia, y hoy como
ayer, pretendan “constituir”, “reconstituir” o “reivindicar” la organización
del partido de clase, al margen del desarrollo de las condiciones objetivas y
subjetivas del proceso real de la lucha de clases en el país, y al margen de
las enseñanzas del Camino de Mariátegui.
No era mi intención exceder unas pocas carillas al comenzar a escribir
este rápido comentario Acerca del Aniversario 86. Por ahora, lo dejo
aquí. Pero creo que las primeras conclusiones son muy claras.
1.- La propuesta programática de Mariátegui, aspecto
medular del pensamiento y del camino de Mariátegui, no se aprobó
en octubre de 1928, tampoco se aprobó en mayo de 1929 (antes del viaje de los
delegados a los eventos internacionales de mayo y junio de 1929), y tampoco se
aprobó en las reuniones del Comité Organizador realizadas en marzo de 1930. A
partir de mayo de 1930, al constituirse el Partido Comunista del Perú, la
propuesta programática socialista de Mariátegui fue dejada de lado, y
por el contrario se acordó un programa nacionalista, en última instancia
de inspiración “hayista”, que es el programa que ha dirigido hasta el presente
a todas las facciones del partido comunista sin excepción.
Mariátegui murió en abril de 1930, sin que se debatiera y acordara la
propuesta programática que debía y debe unificar a los socialistas peruanos.
Esa es una tarea pendiente hasta el presente. Su ejecución le corresponderá
a la actual generación de militantes del socialismo peruano, o posiblemente a
la próxima generación. Esa responsabilidad y función está por decidirse.
2.- En la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928, se acordó “dejar
constituido el grupo organizador del Partido Socialista del Perú”. Ese día no
se constituyó el Partido propiamente dicho, sino solamente el “grupo o
comité organizador”, lo cual no fue poca cosa, sino una tarea de titanes.
La tarea de fundación del Partido Socialista del Perú, del “partido de
clase” del proletariado peruano, del primer “partido de masas y de ideas”,
también sigue siendo una tarea pendiente. Es muy posible que su
ejecución corresponda a los militantes de la próxima generación. Estoy seguro
que “en la acción conjunta y la discusión” necesariamente encontrarán el camino
a seguir.
Pero antes que ocurran estos hechos, necesarios e inevitables (programa
y organización), los socialistas peruanos previamente tenemos que cumplir un
compromiso de honor: Conmemorar dignamente el Centenario del movimiento
socialista peruano en el año 2018.
Felizmente, ya contamos con un Documento Base de Estudio y Debate para
el desarrollo del centenario, el Capítulo V, Las primeras divagaciones
socialistas, del primer tomo del libro de Guillermo Rouillon La Creación
Heroica de José Carlos Mariátegui.
Ese capítulo, Las primeras divagaciones socialistas, me parece
que puede ser la mejor fuente de inspiración y estímulo para los nuevos
contingentes de socialistas, y no solo para ellos.
-.o0o.-
Nota:
Ver
página 11 del presente documento:
Ya en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril,
Mariátegui por primera vez declaró “los elementos de izquierda que en el Perú
concurrimos a su formación (del frente único) constituimos de hecho y organizaremos formalmente un grupo o Partido Socialista, de
filiación y orientación definidas (…)”
|
Ragarro
26.02.15
ANEXO SEGUNDO
LA REUNION
DE BARRANCO
Y EL
PARTIDO SOCIALISTA
La Reunión de Barranco es un hito histórico excepcional en la lucha
por la creación del Socialismo Peruano.
Es el más importante evento político habido en el Perú hasta el presente. Sin
embargo, no obstante que su importancia se acrecienta de día en día, hasta
ahora no es tratado en absoluto o apenas es mencionado tangencialmente. Pero, a
poco que se le estudie se puede apreciar la inmensa lección que encierra. A
quien la capta le cambiará por entero la imagen que tiene de la organización
del proletariado peruano. Bien vale entonces iniciar su estudio aunque sea con
una reseña de sus antecedentes, realización y consecuentes, vigentes hasta el
presente.
ANTECEDENTES
Tras el ensayo del 16 de
setiembre de 1928, en la playa de la Herradura, a la altura del hasta ahora
Salto del Fraile, el domingo 7 de octubre de 1928 se reunieron en Barranco,
balneario del sur de Lima, nueve participantes, José Carlos Mariátegui, Ricardo
Martínez de la Torre, Julio Portocarrero, Avelino Navarro, César Hinojosa,
Fernando Borjas, Bernardo Rejtmann, Luciano Castillo y Fernando Chávez León.
¿Quiénes eran los participantes?
¿Qué aportaba cada cual a la causa? De primera impresión, sorprende que sólo
tres de ellos figuren con sus escritos en Amauta,
mientras que notorias personalidades de la histórica revista no figuran en la
reunión. Es que, por un lado, Amauta
cumplió bien su papel de criba de la vanguardia; y, por otro lado, en la
Reunión se ligaba teoría y praxis, la lucha por la interpretación y la lucha
por la transformación de la realidad peruana. Y la impresión es mayor cuando se
constata que hasta estaba presente el internacionalismo proletario.
1.-
Cuatro obreros
Julio Portocarrero (textil),
Avelino Navarro (ferroviario), César Hinojosa (gráfico), Fernando Borjas
(mosaista), formados en la prédica anarco-sindicalista, templados en las
beligerantes luchas por las 8 horas (1918) y por el abaratamiento de las
subsistencias (1919), eran conocidos dirigentes de organizaciones tales como la
Federación Textil, Federación de Obreros Ferroviarios, Federación Gráfica, Mosaistas Unidos, que con otras organizaciones como la Federación de Motoristas y Conductores, Federación de Choferes, Federación de Fideeros y Molineros, Federación Panaderos “Estrella del Perú”,
Federación de Yanacones, Sociedad Unión Estibadores, Federación de Tripulantes y Cabotajes, y
otras menores, formaban la Federación
Obrera Local, de la que José Carlos Mariátegui sacó muchos activistas
ganándolos para el socialismo.
-Julio
Portocarrero.- De la Federación
Textil de Vitarte, se había relacionado con José Carlos Mariátegui cuando La Razón apoyó al movimiento obrero de
1919, y cuando las célebres conferencias sobre la Crisis Mundial, que dictó José Carlos Mariátegui en 1923-1924.
Frecuentaba su domicilio, primero en Shell y luego en Washington. Al salir de
prisión después del “complot comunista”, fue comisionado junto con Armando
Bazán para asistir al IV Congreso de la Profintern (Moscú, abril de 1928).
Regresó en agosto, vía París-Nueva York-Panamá-Callao, con importantes informes
y relaciones.
-Avelino
Navarro.- De la Federación de Obreros
del Ferrocarril Central, con la ruta Callao-Lima-Vitarte-Chosica-La Oroya-Huancayo
relacionaba un sector importante del movimiento obrero-campesino del centro del
país; y empalmando con los portuarios chalacos aseguraba las relaciones
internacionales por vía marítima. Visitante asiduo de la casa de José Carlos
Mariátegui colaboraba con el transporte de Amauta.
Cayó preso también en la represión de junio de 1927. En su casa se realizó la
histórica Reunión.
-César
Hinojosa.- Antiguo dirigente de la Federación
Gráfica, con sede en el Malecón Rímac, se relacionó tempranamente con José
Carlos Mariátegui en La Prensa, y
luego en Nuestra Época y La Razón. Cayó detenido en junio de 1927
en la reunión de la Editorial Obrera
Claridad, que se realizaba en la Federación
Gráfica.
-Fernando
Borjas.- Por su oficio de mosaista (baldosines y mayólicas), no sujeto a
horario fabril, tenía más libertad de desplazamiento y relaciones. El 31 de
diciembre de 1918, junto con Nicolás Gutarra, había caído detenido como miembro
del Comité de Huelga en Apoyo a los
Trabajadores de la Campiña de Huacho. Asistente a la Universidad Popular González Prada, visitaba la casa de José Carlos
Mariátegui. El 30 de enero de 1927 había actuado con Julio Portocarrero en un
cuadro obrero, durante la Fiesta de la
Planta, en Vitarte. En su hoja de militante también figura su prisión en
junio de 1927.
2.-
Un vendedor ambulante
-Bernardo Rejtmann
Fisher.- De origen judío rumano, emigrado por la Guerra Mundial,
extrañamente figura en la Reunión de
Barranco, pues aparentemente no hay datos de su relación con José Carlos
Mariátegui ni con el socialismo peruano. De él se sabe por una carta de Antonio
Caballero Cabarcas, de la Federación
Obrera de Bolivar, Colombia, a José Carlos Mariátegui, del 23 de noviembre
de 1929, donde señala: “El camarada Bernardo Rejtmann vino ayer a Calamar -población
situada a orillas del Magdalena y unida a esta ciudad por ferrocarril- a
conferenciar conmigo. Hablamos largamente sobre vuestra personalidad de
escritor vanguardista. Me recomendó deciros que os envía un cordial abrazo”.
Caballero probablemente conoció a José Carlos Mariátegui cuando pasó por Lima
para asistir a las conferencias de Montevideo y Buenos Aires. (Calamar, por
Calamarí, nombre de una etnia del lugar)
El ser vendedor ambulante le
permitía a Rejtmann desplazamientos por toda la ciudad e incluso al interior
del país. Y el ser miembro de la colonia judía, muy activa en el movimiento
social, le permitía mejores relaciones con el internacionalismo proletario.
José Carlos Mariátegui cultivó sólidas relaciones con la colonia judía. La casa
que habitaba, del Jr. Washington, pertenecía a la familia judía Bauer. Sus
amigos José Iván Lerner, Miguel Adler, Noemí Miullstein, frecuentaban su
domicilio, y traducían del ruso, alemán, rumano, para Amauta. Jacobo Hurwitz figura entre los firmantes de la carta de
José Carlos Mariátegui sobre el asunto Claridad
(15 de enero de 1924); fue orador en la última conferencia de José Carlos
Mariátegui (26 de enero de 1924), en el local de la Federación de Motoristas y Conductores; deportado a México,
constituye con Nicolás Terreros y Esteban Pavletich la célula del Apra, en 1926;
pero se separa de ella en julio de 1928 escribiendo “Por qué no estoy con el
Apra”, para afiliarse al Partido Socialista.
Es decir la presencia de Bernardo
Rejtmann indica la presencia del internacionalismo proletario en la histórica
Reunión.
3.- Dos
universitarios
Entre los asistentes figuran
también Luciano Castillo y Federico Chávez León. Ellos, con Ángel
Teodomiro Sánchez, figuran ya en Amauta-3
(noviembre de 1926) como firmantes por la Universidad
de Trujillo, de la Plataforma
sostenida por la juventud revolucionaria del Perú en la organización de la Federación de Estudiantes del Perú.
Luciano Castillo pronunció un discurso en la Fiesta de la Planta, el 30 de enero de 1927 en Vitarte. Y
colaboraba con Amauta con artículos
diversos.
4.-
Un agente de seguros
-Ricardo
Martínez.- Conoció a José Carlos Mariátegui en La Prensa. Empleado de la Compañía
de Seguros La Popular, ligada financieramente al grupo Prado, llegó a ser
gerente de Amauta, y su director
interino por enfermedad de José Carlos Mariátegui (abril de 1928). Escribía
frecuentemente en la revista.
5.-
Un marxista convicto y confeso
-José Carlos
Mariátegui había señalado en 1923 que “con la revolución rusa ha comenzado
la revolución social”. Efectivamente, el estremecimiento fue total en el mundo
entero. Con este influjo, y nauseado de política criolla, se orientó
resueltamente hacia el socialismo.
José Carlos Mariátegui nacía
cuando Manuel González Prada publicaba Páginas
Libres (1894) y Manuel González Prada fallecía cuando José Carlos Mariátegui
publicaba Nuestra Época (1918). En
verdad, era una nueva época y una nueva generación las que se iniciaban con la Revolución de Octubre. La época del
socialismo en el mundo, y la primera generación socialista en el Perú.
En Amauta-16 (agosto de 1928), José Carlos Mariátegui republica su
artículo “Manuel González Prada”. Con
ello en verdad hacía el balance de una década
trascendental dejada atrás. Todo el artículo es de excepcional valor,
pero su clave está precisamente en este párrafo: “Negar peruanismo a su
personalidad no es sino un modo de negar validez en el Perú a su protesta. Es
un recurso simulado para descalificar y desvalorizar su rebeldía. La misma
tacha de exotismo sirve hoy para combatir el pensamiento de vanguardia”
Esta década contrastó capitalismo
y socialismo en el Perú de manera singular. No entre pensamiento liberal y
pensamiento socialista, sino directamente ante dos socialismos, socialismo
burgués y socialismo proletario. En el entierro de Manuel González Prada se
enfrentaron ya cara a cara estas dos concepciones en las posiciones de Haya y
Mariátegui. Una caduca y otra renovadora. Haya desarrollaría en esta década las
Universidades Populares González Prada,
Claridad y el Apra. Mariátegui, sus célebres Conferencias,
Amauta, y el Partido Socialista. Es decir, Haya desarrollaría su concepción de
la Revolución Libertadora; Mariátegui su concepción de la Revolución
Socialista.
La Reunión de Barranco cierra entonces la etapa de la definición
ideológico-teórica y abre la etapa de la realización político-orgánica. El
desplazamiento es evidente. Se resuelve una contradicción y se inicia otra,
esta vez al interior de la organización del proletariado. De la lucha por la
“definición ideológica” se pasa a la lucha por la “facción orgánica y doctrinariamente
homogénea”
Así, la Reunión de Barranco es un hito que orgánicamente tiene sus inicios
en los comienzos mismos de la década 1918-1928. José Carlos Mariátegui mismo ha
señalado sus aproximaciones.
a) “En ese tiempo, se inicia en la redacción del
diario oposicionista El Tiempo, muy
popular entonces, un esfuerzo por dar vida a un grupo de propaganda y
concentración socialistas”. Este grupo surge el 15 de noviembre de 1918;
tendría como secretario general primero a Alberto Secada, y después a Luis
Ulloa. Entre sus integrantes, José Carlos Mariátegui y César Falcón
conformarían el ala izquierda, radical o “jacobina”, junto con Humberto del Águila
y Fausto Posada. La lucha contra la orientación reformista del grupo
ocasionaría su disolución en mayo de 1919. En octubre Mariátegui y Falcón salen
deportados del país.
b) “Desde Europa me concerté con algunos peruanos
para la acción socialista”. Efectivamente, a fines de 1921 se reúnen en Roma
José Carlos Mariátegui, César Falcón, Palmiro Machialvello y Carlos Roe, y
constituyen la primera célula del proletariado peruano en el exterior. Sus
integrantes acuerdan regresar al país; pero se quedan en Europa Falcón y
Machiavello. En agosto de 1922 regresa Roe, pero se dedica a ejercer la
medicina en el Callao. En marzo de 1923 regresa José Carlos Mariátegui, para
iniciar de nuevo una nueva jornada.
c) “Mariátegui regresa en este tiempo de Europa con
el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase”. En
noviembre de 1923 propone a Enrique Cornejo Koster la formación de la célula
respectiva, pero el intento se frustra por la deportación de los primeros
candidatos.
José Carlos Mariátegui se dedica
entonces al inmenso trabajo de definición ideológica y de criba de la
vanguardia. Respecto a la organización, su experiencia adquirida en el trato
con los partidos tradicionales de la oligarquía peruana (expresada en su
artículo “La Reorganización de los Grupos
Políticos”, 06 de julio de 1918), y en el análisis de la realidad europea
(con su artículo “El Partido Popular
Italiano”, 28 de marzo de 1920), le permite madurar un proyecto singular de
partido proletario de masas.
Así con un inmenso trabajo de
definición ideológica y con un sólido proyecto político, llega el proletariado
peruano a la Reunión de Barranco.
DESARROLLO
La Reunión de Barranco es un hecho trascendental, que poco a poco se
irá asimilando a otros hechos trascendentales de la historia mundial, de los
cuales tampoco hay ni podría haber relato que refleje fielmente su desarrollo.
Los “Diez días que estremecieron al mundo”,
son apenas una aproximación a los momentos trascendentales vividos por los
actores de la Revolución de Octubre. De la Gran
Marcha apenas queda una referencia tangencial y un bello poema de su actor
principal, Mao Zedong. Y ni eso se conoce siquiera de otros grandes sucesos que conmovieron al mundo. La Reunión de Barranco pasará también a la
leyenda, porque nadie puede escribir los hechos con la suficiente imaginación
como para elevarse al nivel de la propia fantasía con que ocurrieron en la
realidad.
Los que llegaron a la Reunión de Barranco eran conscientes de
que participaban de un hecho trascendental. Por eso, lo menos que se puede
señalar es que participaron con sobrecogedora emoción. Y si no han dejado
relato escrito es precisamente por la imposibilidad de expresarse a la altura
del acontecimiento.
Pero, evidentemente, la
orientación principal del debate fue dada por José Carlos Mariátegui. Con sus
históricos documentos Carta al Grupo de
México (16 de abril de 1928), y Carta
Colectiva del Grupo de Lima (10 de julio de 1928), entraba en su fase final
el deslinde de campos con la pequeña burguesía nacionalista. Luego había
publicado Amauta 15, 16 y 17, donde
sanciona el deslinde con el histórico prólogo Aniversario y Balance (setiembre de 1928). Estaba en prensa su
libro cardinal, 7 Ensayos, piedra angular de la teoría del Socialismo Peruano.
Y presenta a la Reunión sus Principios Programáticos del Partido
Socialista, con sus tres pilares: La Propiedad Eminente, La Célula
Económica y la Escuela del Trabajo. En este material José Carlos Mariátegui
resuelve:
-el problema de la época socialista; es decir la
cuestión del imperialismo.
-el problema de la formación nacional; es decir la
cuestión de la autodeterminación.
-el problema del Estado Comuna; es decir la cuestión
del Partido Socialista.
-El problema del Programa de Cambio; es decir la
cuestión del Frente Unido.
Indudablemente toda la Reunión giró en torno a este proyecto singular. Lo atestigua la
lucha interna posterior, donde se consolidó la posición de José Carlos
Mariátegui y se desenmascaró la posición de los detractores.
La Reunión de Barranco sancionó como Documentos Constitutivos del Partido Socialista del Perú:
-Aniversario y Balance
-Acta de Constitución
-Principios Programáticos
Y acordó elaborar las Tres Tesis Fundamentales:
-Antecedentes y Desarrollo de la Acción Clasista
-Punto de Vista Antiimperialista
-Esquema del Problema Indígena
Finalmente eligió:
Secretario General: José Carlos Mariátegui
Secretario de Propaganda: Ricardo Martínez
Secretario Sindical: Julio Portocarrero
Tesorero: Bernardo Rejtmann
Avelino Navarro, César Hinojosa y
Fernando Borjas quedaron adscritos a la Secretaría Sindical.
La Reunión de Barranco fortaleció así el trabajo de captación de las
masas de abajo y las masas de arriba, del Partido Socialista y del Frente
Unido, ambos trabajos regidos por un mismo proyecto de transformación.
Demostraba así José Carlos Mariátegui que el trabajo orgánico es lo menos
orgánico del trabajo revolucionario; que no es sino la expresión concentrada y
natural corolario del trabajo ideológico, teórico y político.
Con el feliz término de la Reunión, se inicia una nueva etapa del Socialismo
Peruano, signada por el desplazamiento del centro de gravedad del trabajo
revolucionario, de la teoría a la praxis, de la propaganda a la agitación. El
Partido Socialista comenzaba a enrolar disciplinadamente a los grupos de
provincias (Cusco, Puno, Arequipa, Ica, Jauja, Huaraz, Chiclayo, Trujillo) y a
los grupos del exterior (Paris, Buenos Aires, La Paz, México)
El socialismo proletario lograba
la hegemonía incontestable en la escena política peruana.
CONSECUENTES
Constituido el Partido Socialista,
la lucha interna se inicia como lucha en dos frentes, el determinismo económico
y el volitismo político. Los documentos conocidos signan el proceso de esta
lucha.
Ricardo Martínez.- Había
publicado en Amauta-16 (julio de
1928) su artículo Polémica y Acción,
donde plantea sibilinamente que “toda polémica de interpretación es vana,
intelectual, burguesa”. Y en Amauta-17
(setiembre de 1928) inicia su serie El
Movimiento Obrero de 1919, donde refiriéndose al “desdichado Partido
Socialista del Perú” señala que “sólo sirve de obstáculo a la labor de los
obreros organizados”
Eudocio Ravínes.- Había iniciado
en Amauta-10 (diciembre de 1927) su
análisis sobre La Actual Etapa del
Capitalismo; y la continúa en Amauta-16
con La Etapa del Monopolio Capitalista,
hasta Amauta-19 (nov-dic 1928) con El Capital Financiero, y Amauta-21 (feb-mar 1929) y Amauta-22 (abril 1929) con Los Instrumentos del Capital Financiero.
Este análisis está hasta ahora vigente.
En estas circunstancias, José
Carlos Mariátegui comienza a publicar en Amauta-17
su famosa Defensa del Marxismo, edita
7 Ensayos, publica Labor como “extensión de la labor de Amauta”. Así se amplía la presencia del
Partido Socialista en más y más frentes.
Orientando la lucha interna,
escribe el prólogo al folleto de Ricardo Martínez; le critica que “Juzga los
hechos a la distancia, sin relacionarlos suficientemente con el ambiente
histórico dentro del cual se produjeron”, y concluye que “Prefiero hallarlo intransigente,
impetuoso, a hallarlo criollamente oportunista y equívoco”. En el mismo mes, 31
de diciembre de 1928, le escribe una carta a Eudocio Ravines proponiéndole: “Si
usted encontrara la posibilidad de venir, nos aportaría un refuerzo precioso”
El proyecto político de José
Carlos Mariátegui se pone a prueba en el Congreso
Sindical Latinoamericano de Montevideo (mayo) y la Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires (junio) de
1929. A ellas asiste el Partido Socialista con cinco delegados: Hugo Pesce,
Julio Portocarrero, José Bracamonte (piloto de la Marina Mercante Nacional,
fundador de la Federación de Tripulantes
del Perú), Juan Peves (dirigente campesino de Ica, fundador de la Federación de Yanacones) y Carlos
Saldías (dirigente textil).
La delegación peruana llevó a las
reuniones internacionales los documentos constitutivos del Partido Socialista,
las Tres Tesis Fundamentales, la Hoja de Vida de José Carlos Mariátegui, 7 Ensayos, Defensa del Marxismo, Labor.
Y de manera no oficial llevó el folleto de Ricardo Martínez y el proyecto de
Programa elaborado por Eudocio Ravines en la célula de París.
Así, la delegación peruana fue la
mejor documentada pero no la mejor compenetrada del proyecto político que
defendía. Ocurrió entonces lo insólito. Los 7 Ensayos fueron suplantados por el Movimiento Obrero (de Ricardo Martínez), el Esquema del Problema Indígena fue suplantado por el Problema de las Razas en América Latina;
y, lo que es más grave, los Principios
Programáticos fueron suplantados por el proyecto
de Programa (de Eudocio Ravines). En resumen, el Frente Unido fue suplantado por el “bloque obrero-campesino”, y el Partido Socialista por “Partido Comunista”. El gran proyecto
político del partido proletario de masas fue reducido a simple “táctica”. Y
siendo el gran aporte de José Carlos Mariátegui a la teoría y praxis del
marxismo, es considerado hasta el presente como su mayor “error”, el cual él
mismo se “apresuró a corregirlo” al final de su existencia.
1930
La crisis mundial aceleró la
crisis nacional. En este marco, se agudiza la lucha interna en el Partido
Socialista.
Mientras se realizaban las
reuniones anteriores, Eudocio Ravines y Jacobo Hurwitz asisten al II Congreso Antiimperialista, de
Francfort (julio de 1929) donde José Carlos Mariátegui es elegido miembro del Consejo General de la Liga contra el Imperialismo. Después de
la reunión, Eudocio Ravines viaja a Moscú, colabora en la preparación de la Carta del Buró Sudamericano de la
Internacional Comunista al Partido Comunista del Perú (publicada después en
la Correspondencia Sudamericana, Nº 26, mayo de 1930) y se ofrece para
organizar el Partido Comunista del Perú. Regresa a París, y a mediados de
diciembre emprende el regreso al Perú. Cubre la ruta El Havre-Rio de Janeiro-Buenos
Aires. Prepara ahí El Problema Indígena
en América Latina (publicado en El Trabajador Latinoamericano, marzo-abril
de 1930), donde respalda la autodeterminación. Sigue la ruta Buenos
Aires-Tucumán-La Paz-Puno. En Puno y Cusco declara constituido el Partido
Comunista. Sigue la ruta Puno-Arequipa-Mollendo-Callao. Y se enfrenta así al Partido Socialista, a mediados de
febrero de 1930.
En estas circunstancias, José
Carlos Mariátegui presenta su renuncia el 1º de marzo, no sin antes presentar
cuatro Mociones: de Adhesión al
Congreso Antiimperialista de Francfort, de Independencia de Clase del Partido
Socialista, de Afiliación a la Tercera Internacional, y de creación de los
Secretariados de Asuntos Femeninos y de Asuntos Juveniles.
Las razones son obvias. La
represión de noviembre de 1929, esta vez contra el “complot judío”, no pesó
tanto como la necesidad de preparar condiciones para empeñar la lucha en condiciones
favorables. Igualmente la deserción del grupo norteño de Luciano Castillo,
Fernando Chávez, Alcides Spelucín el 16 de marzo, tampoco peso tanto como la
necesidad de enfrentar la desviación de derecha de Martínez y la desviación de
izquierda de Ravines.
Abrumado por la tensión, el 20 de
marzo se agrava la enfermedad crónica de José Carlos Mariátegui. El 16 de abril
nacía a la inmortalidad. El Socialismo Peruano sufría su primera
gran derrota.
AHORA
En 1918 aparecían en la escena
política dos personajes singulares, Mariátegui y Haya. Desde esa fecha la lucha
política se lleva entre dos socialismos. Esta lucha se expresa vívidamente en
dos voces de orden, la Revolución Libertadora, de Haya, y la Revolución
Socialista, de Mariátegui.
El proyecto político de Haya se
expresó sucesivamente en “Hacia la Verdad por la Razón, hacia la Justicia por
el Amor”, “Por la Emancipación de América Latina”, “Por la Segunda
Independencia”, “Contra el Imperialismo Yanqui”, “Por el Interamericanismo
Democrático sin Imperio”
El proyecto político de
Mariátegui se expresó nítidamente en su Advertencia,
prólogo a sus 7 Ensayos: “Tengo una declarada y enérgica ambición: la
de concurrir a la creación del socialismo peruano”
Estos proyectos gravitan más que
nunca, ahora que el Estado peruano denota toda su caducidad, inepcia y
podredumbre. Es decir, ahora más que nunca está vigente el dilema planteado por
Mariátegui en Aniversario y Balance: Capitalismo
o Socialismo. Este es el problema de nuestra época.
Ramón García Rodríguez
7 de octubre de 1987
-.o0o.-
Notas.-
Después se supo que Juan
Peves no pudo viajar a Buenos Aires. En su huerta, más arriba de Chosica, se
realizó la reunión donde se cambió el nombre del Partido.
En
plenos preparativos de la Gran Conmemoración
de la Creación Heroica (07.10.08),
Gonzalo Bulnes Mallea, periodista investigativo natural de Puerto
Maldonado-Madre de Dios, residente en Barranco, presenta su investigación sobre
el lugar donde se realizó la Reunión de
Barranco. La publicación respectiva la publicó en su revista Barranco, la Ciudad de los Molinos,
2003, 300 páginas, 20 x 27.5 cms. La parte dedicada a José Carlos Mariátegui
abarca las páginas 157-300. El lugar hallado de la Reunión es Av. Lima, Nº 524, donde residía Avelino Navarro, uno de
los participantes.
7 Ensayos y el Partido Socialista están íntimamente ligados entre sí. Constituyen
la teoría y práctica del Socialismo
Peruano. Dado que José Carlos Mariátegui anunciaba su inminente edición, es
lógico suponer que los primeros ejemplares de 7 Ensayos fueron entregados a los participantes de la Reunión ese 7 de octubre de 1928. Este
tema requiere análisis aparte.
Socialismo
Peruano Hoy
Agosto
2010
285 págs.
11 x 17 cms.
Págs.
211-212
Ragarro
26.02.15
ANEXO TERCERO
El PRIMER CONGRESO DEL PARTIDO
I
La primera
generación del Socialismo Peruano desarrolló su gestión en dos etapas
importantes: la primera, de 1918 a 1930, bajo la dirección de JCM; la segunda,
de 1930 -después de su fallecimiento- hasta 1945. Y realizó dos importantes
certámenes: la Constitución del Partido (07.10.28) y su Primer Congreso (IX.42)
En la primera
etapa, la tendencia de avance había deslindado los campos con el anarquismo,
anarcosindicalismo, mutualismo, y con la desviación aprista. Ante su fracaso,
la tendencia del mutualismo pretendió salir como partido laborista, del cual
dijo JCM que “pertenece a la crónica, no a la historia, y desde el punto de
vista folklórico está por debajo de cualquier tondero o resbalosa” (T.13-205) La
tendencia aprista pretendió salir como partido nacionalista, ante lo cual
señaló JCM que “reafirmamos nuestra absoluta independencia frente a la idea de
un partido nacionalista, pequeño-burgués y demagógico” (T.13-246)
Por su inmensa
labor de crítica y preparación, la facción de JCM había logrado la hegemonía
ante las otras fuerzas que contendían en el frente unido, y se desarrollaba
impetuosamente según plan. La facción anarcosindicalista no volvió a aparecer
en la actividad política. En cambio, después de la muerte de JCM la facción
aprista vería acrecentar sus fuerzas.
Los 18 meses, de la
Constitución del Partido a la muerte de JCM, por su extrema importancia deben
tener tratamiento aparte. En ese lapso, JCM publicó sus 7 Ensayos, dio a
la imprenta dos de sus tres libros fundamentales (Defensa del Marxismo, Ideología
y Política. De su cuarto libro fundamental, Invitación a la Vida Heroica,
sólo se sabría después); elaboró sus tres Tesis Fundamentales, y se
aprestaba a viajar a Buenos Aires, sede de la Sección Latinoamericana de la
Komintern. Es una etapa de crucial importancia, de creciente lucha interna en
torno a la forma nacional del socialismo en el Perú.
Es evidente que la
desaparición de JCM constituyó una inmensa pérdida para el Socialismo Peruano.
El Partido que construía JCM era sui generis, diferente a los partidos
de la II Internacional y diferente también a los partidos de la III
Internacional. Se debe indicar, en primer lugar, que el Perú, por su atraso
económico y político y por no ser país de ciudades, tampoco era un país de
partidos. No obstante la preocupación del imperialismo inglés en el siglo
pasado, la burguesía peruana bajo su influencia no consolidó partidos
políticos. Por eso es que, en la mitad del presente siglo los dos únicos
partidos orgánicos fueron el partido proletario y el partido aprista.
En segundo lugar,
este partido proletario tiene una característica singular. Por lo general,
todos los partidos proletarios han tenido una infancia difusa, y sólo después
de muchos errores han podido consolidar una fisonomía propia, una forma
nacional de su contenido internacional; en cambio, el partido proletario
peruano logró su fisonomía propia precisamente en su infancia, para perderla
temporalmente después. Y si en otros partidos la tarea de los continuadores ha
sido el lograr esta fisonomía, en este partido la tarea ha sido encontrarla
nuevamente, tarea compleja y específica. Esta difícil labor, por lo general es
soslayada en el análisis del proceso del Socialismo Peruano.
Construir un
partido diferente a los partidos de la II Internacional no era una idea nueva.
Pero construir un partido diferente a los partidos de la III Internacional sí
lo era, ciertamente. Y toda idea nueva experimenta dificultades y tropiezos en
sus comienzos. Así, el concepto de dictadura de Marx, el concepto de alianza
obrero-campesina de Lenin, el concepto de guerra campesina de
Mao, no surgieron al azar ni se impusieron de la noche a la mañana. Esto por lo
general es conocido; pero lo que se difunde poco es que su surgimiento y
aceptación enfrentaron primero el silencio, indiferencia y oposición en sus
propias filas de origen.
Igual ha ocurrido
en el Perú. Los esfuerzos de JCM por desarrollar el estudio de los problemas
peruanos y su programa de estudios sociales y económicos cayeron en el vacío, y
recibieron por respuesta la indiferencia. Y aún más, fueron objeto de
sarcástica oposición. Baste recordar el calificativo de “monólogo insípido” que
le lanzó Luis Alberto Sánchez. Pero si esto era por fuera, lo más grave era por
dentro del partido en construcción. Los detractores, apenas si aguardaron la
muerte de JCM para pasar a la ofensiva. Ravines echó abajo Amauta;
Martínez echó abajo los 7 Ensayos. Y ambos echaron abajo la inmensa obra
de aglutinar, organizar y conducir el factor humano en torno a la idea
socialista.
El marxismo señala
que la contradicción es el motor del desarrollo de la naturaleza, de la
sociedad y del pensamiento. Y que las causas externas son condicionantes para
el cambio; pero las que lo determinan son, en última instancia, las causas
internas. El partido proletario iba en ascenso, y las demás fuerzas reconocían
su dirección o se batían en retirada. El aprismo no tenía cabida en el frente
unido de la revolución. Pero después se invirtieron los papeles, el partido
aprista se consolidó como partido fascista, y el partido proletario se sumió en
sus contradicciones. La revolución de nueva democracia sufrió su primera
derrota.
¿Por qué ocurrieron
estos cambios y esta derrota? No se puede conocer la historia del país si no se
comprende la situación mundial; no se puede comprender la nueva democracia si
no se comprende la vieja democracia; y no se puede comprender la labor de JCM
si no se comprende la labor de sus detractores. Y sin análisis no hay
valoración del pasado, comprensión del presente ni visión del futuro.
II
La estabilización
capitalista terminaba y el mundo se sumía en la gran depresión, que conduciría
después a la II GM. El terror blanco batía al proletariado europeo, a los
revolucionarios chinos, y en nuestra América se imponía la bota militar.
Aislada, acosada, agredida, la Unión Soviética construía el socialismo en un
solo y atrasado país. Si el inicio de la crisis propiciaba el desarrollo del
izquierdismo, la necesidad de hacer frente a la guerra mundial que todos veían
venir, propiciaba el desarrollo del derechismo.
La crisis también
golpeaba el país; y también la bota militar se imponía, para luego dar paso al
mejor representante de la oligarquía financiera que ha tenido la reaccionaria
clase dominante del país, Manuel Prado.
En estas
circunstancias, la nueva democracia fue derrotada no tanto por la situación
internacional, por la vieja democracia o por la interferencia aprista, sino
fundamentalmente porque no supo orientarse en la situación, porque perdió la
brújula.
En 1930, el Partido
de JCM había logrado la hegemonía en el frente unido de la nueva democracia.
Pero la obra de JCM no había logrado la hegemonía al interior del Partido. Al
hacerse clara la desviación aprista, JCM deslindó resueltamente los campos con
ella; por ejemplo, con su célebre Polémica Finita. Sin embargo, trató
siempre de aglutinar a todas las fuerzas unibles; por ejemplo, al año de su
polémica con Sánchez, comentó positivamente su trabajo sobre literatura
peruana.
Esta línea política
no podía sino fortalecer las propias filas y desintegrar las fuerzas del
enemigo. Así, el propio Sánchez, que había llamado a la obra de JCM como
“monólogo insípido”, a tres meses de su fallecimiento publicó Datos para una
semblanza de José Carlos Mariátegui, hasta ahora insuperada semblanza
política del gran luchador. (La Polémica del Indigenismo, Mosca Azul
Editores, 1978, pp. 151-172)
La investigación
aprista acerca de la realidad nacional no deja de tener sus méritos. La calidad
de Haya era reconocida por el propio JCM; sus observaciones acerca del
imperialismo tienen aspectos que no se pueden desechar; pero una conclusión
teórica correcta puede derivar en una conclusión política incorrecta, porque
una cosa es la limitación del conocimiento y otra cosa es la limitación de
clase. P.e., el análisis de Hilferding acerca del imperialismo, y el análisis
de Plejanov acerca del papel del individuo, tienen validez hasta el presente;
pero políticamente ambos no pasaron de mediocres reformistas; y Haya no pasó de
“justicialista” corporativo.
La primera
generación dio un gran maestro por ejemplo positivo, pero también dio dos
grandes maestros por ejemplo negativo. Ravines lideró la línea de izquierda,
Martínez lideró la línea de derecha. Pero dos grandes maestros por el ejemplo
negativo no son suficientes para acabar con un gran maestro proletario. Y mil
que fueran. Pero han hecho mucho daño; y jamás debemos olvidar esta lección;
forma parte del tesoro del Socialismo Peruano; ignorarla, sería seguir siendo
“un mendigo sentado en banco de oro”
El contenido de
cada línea se puede apreciar en el siguiente esquema:
TEMAS
|
LÍNEA DE JCM
|
LÍNEA DE ERP
|
LÍNEA DE RMT
|
1.-Revolución proletaria
|
Lucha de Clases
|
Clase contra Clase
|
Conciliación de Clases
|
2.-Dictadura del Proletariado
|
Dictadura y Democracia
|
Dictadura
|
Democracia
|
3.-Cuestión Nacional
|
Perú Integral
|
Nación Quechua
|
Nación
Criolla.
|
4.-Carácter de la Sociedad
|
Semifeudal-Semicolonial
|
Colonial
|
Independiente
|
5.- Frente Unido
|
Unidad y Lucha
|
Lucha sin Unión
|
Unión sin Lucha
|
6.-Formas de Lucha
|
Económica-Política-Teórica
|
Putchista
|
Parlamentaria
|
7.- Factor Humano
|
Obreros y Campesinos
|
Campesinos
sin Obreros
|
Obreros sin Campesinos
|
8.- Organización
|
Clandestina y Abierta
|
Ilegalismo
|
Legalismo
|
Analizando el
esquema se tiene:
1.- JCM siempre enseñó
al proletariado a tener “al mismo tiempo que un sentido realista de la
historia, una voluntad heroica de creación y realización” Ni determinismo ni
volitismo por separados, sino unidad e integración entre ambas coordenadas del
marxismo. Por eso no partió jamás de que el socialismo no podía actuarse sin
que se desarrollara previamente el capitalismo, ni menos que la victoria de la
revolución estuviera a la vuelta de la esquina. Siguió estrictamente la
estrategia de la revolución prolongada. Por eso actuó siempre con el criterio
de crítica y preparación, crítica de ideas y preparación de la organización.
Pero Ravines actuó
con el arrebato de “quien mucho corre pronto para”, y por luchar contra todo
terminó luchando contra nada. Es un claro ejemplo de los que creen “que la
empresa de crear un nuevo orden social, superior al orden capitalista, incumba
a una amorfa masa de parias y de oprimidos, guiada por evangélicos predicadores
del bien” Suplantó la audacia con el arrebato, y al final mostró no tener lo uno
ni lo otro.
Y Martínez es un
claro ejemplo del “snobismo universitario con que los estudiantes de su
generación se entregaron a una lectura rabiosa de Marx; el aflojamiento súbito
de su impulso al choque con el escandalizado ambiente doméstico y con los
primeros bastonazos de la policía; la decepción, el escepticismo, más o menos
disfrazado de retorno a la sageese (prudencia)” Suplantó la
perseverancia con la paciencia, y al final demostró que para él “el movimiento
lo es todo, el objetivo no es nada”
2.- JCM hizo una clara distinción entre dictadura burguesa y dictadura
proletaria, entre democracia burguesa y democracia proletaria. Por eso pudo
señalar que “el Poder se conquista a través de la violencia” y que “se conserva
el Poder sólo través de la dictadura” (T.8-81) Pero esta dictadura no niega la
democracia en general sino la democracia burguesa; por eso señaló también que
la conquista de la democracia había pasado a ser tarea del proletariado. Tuvo
un concepto claro de la nueva democracia; y de la necesidad de enfrentar
democracia con democracia y dictadura con dictadura.
Pero Ravines, al
propagandizar dogmáticamente la dictadura, lo que hacía era implantar su
autoritarismo, su sectarismo, su mandonismo. Así, negó a la dictadura
democrática y terminó desprestigiando a la clase, al partido y a la revolución.
Y Martínez hizo
otro tanto, ignorando la dictadura y propagandizando la democracia “en
general”, que así no es otra cosa que la vieja democracia, la democracia
burguesa, que en nuestra realidad no es sino un democracia bastarda,
minusválida y vergonzante.
3.- El aporte original de JCM, el aporte teórico como verdad particular
se expresa en su interpretación de la realidad peruana, en su esclarecimiento
de la cuestión nacional. Con ello estableció la forma nacional del Socialismo Peruano,
y deslindó los campos con el pasadismo de la burguesía intermediaria y el
indigenismo de la pequeña burguesía, señalando la necesidad de un Perú
Integral.
Pero Ravines
desechó la verdad particular, y blandió dogmáticamente la verdad universal en
el problema nacional, imponiendo como camisa de fuerza la “autodeterminación de
las naciones quechua y aymara” Con ello, tergiversó la verdad universal,
despreció y rechazó la verdad particular en aras de los planteamientos de la
pequeña burguesía.
Y Martínez desechó
pronto una y otra verdad en aras de la “nación criolla”, nueva versión del
pasadismo de la burguesía intermediaria. Con ello tiró por la borda el marxismo
como doctrina y como método.
4.- En su interpretación de la realidad peruana, al esclarecer la
cuestión nacional JCM esclareció también, como corolario, el carácter de la
sociedad peruana. Al reivindicar como tercera tradición el aporte de la
República señaló el carácter capitalista del Perú, en su esencia semifeudal y
semicolonial (políticamente independiente y económicamente colonial) Precisamente
de ello pudo derivar que el objetivo de la revolución de la nueva democracia es
la solución del problema de la tierra, base de toda otra solución. Por ello la
revolución peruana es en primer lugar democrática (antifeudal) y en segundo lugar
nacional (antimperialista) Así, señaló las bases para el establecimiento de la
política concreta a seguir.
Pero Ravines ni
Martínez podían tener planteamiento alguno en torno a esta importante cuestión.
Ravines, si no analizaba el modo de producción del país, menos podía
interesarse por el modo de producción de sus futuras “naciones quechua y
aymara” Igualmente, Martínez tampoco podía interesarse del modo de producción
de su “nación criolla” Divagaron entre el carácter “colonial” o “independiente”
de sus “naciones”
La experiencia
enseña que el problema de la verdad particular, el problema de la teoría
propia, el problema de “aplicar el método marxista al conocimiento y definición
de los problemas del Perú” es el problema clave, el problema dirimente con el
que se ha de juzgar la orientación de cada línea política. Una línea que no
tiene una posición definida ante la verdad particular, no tendrá tampoco una
posición definida ante la verdad universal. Y sólo seguirá el bastón de mando
en turno. Y, lo que es más grave, al no interpretar la realidad menos podrá
intentar siquiera transformarla, y mucho menos podrá seguir una política
consecuente.
5.- JCM tuvo desde el principio una posición definida ante el problema
del frente unido. Llevó una lucha medida por medida buscando siempre, por un
lado unir a los afines y por otro lado unir a todas las fuerzas unibles ante un
enemigo común.
Pero Ravines aplicó
la torpe política de “luchas implacables y golpes despiadados” Para él, quien
no era un reaccionario declarado era un contra-revolucionario en potencia. Por
ello, en poco tiempo la revolución perdió el 100% del trabajo en el campo y el
90% del trabajo en la ciudad.
Y del 10 % restante
se encargó Martínez de dar cuenta; so pretexto de corregir la desviación de
izquierda, de lucha sin unión, se empeñó en una unión total y sin lucha alguna
con el representante de su nación criolla. Así, el proletariado perdió
temporalmente la hegemonía política en la revolución de nueva democracia.
6.- JCM señaló siempre dos aspectos en cualquier forma de lucha. Al
señalar que el Poder se conquista a través de la violencia, señalaba una
posición cardinal al respecto. Sin embargo, señaló también que “trabajan por el
advenimiento de una sociedad nueva los que todo el año, disciplinada,
obstinadamente, combaten por el socialismo; no los que en esta u otra fecha
sienten un momentáneo impulso de motín o asonada” (T.13-118) Por eso tuvo una
actitud definida ante la lucha legal y ante la lucha legítima. Al enseñar que
“los parlamentarios comunistas no parlamentan. El parlamento es para ellos
únicamente una tribuna de agitación y de crítica” (T.1-136), señalaba que había
que utilizar el sufragio, las elecciones, el parlamento, pero para llevar la
lucha hasta las mismas instituciones de las clases dominantes. Al señalar que
la revolución necesita armas, programa, doctrina, estaba señalando la segunda
estrategia de la revolución de nueva democracia.
Pero Ravines, al
desechar la lucha legal desechaba también la lucha legítima, por mucho que
alardeara de ella al comienzo. Y Martínez, al desechar la lucha legítima
desechaba también la lucha legal, por mucho que también alardeara de ella al
comienzo. Y ambos destruyeron una y otra lucha porque, sencillamente, habían destruido
la lucha ideológica. Tomaron el marxismo como dogma, o no lo tomaron siquiera
como tal. Ni lucha armada, ni lucha política, ni lucha ideológica.
7.- JCM, en su trabajo por unir a los afines y a todas las fuerzas
unibles siempre privilegió el factor humano. Por eso planteó “la organización
de obreros y campesinos con carácter netamente clasista” No planteó el origen
obrero como exclusivo ni excluyente. Rompió resueltamente con los estereotipos
de entonces, sencillamente porque partió de la realidad de un país atrasado y
fundamentalmente campesino. Por eso llamó a obreros, campesinos, intelectuales
y demás trabajadores que no explotan trabajo ajeno, a unirse primero por la
ideología.
Pero Ravines
identificó torpemente origen de clase con carácter de clase, extracción de
clase con posición de clase, raíz obrera con esencia proletaria; y así acabó
con el trabajo intelectual primero, con el trabajo campesino después, y finalmente
con el propio trabajo obrero sindical. Y Martínez no se quedó atrás, y terminó
entregando el trabajo obrero sindical a la reacción, convirtiéndose él mismo en
jefe de la oficina obrera de la casa política de Prado, el oligarca.
8.- Así como tenía un claro concepto de la dictadura,
JCM también tuvo un claro concepto del centralismo democrático. Ni centralismo
sin democracia ni democracia sin centralismo. Por eso señaló las “relaciones
estrictamente disciplinadas”; por eso planteó siempre la necesidad del debate,
la “contrastación permanente”
Pero Ravines, al
echar de lado la democracia interna, no promovió el centralismo sino el
caciquismo, y no la clandestinidad sino el ocultismo e ilegalismo. Y Martínez,
al uncirse a la democracia formal, no promovió la democracia sino el
liberalismo y el legalismo.
III
El corolario de
este esquema y su desarrollo demuestra que “la revolución no puede ser actuada
sino por un partido de clase” Sólo un partido de acuerdo a la línea de
Mariátegui puede sobreponerse a la situación adversa, a las acometidas de los
enemigos y puede llevar al triunfo la revolución de nueva democracia. Para
ello, primero tiene que fortalecer sus filas depurándose de sus detractores.
Ésta es la gran lección de la primera etapa del socialismo peruano.
De las tres líneas
señaladas han quedado huellas imborrables, tanto en el recuerdo como en el
papel. De JCM están publicadas ya sus obras completas, que sólo requieren ahora
ordenamiento sistemático, estudio exhaustivo y aplicación consecuente. Sus tres
artículos, tres libros, tres documentos y tres tesis señalan la quinta esencia
de su contribución al Socialismo Peruano. Y todos ellos giran en torno a la
cuestión del Poder, la cuestión principal del comunismo científico.
Ravines también ha
dejado huellas imborrables. Se pueden señalar dos: su Editorial para el
primer número de Hoz y Martillo, y su libro La Gran Estafa. Además,
se puede señalar su leit motiv: la negación del Camino de Mariátegui. Es menester trascribir este editorial, porque
ahora es ya poco conocido. Fundamentalmente señala: “Hoz y Martillo...
es la voz de nuestra vanguardia combatiente, es la palabra oficial del Partido
del proletariado: recibidla y encumbradla como tal. Aquí se alza no la voz de
un hombre ni la labor de un grupo periodístico. Es la voz y la orientación de
un partido de clase... Hoz y Martillo es el órgano oficial del Partido
Comunista del Perú, órgano revolucionario, voz de millares de combatientes, de
los mejores hijos de la clase obrera, que os llaman a estrechar filas y os
incitan a ingresar en nuestro partido, el Partido Comunista... Hoz y
Martillo es la herencia superada, depurada y proletarizada de Amauta
y de Labor. Es el periódico con que soñó JCM y que no pudo ver impreso”
(27.07.31)
Hay que reconocer
que Ravines es el único que ha podido sintetizar en tan pocos párrafos toda una
línea. Es un retrato de cuerpo entero de su felonía. Al señalar que su
periódico es “la voz de los mejores hijos de la clase obrera”, ¿dónde quedan
los campesinos?, ¿dónde queda el problema primario del Perú?, ¿dónde queda el
mayor problema histórico? ¡Qué aberración!
Al señalar que en
su periódico “no se alza la voz de un hombre ni la labor de un grupo
periodístico”, ¿no está señalando que el trabajo de JCM no pasa de ser “la
labor de un hombre”, y el partido de Mariátegui no pasa de ser “un grupo
periodístico? ¡Qué ignominia!
Al señalar que su
periódico “es la esencia superada, depurada, proletarizada de Amauta y
de Labor”, ¿no está señalando que no había que asimilar la herencia de
JCM sino “superarla” y “depurarla”?, ¿no está señalando que no había que
desarrollar Amauta y Labor sino “proletarizarlas”? ¡Qué
desvergüenza!
Al señalar que su
periódico es “el periódico con que soñó JCM y que no pudo ver impreso”, ¿no
está señalando entonces que JCM no soñó con Amauta y con Labor ni
los convirtió en perdurable realidad, sino que soñó con un periódico “clandestino”?
¡Qué mediocridad!
De su libro La
Gran Estafa, sólo en necesario indicar que es la demostración de que así se
porta siempre el izquierdismo, que de tanto irse a la izquierda termina siempre
apareciendo por la derecha.
Y su leit motiv se puede apreciar temprano,
en los tres números de Amauta después de la muerte de JCM. Entre otras
estupideces, allí señala la necesidad de “reconocer el derecho de los indios no
sólo a la reconquista de sus tierras sino también a disponer de sí mismos organizando
sus propias repúblicas aymaras y keshuas” (N° 32, p. 10) ¡Así superaba,
depuraba y proletarizaba la verdad de JCM!
Martínez también ha
dejado huellas imborrables. Se pueden señalar dos: su artículo Cómo
Organizamos el Partido, y su mamotreto Apuntes para una
interpretación marxista de historia social del Perú. Y un leit motiv: la negación del Camino de Mariátegui.
El artículo sobre
la constitución del Partido es una tergiversación grosera de la inmensa obra de
JCM al respecto, y una crítica desvergonzada del aporte más importante de este
trabajo: “la organización de los obreros y campesinos con carácter netamente
clasista” Martínez sólo años después se atrevió a formular su “crítica”,
después de haber callado cuando JCM lo enunció, señalando que con campesinos
“íbamos de error en error” Ésa es la actitud de quien, como secretario personal
fungió siempre de “íntimo compañero” de JCM. Y, en verdad, lo que hizo Martínez
con la memoria de JCM demuestra que jamás le perdonó haberlo desenmascarado tan
pronto como “criollamente oportunista y equívoco” (T.13-182)
Los cuatro gruesos
tomos de sus Apuntes, pesados por fuera y por dentro, hasta por el
título resultan una burda parodia de los 7 Ensayos (Apuntes = 7
Ensayos; para una interpretación marxista = de Interpretación; de
historia social del Perú = de la Realidad Peruana) El secretario no se
preocupó jamás de publicar las obras de JCM (ni siquiera de republicar 7
Ensayos), ni menos de conservar los originales, sino de publicar cuatro
gruesos volúmenes, que se salvan sólo por tener algunos escritos de JCM.
Y su leit motiv, la negación del Camino de JCM, lo llevó al extremo de
seguir el camino de Eróstrato, perpetrando latrocinio contra uno de los tres
libros fundamentales de JCM. Es necesario correr el “misterio” que rodea la
desaparición de Ideología y Política; pero esta tarea requiere todo un
artículo aparte.
Y este leit motiv también se puede apreciar
temprano, en los tres últimos números de Amauta. Ya en el N° 30 comienza a
publicar su La Reforma Universitaria en Argentina, que contradice punto
por punto a El Proceso de la Instrucción Pública, cuarto de los 7
Ensayos. Así actuaba Martínez, sin dejar siquiera que se secara la tinta de
lo que había escrito: “Mariátegui pertenece al proletariado. Todo aquel que
quiera comprenderlo y seguirlo tiene que situarse en un terreno de lucha de
clases proletaria” (N° 30, p. 96)
IV
Estas tres
tendencias, tres facciones y tres líneas se vienen repitiendo en cada etapa del
proceso del Socialismo Peruano. Y cada generación tiene sus mílites en cada una
de ellas. La actual tercera generación, en sus dos lustros y pico de gestión,
¿acaso no los tiene? Basta analizar el panorama político actual.
Pero la línea de
Mariátegui se impone siempre, y marca la orientación fundamental en cada etapa.
Al cerrarse el ciclo de la primera generación, Ravines quedó desenmascarado
como un estafador político, y Martínez como un capitulero de pacotilla. Y
cualesquier otros estafadores y capituleros, no hacen sino pisarles los talones.
No debemos olvidar
jamás a JCM, maestro conductor y guía de la revolución peruana. Pero tampoco
debemos olvidar jamás a los Ravines y Martínez, maestros sin igual por el
ejemplo negativo. Porque en todo proceso siempre hay tres tendencias, tres
facciones y tres líneas. Una de avance, y otras dos de izquierda o de derecha.
El más grave error que cometer se pueda es empeñar la lucha unilateralmente en
la lucha en dos frentes y la lucha entre dos líneas.
Y, si hay tres
líneas pero sólo una es la correcta, ¿tienen algo de común las otras dos? Sí, y
no poco de común. En sus orígenes de clase son iguales, y en sus planteamientos
terminan siéndolo también, y más pronto que tarde. Ravines y Martínez procedían
de la intelectualidad burguesa, pequeña y mediana. La p.b., por su “angustia
existencial” en que se desarrolla, tiende al izquierdismo; y la m.b. tiende al compromiso
y a la moderación. Pero, en uno y otro caso, esos intelectuales transitan “por
el campo socialista con un pasaje de ida y vuelta” (T.16-131) No han logrado en
definitiva la ruptura con su origen de clase, y así no pueden asimilar el
“carácter netamente clasista” de la organización del proletariado. Por eso la
izquierda, al terminar su periplo “asciende” de p.b. a m.b. identificándose con
la derecha. Y como el marxismo no es de izquierda ni de derecha sino de avance,
lo que hacen la izquierda y la derecha es demostrar que nunca fueron más que la
izquierda radicalizada de la burguesía (Y por eso se acostumbra poner el
término izquierda entre comillas, para diferenciarlo del marxismo como izquierda,
aunque ambos usos son incorrectos)
Y tanto la p.b.
como la m.b., cuando adhieren orgánicamente al proletariado, mentalmente
arrastran con su socialismo burgués su sociología burguesa. Por eso, la primera
tarea del militante, en general, es deslindar los campos entre socialismo
burgués y socialismo proletario, entre sociología burguesa y sociología marxista
(materialismo histórico) Porque, en cuanto teoría, este socialismo y esta
sociología burgueses han logrado importantes avances y tienen respetables
representantes; pero en cuanto ideología de clase jamás traspasan el marco
burgués. Y sus representantes son ilustres, pero ilustres burgueses y nada más.
En fin, la primera
generación terminó su ciclo desenmascarando la línea de Ravines primero, y la
línea de Martínez después. Pero esta lucha agotó sus posibilidades, lo que dice
mucho de la intensidad con que se efectuó. El Primer Congreso cerró su gestión,
cuando la situación internacional se orientaba hacia la restauración de la
democracia burguesa bajo hegemonía norteamericana y el establecimiento del
sistema socialista bajo hegemonía soviética.
El m.c.i. entraba
en un nuevo período con la disolución de la III Internacional (1943) y la
necesidad de cada partido de formular su propia línea política, lo que llevó al
cuestionamiento del partido único y el nacimiento del m.c.n. en cada país.
En el Perú, se pone
a la orden del día la necesidad de retomar el Camino de Mariategui, en una situación inicial de vieja democracia
consolidada. Así inicia su tarea la segunda generación del Socialismo Peruano.
Ragarro
25.07.82
Nota.- Difundido internamente en 1982, y
luego por Internet el 20.09.06. El proyecto era completar los análisis del
artículo y llegar hasta la V Conferencia. Pero se logró conmemorar el Aniversario 80 de la Creación Heroica
1928-2008 (7E - PSP)
Ragarro
26.02.15
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