La posibilidad que
el presidente Pedro Pablo Kuczynski sea cesado desde el parlamento, abrió
también una polémica en la izquierda peruana sobre cómo encarar la crisis por
la que atraviesa el estado. En este marco, reproducimos comunicado de la
agrupación Resistencia Sur de Tacna con quiénes, desde la Fracción Trotkista
Cuarta Internacional (FT-CI), venimos explorando posibles convergencias
programáticas y estratégicas.
Sábado 23 de diciembre
El Nuevo Perú,
organización liderada por Verónika Mendoza que actualmente cuenta con 10
congresistas, parte de la consideración que el estado es un espacio neutro, el
cual en los últimos 25 años de hegemonía neoliberal fue capturado por lobistas
y mafiosos, quienes lo alejaron de la “gente”, por tanto, la tarea central que
esta organización se propone es: “recuperar el estado para la gente a través de
un proceso constituyente que de vida a una nueva constitución”.
Por eso, cuando se
presentó el problema de la probable cesación de Kuczynski, ellos desde un
inicio apelaron a una salida institucional basada en el respeto al “estado de
derecho”, lo cual significaba que se agote la investigación al presidente en
los fueros del poder judicial y si aquí se demostraba su culpabilidad, este
pudiera ser reemplazado por su vicepresidente, sin que esto signifique
violentar el orden constitucional y lo que ellos llaman la “independencia de
poderes”.
Su respeto a las
instituciones burguesas, los lleva a crear expectativas en el poder judicial y
en el ministerio público, al grado tal que en un comunicado oficial del 20 de
diciembre último dan por descontado que los líderes del fujimorismo implicados
en casos de corrupción terminaran presos a partir de las declaraciones de
Barata (representante de la empresa Odebrecht en Perú). Olvidan, sin embargo,
que el ministerio público permitió la fuga de Alejandro Toledo o la cárcel
dorada de Fujimori, así mismo, que este ministerio público es el mismo que
avala los despidos de miles de trabajadores y trabajadoras y blinda a las
empresas mineras que contaminan el medio ambiente y evaden impuestos.
De lo expuesto, se
puede deducir que la visión que el Nuevo Perú tiene del proceso constituyente,
es dándole la espalda a las legítimas aspiraciones, de los trabajadores y el
pueblo peruano, de cambiarlo todo. Encubre esta política respetuosa del orden
fujimorista con un lenguaje gradualista y reformista, ya que, al propugnar la
defensa férrea de los poderes del estado, la asamblea constituyente que daría
vida a la nueva constitución que ellos proponen, deberá nacer o por iniciativa
del parlamento o del ejecutivo, pero sin que esto signifique una ruptura con el
actual orden jurídico expresado en la constitución de 1993.
Cuando hablan,
entonces, de movilizarse por una nueva constitución, a lo que se refieren
realmente es a la “presión” que desde la “sociedad civil” se pueda hacer para
que el legislativo o el ejecutivo convoquen a una asamblea constituyente en el
marco de los poderes existentes, lo cual desde ya la castraría de todo elemento
progresivo ya que - de darse - seria en conciliación no solo con los partidos
de la derecha más conservadora que hoy controlan estos poderes del estado, sino
también con los capitalistas que son los que controlan los hilos de la economía
nacional.
Nosotros, desde
Resistencia Sur, no compartimos esta posición ya que consideramos que no ayuda
a solucionar los problemas de fondo del país, sino todo lo contrario, en un
hipotético proceso de ascenso social se puede convertir en un freno que
ayudaría a desviar la voluntad de las masas por empezar a cambiarlo todo y que
ahora se expresa embrionalmente en el “que se vayan todos”.
Por eso, nosotros
llamamos a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, la cual no podrá nacer
de los poderes impuestos por la dictadura de Alberto Fujimori a través de la
constitución de 1993 - llámese ejecutivo, legislativo o judicial - sino todo lo
contrario, deberá ser impuesta por la lucha de la clase trabajadora y el pueblo,
negando precisamente las instituciones del actual régimen ya que estas reflejan
los intereses de los grandes capitalistas y de una casta de políticos corruptos
al servicio de los ricos. Solo una Asamblea Constituyente que goce de la
libertad para legislar sin ningún tipo de presión de los poderes fácticos y que
tenga la soberanía para imponer su voluntad, podrá asegurar la posibilidad de
empezar a cambiarlo todo.
Aquí podremos
decidir si los recursos naturales siguen en manos de unos pocos que no pagan
impuestos, que nos sobre explotan con la tercerización laboral y contaminan el
medio ambiente o si los nacionalizamos y los ponemos a producir bajo control de
los trabajadores y con la fiscalización del pueblo organizado.
En esta Asamblea
Constituyente Libre y Soberana podremos también acabar con los privilegios de
los políticos corruptos aprobando que desde el presidente para abajo sean
revocados por el pueblo cuando incumplen sus promesas y que los diputados y
otros funcionarios elegidos por voto popular, a diferencia de lo que sucede hoy
que son designados a “dedo”, ganen como un docente. Aquí podremos decidir
también si la prioridad del estado es el pago de la fraudulenta deuda externa o
la salud, la vivienda y la educación del pueblo trabajador. Desde aquí también
podremos acabar con el desempleo, el sub empleo y la precarización laboral
aprobando que la jornada laboral para todos sea de 6 horas diarias, cinco días
a la semana y que el salario mínimo sea acorde al valor de la canasta básica
familiar. Para acabar con la corrupción de los empresarios aprobaremos que se
hagan públicos los libros de contabilidad de sus empresas para saber realmente
cuánto ganan, así mismo, quienes incumplan con sus trabajadores y cometan actos
ilícitos como Odebrechet deberán ser expropiados sin derecho a indemnización.
Así mismo y para acabar con la corrupción del poder judicial y del ministerio
público, aquí aprobaremos que los jueces y fiscales sean elegidos por votación
universal.
Solo una Asamblea
Constituyente Libre y Soberana nos podrá asegurar la posibilidad de discutir
estos y otros puntos. Pelear por ella, implica crear desde ahora espacios de
discusión en las bases (sindicatos, centros de estudiantes, centros de trabajo,
etc.), así como espacios de organización y de lucha.
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