Evgeny
Morozov en Berlín en 2015.
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/ Rosa Luxemburg-Stiftung
Publicado:
28 mar 2018 18:39 GMT | Última actualización: 29 mar 2018 08:27 GMT
El investigador y escritor Evgeny Morozov denuncia
que las políticas de austeridad de los gobiernos llevadas a cabo durante la
crisis han hecho que las empresas tecnológicas hayan logrado penetrar allí
donde antes no habían podido.
Evgeny Morozov,
investigador y experto en las implicaciones sociales y políticas de las nuevas
tecnologías y uno de los mayores críticos sobre Cambridge Analytica, advierte
de la nueva ola privatizadora que está suponiendo el capitalismo digital.
Para Morozov, la
tecnología no cambia en muchos casos las dinámicas básicas sobre las que se
asienta el orden social, sino que las hace mucho más complejas. Lo que podemos
hacer, según su punto de vista, es replantearnos el modo en el que
usamos la tecnología para no ser usados por aquellos de quienes
dependen las plataformas tecnológicas.
El investigador
desecha la visión optimista del capitalismo digital que dice que el futuro
depende de nosotros y que el uso de las nuevas tecnologías puede ayudar a
defendernos un poco mejor. Y desgrana cuál ha sido el desarrollo de las
compañías tecnológicas en las últimas dos décadas desde la aparición de
servicios gratuitos financiados por la publicidad de las empresas. Esa práctica
poco a poco ha ido generando una gran cantidad de datos de aquellas personas
que utilizan estos servicios, sobre todo en las redes sociales, lo que ha ido
creando una customización de la publicidad a la que estamos expuestos.
Pero este modelo,
afirma, también ha tenido consecuencias negativas, como se ha visto
recientemente con las manipulaciones políticas del escándalo de Cambridge Analytica. En su
opinión, las plataformas tecnológicas se están convirtiendo en extractoras de
nuestros datos, que es como funcionan compañías como Google. Lo que ha ocurrido, relata, es que las mismas
compañías que han estado recopilando estos datos están comenzando a utilizarlos
de una forma diferente para manipularnos.
Así, nos pone un ejemplo:
las verificaciones de Google para descartarnos como robots. Antes tenías que
leer y teclear unas letras, y ahora te pide que reconozcas imágenes. Esas
respuestas de todos los usuarios son utilizadas por Google para desarrollar
tecnología de reconocimiento de imágenes y objetos, logrando que la gente
haga ese trabajo para ellos, pero gratis.
Introduciéndose en lo que queda del Estado del Bienestar
Poco a poco, estas
empresas están adquiriendo la posibilidad de entrar en terrenos donde antes no
tenían la posibilidad de acceder. Pone otro ejemplo, el del Sistema Nacional de
Salud del Reino Unido, donde Google ha tenido acceso a todos los
historiales de los pacientes, lo que le ha permitido analizarlos
para desarrollar sistemas de predicción. Así, ahora tienen acceso a unos
datos que aumentan su valor como empresa a la hora de ofrecer otros productos.
Este tipo de
servicio es ofrecido tan solo por unas pocas compañías de EE.UU. y
China, que te venden que incorporando todos tus datos a sus servicios puedes
funcionar de una forma mucho más eficiente. Pero en realidad lo que están
haciendo es recopilando toda la información sobre ti.
Lo que se ha
producido durante la última década en la que han tenido lugar los recortes
presupuestarios por la crisis económica internacional, es
que las Administraciones Públicas para poder ofrecer un
sistema básico de servicios han sido y son proclives a utilizar los servicios
de estas empresas, que consideran más eficientes, aunque les hayan tenido que entregar
nuestros datos.
Otro caso más
expuesto por Morozov es la protección contra 'hackers' que Google y otras
empresas proponen, creando y ofreciendo sus propios productos para vendernos
que nos deben proteger de los fallos de sus otros productos. "La
centralización del acceso a la inteligencia artificial en manos de estas
compañías está creando una situación nada alentadora (...) Es una privatización
por la puerta de atrás", concluye.
Así, una de las
consecuencias del capitalismo digital es que en lo que quedaba del Estado del
Bienestar también está penetrando el capitalismo. "Está
entrando en áreas muy importantes", subraya.
Un sector de la economía que sigue creciendo
Morozov afirma que
hay un sector de la economía que sigue creciendo, tanto en tamaño como en
capitalización de mercado: el de la industria tecnológica, que es precisamente
la que fomenta el uso de los datos.
Relata que Amazon,
Google, Apple, Microsoft y Facebook han crecido en el último año cerca de 1,3
billones de dólares. Y podemos ver lo mismo en China.
Hay empresas que
ni siquiera cotizan, como Uber, Airbnb o Volunteer. Pero cada
una de ellas tiene un valor de entre 20.000 y 60.000 millones de dólares. El
capital de estas empresas proviene de fondos de pensiones, entre
otros de este tipo, que piensan que estas compañías pueden ser muy lucrativas.
De esta manera, según explica el investigador, construyen un modelo y lo
escalan a 200 países y, mientras, destruyen las empresas locales.
Es precisamente lo que hace Uber con los taxis en países como España. El
modelo es muy sencillo.
"Para que
Uber consiga retorno para sus inversores (inversores como el Gobierno de Arabia
Saudí o Goldman & Sachs) debe asegurarse de que pueda destruir a la
competencia local", afirma. Y han tenido bastante éxito y tienen unas
técnicas "bastante ruines", dice el investigador. Se pueden
permitir perder dinero hasta que acaben con la competencia. Pueden
hacerlo porque atraen capital de esos grandes inversores institucionales.
Otro ejemplo es el
de la empresa japonesa SoftBank, un gran fondo que aumentó
gracias al dinero barato durante la crisis económica, que involucra a otras
empresas en la financiación de sus compras. SoftBank tiene una deuda enorme,
según cuenta Morozov. Toma dinero, lo gasta y vuelve a tomar dinero prestado,
debido al bajo interés del mercado, y así llega a dominar la industria,
acaba con sus competidores y domina el mercado. Después puede recuperar
lo perdido.
Con el alquiler ha
sucedido lo mismo. Hemos asistido a cómo barrios enteros han subido de precio y
cómo aumentan los alquileres de corta estancia. Se trata del fenómeno
Airbnb. Esta compañía está financiada por fondos soberanos, como
los de China y Singapur, descubre Morozov, que más o menos es cómo funcionan
los fondos de pensiones.
Más allá de Silicon Valley
Por otro lado,
explica que para entender esta financiarización tecnológica hay que seguir el
dinero más allá de Silicon Valley. "Se está creando una burbuja que hasta
que estalle va a seguir creciendo y creciendo", vaticina el escritor.
La ausencia de
crítica a lo que está sucediendo lo asocia a la paradoja del desprecio
europeo hacia Donald Trump, ya que la mayor parte de los políticos
europeos creen que estas empresas, mayoritariamente estadounidenses, son
aliadas y pueden resolver el problema del desempleo o de los cuidados. Hay
muchos políticos que fomentan la idea de que la asociación con ellas es la
elección natural en nuestras sociedades, como Macron o Renzi, que son "los
mejores amigos de las empresas tecnológicas", opina.
Sin embargo, el
hecho de que la ciudadanía no lo perciba así, como una crisis, le perturba
muchísimo: "Tenemos que tomar esta crisis y utilizarla como una
oportunidad de ofrecer los servicios del Estado del Bienestar de una forma
mucho más descentralizada", aconseja. De esta manera, se trataría de
aprovechar algunas de las estructuras que han aparecido con plataformas como
Uber o Airbnb y darles la vuelta para que beneficie a los ciudadanos
y no solo a los inversores.
Europa deberá elegir entre tecnología de EE.UU. o de China
El gigante
asiático también está en la carrera de las empresas tecnológicas. Morozov pone
el ejemplo de la empresa china Alibaba, que ha comprometido 10.000
millones de dólares en los próximos años para desarrollar inteligencia
artificial. China tiene comprometidos 125.000 millones
de dólares para el sector hasta 2030.
Además, el
investigador afirma que tenemos dos grandes gigantes tecnológicos, que son
EE.UU. y China. Esta última es casi autosuficiente en términos tecnológicos y
tiene muchos más datos que los norteamericanos, mientras que Europa
casi no aparece en este mapa. "En los próximos años Europa tendrá
que elegir entre tecnología estadounidense o china", afirma.
Por otro lado,
opina que este tema tiene que ser politizado por los partidos
políticos. Deben trabajar sobre cómo se financia la infraestructura y
sobre cómo tener una estrategia nacional sobre inteligencia artificial.
"¿Qué tipo de régimen de propiedad de datos quieren?", se pregunta.
La alternativa: democratización del acceso a datos
Evgeny Morozov
apuesta por que nuestros datos no solo puedan ser propiedad de empresas como
Facebook, Google o Amazon. Una alternativa sería que pudieran ser de propiedad
colectiva y que esas empresas tuvieran que pagar por ellos
como hacemos los ciudadanos como individuos.
El experto
piensa que una solución puede ser la democratización del acceso a los
datos. "Si no lo hacemos, podemos dañar la confianza que las personas
tienen en las Administraciones Públicas", explica. En caso contrario,
¿cómo sería la política en un mundo en que un pequeño número de empresas controlan
todos los servicios?, se pregunta.
También cree que
tenemos un "capitalismo superelevado", que hay cierto consumo,
ciertas libertades... pero que si no realizamos ningún cambio drástico, en el
sentido de descentralizar las estructuras clave, "vamos a tener
problemas". Sin embargo, deja claro que no se refiere a la
renacionalización de estos servicios, asegurando que ese concepto hoy en día no
se puede barajar.
Según el escritor,
se está delegando poder en las empresas y deberíamos ser
capaces de conectar lo digital con lo político. En este sentido, considera que
el espacio clave para la libertad política a partir de ahora debe reconsiderar
la versión tecnocrática. "Estamos viendo una gestión puramente
tecnocrática de las fuerzas políticas", explica Morozov, que insta a ir
más allá de la pura crítica moralista humanitaria. ¿Quién las financia? ¿Para
qué? ¿Desde dónde?, deberían ser, en su opinión, algunas de las preguntas
imprescindibles.
El investigador no
considera que el problema sea ahora la protección de nuestros datos personales,
sino encontrar "dinero, ganas y esfuerzo" para hacer algo con toda
esa información. "Deben ser útiles para construir un proyecto común, que
se puedan aprovechar no solo por las empresas para su propio beneficio",
sostiene. Así, el escritor plantea utilizar esos datos para que tengan un
servicio público sin comprometer la privacidad de las personas.
¿Quién es Evgeny Morozov?
La aparición en la
escena internacional del bielorruso Evgeny Morozov supuso un soplo de aire
fresco en un campo que desde hace mucho tiempo se ha caracterizado por una
falta de autocrítica y una autoconcepción un tanto 'naif'. Conocido por su
punto de vista escéptico sobre la idea de que Internet
está ayudando a democratizar regímenes autoritarios, afirma que igualmente se
puede utilizar para aumentar la represión y la vigilancia de los
disidentes.
Nacido en 1984,
este investigador y escritor estudia las implicaciones políticas y sociales de
la tecnología. Su primer libro 'Net desilusion. The dark side
of the Internet freedom' ('El desengaño de Internet. Los mitos de la libertad
en la red', en español), de 2011, supuso una revolución en la forma en que se
percibía el fenómeno de Internet. En 2013 volvió a sorprender con su segundo
libro: 'To save everything, click here' ('La locura del
solucionismo tecnológico' en español), donde rompía con el mito de que había
algo inherentemente liberador en las nuevas tecnologías.
***Las
declaraciones recogidas en este artículo han sido realizadas en una conferencia
llamada 'Capitalismo digital y sus descontentos' enmarcada en
una serie de conferencias organizada por el Museo Nacional de Arte
Contemporáneo Reina Sofía de Madrid que lleva el título de 'Seis
contradicciones y el fin del presente'.
Nuria
López
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