Michael Roberts
21/02/2018
Acabo de asistir a una conferencia
especial convocada por el Partido Laborista británico para analizar modelos de
propiedad pública. El objetivo de la conferencia era desarrollar ideas
sobre cómo podría un gobierno laborista desarrollar el sector público si gana
las próximas elecciones generales.
El eje de la conferencia fue un informe encargado
por la dirección laborista y publicado el pasado otoño, titulado Modelos
alternativos de propiedad (con la palabra 'público' extrañamente omitida).
El portavoz laborista de Finanzas, John McDonnell
('auto-confesado' marxista) presentó las ideas clave del informe, compilado por
un grupo de expertos académicos, incluyendo Andrew
Cumbers de la Universidad de Glasgow, que ha escrito mucho sobre el tema de
la propiedad pública. Y Cat Hobbs, de la
Fundación We own it, hizo un repaso convincente de los fracasos y
despilfarros de las privatizaciones ocurridas.
En muchos sentidos, el discurso de McDonnell fue
inspirador en el sentido de que el próximo gobierno laborista de Jeremy Corbyn
y McDonnell quiere de verdad restaurar unos servicios públicos adecuadamente
financiados y dotados de recursos y revertir las privatizaciones anteriores de
sectores económicos clave, llevadas a cabo por anteriores gobiernos
conservadores y laboristas en el periodo neoliberal, durante 30 años antes de
la Gran Recesión.
McDonnell y el informe hicieron hincapié en una
serie de modelos para futuros activos y servicios de titularidad pública: a
partir de las cooperativas, los servicios municipales y la nacionalización de
sectores clave como la sanidad, la educación y los servicios públicos como el
agua, la energía y el transporte - los llamados 'monopolios naturales'.
Como el informe deja claro, las privatizaciones de
los últimos 30 años han fracasado estrepitosamente incluso en relación con sus
propios objetivos profesos: más eficiencia y mayor productividad, mayor
competencia y una mayor igualdad. Ha sido todo lo contrario. El crecimiento de
la productividad del Reino Unido se ha desplomado y, como han demostrado muchos
estudios (ver
mi nota reciente), las industrias privatizadas no han sido más eficiente en
absoluto.
Simplemente han sido entidades diseñadas para que
los accionistas obtuvieran unos rápidos beneficios a expensas de la inversión,
los servicios a los consumidores y las condiciones de los trabajadores
(pensiones, salarios y carga de trabajo). De hecho, el tema de la privatización
del agua, la energía, el ferrocarril y correos en el Reino Unido ha sido 'cortoplacista',
es decir, impulsó el precio de las acciones, pagó a los ejecutivos grandes
bonos y distribuyó grandes dividendos en lugar de invertir a largo plazo en un
plan social para todos.
La industria estatal es en realidad un modelo
económico de éxito, incluso en las economías predominantemente capitalistas. El
informe laborista cita el hecho de que la proporción de empresas públicas entre
las 500 mejores empresas internacionales ha aumentado del 9% en 2005 al 23% en
2015 (aunque esto es principalmente resultado del ascenso de las empresas
estatales chinas). La historia del éxito de las economías de Asia Oriental fue
en parte el resultado de la planificación estatal y la propiedad pública que
modernizaron, invirtieron y protegieron sus economías frente a las
multinacionales estadounidenses (aunque también fue gracias a la disponibilidad
de mano de obra barata, la falta de derechos laborales y la adopción de
tecnología extranjera).
Como muchos autores, como Mariana Mazzacuto ha demostrado, la
financiación estatal y la investigación pública ha sido vitales para el
desarrollo de las grandes empresas capitalistas. Las industrias de propiedad
estatal y el crecimiento económico a menudo van de la mano - y el informe laborista
menciona “la historia de éxito europea, raramente discutida, que es Austria,
que alcanzó el segundo nivel más alto de crecimiento económico (después de
Japón) entre 1945 y 1987 con la mayor proporción de propiedad estatal de una
economía de la OCDE.” (Hu Chang).
El informe también deja claro que no debería haber
ninguna vuelta a los viejos modelos de nacionalización que se adoptaron después
de la Segunda Guerra Mundial. Eran industrias estatales diseñadas
principalmente para modernizar la economía y proporcionar productos
industriales básicos para subvencionar al sector capitalista. No había
democracia y ninguna participación de los trabajadores o incluso del gobierno
en las empresas estatales y tampoco se integraban en un plan más amplio de
inversión o satisfacción de necesidades sociales. Fue el llamado 'modelo
Morrisoniano’, en honor del dirigente laborista de derechas Herbert Morrison,
quien supervisó las nacionalizaciones en la posguerra en el Reino Unido.
El informe cita ejemplos alternativos de sistemas
de empresas públicas democráticamente responsables. Como el modelo noruego de
Statoil, en el que un tercio de la junta es elegida por los empleados; o
incluso aun más, el sector de la electricidad y el gas en la posguerra
francesa, cuando los consejos de administración de las empresas estatales
estaban “compuestas por cuatro personas designadas por el estado, cuatro por
cada grupo técnicos y los expertos (incluyendo dos para representar los
intereses de los consumidores y cuatro representantes de los sindicatos”(B
Bliss).
Todo esto eran noticias muy positivas y era
evidente que la audiencia de activistas laboristas estaban entusiasmados y
dispuestos a implementar un “giro sustancial hacia los servicios públicos
autogestionados” (McDonnell). El objetivo de los dirigentes laboristas es
revertir las privatizaciones anteriores, poner fin a la inicua financiación
concertada público-privada; revertir la externalización de los servicios
públicos a contratistas privados y acabar con la mercantilización del Sistema
de Salud Pública. Eso es excelente, así como su disposición a considerar, no
sólo la
idea de una Renta Básica Universal como una alternativa social a la
destrucción de empleo provocada por una futura automatización, sino también la
idea mucho más progresiva de la universalización
de los servicios básicos, que permitiría que servicios públicos como la
sanidad, la asistencia social, la educación, el transporte y las comunicaciones
fueran proporcionados gratuitamente en el punto de uso - lo que los economistas
llaman 'bienes comunes'.
Sin embargo, creo que los problemas pendientes
siguen siendo los que plantee
cuando analice por primera vez la "Corbyeconomía", cuando Jeremy
Corbyn ganó por primera vez las primarias del Partido Laborista en 2015. Si la
propiedad pública se limita sólo a los llamados monopolios naturales o los
servicios públicos y no se extiende a los bancos y el sector financiero, así
como las industrias estratégicas clave (los 'altos mandos' de la economía), el
capitalismo seguirá determinando la inversión y el empleo, y la ley del valor y
los mercados seguirán en funcionamiento. El
plan laborista de un banco público de inversiones y de un gasto público
inducido o gestionado por el estado supondría aproximadamente del 1% al 2% del
PIB más de inversión total en el Reino Unido. Sin embargo, el sector
capitalista invierte más del 12-15% y seguiría siendo dominante a través de sus
bancos, farmacéuticas, empresas aeroespaciales, tecnología y servicios
empresariales.
No se habló de hacerse cargo de estos sectores en
la conferencia. Ni siquiera se habló de nacionalizar los cinco grandes bancos -
algo que he planteado antes y ayudado
a escribir un estudio, por encargo del sindicato de bomberos (y que es
formalmente la posición de la confederación sindical británica ,TUC). Sin el
control de las finanzas y de los sectores estratégicos de la economía
británica, un gobierno laborista o bien vería frustrado sus intentos por
mejorar la suerte de “la mayoría, no de unos pocos” (una consigna laborista), o
peor aún, se enfrentaría al impacto de otra recesión mundial sin ningún tipo de
protección frente a las vicisitudes del mercado y la ley del valor.
es un
reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City
londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2018/02/10/models-of-public-ownership/
Traducción:
G. Buster
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