14-03-2018
El
dibujante Govar presenta aquí a una parte del equipo de “Punto Final”. En
primera fila, de izq. a der., Hernán Soto, Flora Martínez (fallecida), Ximena
Salomón, Francisca Cabieses, y, Andrés Letelier. En segunda fila, de izq. a
der., Manuel Cabieses, director; David Pulgar, Jano, y el propio Govar, que
junto a Click, se encarga de la página de humor.
Debemos informar de que la revista Punto Final se ve obligado a suspender su publicación debido a problemas insuperables de financiamiento. En síntesis: carecemos de los ingresos publicitarios que constituyen la principal vertiente de subsistencia para los medios de información.
Los medios independientes no cuentan en Chile con
apoyo del Estado para hacer efectivo el pluralismo de opinión e información.
Los gobiernos canalizan su publicidad, las franquicias crediticias y
tributarias, los subsidios y exenciones, etc., a los medios escritos,
audiovisuales y electrónicos que sirven los intereses de la oligarquía en el
poder.
Chile es uno de los países en que existe una mayor
concentración en la propiedad de los medios, detentada por la minoría que se ha
adueñado del país. El cacareado “pluralismo” informativo que caracterizaría a
la “democracia” chilena, no existe. Tal como no existe, en los hechos, esa
democracia.
Lo que tenemos en Chile es una dictadura del
pensamiento único impuesto por el poder del dinero. Esa tiranía ha modelado una
cultura conservadora, racista y mezquina que garantiza la sumisión del pueblo
al orden capitalista neoliberal. Los gobiernos posdictadura, sin excepción, se
han negado a apoyar a los medios independientes y por tanto se han prestado
para ahogar el pluralismo de opinión e información.
Punto Final ha librado una batalla para que la publicidad del
Estado llegue también a los medios independientes. Pero no hemos logrado
modificar la situación. Luego de desgastarnos en inútiles gestiones ante los
gobiernos de los presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, en 2009
recurrimos a la Fiscalía Nacional Económica y luego al Tribunal de Defensa de
la Libre Competencia. Ambas entidades rechazaron nuestra denuncia pero
reconocieron que el sistema de reparto de la publicidad fiscal no garantiza los
derechos humanos y democráticos más elementales. La Cámara de Diputados, a su
vez, confirmó que el Estado discrimina su publicidad a favor del duopolio El
Mercurio-Copesa y planteó la necesidad de una ley que regule la distribución
equitativa de la publicidad estatal para favorecer el pluralismo. Por supuesto,
esto quedó sólo en las buenas intenciones.
Aún así PF recurrió a la Corte Suprema de Justicia.
Nuestro abogado, Alberto Espinoza, hizo una detallada exposición sobre las limitaciones
que afectan a la libertad de expresión en Chile. El 22 de abril de 2010, como
se presumía, el máximo tribunal rechazó el recurso de PF, admitiendo sin
embargo la legitimidad de la demanda, cuya solución -dijo- requiere de una ley
que favorezca una mayor diversidad informativa. Desde luego ni los gobiernos ni
los legisladores se han dignado impulsar una ley de esta naturaleza.
PF, no obstante, no aflojó. El 21 de octubre de
2010 elevó la denuncia a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
con sede en Washington.
Invocamos el artículo 13° de la Convención sobre
Derechos Humanos, sobre libertad de pensamiento y expresión, y asimismo la
Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la CIDH que señala:
“Los monopolios u oligopolios en la propiedad y
control de los medios de comunicación deben estar sujetos a leyes
antimonopólicas por cuanto conspiran contra la democracia al restringir la
pluralidad y diversidad que asegura el pleno ejercicio del derecho a la
información de los ciudadanos”.
La denuncia de PF da a conocer la concentración del
dominio y propiedad de los medios de comunicación en Chile, a los cuales se
asignan recursos estatales vía publicidad.
“Lo que existe en Chile -señala, lo que hoy
reafirmamos- es una ley mordaza encubierta, al amparo del Estado. La propiedad
privada de los medios de comunicación concentrados en el mismo sector social
que tiene la concentración del poder económico, no ha hecho otra cosa que echar
por los suelos el derecho a la libertad de expresión, porque la sociedad
chilena está enajenada en pensamiento por recibir un mensaje comunicacional
monocorde, definido por directores de medios y periodistas que están al
servicio de los intereses de sus propietarios, quienes, en último término,
definen los contenidos de la información, los que obviamente son congruentes
con sus pretensiones económicas y políticas, generando una opinión pública
ideológicamente manipulada, de manera que la falta de libertad de expresión
tiene un efecto reflejo en otros derechos esenciales…”.
El 22 de abril de 2017, Punto Final ratificó
ante la CIDH su denuncia contra el Estado de Chile, reiterando la voluntad “de
perseverar en nuestra pretensión porque los motivos de nuestra denuncia
subsisten íntegramente, y el transcurso del tiempo ha significado una
profundización del agravio a un derecho fundamental establecido en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
Queremos dejar constancia que en esta batalla hemos
recibido la solidaridad del Colegio de Periodistas de Chile y de la Federación
Latinoamericana de Periodistas. Por desgracia la defensa del pluralismo de
información y opinión no ha encontrado eco, hasta ahora, en las organizaciones
políticas y sociales que son víctimas de la dictadura del pensamiento único. A
ellas hacemos llegar un fraternal llamado a hacer suya esta lucha democrática.
Pensamos que algún día Punto Final volverá
en brazos de las condiciones sociales y políticas que hicieron necesaria su
fundación hace 52 años. A nuestros continuadores les deseamos éxito en un Chile
diferente, democrático, participativo e igualitario en derechos sociales y
políticos.
Agradecimientos
Al suspender la publicación de Punto Final
queremos expresar nuestros agradecimientos a los lectores y colaboradores que
hicieron posible la existencia de la revista.
No podemos mencionarlos a todos. Sin embargo
queremos nombrar a algunos de los compañeros y compañeras que nos honraron con
su amistad y nos estimularon con un apoyo que siempre fue respetuoso de la
independencia de PF.
En especial nuestro reconocimiento a los compañeros
Salvador Allende, Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales,
Rafael Correa, Gabriel García Márquez, José Vicente Rangel, Manuel Piñeiro,
Miguel Enríquez, Jaime Barrios, Clodomiro Almeyda, Andrés Aylwin, Pedro
Vuskovic, Ramón Silva, Luis Corvalán, Volodia Teitelboim, Gladys Marín, Leo
Wetli, Rodrigo Vergara, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Pablo de Rokha,
Franck Gaudichaud, Roberto Fernández Retamar, Aurelio Alonso, Ricardo Alarcón,
Inés Martínez, Rafael Agacino, Víctor Pey, Carmen Castillo, Abel Prieto, Rafael
Maroto, Alí Rodríguez, José Arbesú, Armando Campos, Héctor Sánchez, Gina Pita,
René Valenzuela, Hernán Pérez de Arce, Cris González, Alberto Baltra, Inés
Moreno, Haydée Moreno, Jane Vanini, Julia Salazar, Flora Martínez, Eleazar Díaz
Rangel, Alejandra Gálvez, Tony López, Fernando García, Alberto Espinoza, Norma
Henríquez, Manuel Valenzuela, André Gunder Frank, Marta Fuentes, Ruy Mauro
Marini, Aníbal Pinto, Alejandro Pérez, José Aldunate S.J., Roberto Bolton,
Julio Vega Pais, Miria Contreras Bell, Joao Pedro Stédile, Guillermo Leiva,
Tubal Páez, Néstor León, Félix Luna, Digna Césped, Juana González, Manuel
Gahona, Rafael Ramírez, Toby Valderrama, Rafael Ruiz Moscatelli, Ricardo Palma Salamanca,
Mirna Salamanca, Emir Sader, Carlos Torres, Theo Klomberg, Lenin Guardia, Lucía
Sepúlveda, Eva Carmona, José Balmes, Roberto Carlos Palacios, Ariyuri
Vetancourt, Gustavo Serantes, Carlos Torres, Herman Carrasco, Eulogio del Pino,
José Miguel Varas, Iris Largo, Héctor Llaitul, Miguel Melivillu, René Orellana,
Isidoro Bustos, FDCL de Berlín, Unión de Trabajadores de la Prensa de Buenos
Aires (UTPBA), Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Federación Latinoamericana
de Periodistas (Felap), Colegio de Periodistas de Chile…
PF
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 894, marzo
2018.
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