Por aquel entonces, todos tenían un apodo.
Eran cosas de la clandestinidad.
Eran cosas de la clandestinidad.
Cuando
esta fotografía fue tomada, Kutxi, Felisa Echegoyen según su DNI, era parte
de un grupo de jóvenes antifranquistas que luchaban por la libertad y por los
derechos de todo un país. Eran tiempos muy duros aquellos en los que el
final del franquismo estaba cerca, y acallar a las personas valientes era
misión de los más cobardes.
Kutxi
nunca escondió a sus hijos que fue detenida y encarcelada durante la dictadura,
pero Ainhoa y su hermano descubrieron años después lo que había supuesto para
su madre estar recluida en una cárcel; en una cárcel franquista. Fue el día
que se unió a la querella que numerosas víctimas presentaron en Argentina para
intentar acabar con la impunidad del franquismo. Una victoria que aún está
por llegar y por la que que “el terremoto Kutxi”, como la describe su hija,
seguirá peleando.
“Tenencia
de propaganda política”, ese fue el delito que cometió la Kutxi de 26 años. Cinco policías echaron la puerta de su casa abajo, la golpearon, le
tiraron del pelo, sacaron su cabeza por la ventana y “Billy el Niño”, ese
monstruo que acumula medallas en su pecho por torturar a personas, la golpeó y
la insultó. Hasta que el cuerpo de Kutxi colapsó, rígido. Todo por no saber
dónde estaba una multicopista.
Edgar, no hay nada más valioso que poder leer a Kutxi y al resto de nuestros protagonistas. Aquellos que perdieron, que ganaron a veces, pero sobre todo que lucharon: los supervivientes de la memoria.
Edgar, no hay nada más valioso que poder leer a Kutxi y al resto de nuestros protagonistas. Aquellos que perdieron, que ganaron a veces, pero sobre todo que lucharon: los supervivientes de la memoria.
Nuestra
nueva publicación en papel viene cargada de memoria y justicia, o al menos del
intento de salvaguardarlas. Descendientes de damnificados por la Guerra
Civil y la dictadura reconstruyen en quince relatos las vidas de sus familiares
a través de varias generaciones. Esta publicación tan íntima y
emocionante puede ser tuya si te unes hoy a Público.
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Virginia
P. Alonso
Codirectora
del diario Público
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