Que difícil será para los partidos políticos que
formaron la mayoría parlamentaria del período 2016/2021 que fue disuelto el 30
de septiembre y aún mantienen su inscripción en el jurado nacional de
elecciones, el poder participar en las próximas elecciones. Esta mayoría
disuelta constituida por fuerza popular, el aprismo, contigo Perú, alianza para
el progreso, acción popular -de sus seis congresistas, uno de ellos no se
siente que formó parte de la mayoría, ante el mal paso que ha dado su bancada-
¿dejarán de participar en las elecciones del 26 de enero próximo?
La disyuntiva tiene una respuesta, los partidos
arriba mencionados van a participar en el proceso electoral del 26 de enero
próximo, ello porque los partidos consideran que sus bancadas se han
arrepentido de no haberse disuelto, aceptando la medida tomada por el
ejecutivo, al negar la confianza solicitada por el presidente del consejo de
ministros.
El participar significa que en los partidos
opuestos a la disolución del congreso se ha realizado debates de
orden ético/político de no aceptar lo hecho por sus bancadas, lo suficiente
como para que sus respectivas organizaciones puedan tener a nivel nacional 130
candidatos en disposición de llevar al congreso a quienes ocupen los cúrules
desde el 26 enero del 2020 hasta el 28 de julio del 2021; sin embargo, para
estar en el nuevo congreso los partidos no sólo deben discutir para superar el
tema ético/político del arrepentimiento; sino también está de por
medio el tener éxito, para tener una banca respetable dichos partido de esa ex
mayoría del congreso disuelto, dado que el rechazo ciudadano los alcanzara
tanto a los candidatos al congreso, como igualmente el rechazo inevitablemente
caerá sobre los partidos ya mencionados.
Es decir, postular sin tener éxito los pondría en
aprietos a los partidos que habiendo sido todopoderosos entre el 28 de julio
del 2016 al 30 de septiembre del 2019, a partir de enero del 2020 estarían
inmersos en el rechazo de la ciudadanía. Este rechazo se verá cuando no
alcancen sus candidatos el número de votos suficientes, para ser elegidos
congresistas, la otra razón será que ni los militantes de sus partidos
votarían por ellos.
Ante esa disyuntiva, algunos dirigentes de los
partidos vienen declarando a manera de disculpas que quienes formarían el nuevo
congreso serían los partidos de izquierda, significando que la nueva mayoría
probablemente abrumadora, podría comportarse como una asamblea constituyente, y
adelantándose manifiestan que el país se verá desestabilizado, porque este
nuevo congreso aprobaría un capitulo económico diferente al que suscribe la
constitución política de 1993.
Sin esperar y augurando problemas futuros, el país
afrontaría una situación por demás pesimista que casi sería como el fin del
mundo, ante tamaña aventura, los partidos de la ex mayoría del congreso disuelto
volverían a petardear los procesos del ejecutivo y lo más grave, asustando a
las diversas colectividades en especial, de los grupos altos y medios de la
sociedad. Las dirigencias de los partidos que formaron la mayoría del congreso
disuelto pareciera que para evitar las derrotas, previenen que cada agrupación
si va sola, caería en la más espantosa derrota electoral el 26 de enero
próximo.
En consecuencia, para no caer en desgracia de
desaparecer del estrellato político, ellos se pondrían en alerta de guerra, y
para no ser vencidos están pensando que habría de formar un frente anti
izquierda, incluidos los partidos del centro político que creen en reformas y
tienen un ideario con una perspectiva progresista, lo que significa que sus
banderas electorales son recogidas del clamor popular que el Perú habrá de
salir de la situación de atraso y pobreza.
Estos últimos, sin llegar a tener una reflexión en
que también una buena parte de la llamada izquierda sea poseedora de tener una
posición en favor y de creer en la democracia política liberal, su
comportamiento de llegar a ser gobierno no es caer en extremismos, lo que se
expresa por el contenido de sus programas de gobierno y de legislar sobre las
reformas políticas truncas.
Tanto esta izquierda renovada como los movimientos
de centro se vienen preparando, y la mejor demostración se observaría en los
debates que habría en el proceso electoral próximo. Lo que decimos está
rompiendo con los malos augurios y generalizaciones en que los partidos de la
ex mayoría congresista disuelta, a buen seguro no están en capacidad de
reestructurarse, y que algunas de esas agrupaciones tomarán la decisión de
presentarse ante la opinión pública para pedir que se le dé un espacio para
demostrar que no caerán en conductas que los ha descalabrado por fortalecer al
malhadado congreso fujimorista del período 2016/2021.
Ante esta situación, los partidos arrepentidos,
buscarán abrir los espacios aduciendo que tienen origen democrático y que en su
recorrido político demuestran su actuar democrático y que en ningún momento
renegaron de vivir en democracia, como sería el caso del partido acción
popular; sin embargo, a pesar del alto costo que representaría renegar de lo
mal y equivocados que estuvieron en el congreso disuelto, se suma los posibles
temperamentos de su propia militancia, conociendo que aún en este partido no
faltan los enfrentamientos de hasta entre dos grupos que llamaríamos: los
conservadores y el otro que tiene muestras de expresar mayor liberalidad,
caso del que encabeza Mesías Guevara que ha tenido una trayectoria muy
leal a las ideas fuerzas que su fundador FBT valoró, y fue consecuente por lo
menos en su primer gobierno en que se la jugó al proponer reformas, sin
embargo, ese intento no se logro porque la terrible oposición del apro/odrismo
se lo negó, además de la honradez exhibida, ejemplo para sus partidarios y el
Perú.
Por supuesto que lo que pasaría con AP no
necesariamente es igual a lo que sucede en otros partidos, donde las cosas son
diferentes, caso de la situación del aprismo que es más complicada, debido a
que no llegan a entender y de explicarse el suicidio de su caudillo máximo
García Pérez. Los apristas en su conjunto deberán darse un sacudón para un
desembalse de dirigentes, mensajes, incluido de que no son partido mayor y que
la militancia no es numerosa, ni mantiene disciplina, que lo hacía un partido
de obedientes y sacrificados adherentes.
Volviendo al acciopopulismo, últimamente han
surgido nuevos dirigentes y que quieren ser presidentes, caso de Alfredo
Barrenechea y antes Diez Canseco Terry; sin embargo, la militancia y en general
la opinión pública reflexiona sobre los hechos nada favorables que crea retiro
de adhesiones y simpatías, así la idea tal vez muy dura es que Barrenechea
“regrese al aprismo donde nació a la política”, y renace las cuitas de Diez
Canseco “violetero de los ochenta”, cuando siendo primer vice de Toledo,
influyó para ayudar a pagar menos impuestos a quien sería su futuro y nuevo
suegro. Se romperá la quietud.
Sin intentar identificar al aprismo con acción
popular, estos partidos más antiguos, estarían pasando una crisis que puede
llevarlos a desaparecer, porque aún están en cura de rectificar sus andares por
los malos pasos que últimamente han dado, claro está que AP más bien podría
entrar a un proceso de recuperación y esclarecimiento, particularmente, porque
tiene un record de victorias electorales regionales y municipales, y algo más,
Mesías Guevara ha ganado por todo lo ancho la gobernación de Cajamarca; este
dirigente a no dudarlo se observa que es hombre de partido, de ideas y
decisiones, lo que está muy lejos, de los cuestionados Barrenechea y Diez
Canseco.
Asimismo, esto ocurre con el aprismo en mayor
dimensión. Cuáles serían los dirigentes que no tengan vergüenza ajena como para
asumir la regeneración del aprismo, ante lo que García Pérez y sus grupitos de
ayayeros realizaron sacrificando al aprismo con sus andares y malos pasos
dados.
En síntesis, los dos partidos AP y el aprismo están
en apuros, aun cuando pareciera que no se dan cuenta de lo trascendente que
representa tener que rehabilitarse y sacudirse de sus comportamientos, sobre
todo cuando apoyaron a la mayoría fujimorista de un congreso que no solo
petardeaba a los presidentes del ejecutivo y sus ministros; sino que no
reflexionaron que fuerza popular no era, ni es un partido democrático al usar
el doble discurso para mentir, no alcanzaba -como se decía- de que era un
partido de los mayores y no apreciaban que la dirigencia de FP no pasa de la
mediocridad y el sectarismo religioso fundamentalista que algunos ostentan
dramáticamente.
Hablar de los otros partidos que acompañaron a la
mayoría fujimorista que reinaba en el congreso ya disuelto, es ver que no son
nada, ni menos están dispuestos a reestructurarse, son débiles de origen caso
de Contigo Perú. Sobre Alianza por el Progreso de Acuña, aparece sinuoso y sus
dirigentes no muestran estabilidad al cambiar de posiciones, de haber sido
cerradamente antiapristas, luego antifujimorista, terminan paradójicamente aliados
del fujiaprismo. ¿Habrá electores que voten por alianza por el progreso?
Los movimientos que tuvieron bancadas en el
congreso del 2016/21 están agotados y no estarán en condiciones de tener los
130 candidatos para el congreso que reemplaza al disuelto, y esto porque han
caído en desprestigio y a buen seguro ni sus militancias votarían por las
listas de sus respectivos partidos; claro está que no todas las bancadas y los
miembros del malhadado congreso, los movimientos de izquierda, los liberales y
los pepecausas se salvan porque ellos tuvieron el peso suficiente para
enfrentarse tanto a fuerza popular por obstaculizar el accionar de los
gobiernos, como no siguieron ni fueron cómplices como otros que terminaron de
topos de la mayoría fujiaprista.
La disyuntiva no será armar un frente
antifujimorismo, los peruanos han visto que el camino es dejar de lado los
anti, ello significa clarificar las participaciones de la ciudadanía y de los
partidos, se intenta cambios después de muchos años que en el Perú hay
elecciones libres. La ciudadanía, ahora elegirá sin menos limitaciones para
ejercer su participación con puridad en las elecciones congresales de enero
próximo y espera seguir legislando sobre las reformas políticas y electorales
que la mayoría fujiaprista rechazó.
La esperanza que ocurra este parabién es
importante, porque los partidos que se aliaron al fujimorismo no se librarán de
la sanción de los electores, debemos sin titubear ser drásticos con aquellos
que se equivocaron, no sólo por estar en contra de la disolución; sino
asumieron torpemente de no estar dispuestos a retirarse aferrándose a su curul,
y porque no decirlo, renunciar al salario mensual y las bonificaciones que en
su vida habían recibido.
Estos ex congresistas tienen todo el derecho de
recurrir a la constitución e interpretar que el ejecutivo no debió disolverlos,
y nadie puede sujetarlos para que cada uno tome las decisiones que mejor les
parezca; sin embargo, la ciudadanía por más del 70% se convenció del pésimo
desempeño de la mayoría congresal y de sus antecedentes delincuenciales que una
parte significativa de esa mayoría ocultó, y gracias al periodismo se pudo
descubrir y saber quien era quien. Los distintos niveles socioeconómicos han
coincidido que el congreso fujimorista y sus aliados debían ser expulsados sin
contemplaciones de la vista ciudadana y ¿los partidos llegarán a expulsarlos?
Frente a los malos hechos que el Perú ha sufrido
surge el buen augurio que los ciudadanos apuesten votando por quienes merecen
ser elegidos, y como decíamos dejemos atrás las predisposiciones de los
manipuladores de siempre que asustan conque la izquierda extrema cambiarán si
son mayoría el capítulo económico de la actual constitución. En el capítulo
económico de la C.P. de 1993 se dice que somos una economía social de mercado,
y no como los que ni siquiera leen y reflexionan que en el Perú prima la
economía de mercado.
Esta falsa apreciación acarrea equívocos y falsos
dilemas. Seamos claros, nunca ha entrado verazmente en vigencia el
ejercicio de la economía social de mercado, lo que si cabe
incluir para redefinir el papel del Estado, para ellos es necesario una
correlación con la economía social de mercado, donde el Estado -además de
subsidiario- es regulador y promotor en la vida de la república, no cabe
limitar el accionar estatal y deje de ser mínimo.
Estado fuerte con crecimiento del mercado no es
tarea de aventureros contrarios al neoliberalismo, apuntemos sin pasión,
razonando en favor de la vida en el Perú que actualmente se sufre con las
economías mercantilistas, tampoco los estatismos en sus diversas
modalidades, como el procedente del totalitarismo stalinista, que los
ignorantes comunistas criollos suspiran y anhelan volver. Los tiempos modernos
no calzan con los parroquianos que paradójicamente fungen de sanisidrino
y miraflorino.
Finalmente amigos, la década de prosperidad que
tuvo 7% del PBI promedio anual, no fue sólo porque hubo una política de
estabilidad macroeconómica impuesta por los neo liberales mercantilistas, se
olvida que el crecimiento tan alto del período 2003 al 2013 fue gracias a los
altos precios del mercado internacional en especial de los minerales de
exportación; este crecimiento siempre es temporal, pues al bajar el precio de
nuestros productos vino la cotización más baja de los minerales, que ha hecho
que el PBI haciendo esfuerzos con programas de rehabilitación y entre otros
eleve la inversiones públicas y la producción, así se bordearía el 4% del PBI
¿tenemos que encontrar un modelo que se ajuste a la economía de diversidad?
Este en un tema que merece no sólo reflexión; sino que en otro momento se
toque.
Fernando Arce
Meza
Surco, 9 de Octubre del 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario