Escribe:
Milcíades Ruiz
Los anti
izquierdistas se ha dado un gran festín disfrutando del divisionismo en la
cúpula de Nuevo Perú. Le han dado gran publicidad para desprestigiar a la
izquierda en su conjunto. Todos se han despachado a su gusto hablando del mal
endémico de la izquierda y aprovechar el caso para mostrar que no solo la
derecha es corrupta sino también la izquierda. Esta campaña obedece al temor
que la izquierda levante en el electorado ante el desprestigio de los partidos
de la derecha corrupta por naturaleza.
Esta es la
“madre del cordero” y los conflictivos renunciantes a esa agrupación han
colaborado con esta campaña mal intencionada. Pero la izquierda es mucho más
grande que los minúsculos problemas de cúpulas. En su gran mayoría la izquierda
no está partidizada y no debería confundirse el plano de las cúpulas con el
plano de la izquierda del llano. En el seno del pueblo izquierdista no existen
las pugnas de las cúpulas.
Esta
situación no es nueva y no se trata de divergencias ideológicas sino de pugnas
de posiciones mezquinas, aunque se revistan de ideológicas. Los conflictivos
siempre son dañinos en toda organización. El dicho popular los cataloga como
gente que “No están ni con Dios ni con el diablo”. Es que los conflictivos
llevan consigo el síndrome de la tiranía de imponerse sobre los demás, con
razón o sin ella. Respetan el voto mayoritario cuando les favorece, pero cuando
les es adverso, arman bochinche y abandonan en mancha el debate.
Las pugnas
no ideológicas y el poco respeto por los procedimientos democráticos ha sido
una constante en los movimientos sin personalidad ideológica. La chabacanería
de los conflictivos sabotea todo entendimiento. Suelen ser los que más hablan
sin dar oportunidad a las ideas discrepantes. Pero la divergencia es un derecho
legítimo y todos tenemos que acostumbrarnos a respetarla sin recurrir a ofensas
ni escándalos. Por eso, los conflictivos vayan donde vayan fracasan.
Esa
situación se veía venir cuando los conflictivos interpretaron mal el triunfo
del Frente Amplio atribuyéndolo solo a la señora Mendoza que con mucha soberbia
dijo que eran la segunda fuerza política nacional. La verdad es que ella con su
ONG “sembrar” solo sacó dos congresistas, Tierra y Libertad 11 y los otros 8
grupos solo 7. No obstante, los conflictivos quisieron dejar fuera al dueño de
la pelota y al no lograrlo salieron en mancha despotricando contra el ex cura.
Se
sobrestimaron y la soberbia les hizo perder soga y cabra, pues la cruda
realidad les hizo ver que sin inscripción están en el aire. A pesar de ello,
alzaron la voz reclamando adelanto de elecciones sin estar aptos y este
problema ha condicionado la conducta política de Nuevo Perú, al arrimarse a la
sombra de una arboleda débil. No es el acuerdo de un congreso, no es una
decisión democrática, sino una conveniencia de cúpula, para no perder vigencia.
Pero el
grueso de la izquierda no está en estas andanzas y votará por la alternativa
que le parezca más razonable o, viciará su voto en protesta, ya que muchos
tampoco tienen confianza en Tierra y Libertad. La verdad es que no hay
confianza en ninguna cúpula porque sus actos son decepcionantes. Buscamos una
renovación, pero no solo dirigencial sino también ideológica y metodológica.
Nuestro hábitat natural es el pueblo rebelde que no se rinde y allí está
nuestra nave de desarrollo.
Tenemos
impedimentos injustos en el régimen electoral y una sola regla de este, que nos
pone vallas a la inscripción, ocasiona estos desencuentros en nuestras filas.
De no haber sido por la necesidad de un “vientre de alquiler”, la derecha no
estaría festejando nuestros desatinos. Es a este objetivo al que hay que
apuntar: Cambiar las reglas del sistema electoral que impide la participación
popular.
Pero todo
esto es parte de un proceso de maduración de las condiciones en que nos
encontramos actualmente aquí y en muchas partes del mundo. El neoliberalismo ha
pasado del apogeo al declive y su fracaso reclama nuevos rumbos. Lo que ha
sucedido en Chile, nos muestra que el neoliberalismo genera una bomba de tiempo
de explosión social inesperada y esto asusta a todas las derechas de nuestro
continente.
Todo
evoluciona y eso, nos plantea nuevos retos que tendremos que asumir cuando las
circunstancias se presenten. Tenemos que estar preparados para cuando la
oportunidad se presente. Por eso es importante y necesario fortalecer la
izquierda ideológica y orgánicamente, para un desarrollo sostenible de lucha
por la justicia social. No me refiero exclusivamente a los partidos políticos,
sino a toda forma de organización popular, para su legítima autodefensa, por
sus propios medios.
Octubre,
2019
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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