Escribe:
Milcíades Ruiz
Lo sucedido
en Ecuador por mandato del Fondo Monetario Internacional cuyo mayor accionista
y decide es EE UU, nos deja tres lecciones claras: El costo de la ineptitud de
gobierno, la pérdida de soberanía nacional y la potencialidad política de las
poblaciones ancestrales. No estamos lejos de llegar a una situación similar
ahora que todo el poder está en manos de una persona contradictoria que, por un
lado gobierna supuestamente según las encuestas dirigidas y por otro,
contrariamente respalda al presidente ecuatoriano en oposición a la voluntad
popular.
Ahora mismo
ha declarado en “Estado de Emergencia” el corredor vial minero de Las
Bambas, que afecta las poblaciones ancestrales de Cusco y Apurímac, las mismas
que se encuentran en pie de lucha reclamando sus derechos pues se construyó la
carretera en terrenos comunales sin ser consultados. Pero, además, ha mandado
tropas policiales y del ejército a combatir esa protesta andina. Anteriormente
hizo lo mismo en Fuerabamba y otras comunidades, con un saldo trágico.
Mediante
decreto N° 169-2019-PCM, Vizcarra
ha dejado a los campesinos de la zona del conflicto, sin derecho a la
inviolabilidad de sus domicilios, prohibidos de celebrar reuniones públicas y
sin derecho a transitar libremente. Amenazantemente, el ministro del interior
ha advertido: “Apostamos por el diálogo, pero eso no se puede confundir con
debilidad”. Esta mentalidad de primero someter para después dialogar bajo
amenazas, es precisamente una característica del autoritarismo gubernamental.
Entonces ¿en qué quedó la verborrea vizcarrista de que hay que hacer lo que el
pueblo pide?
Acusa de
usurpador al ex presidente del Parlamento que disolvió, pero respalda al
usurpador de la presidencia de Venezuela, Juan Guaidó. Exigió el adelanto de
elecciones generales pero disuelto el congreso, convocó solamente a elecciones
parlamentarias accesitarias quedándose con todo el poder, cortando las investigaciones
del caso Chinchero y también sobre su empresa. Hoy no tenemos ni Junta nacional
de Justicia, ni ley de presupuesto para el 2020.
Pero estas
muestras nos dan un perfil de personalidad política manejable por EE UU que
utiliza la sumisión del gobierno peruano para emprender el “Grupo de Lima” en
su plan subversivo contra Venezuela. Este comportamiento se inscribe en la
línea de dominación del FMI - EE UU, que obligó al presidente Moreno a cortar de
plano el subsidio de beneficio popular, reducir las vacaciones laborales al 50%
y al aporte forzado de un salario a favor del erario nacional, aparte de otras
medidas pendientes. En esta misma línea de gobierno, Vizcarra ha promulgado el
Plan Nacional de Competitividad.
Pero no son
medidas propias del gobierno de Moreno sino, es el FMI el que gobierna Ecuador
por encima de la autonomía y soberanía nacional. Esto sucede cuando la
ineptitud gubernamental coloca al país en condiciones de súplica ante el FMI,
pidiendo por favor un préstamo de dinero. Este se lo da, pero a condición de
tomar las riendas del país prestatario, vulnerando la soberanía nacional. Ha
sucedido en Grecia, Argentina y otros países sometidos, causando los mismos
problemas sociales.
Las
proyecciones económicas no son alentadoras. Por lo pronto, el FMI ha recortado el pronóstico de
crecimiento para nuestro país en 0.9 puntos porcentuales con respecto a lo
proyectado en julio, bajando de 3.5% a 2.6% en octubre, en tanto que el déficit
fiscal podría ser del 2% para este año. En cambio, colocó a Bolivia como el
país sudamericano de mayor crecimiento (3.9%), seguido de Colombia (3.4%). El presidente del BCR ha salido a decir que la
crisis política no ha afectado la economía, pero lo hace para tranquilizar los
ánimos nada más. Si la economía no es bien
manejada, corremos el riesgo de una recesión que nos expone a las garras del
FMI.
Pero en
medio de este panorama hay un aspecto muy alentador que es el potencial de
lucha popular en las poblaciones ancestrales que, en el caso de Ecuador ha
obligado al gobierno a dar marcha atrás en sus medidas fondomonetaristas. Ha
sido a costa de muertos, heridos, prisioneros y persecución judicial. Pero esta
tragedia no amilanó la resistencia y movilización ancestral al que se sumaron
sectores urbanos.
Esta misma
actitud ancestral la hemos visto en el Perú con las comunidades campesinas en
lucha desigual contra las fuerzas represivas, pero triunfantes en sus demandas
contra el abuso gubernamental y la contaminación minera. Esa antorcha de
rebeldía, resistencia y lucha, viene desde la conquista española, con el
despojo de territorio, riquezas mineras y de la patria. La historia no ha
registrado las luchas nativas por cientos de años en la colonia y la república,
pero ellas sucedieron persistentemente.
Ese espíritu
de lucha se está regenerando en los andes peruanos con los jóvenes que a falta
de protección de las leyes y del Estado, actúan en defensa propia con mucho
coraje. Esto debería obligar a las fuerzas de izquierda a replantear sus
esquemas y planteamientos ya que actualmente el campesinado, es la fuerza
combativa de mayor importancia política. Salvo que prefieran seguir apoyando a
Vizcarra.
Ustedes que
dicen.
Octubre,
2019
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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