“Se han enredado por mirar atrás y no adelante”.
"Lo
importante es cómo la historia y la política desenmascaran a los grupos y tendencias y revelan el carácter burgués
oculto detrás de sus frases «seudosocialistas» o «seudomarxistas»."
(12 de octubre de 2012)
Por: Miguel Aragón
Por lo general, antes de reenviar documentos, y
siempre y cuando las condiciones materiales y el tiempo disponible
me lo permitan, acostumbro leerlos con detenimiento, revisarlos, y
verificar la corrección y validez de las informaciones y afirmaciones que se
sostienen en ellos. Ese es mi declarado estilo
revisionista.
1.- Un lamentable error de trascripción.-
Jaime Lastra, conocido activista del frente
unido en Lima, con fecha 29 de setiembre de 2012, divulgó
por dos grupos de correo la trascripción del artículo Marxismo
y Revisionismo escrito por Lenin posiblemente
“a más tardar el 16 de abril de 1908, y publicado en 1908 en
la recopilación Carlos Marx (1818-1883) y firmado como
Vl. Ilin”. (Revisar esta información en la nota colocada al final del
artículo Marxismo y revisionismo, publicado en la recopilación de
textos de Lenin titulada Contra el Revisionismo, pag.111, Editorial
Progreso, Moscú 1967; En la edición de otra recopilación de textos
de Lenin titulada Marx, Engels, Marxismo, publicada por
Ediciones en Lenguas Extranjera, Pekín 1980, pag. 270, la
información consignada sobre la fecha es similar).
Saludo y felicito la iniciativa de Jaime Lastra, por
la difusión del mencionado texto de Lenin. Estamos
seguros que su lectura, estudio y comentario, servirá para impulsar
la necesaria lucha teórica, tan importante y necesaria
como la lucha económica y la lucha política, con las cuales se complementan
armónicamente las tres formas fundamentales de lucha del proletariado. (Entre
paréntesis agregaremos que la llamada “lucha ideológica”, y su derivado la
“construcción ideológica”, son conceptos doctrinarios idealistas totalmente
ajenos al socialismo científico. Marx y Engels desde una definida
posición materialista consecuente y militante siempre promovieron y
practicaron la lucha económica, la lucha política y la lucha teórica, y
se mantuvieron al margen de los llamados “debates ideológicos”).
En estos momentos, en que en nuestro medio escasea la
divulgación de literatura marxista, y las nuevas generaciones de luchadores
sociales no tienen acceso fácil a este tipo de lecturas, esta
iniciativa de divulgar Marxismo y revisionismo ha
sido una iniciativa muy necesaria y oportuna.
Al llegarme el texto de Marxismo y
revisionismo divulgado por Jaime Lastra, lo primero que
hice, fiel a mi declarado estilo revisionista, fue revisar
detenidamente el texto y compararlo con las dos versiones impresas en libros
que actualmente dispongo, con las ediciones de procedencias soviética
y china mencionadas más arriba. A continuación envío mis
primeras observaciones y comentarios, con el premeditado propósito de
incentivar el estudio y comentario entre una mayor cantidad de
lectores, y así contribuir al fortalecimiento del frente unido del
pueblo, cuya columna vertebral está formada por el movimiento
socialista peruano.
Al trascribir el mencionado artículo, y
comenzando el mismo, Jaime Lastra ha colocado equívocamente como
fecha de redacción “Abril de 1890”. Lo cual
evidentemente es un lamentable error de trascripción. Supongo
que Jaime Lastra sin proponérselo ha adelantado en dieciocho
años la fecha de redacción del mismo. No obstante ser un error muy
simple, y que es muy posible haya pasado desapercibido para más de un
lector, yo califico su error de "lamentable", porque
induce a los lectores poco avisados al error de pensar que “ya en
1890” estaba en pleno desarrollo la lucha contra la conocida
desviación revisionista. Y además, por añadidura, se
le ubicaría a Lenin como “el iniciador” y primer abanderado de la
lucha contra el revisionismo. Lo cual, como Jaime Lastra y yo, o cualquier otro
estudioso del tema, sabemos que no concuerda con los hechos
históricos.
Un día después, el 30 de setiembre, el
caballero Santiago-El Joven quien últimamente decretó que “los marxistas
siempre fueron unos cruzados en la lucha contra el revisionismo”, reenvió
el mismo documento a través de cuatro grupos de correo,
ampliando así la difusión, pero manteniendo el mismo error de
fechado: “Abril de 1890”. Si el error de Lastra podemos
considerarlo “un simple error de trascripción”, algo que
lamentablemente todavía es muy común entre muchos de nosotros, me parece que el
error de Santiago-El Joven no es tan simple, y resulta preocupante.
Ese error de él, a falta de información podemos suponer que ha obedecido a
múltiples causas, pero nos parece preferible no entrar al campo de
las especulaciones, y mucho menos de las acusaciones e insultos gratuitos,
siendo lo más recomendable esperar que él mismo explique las causas de su
error.
2.- Los primeros cinco decenios del
desarrollo del marxismo.-
Continuando con mi declarado estilo
revisionista, pasemos ahora a revisar algo más
importante, un breve repaso del surgimiento de la tendencia revisionista
del marxismo. Este repaso necesariamente debe ser precedido por un
breve repaso del desarrollo del propio marxismo, porque no se puede
concebir un desarrollo de la tendencia revisionista al margen de un
desarrollo previo del propio marxismo; así como no se le puede calificar
ligeramente a nadie de “revisionista”, si no le reconocemos sus antecedentes
previos como “marxista”. Para este elemental ejercicio de repaso
histórico, el texto de Lenin Marxismo y
revisionismo nos sirve de buen punto de partida, y
esperamos que todos los interesados impriman, revisen y comenten el
texto en mención. Nuevamente reiteramos nuestra felicitación a Jaime Lastra.
Con motivo de la superficial, como vocinglera,
“cruzada anti-revisionista” promovida por unos pocos intelectuales
totalmente desinteresados de las necesidades y de los problemas
concretos de nuestro pueblo, es muy posible que algunas de las pocas
personas que han leído sus chillonas denuncias, puedan suponer
erróneamente que el revisionismo siempre existió, que
es una tendencia atemporal, que puede surgir y desarrollarse en
cualquier lugar y momento, y transponerse mecánicamente de una
realidad a otra, como quien exporta una mercancía cualquiera en tiempos de la
globalización. Incluso pueden llegar a suponer que
actualmente la tendencia revisionista se ha enquistado en un sector del
movimiento socialista peruano, y ha llegado a convertirse en el peligro
principal, al cual debemos de combatir sin ningún tipo de vacilaciones, hasta
lograr aplastarlo y erradicarlo de nuestro terruño. Pero la historia, nuestra
mejor maestra, nos enseña que así como el marxismo es una
ciencia histórica, de manera similar la desviación revisionista
también ha sido una tendencia histórica, que surgió y se
desarrolló en determinado lugar y en determinado momento como resultado de
determinadas condiciones objetivas.
En el primitivo prólogo al libro La
subversión de la ciencia por el Sr. E. Duhring, Engels anotó lo
siguiente “El pensamiento teórico de toda época, incluyendo, por tanto, a la
nuestra, es un producto histórico que reviste formas
muy distintas y asume, por tanto, contenido muy distinto también según las
diferentes épocas. La ciencia del pensamiento es, por consiguiente, como todas
las ciencias, una ciencia histórica: la ciencia del
desarrollo histórico del pensamiento humano”.(Revisar recopilación de textos
de Engels, Marx y Riazanov, La Génesis del “Anti-Duhring, pag. 33,
Ediciones Roca. S.A., México 1975; los resaltados en negrita son
nuestros).
Es conocido que el marxismo comenzó a formarse en el
segundo tercio de la década de 1840, entre 1843 y 1847, cuando la filosofía
clásica alemana, con la Escuela de Hegel a la cabeza, había llegado a la
cumbre y culminación de su máximo desarrollo posible, y venía siendo cuestionada
y superada en todos los campos del conocimiento por el vigoroso avance de
las diferentes ramas de la ciencia, tanto de las ciencias naturales como
de las ciencias sociales. Vigoroso crecimiento y desarrollo de las ciencias,
que era impulsado a la vez por dos fuerzas concéntricas, por la
influencia de las nuevas y vigorosas manifestaciones de la lucha de clases del
proletariado moderno que se estaba desarrollando en los países más avanzados de
Europa, y por el propio desarrollo interno del pensamiento científico
más avanzado.
Como toda teoría nueva, el marxismo tuvo que luchar
por su derecho a la existencia contra las otras teorías que ya existían en su
tiempo.
Por eso, Lenin en Marxismo y revisionismo anotó
que “el marxismo de ningún modo consolidó su posición de golpe, ni mucho menos.
Durante el primer medio siglo de su existencia (desde la década del 40 del
siglo XIX) luchó contra teorías que le eran profundamente hostiles”. Agregó
que a mediados de la década de 1890 “el marxismo había alcanzado un indiscutible
triunfo sobre todas las otras ideologías del movimiento obrero”. Y concluyó que
“En lo fundamental este triunfo culminó en la década del 90 del siglo pasado”
Las gestiones de las dos primeras
generaciones del nuevo movimiento socialista alemán, y del nuevo
movimiento socialista europeo, en las cuales se desarrollaron los puntos de
partida del marxismo, y tomo forma el socialismo científico, cubrieron en
su conjunto cerca de 50 años, desde aproximadamente 1844 hasta 1895.
Marx y Engels comenzaron a colaborar entre ellos y exponer los primeros avances
de la nueva concepción del mundo recién descubierta por ellos, entre
fines de 1843 y comienzos de 1844. Después de varias décadas de
acción conjunta, Marx falleció en 1883 y Engels en 1895. En ese lapso ellos descubrieron
y desarrollaron las bases fundamentales del nuevo
materialismo, o materialismo moderno, o concepción
materialista de la historia, como ellos denominaron a su teoría, y
con lo cual transformaron el pensamiento socialista, de ser un conjunto de doctrinas utópicas
como era en sus comienzos, en una teoría científica.
Los puntos de partida del marxismo no fueron elaborados
individualmente por Marx, ni tampoco solamente por
Marx y Engels, sino que fueron el resultado de la producción de dos
generaciones biológicas, sociales y políticas de pensadores de tendencia
materialista, la mayoría de los cuales fueron socialistas. Dos generaciones
orientadas y dirigidas por Marx y Engels durante
aproximadamente cincuenta años.
Durante ese largo lapso de los primeros cinco
decenios, Marx y Engels dirigieron la confrontación del nuevo movimiento
socialista contra numerosas tendencias, a ninguna de las cuales se les calificó
en su tiempo, ni se les puede calificar a posteriori, de “revisionistas”, ese
término que últimamente viene siendo manoseado por unos
pocos intelectuales sectarios, totalmente desinteresados de la
acción clasista del proletariado peruano. Concepto que algunos
de ellos intentan reducirlo a un simple adjetivo, cuando no a un vulgar
insulto, para así salir del paso ante cualquier dificultad que se les
presenta en el necesario e inevitable debate teórico.
Como el mismo Lenin anotó apretadamente en su artículo Marxismo
y Revisionismo, la primera crítica y deslinde que tuvieron que empeñar
Marx y Engels fue en las filas del movimiento de los “jóvenes hegelianos”, al
cual ellos pertenecían, y con el cual habían trabajado en los años de su juventud.
El centro de la discusión en esa etapa del desarrollo comenzó como un debate y
deslinde interno, entre quienes rescataban el método de Hegel,
y quienes priorizaban el sistema hegeliano. Superada
esa primera confrontación, y ya centrada la discusión en la
importancia del método, y gracias a la influencia positiva de los
nuevos descubrimientos de Ludwig Feuerbach, el
debate y deslinde se centró entre quienes descubrieron y comenzaron a
desarrollar la dialéctica materialista, y quienes se
aferraban a la dialéctica idealista. El deslinde
definitivo, que había comenzado dentro de los estrechos márgenes de la escuela
hegeliana, se elevó a la confrontación en términos
generales y más amplios entre el desarrollo de la nueva ciencia de
la dialéctica materialista, y la vieja filosofía de
la dialéctica idealista. En el Postfacio a la Segunda Edición de El
Capital, Marx explicó de manera breve y sencilla la gran diferencia
existente entre ambas “dialécticas”:
“Mi método dialéctico no sólo es fundamentalmente
distinto del método de Hegel, sino que es, en todo y por todo, la antítesis de
él. Para Hegel, el proceso del pensamiento, al que él convierte incluso, bajo
el nombre de idea, en sujeto con vida propia, es el demiurgo de lo real, y esto
la simple forma externa en que toma cuerpo. Para mí, lo ideal no es, por el
contrario, más que lo material traducido y traspuesto a la cabeza del hombre.
Hace cerca de treinta años, en una época en que
todavía estaba de moda aquella filosofía, tuve ya ocasión de criticar todo lo
que había de mistificación en la dialéctica hegeliana.(…) El hecho de que la
dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación, no obsta para que este
filósofo fuese el primero que supo exponer de un modo amplio y consciente sus
formas generales de movimiento. Lo que ocurre es que la dialéctica aparece en
él invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle la vuelta, mejor dicho
ponerla de pie, y en seguida se descubre bajo la corteza mística la semilla
racional”(Carlos Marx, El Capital, pag. xxiii, Edición Fondo de
Cultura Económica, México 1966)
Esa primera gran confrontación teórica del marxismo recién naciente, se desarrolló en las filas de los círculos intelectuales más avanzados de la época, todavía al margen del movimiento obrero socialista.
Después de esa primera confrontación, Marx y Engels se vincularon
con el movimiento obrero socialista de la época, movimiento socialista que ya
existía desde muchos años antes en varios países europeos, y que desde sus inicios
estuvo influenciado por varias doctrinas
socialistas utópicas. Los siguientes debates y deslindes teóricos de la
naciente tendencia marxista se desarrollaron en contraposición con
varias tendencias socialistas no marxistas. Las principales luchas
teóricas desarrolladas por Marx y Engels entre 1845 y 1895, fueron luchas
dentro del movimiento obrero socialista, contra tendencias que se oponían
abiertamente al desarrollo de la tendencia marxista. Las luchas más
importantes, y más conocidas, como lo señala Lenin en el artículo que estamos
comentando, fueron contra las tendencias acaudilladas por José
Proudhon, Fernando Lasalle, Mijaíl Bakunin y Eugenio Duhring,
cuatro tendencias que en diferentes momentos fueron parte
del movimiento socialista europeo, pero ajenas a la tendencia
marxista que se estaba desarrollando y tomando forma definida.
Además de esas cuatro luchas principales, que en su tiempo fueron las más
destacadas, Marx y Engels también tuvieron que confrontar contra la oposición
de Guillermo Weitling uno de los teóricos del comunismo
igualitario utópico, contra Augusto Willich líder de la
fracción sectaria aventurera separada de la Liga Comunista, contra la tendencia
de Luis Blanc, y contra otros más, que en este
momento sería muy largo enumerar.
Como ya hemos dicho, la primera lucha, desarrollada dentro
del movimiento hegeliano de izquierda, que hemos mencionado más arriba, fue
una lucha fuera, al margen, del
movimiento socialista, mientras que las cuatro luchas principales que
acabamos de señalar fueron luchas dentro, en el
seno, del movimiento obrero socialista europeo. Pero
a ninguna de esas tendencias se les calificó en su momento, ni se
les puede calificar ahora, de revisionistas. Por la razón
muy simple, que ninguna de ellas nunca adhirieron al marxismo, ni
tampoco revisaron el marxismo, es decir no fueron luchas dentro de
la tendencia marxista.
Es conocido que la tendencia de Lasalle fue una tendencia
reformista desarrollada dentro del movimiento socialista alemán, pero
no fue una tendencia revisionista que se hubiera
desarrollado dentro de la tendencia marxista. No podemos confundir
“reformismo no marxista” dentro del movimiento socialista del tipo de la
desviación de Lasalle, con “revisionismo” dentro del movimiento marxista del
tipo de la desviación de Bernstein, como veremos más adelante.
Además de esas cuatro grandes luchas, y de esas otras
luchas menores, desplegadas dentro del movimiento socialista
alemán y del movimiento socialista europeo, Marx y Engels desplegaron otro
tipo de críticas, más puntuales, a algunos de sus compañeros
del movimiento obrero socialista que recién comenzaban a adherir a la tendencia
marxista, y por lo cual tenían un conocimiento muy limitado del
mismo. Tales son los casos de las críticas a algunos de los
militantes del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán como Guillermo
Liebknecht, Guillermo Bracke, Augusto
Bebel, y otros más, que en algún momento fueron influenciados
temporal y parcialmente por las ideas y propuestas de los seguidores de Lasalle y
de Duhring. Las diferencias tácticas y teóricas de los tres mencionados
(Liebknecht, Bracke y Bebel) con Marx y Engels si fueron diferencias
dentro de la tendencia marxista. Pero esos tres
destacados compañeros de Marx y Engels no combatieron el marxismo, ni llegaron
a desarrollar una tendencia revisionista, sino simples diferencias menores,
que además fueron diferencias temporales, y superadas aplicando la
persuasión y no el combate.
En síntesis, en los primeros cincuenta años
(1845-1895), durante la gestión de las dos primeras generaciones del movimiento
socialista internacional se desarrollaron varias tendencias dentro del
movimiento socialista (que para ser más precisos, hay que señalar que en
ese tiempo todavía no tenía alcance mundial, y se reducía al movimiento
socialista europeo), pero ninguna de esas tendencias pre-marxistas
puede ser considerada revisionista, y por lo tanto sería un
grave error nuestro afirmar que Marx y Engels “siempre fueron unos
cruzados en la lucha contra el revisionismo”. Por el contrario, podemos
concluir que Marx y Engels destacaron y se desarrollaron como grandes
revisionistas de lo más avanzado del pensamiento de su tiempo.
Marx y Engels revisaron, renovaron y continuaron la
Filosofía Clásica alemana cuyos máximos representantes habían sido
Kant y Hegel; revisaron, renovaron y continuaron la Economía
Política inglesa cuyos máximos representantes habían sido Adam
Smith y David Ricardo; revisaron, renovaron y continuaron el
Socialismo francés, cuyos más destacados representantes habían
sido Carlos Fourier y Enrique Saint-Simon. Al revisar, renovar y
continuar lo más avanzado del pensamiento de su tiempo, Marx y
Engels se convirtieron en los más grandes revisionistas de toda la
historia de la humanidad. (Continuará)
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