miércoles, 24 de octubre de 2012

POLÉMICA PALINGENÉSICA: MARXISMO Y REVISIONISMO – 02





Por: Miguel Aragón
(19 de octubre de 2012)



3.- Límites de la vigencia del Pensamiento de Marx, y de la vigencia del Camino de Marx    

Si aceptamos y asumimos la concepción  materialista de la historia, o marxismo,  de manera consecuente, necesariamente tenemos que reconocer la validez de la teoría del reflejo, la cual postula que “todas las ideas son tomadas de la experiencia; son reflejos –correctos o desfigurados— de la realidad” (Engels, La Génesis del Anti-Duhring, pag.45).

Por lo tanto, el conjunto de las ideas sistemáticas que  formaron el pensamiento de Marx, fueron el reflejo del mundo exterior en el cerebro de Marx, es decir el reflejo del movimiento de la naturaleza y del movimiento de  la sociedad (y también del movimiento del pensamiento) de los tiempos  en los  cuales Marx desarrolló su actividad.  Lo cual nos lleva a la conclusión que tenemos que reconocer que al dejar de funcionar su cerebro,  al morir Marx,  concluyó el desarrollo del pensamiento de Marx; e igualmente,  al morir Engels concluyó el desarrollo del pensamiento de Engels.

El pensamiento de Marx   tuvo vigencia, y estuvo vigente,  hasta 1883, y el pensamiento de Engels  tuvo vigencia, y estuvo vigente,  hasta 1895. Los cambios ocurridos en el mundo (naturaleza, sociedad y pensamiento), posteriores a esas fechas, ya no era  posible que  pudieran reflejarse en sus respectivos cerebros,  y por lo tanto no podían acrecentar los  pensamientos de Marx y de Engels.

Si bien los respectivos pensamientos de ambos maestros dejaron de tener vigencia en las fechas mencionadas, por el contrario podemos comprobar que la Escuela de Marx,  o Camino de Marx (Mariátegui lo denominó Canon de Marx), también conocido y vulgarizado como MARXISMO, continuó, y continúa desarrollándose desde 1895 hasta el presente. Después de las contribuciones sustanciales y los aportes propios de las dos primeras generaciones de materialistas que activaron al lado de Marx y Engels entre 1845 y 1895, el desarrollo del marxismo ha sido  impulsado en el mundo entero después de 1985 hasta el presente, por otras cinco generaciones de  marxistas, por cinco generaciones de continuadores del Camino de Marx.

Resulta totalmente equivocado confundir el Pensamiento de Marx con el Camino de MarxEl Pensamientos de Marx es la piedra angular y a la vez la columna vertebral del marxismo (o Camino de Marx), pero no podemos reducir el marxismo a únicamente  los aportes, el contenido, y los límites del Pensamiento de Marx. Ese error de apreciación, nos parece que es una de las fuentes  de las confusiones de nuestros doctrinarios  “marxistas-leninistas”, que últimamente están armando tanto laberinto, alboroto  y confusión. 

Reiteramos, el pensamiento sistemático de Marx se desarrolló entre fines de 1843 y comienzos de 1883. Durante ese lapso, el pensamiento de Marx estuvo vigente. Muerto Marx a comienzos de 1883, su pensamiento dejó de estar vigente, por estar imposibilitado de conocer e interpretar los sucesos ocurridos posteriormente. Por lo mismo, no estuvo vigente durante todo el  siglo XX; y con mayor razón, actualmente, a comienzos del siglo XXI, el pensamiento de Marx no está vigente.

Marx no fue, ni nunca aspiró ser considerado un “vidente”, que podía adivinar e interpretar  el desarrollo del futuro de la naturaleza y de la sociedad. Como dijo Engels  su gran amigo y compañero: “Marx  fue un hombre de ciencia”, y “ante todo un  revolucionario”, que dedicó toda su vida a interpretar la realidad de su tiempo con la finalidad de transformarla, “tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y lucho con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos” (Engels, Discurso ante la tumba de Marx, Obras Escogidas, pag. 51, Ediciones Progreso, Moscú).

Mariátegui con la amplitud y profundidad de pensamiento que lo caracterizaba  afirmó lo siguiente “Aquellas fases del proceso económico que Marx no previó  –y hay que desistir de consultar, como si fueran las memorias de una pitonisa, los nutridos volúmenes de crítica y teoría en que expuso su método de interpretación— no afectan mínimamente los fundamentos de la economía marxista” (José Carlos Mariátegui, Defensa del Marxismo, pag. 75, COC-JCM, 1987,  las “negritas” son nuestras). 

Quien pretenda “desarrollar el pensamiento de Marx” en la actualidad, es un vulgar fantaseador idealista, irremediablemente condenado al fracaso, salvo que pretenda recurrir a “sesiones de espiritismo” y logre “hacer hablar a Marx” sobre los nuevos problemas del siglo XXI. O lo más grave, sería un farsante que pretende enmascararse y suplantar al propio Marx para “desarrollarle su pensamiento” agregando o cambiando palabras, párrafos, e incluso hojas enteras, a lo ya dicho y escrito por Marx. (En nuestro medio intelectual, en el cual todavía están enraizadas fuertemente obsoletas influencias doctrinarias de variadas raigambres idealistas y teológicas, no faltan ese tipo de fantaseadores y farsantes, que para comenzar se han propuesto “desarrollar el pensamiento de Mariátegui”, que a no dudar será el primer paso para después lanzarse a la aventura de “desarrollar el pensamiento de Marx”, para lo cual ya han comenzado “tímidamente” por  colocarle antojadizos “agregados” a la denominación de la teoría marxista, para más adelante comenzar a tergiversar y agregar palabras, párrafos y páginas enteras de su propia creación).

Algo muy diferente al desarrollo del pensamiento de Marx, es el desarrollo del Camino de Marx, o Escuela de Marx, (o Canon de Marx), es decir el desarrollo del MARXISMO, el cual sigue plenamente vigente en la actualidad. Y  seguirá vigente por algunos siglos más, hasta que llegue el momento de ser  superado por nuevas concepciones del mundo, más acordes a las cambiantes condiciones objetivas del mundo futuro.

En la década de 1920, después de las conmociones causadas por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Gran Revolución Rusa (1917), en pleno debate sobre la vigencia del marxismo, cuando algunos intelectuales comenzaron a dudar, vacilar y negar la vigencia del marxismo, por considerarlo, según ellos, “incompleto”, “insuficiente”,  y “atrasado”, y  comenzaron a  proponer ir “Más allá del marxismo”, como ocurrió con Henry de  Mann; o proponían “colocarle agregados a su denominación”, como “marxismo-leninismo” por ejemplo, tal como ocurrió con algunos teóricos soviéticos saturados de nacionalismo gran-ruso, los que comenzaron a sobre exaltar los grandes e innegables aportes de Lenin. (La confusa palabreja compuesta “marxismo-leninismo” acuñada el año 1925 un año después de la muerte de Lenin, fue  otra variante de la propuesta de ir “más allá del marxismo”, y por lo tanto fue otra forma de negar la vigencia del marxismo, que reiteramos, no es lo mismo que el pensamiento de Marx).

En esas condiciones de intenso análisis y debate de ideas,  provocados e influidos por las grandes conmociones ocurridas en el mundo al comenzar el siglo XX, Mariátegui asumió una posición muy precisa y definida, deslindando campos con todas esas especulaciones, asumiendo una defensa integral del contenido, del desarrollo y también de la denominación del marxismo.  En su libro Defensa del Marxismo (1928-1929), escrito tres años después que comenzara a circular la arbitraria palabreja compuesta “marxismo-leninismo” como propuesta de nueva denominación del marxismo,  Mariátegui llegó a la siguiente conclusión: “La crítica marxista estudia concretamente la sociedad capitalista. Mientras el capitalismo no haya tramontado definitivamente, el canon de Marx sigue siendo válido. El socialismo, o sea la lucha por transformar el orden social de capitalista en colectivista mantiene viva esa crítica, la continua, la confirma”. (Ver José Carlos Mariátegui, Defensa del Marxismo, pag. 40, las “negritas” son nuestras).   

¿Qué conclusiones podemos extraer de esa tajante, definida, y convincente conclusión de Mariátegui?

Acaso significa que ¿el marxismo solo siguió siendo válido y estuvo  vigente “hasta el año 1883”, año en que murió Marx? O tal vez estamos pensando  que ¿el marxismo solamente siguió siendo válido  hasta fines del siglo XIX, cuando el viejo capitalismo de libre concurrencia “se transformó en el nuevo capitalismo monopolista, sin dejar de seguir siendo en lo esencial modo capitalista de producción, y que algunos siguen llamado  “imperialismo”?

Indudablemente que NO podemos llegar a esas conclusiones, esas serían afirmaciones  equívocas y totalmente contrarias al pensamiento de Mariátegui.  

Según  Mariátegui, el marxismo o canon de Marx (o Escuela de Marx o Camino de Marx), que es diferente al pensamiento de Marx,  sigue siendo válido “mientras el capitalismo no haya tramontado definitivamente”.  Y lo cierto es que el capitalismo no  tramontó definitivamente a comienzos del siglo XX al convertirse en capitalismo monopolista; y el capitalismo tampoco tramontó definitivamente en 1917 al iniciarse la nueva época histórica de la humanidad, la época del socialismo. (Y que algunos olvidadizos y confundidos doctrinarios  anclados en su nacionalismo anti-imperialista de raigambre hayista,  consideran que actualmente vivimos en “la época del imperialismo”).

El obsoleto y  golpeado  capitalismo  logró subsistir y prolongar su larga agonía en gran parte del mundo  durante todo el siglo XX, y por lo mismo, el marxismo continuó  siendo válido durante todo el siglo pasado. Actualmente,  el decrépito capitalismo, es decir la sociedad basada en el trabajo asalariado,   está logrando subsistir durante las primeras décadas  del presente siglo XXI, y por lo mismo, el marxismo sigue vigente en la actualidad. Y no como afirman en nuestro medio, los furibundos, confundidos y autodenominados “marxistas-leninistas”, que han llegado a la equívoca   conclusión que “el marxismo (o Canon de Marx), solamente fue válido para la primera fase del capitalismo, o sea para el “capitalismo pre-imperialista”-- como ellos lo llaman--, es decir, para ellos el marxismo solamente fue válido  hasta fines del siglo XIX”.

Y por último, podemos concluir que,  así como es muy probable que el capitalismo, o sus remanentes dentro de las sociedades socialistas, sigan subsistiendo durante gran parte de este siglo, igualmente podemos asegurar que el marxismo seguirá siendo válido durante gran parte de este siglo. No podemos asegurar con exactitud  “hasta que año exacto”  seguirá subsistiendo el capitalismo. Esa precisión  le corresponderá definirla y actuarla   a las futuras generaciones, que estamos seguros serán tanto o más inteligentes que nosotros, y por lo tanto no necesitan que les dejemos “lecciones escritas” de lo ellos deberán hacer en el futuro. 

Cuando decimos que el marxismo sigue y seguirá siendo válido por varias décadas más, y por lo tanto seguirá vigente, no estamos negando su desarrollo en general, ni tampoco sus etapas de desarrollo en particular. Por el contrario, nosotros reconocemos y afirmamos que desde 1845 hasta el presente (durante más de 160 años), el marxismo ha pasado por siete etapas de desarrollo, cada una de las cuales corresponde y recoge los aportes de cada una de las siete generaciones que se han sucedido a lo largo de la historia del movimiento socialista mundial.

Todas y cada una de las siete etapas del desarrollo del marxismo, incluida el leninismo, no se han desarrollado “fuera” ni “después” del marxismo (“más allá del marxismo” como pretenden algunos confundidos doctrinarios), sino que cada una de las siete etapas, incluida el leninismo,   se han desarrollado “dentro” de la propia evolución del marxismo, y por lo tanto, han formado y forman parte del marxismo. Y para mayor abundamiento, han seguido y se siguen denominando marxismo. Que no es lo mismo que decir despectivamente “solo marxismo”, ni “simplemente marxismo”, ni “marxismo a secas”, sino MARXISMO, sin ningún tipo de prefijo ni sufijo adicional.

Nuevamente, recurriendo a la amplitud y profundidad del pensamiento de Mariátegui, afirmamos junto con él lo siguiente: “Sorel logró una continuación original del marxismo, porque comenzó por aceptar todas las premisas del marxismo (…) Lenin nos prueba, en la política práctica, con el testimonio irrecusable de una revolución, que el marxismo es el único medio de proseguir y superar a Marx” (JCM, Defensa del marxismo, pag. 126)  

Afirmación con lo cual Mariátegui zanjó los debates absurdos sobre la colocación de agregados a la correcta denominación de la teoría del proletariado como  marxismo, debates que se venían desarrollando dentro del movimiento socialista internacional de ese tiempo, especialmente en las filas de la Internacional Comunista (1919-1943).

Al afirmar que el marxismo “es el único medio”  de proseguir y superar a Marx, Mariátegui no está negando la posibilidad de que el marxismo se siga desarrollando, todo lo contrario, Mariátegui nos plantea la gran tarea de “proseguir y superar a Marx”. Pero Mariátegui si está negando la posibilidad de que pueda  existir “otro medio” diferente al marxismo  de proseguir y superar a Marx.

Todos los aportes nuevos a la concepción materialista de la historia, al marxismo, posteriores a la muerte de Marx, como el leninismo por ejemplo, se han dado y se seguirán dando “dentro del propio marxismo”. Todos los aportes de las siete generaciones del movimiento socialista mundial han seguido y seguirán denominándose MARXISMO, sin necesidad de prefijos y sufijos de ningún tipo.  Afirmar antojadizamente que la denominación correcta debería  ser “marxismo-leninismo”, además de recortar y negar la vigencia actual del marxismo, es pretender que existe “otro medio” diferente al marxismo, para proseguir y superar a Marx.

Sin embargo, nuestros medioevales caballeros de la  cruzada “anti-revisionistas” que han reaparecido recién  a comienzos del siglo XXI, a los cuales la histórica “Mesa Redonda” les queda demasiado grande, y a lo más llegan a ser “Caballeros de la Mesa de Tres Patas”, han decretado de manera vociferante  “la caducidad del marxismo”.

“Caducidad del marxismo”, que según ellos, tiene una fecha de defunción muy precisa,   a partir del momento en que el viejo capitalismo de libre concurrencia se transformó en el nuevo capitalismo monopolista (“época imperialista” según la definición de ellos). A partir de ese “Certificado de Defunción del marxismo”, expedido por ellos en su apolillada sacristía,  al  referirse al marxismo lo hacen de diferentes maneras despectivas: “solo marxismo” ¡Puf”!; “simplemente marxismo”  ¡Ay qué asco!; “marxismo a secas” ¡Qué horror,…! Lo cual va acompañado de todo tipo de maldiciones y excomuniones a quienes nos declaramos “marxistas convictos y confesos”, a quienes reconocemos los grandes aportes de Lenin al marxismo dentro del marxismo, pero no aceptamos la palabreja compuesta “marxismo-leninismo”.

La anterior conclusión sobre la vigencia y validez del marxismo, después de 130 años de la muerte de Marx,   no significa que el marxismo será eterno. Por el contrario, la teoría marxista como todas las teorías  surgidas en la historia de la humanidad, es una teoría de validez temporal, que en el futuro necesariamente será superada por otras teorías más acordes a los nuevos tiempos. Cuando el vertiginoso crecimiento de las fuerzas productivas y el trascendental desarrollo de las relaciones de producción desplegados a lo largo de la presente época socialista en todo el mundo, reclamen e impongan la desaparición del trabajo asalariado, de la explotación del trabajo ajeno, y de la plusvalía, así como la extinción de las  clases sociales, de la lucha de clases, y del estado, entre otros muchos cambios trascendentales, para los hombres de la futura sociedad comunista la teoría marxista  se convertirá en una pieza de museo. En la  futura sociedad comunista ya no será necesario agitar la “lucha de clases”, ni promover la “dictadura del proletariado”, comenzando que para ese tiempo ya habrá desaparecido el proletariado como clase social, y la humanidad se habrá convertido en una sociedad de trabajadores, de hombres nuevos, Por ahora,  podemos estar seguros, que todavía falta todavía mucho tiempo para que ello ocurra. Durante la mayor parte del presente siglo la lucha seguirá siendo dura y prolongada, y por muchas décadas más tendremos que persistir en “agitar la lucha de clases” y “la necesidad de la dictadura del proletariado”, como postularon, en su momento, Marx, Lenin y Mariátegui, entre otros muchos maestros del proletariado.

Mariátegui no fue el único que llegó a esa acertada conclusión sobre los amplios límites de la vigencia del marxismo, y de su acertada denominación como marxismo. Antonio Gramsci, el destacado marxista italiano contemporáneo de Mariátegui, por sus propios medios,   llegó a una conclusión similar, suponemos que sin conocer los textos de Mariátegui. Gramsci afirmó “Marx inicia intelectualmente una época histórica que durará probablemente siglos, hasta la desaparición de la sociedad política y el advenimiento de la sociedad regulada. Solo entonces será superada su concepción del mundo (concepción de la necesidad superada por la concepción de la libertad)”(Antonio Gramsci, Introducción a la filosofía de la praxis, pag.97, Ediciones Península, Nueva Colección Ibérica, 1970, las “negritas” son nuestras)   

Resumiendo, el límite de la vigencia del pensamiento de Marx ha sido el año 1883 cuando  su cerebro cesó de seguir funcionando, mientras que el límite de la vigencia del marxismo o Camino de Marx será cuando concluya la etapa socialista o época de la dictadura del proletariado, y se inicie la construcción  del comunismo. Cuando ya no existan clases, ni lucha de clases, ni ningún tipo de estado, el marxismo ya no será necesario.

Eso no significa que el marxismo no se haya continuado  desarrollando después de la muerte de Marx, ni tampoco significa que neguemos el desarrollo del marxismo por etapas, y mucho menos significa que neguemos la validez de los grandes aportes al tesoro general del marxismo por parte del pensamiento de Lenin,  o del pensamiento de Mariátegui, o del pensamiento de Mao Zedong, y de otros muchos destacados maestros del proletariado. (Por nuestra parte, nunca hemos pensado, ni escrito, semejantes afirmaciones absurdas. Sin embargo en los últimos años, y con más intensidad en los últimos meses,  estamos  soportado estoicamente una gran cantidad de acusaciones que el doctrinarismo intransigente nos viene endilgando,  sin presentar ningún tipo de pruebas documentadas que demuestre la certeza de sus acusaciones, lo cual no hace sino presentarlos como personas envueltas y enredadas en sus “olvidos” y “confusiones” en el mejor de los casos, o  como vulgares farsantes en el peor de los casos).

Nos parece una reverenda “tontería”, ya sea por falta de criterio, o por servil “doctrinarismo”, pretender encasillar el desarrollo del marxismo (es decir del Camino de Marx) en solo dos o tres etapas, en más de 160  años de vertiginoso y creativo desarrollo. Por eso mismo, nos parecen unas reverendas tonterías que en determinado momento de la historia se hayan acuñado las palabrejas compuestas “marxismo-leninismo”, o “marxismo-leninismo-maoismo”, que ahora nos parecen que  obedecieron a afanes hegemonistas, influidos por el “nacionalismo gran ruso” de algunos socialistas soviéticos y por el “nacionalismo chino” de algunos socialistas chinos. Estamos seguros que ni Lenin, ni Mao Zedong, nunca hubieran aceptado esas desviaciones hegemonistas, desviaciones que en nuestros países atrasados se ha expresado como su contraparte, como sumiso servilismo al bastón de mando internacional de turno.  
  
Si somos consecuentes con el marxismo, tenemos que reconocer que “la historia no es sino la sucesión de las diferentes generaciones, cada una de las cuales explota los materiales, capitales y fuerzas productivas transmitidas por cuantas la han precedido; es decir, que, por una parte, prosigue en condiciones completamente distintas la actividad precedente, mientras que, por otra parte, modifica las circunstancias anteriores mediante una actividad totalmente diversa” (Marx-Engels, La Ideología Alemana, pag. 49, Ediciones Pueblos Unidos, Argentina, 1975, las “negritas” son nuestras)

Reiteramos, si somos consecuentes con esa conclusión del marxismo, también tenemos que reconocer que la historia del movimiento socialista mundial desde 1845 hasta el presente, durante más de 160 años, también ha sido  la sucesión de sus siete diferentes generaciones, cada una de las cuales ha proseguido en condiciones completamente distintas la actividad precedente, y por otra parte modifica  las circunstancias anteriores mediante una actividad totalmente diferente.

Y valga la redundancia, si somos consecuentes marxistas tenemos que reconocer con mucha modestia y honestidad, que en las filas del amplio y variado movimiento socialista peruano estamos en deuda en el estudio de la verdadera historia  del movimiento socialista mundial. Estamos en deuda, en una gran deuda,  en reconocer, valorar y reivindicar, los aportes, sean grandes o pequeños,  de todas y cada una de las siete generaciones de socialistas que en todo el mundo  se han sucedido en la gran  lucha por la emancipación del proletariado. Seguir encasillados en  pretender ver y reducir a solamente dos o tres etapas en el desarrollo del marxismo (como por ejemplo “marxismo-leninismo” o “marxismo-leninismo-maoismo”), o destacar solamente a cuatro o cinco maestros del proletariado (por ejemplo Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Zedong)  ahora resulta una  forma muy burda de recortar y tergiversar la verdadera historia del desarrollo del movimiento socialista mundial.  

Después de esta breve apreciación acerca de los límites de la vigencia del marxismo, y de señalar la imperiosa necesidad de volver a estudiar toda la historia del movimiento socialista mundial,  sin anteojeras sectarias ni “doctrinarias”, tenemos que reconocer que esa tarea escapa a los límites y espacio de estos comentarios del momento, y que con más tiempo podremos desarrollar más adelante. Por ahora, regresemos a lo que tanto preocupa a algunos intelectuales inseguros de su propia posición, al manoseado revisionismo, que tanto los atormenta en sus noches de vigilia.(Continuará) 

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