Por: Miguel Aragón
(19 de octubre de 2012)
3.- Límites de la vigencia del Pensamiento
de Marx, y de la vigencia del Camino de Marx
Si aceptamos y asumimos la
concepción materialista de la historia, o marxismo, de
manera consecuente, necesariamente tenemos que reconocer la validez de la
teoría del reflejo, la cual postula que “todas las ideas son
tomadas de la experiencia; son reflejos –correctos o desfigurados— de la
realidad” (Engels, La Génesis del Anti-Duhring, pag.45).
Por lo tanto, el conjunto de las ideas sistemáticas
que formaron el pensamiento de Marx, fueron el
reflejo del mundo exterior en el cerebro de Marx, es decir el reflejo del
movimiento de la naturaleza y del movimiento de la sociedad (y
también del movimiento del pensamiento) de los tiempos en
los cuales Marx desarrolló su actividad. Lo cual nos
lleva a la conclusión que tenemos que reconocer que al dejar de funcionar su
cerebro, al morir Marx, concluyó el desarrollo del
pensamiento de Marx; e igualmente, al morir Engels
concluyó el desarrollo del pensamiento de Engels.
El pensamiento de Marx tuvo
vigencia, y estuvo vigente, hasta 1883, y el pensamiento de
Engels tuvo vigencia, y estuvo vigente, hasta 1895.
Los cambios ocurridos en el mundo (naturaleza, sociedad y pensamiento),
posteriores a esas fechas, ya no era posible que pudieran
reflejarse en sus respectivos cerebros, y por lo tanto no podían
acrecentar los pensamientos de Marx y de Engels.
Si bien los respectivos pensamientos de ambos maestros
dejaron de tener vigencia en las fechas mencionadas, por el contrario podemos
comprobar que la Escuela de Marx, o Camino
de Marx (Mariátegui lo denominó Canon de Marx),
también conocido y vulgarizado como MARXISMO, continuó, y
continúa desarrollándose desde 1895 hasta el presente. Después de las
contribuciones sustanciales y los aportes propios de las dos primeras
generaciones de materialistas que activaron al lado de Marx y Engels entre 1845
y 1895, el desarrollo del marxismo ha sido impulsado en el mundo
entero después de 1985 hasta el presente, por otras cinco generaciones
de marxistas, por cinco generaciones de continuadores del
Camino de Marx.
Resulta totalmente equivocado confundir el Pensamiento
de Marx con el Camino de Marx. El Pensamientos
de Marx es la piedra angular y a la vez la columna vertebral
del marxismo (o Camino de Marx), pero no
podemos reducir el marxismo a únicamente los aportes,
el contenido, y los límites del Pensamiento de Marx. Ese error de apreciación,
nos parece que es una de las fuentes de las confusiones de nuestros
doctrinarios “marxistas-leninistas”, que últimamente están armando
tanto laberinto, alboroto y confusión.
Reiteramos, el pensamiento sistemático de Marx se
desarrolló entre fines de 1843 y comienzos de 1883. Durante ese lapso, el
pensamiento de Marx estuvo vigente. Muerto Marx a comienzos de 1883, su
pensamiento dejó de estar vigente, por estar imposibilitado de conocer e
interpretar los sucesos ocurridos posteriormente. Por lo mismo, no estuvo
vigente durante todo el siglo XX; y con mayor razón, actualmente, a
comienzos del siglo XXI, el pensamiento de Marx no está
vigente.
Marx no fue, ni nunca aspiró ser considerado un
“vidente”, que podía adivinar e interpretar el desarrollo del futuro
de la naturaleza y de la sociedad. Como dijo Engels su gran amigo y
compañero: “Marx fue un hombre de ciencia”, y “ante todo
un revolucionario”, que dedicó toda su vida a interpretar la
realidad de su tiempo con la finalidad de transformarla, “tal era la verdadera
misión de su vida. La lucha era su elemento. Y lucho con una pasión, una
tenacidad y un éxito como pocos” (Engels, Discurso ante la
tumba de Marx, Obras Escogidas, pag. 51, Ediciones Progreso, Moscú).
Mariátegui con la amplitud y profundidad de pensamiento
que lo caracterizaba afirmó lo siguiente “Aquellas fases del
proceso económico que Marx no previó –y hay que
desistir de consultar, como si fueran las memorias de una pitonisa, los
nutridos volúmenes de crítica y teoría en que expuso su método de
interpretación— no afectan mínimamente los fundamentos de la
economía marxista” (José Carlos Mariátegui, Defensa del
Marxismo, pag. 75, COC-JCM, 1987, las “negritas” son nuestras).
Quien pretenda “desarrollar el pensamiento de Marx” en
la actualidad, es un vulgar fantaseador idealista,
irremediablemente condenado al fracaso, salvo que pretenda recurrir a “sesiones
de espiritismo” y logre “hacer hablar a Marx” sobre los nuevos problemas del
siglo XXI. O lo más grave, sería un farsante que
pretende enmascararse y suplantar al propio Marx para “desarrollarle su
pensamiento” agregando o cambiando palabras, párrafos, e incluso hojas enteras,
a lo ya dicho y escrito por Marx. (En nuestro medio intelectual, en el cual
todavía están enraizadas fuertemente obsoletas influencias doctrinarias de
variadas raigambres idealistas y teológicas, no faltan ese tipo de
fantaseadores y farsantes, que para comenzar se han propuesto “desarrollar el
pensamiento de Mariátegui”, que a no dudar será el primer paso para después lanzarse
a la aventura de “desarrollar el pensamiento de Marx”, para lo cual ya han
comenzado “tímidamente” por colocarle antojadizos “agregados” a la
denominación de la teoría marxista, para más adelante comenzar a tergiversar y
agregar palabras, párrafos y páginas enteras de su propia creación).
Algo muy diferente al desarrollo del pensamiento de
Marx, es el desarrollo del Camino de Marx, o Escuela
de Marx, (o Canon de Marx), es decir el
desarrollo del MARXISMO, el cual sigue plenamente vigente en
la actualidad. Y seguirá vigente por algunos siglos más, hasta que
llegue el momento de ser superado por nuevas concepciones del mundo,
más acordes a las cambiantes condiciones objetivas del mundo futuro.
En la década de 1920, después de las conmociones causadas
por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Gran Revolución Rusa (1917), en
pleno debate sobre la vigencia del marxismo, cuando algunos intelectuales
comenzaron a dudar, vacilar y negar la vigencia del marxismo, por considerarlo,
según ellos, “incompleto”, “insuficiente”, y “atrasado”,
y comenzaron a proponer ir “Más allá del marxismo”, como
ocurrió con Henry de Mann; o proponían “colocarle agregados a su
denominación”, como “marxismo-leninismo” por ejemplo, tal como ocurrió con
algunos teóricos soviéticos saturados de nacionalismo gran-ruso, los que
comenzaron a sobre exaltar los grandes e innegables aportes de Lenin. (La
confusa palabreja compuesta “marxismo-leninismo” acuñada el
año 1925 un año después de la muerte de Lenin, fue otra variante de
la propuesta de ir “más allá del marxismo”, y por lo tanto fue otra forma de
negar la vigencia del marxismo, que reiteramos, no es lo mismo que el
pensamiento de Marx).
En esas condiciones de intenso análisis y debate de
ideas, provocados e influidos por las grandes conmociones ocurridas
en el mundo al comenzar el siglo XX, Mariátegui asumió una posición muy precisa
y definida, deslindando campos con todas esas especulaciones, asumiendo una
defensa integral del contenido, del desarrollo y también de la denominación del
marxismo. En su libro Defensa del Marxismo (1928-1929),
escrito tres años después que comenzara a circular la arbitraria palabreja
compuesta “marxismo-leninismo” como propuesta de nueva denominación del
marxismo, Mariátegui llegó a la siguiente conclusión: “La crítica
marxista estudia concretamente la sociedad capitalista. Mientras el capitalismo
no haya tramontado definitivamente, el canon de Marx sigue siendo
válido. El socialismo, o sea la lucha por transformar el orden social
de capitalista en colectivista mantiene viva esa crítica, la
continua, la confirma”. (Ver José Carlos Mariátegui, Defensa
del Marxismo, pag. 40, las “negritas” son nuestras).
¿Qué conclusiones podemos extraer de esa tajante,
definida, y convincente conclusión de Mariátegui?
Acaso significa que ¿el marxismo solo
siguió siendo válido y estuvo vigente “hasta el año 1883”, año en
que murió Marx? O tal vez estamos pensando que ¿el marxismo solamente
siguió siendo válido hasta fines del siglo XIX, cuando el viejo capitalismo
de libre concurrencia “se transformó en el nuevo capitalismo
monopolista”, sin dejar de seguir siendo en lo esencial modo
capitalista de producción, y que algunos siguen
llamado “imperialismo”?
Indudablemente que NO podemos
llegar a esas conclusiones, esas serían afirmaciones equívocas y
totalmente contrarias al pensamiento de Mariátegui.
Según Mariátegui, el marxismo o
canon de Marx (o Escuela de Marx o Camino
de Marx), que es diferente al pensamiento de Marx, sigue
siendo válido “mientras el capitalismo no haya tramontado
definitivamente”. Y lo cierto es que el capitalismo
no tramontó definitivamente a comienzos del siglo XX al convertirse
en capitalismo monopolista; y el capitalismo tampoco tramontó definitivamente
en 1917 al iniciarse la nueva época histórica de la humanidad, la
época del socialismo. (Y que algunos olvidadizos y confundidos
doctrinarios anclados en su nacionalismo anti-imperialista de
raigambre hayista, consideran que actualmente
vivimos en “la época del imperialismo”).
El obsoleto
y golpeado capitalismo logró subsistir y
prolongar su larga agonía en gran parte del mundo durante todo el
siglo XX, y por lo mismo, el marxismo continuó siendo
válido durante todo el siglo pasado. Actualmente, el
decrépito capitalismo, es decir la sociedad basada en el trabajo
asalariado, está logrando subsistir durante las primeras
décadas del presente siglo XXI, y por lo mismo, el
marxismo sigue vigente en la actualidad. Y no como afirman en nuestro
medio, los furibundos, confundidos y autodenominados “marxistas-leninistas”,
que han llegado a la equívoca conclusión que “el marxismo (o
Canon de Marx), solamente fue válido para la primera fase del capitalismo, o
sea para el “capitalismo pre-imperialista”-- como ellos lo llaman--, es decir,
para ellos el marxismo solamente fue válido hasta fines del siglo
XIX”.
Y por último, podemos concluir que, así
como es muy probable que el capitalismo, o sus remanentes dentro de las
sociedades socialistas, sigan subsistiendo durante gran parte de este siglo,
igualmente podemos asegurar que el marxismo seguirá siendo válido
durante gran parte de este siglo. No podemos asegurar con
exactitud “hasta que año exacto” seguirá subsistiendo el
capitalismo. Esa precisión le corresponderá definirla y
actuarla a las futuras generaciones, que estamos seguros serán
tanto o más inteligentes que nosotros, y por lo tanto no necesitan que les
dejemos “lecciones escritas” de lo ellos deberán hacer en el futuro.
Cuando decimos que el marxismo sigue y seguirá
siendo válido por varias décadas más, y por lo tanto seguirá
vigente, no estamos negando su desarrollo en general, ni
tampoco sus etapas de desarrollo en particular. Por el contrario,
nosotros reconocemos y afirmamos que desde 1845 hasta el presente (durante más
de 160 años), el marxismo ha pasado por siete etapas de desarrollo,
cada una de las cuales corresponde y recoge los aportes de cada una de las
siete generaciones que se han sucedido a lo largo de la historia del movimiento
socialista mundial.
Todas y cada una de las siete etapas del desarrollo
del marxismo, incluida el leninismo, no se han
desarrollado “fuera” ni “después” del
marxismo (“más allá del marxismo” como pretenden algunos confundidos
doctrinarios), sino que cada una de las siete etapas, incluida el
leninismo, se han desarrollado “dentro” de
la propia evolución del marxismo, y por lo tanto, han formado y forman parte
del marxismo. Y para mayor abundamiento, han seguido y se siguen denominando marxismo.
Que no es lo mismo que decir despectivamente “solo marxismo”, ni “simplemente
marxismo”, ni “marxismo a secas”, sino MARXISMO, sin ningún
tipo de prefijo ni sufijo adicional.
Nuevamente, recurriendo a la amplitud y profundidad
del pensamiento de Mariátegui, afirmamos junto con él lo siguiente: “Sorel
logró una continuación original del marxismo, porque comenzó por aceptar
todas las premisas del marxismo (…) Lenin nos prueba, en la
política práctica, con el testimonio irrecusable de una revolución, que el
marxismo es el único medio de proseguir y superar a Marx” (JCM, Defensa
del marxismo, pag. 126)
Afirmación con lo cual Mariátegui zanjó los debates
absurdos sobre la colocación de agregados a la correcta denominación de la
teoría del proletariado como marxismo, debates que se
venían desarrollando dentro del movimiento socialista internacional de ese
tiempo, especialmente en las filas de la Internacional Comunista (1919-1943).
Al afirmar que el marxismo “es el único
medio” de proseguir y superar a Marx, Mariátegui no está
negando la posibilidad de que el marxismo se siga desarrollando, todo lo
contrario, Mariátegui nos plantea la gran tarea de “proseguir y
superar a Marx”. Pero Mariátegui si está negando la posibilidad de
que pueda existir “otro medio” diferente al
marxismo de proseguir y superar a Marx.
Todos los aportes nuevos a la concepción materialista
de la historia, al marxismo, posteriores a la muerte de Marx, como el
leninismo por ejemplo, se han dado y se seguirán dando “dentro del
propio marxismo”. Todos los aportes de las siete generaciones del movimiento
socialista mundial han seguido y seguirán denominándose MARXISMO,
sin necesidad de prefijos y sufijos de ningún tipo. Afirmar
antojadizamente que la denominación correcta debería ser
“marxismo-leninismo”, además de recortar y negar la vigencia actual del
marxismo, es pretender que existe “otro medio” diferente al marxismo, para
proseguir y superar a Marx.
Sin embargo, nuestros medioevales caballeros de
la cruzada “anti-revisionistas” que han reaparecido
recién a comienzos del siglo XXI, a los cuales la histórica “Mesa
Redonda” les queda demasiado grande, y a lo más llegan a ser “Caballeros de la
Mesa de Tres Patas”, han decretado de manera vociferante “la
caducidad del marxismo”.
“Caducidad del marxismo”, que según ellos, tiene una
fecha de defunción muy precisa, a partir del momento en que el
viejo capitalismo de libre concurrencia se transformó en el nuevo capitalismo
monopolista (“época imperialista” según la definición de ellos). A
partir de ese “Certificado de Defunción del marxismo”, expedido por ellos en su
apolillada sacristía, al referirse al marxismo lo hacen
de diferentes maneras despectivas: “solo marxismo” ¡Puf”!; “simplemente
marxismo” ¡Ay qué asco!; “marxismo a secas” ¡Qué
horror,…! Lo cual va acompañado de todo tipo de maldiciones y excomuniones a
quienes nos declaramos “marxistas convictos y confesos”, a
quienes reconocemos los grandes aportes de Lenin al marxismo dentro
del marxismo, pero no aceptamos la palabreja compuesta
“marxismo-leninismo”.
La anterior conclusión sobre la vigencia y validez del
marxismo, después de 130 años de la muerte de Marx, no
significa que el marxismo será eterno. Por el contrario, la teoría
marxista como todas las teorías surgidas en la historia de la
humanidad, es una teoría de validez temporal, que en el
futuro necesariamente será superada por otras teorías más acordes a los nuevos
tiempos. Cuando el vertiginoso crecimiento de las fuerzas productivas y el
trascendental desarrollo de las relaciones de producción desplegados a lo largo
de la presente época socialista en todo el mundo,
reclamen e impongan la desaparición del trabajo asalariado, de la explotación
del trabajo ajeno, y de la plusvalía, así como la extinción de
las clases sociales, de la lucha de clases, y del estado, entre
otros muchos cambios trascendentales, para los hombres de la futura sociedad
comunista la teoría marxista se convertirá en una pieza
de museo. En la futura sociedad comunista ya no será
necesario agitar la “lucha de clases”, ni promover la “dictadura del
proletariado”, comenzando que para ese tiempo ya habrá desaparecido
el proletariado como clase social, y la humanidad se habrá convertido
en una sociedad de trabajadores, de hombres nuevos, Por
ahora, podemos estar seguros, que todavía falta todavía mucho tiempo
para que ello ocurra. Durante la mayor parte del presente siglo la lucha
seguirá siendo dura y prolongada, y por muchas décadas más tendremos que
persistir en “agitar la lucha de clases” y “la necesidad de la dictadura del
proletariado”, como postularon, en su momento, Marx, Lenin y Mariátegui, entre
otros muchos maestros del proletariado.
Mariátegui no fue el único que llegó a esa acertada
conclusión sobre los amplios límites de la vigencia del marxismo, y de su
acertada denominación como marxismo. Antonio Gramsci, el
destacado marxista italiano contemporáneo de Mariátegui, por sus propios
medios, llegó a una conclusión similar, suponemos que sin
conocer los textos de Mariátegui. Gramsci afirmó “Marx inicia intelectualmente
una época histórica que durará probablemente siglos, hasta la
desaparición de la sociedad política y el advenimiento de la sociedad regulada.
Solo entonces será superada su concepción del mundo (concepción de la necesidad
superada por la concepción de la libertad)”(Antonio Gramsci, Introducción
a la filosofía de la praxis, pag.97, Ediciones Península, Nueva Colección
Ibérica, 1970, las “negritas” son nuestras)
Resumiendo, el límite de la vigencia del pensamiento
de Marx ha sido el año 1883 cuando su cerebro cesó de seguir
funcionando, mientras que el límite de la vigencia del marxismo o Camino de
Marx será cuando concluya la etapa socialista o época de la dictadura del
proletariado, y se inicie la construcción del comunismo. Cuando ya
no existan clases, ni lucha de clases, ni ningún tipo de estado, el marxismo ya
no será necesario.
Eso no significa que el marxismo no se haya
continuado desarrollando después de la muerte de Marx, ni tampoco
significa que neguemos el desarrollo del marxismo por etapas, y mucho menos
significa que neguemos la validez de los grandes aportes al tesoro general del
marxismo por parte del pensamiento de Lenin, o
del pensamiento de Mariátegui, o del pensamiento
de Mao Zedong, y de otros muchos destacados maestros del proletariado. (Por
nuestra parte, nunca hemos pensado, ni escrito, semejantes afirmaciones
absurdas. Sin embargo en los últimos años, y con más intensidad en los últimos
meses, estamos soportado estoicamente una gran cantidad
de acusaciones que el doctrinarismo intransigente nos viene
endilgando, sin presentar ningún tipo de pruebas documentadas que
demuestre la certeza de sus acusaciones, lo cual no hace sino presentarlos como
personas envueltas y enredadas en sus “olvidos” y “confusiones” en el mejor de los
casos, o como vulgares farsantes en el peor de los casos).
Nos parece una reverenda “tontería”, ya sea por falta
de criterio, o por servil “doctrinarismo”, pretender encasillar el desarrollo
del marxismo (es decir del Camino de Marx) en solo dos o tres etapas, en más de
160 años de vertiginoso y creativo desarrollo. Por eso mismo, nos
parecen unas reverendas tonterías que en determinado momento de la historia se
hayan acuñado las palabrejas compuestas “marxismo-leninismo”, o
“marxismo-leninismo-maoismo”, que ahora nos parecen que obedecieron
a afanes hegemonistas, influidos por el “nacionalismo gran ruso” de algunos
socialistas soviéticos y por el “nacionalismo chino” de algunos socialistas
chinos. Estamos seguros que ni Lenin, ni Mao Zedong, nunca hubieran aceptado
esas desviaciones hegemonistas, desviaciones que en nuestros países atrasados
se ha expresado como su contraparte, como sumiso servilismo al
bastón de mando internacional de turno.
Si somos consecuentes con el marxismo, tenemos que
reconocer que “la historia no es sino la sucesión de las diferentes
generaciones, cada una de las cuales explota los materiales, capitales
y fuerzas productivas transmitidas por cuantas la han precedido; es decir, que,
por una parte, prosigue en condiciones completamente distintas la
actividad precedente, mientras que, por otra parte, modifica las
circunstancias anteriores mediante una actividad totalmente diversa”
(Marx-Engels, La Ideología Alemana, pag. 49, Ediciones
Pueblos Unidos, Argentina, 1975, las “negritas” son nuestras)
Reiteramos, si somos consecuentes con esa conclusión
del marxismo, también tenemos que reconocer que la historia del
movimiento socialista mundial desde 1845 hasta el presente,
durante más de 160 años, también ha sido la sucesión de sus siete
diferentes generaciones, cada una de las cuales ha proseguido en condiciones
completamente distintas la actividad precedente, y por otra parte
modifica las circunstancias anteriores mediante una
actividad totalmente diferente.
Y valga la redundancia, si somos consecuentes
marxistas tenemos que reconocer con mucha modestia y honestidad, que en las
filas del amplio y variado movimiento socialista peruano estamos
en deuda en el estudio de la verdadera historia del movimiento
socialista mundial. Estamos en deuda, en una gran deuda, en
reconocer, valorar y reivindicar, los aportes, sean grandes o
pequeños, de todas y cada una de las siete generaciones de
socialistas que en todo el mundo se han sucedido en la
gran lucha por la emancipación del proletariado. Seguir encasillados
en pretender ver y reducir a solamente dos o tres etapas en el
desarrollo del marxismo (como por ejemplo “marxismo-leninismo” o
“marxismo-leninismo-maoismo”), o destacar solamente a cuatro o cinco maestros
del proletariado (por ejemplo Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao
Zedong) ahora resulta una forma muy burda de recortar
y tergiversar la verdadera historia del desarrollo del movimiento
socialista mundial.
Después de esta breve apreciación acerca de los
límites de la vigencia del marxismo, y de señalar la imperiosa necesidad de
volver a estudiar toda la historia del movimiento socialista
mundial, sin anteojeras sectarias ni “doctrinarias”, tenemos que
reconocer que esa tarea escapa a los límites y espacio de estos comentarios del
momento, y que con más tiempo podremos desarrollar más adelante. Por ahora,
regresemos a lo que tanto preocupa a algunos intelectuales inseguros de su
propia posición, al manoseado revisionismo, que tanto los
atormenta en sus noches de vigilia.(Continuará)
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