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MERCADO MUNDIAL Y TERCER MUNDO
Es
muy cierto que el capitalismo viene al mundo y se desarrolla históricamente en un
medio social no capitalista. China, durante la dinastía Ming (1368-1644)
comenzó su desarrollo autónomo del capitalismo. Este proceso fue superado por
Occidente con el “descubrimiento” de América, con el uso de nuevas fuentes de
energía (motor a vapor, motor de combustión interna), con el desarrollo de
máquinas; pero China quedó rezagada esencialmente por su fuerte dominio feudal
y su economía mercantil simple.
En Europa,
primero el capitalismo tuvo que destruir la servidumbre de la gleba en el campo
y el artesanado gremial en la ciudad; en ambos casos, la producción simple de
mercancías.
Fuera de Europa,
le rodeaba una amplia zona de culturas autónomas (tribus primitivas nómadas,
producción mercantil simple de campesinos y artesanos, Estados de despotismo
incipiente o señoríos y feudalismo Es decir, tanto en Europa como en este
ambiente externo se abrió paso el capitalismo y su proceso de acumulación.
Entonces, hay
que distinguir tres aspectos:
-Lucha del capital contra la economía
natural
-Lucha del capital contra la economía
mercantil simple
-Lucha y concurrencia del propio capital
en el escenario mundial (R.L.)
ECONOMÍA
NATURAL
Respecto
a la economía natural (tribus nómadas primitivas, comunidades campesinas
autónomas, relaciones de servidumbre feudal campo-ciudad), lo rutinario es la
producción para el autoconsumo; por eso casi no hay demanda de mercancías
extrañas (que se intercambian por trueque), y los productos sobrantes son almacenados
para enfrentar con previsión tiempos difíciles (sequías, diluvios, terremotos,
otros)
El
capitalismo rompe estas relaciones de la economía natural:
-Se apodera directamente de fuentes
importantes de fuerzas productivas: la tierra (con las “encomiendas” en nuestro
país, cuando aún España era feudal, y los “obrajes” cuando desarrollaba la
economía mercantil); la destrucción de selva virgen (plantas medicinales, el
caucho amazónico), minerales y piedras exóticas (oro, plata, vanadio, tungsteno,
cobre, diamantes, esmeraldas, carbón, petróleo, otros)
-“Libera” mano de obra del yugo feudal e
impone el salariado
-Introduce la economía mercantil plena,
disociando la actividad laboral social de reciprocidad-iniciativa-cooperación.
-Fundamentalmente, separa la agricultura
de la industria. A la primera la convierte en proceso industrial; a la segunda
le impone la incesante productividad.
Esto
ocurre en el interior de los países de desarrollo capitalista. Y más en el
“tercer mundo” con su política colonial.
“De
aquí que el capitalismo considere, como una cuestión vital, la apropiación
violenta de los medios de producción más importantes de los países coloniales.
Pero como las organizaciones sociales primitivas de indígenas son el muro más
fuerte de la sociedad y la base de su existencia material, el método inicial
del capital es la destrucción y aniquilamiento sistemáticos de las
organizaciones sociales no capitalistas con que tropieza en su expansión” (Rosa
Luxemburgo)
En
esta lucha, es muy cierto que los métodos empleados son la violencia política
(revolución, guerra), la presión tributaria del Estado y la baratura de las
mercancías. Estos métodos, como bien señala Rosa Luxemburgo, unas veces marchan
paralelos, otras se suceden y se apoyan mutuamente. En la lucha contra el
feudalismo en Europa tuvo un carácter revolucionario (las consignas de Libertad-Igualdad-Fraternidad
eran incontestables) En los países no europeos la lucha contra las formas
sociales primitivas se manifiesta como política colonial. Por eso, “Es una
ilusión esperar que el capitalismo llegue a conformarse alguna vez con los
medios de producción que puede obtener por el camino del comercio de
mercancías”
Por
eso, es vital para el capitalismo apropiarse de los medios de producción más
importantes de los países coloniales. Por eso la destrucción y aniquilamiento
sistemáticos de las organizaciones sociales no capitalistas que frenan su
expansión.
Bien
señala Rosa Luxemburgo que “La esperanza de reducir al capitalismo
exclusivamente a la ´competencia pacífica´, es decir, al comercio regular de
mercancías, que se da como la única base de su acumulación, descansa en creer
ilusoriamente que la acumulación del capital puede realizarse sin las fuerzas
productivas, y la demanda de las más primitivas formaciones puede confiar en el
lento proceso interno de descomposición de la economía natural. Del mismo modo
que la acumulación del capital, con su capacidad de expansión súbita, no puede
aguardar al crecimiento natural de la población obrera ni conformarse con él,
tampoco podrá aguardar la lenta descomposición natural de las formas no
capitalistas y su tránsito a la economía y al mercado. El capital no tiene,
para la cuestión más solución que la violencia, que constituye un método
constante de acumulación del capital en el proceso histórico, no sólo en su
génesis, sino en todo tiempo, hasta el día de hoy”
Ha
pasado un siglo de este cuestionamiento, ¡y sigue tan vigente y tan actual!
Pero
donde hay opresión hay resistencia. Y la historia heroica de la lucha de los
pueblos sometidos colonialmente es prueba de ello. Y, como bien señala irónicamente
el título de un artículo difundido recientemente, la verdad es
CRISTIANISMO & CAPITALISMO S.A.
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Primero fue la
destrucción de la población y cultura autóctona de América; luego de África, de
Asia, de Oceanía. Basta recordar algunos hechos y obras literarias que relatan
el genocidio perpetrado sistemáticamente:
“Las últimas
revelaciones del Libro Azul inglés
sobre las prácticas de la Peruvian Amazon Co. Ltd., en el Putumayo, han
mostrado que el capital internacional sabe colocar a los indígenas, sin
necesidad de la forma política del régimen colonial, en el territorio de la
república libre del Perú, en una situación lindante con la esclavitud, para
arrebatar así, en una explotación en gran escala, medios de producción de
países primitivos. Desde 1900, la mencionada sociedad, perteneciente a
capitalistas ingleses y extranjeros, había arrojado unas 4.000 toneladas de
caucho sobre el mercado de Londres. En el mismo período de tiempo murieron
30.000 indígenas y la mayoría de los 10.000 restantes quedaron convertidos en
inválidos” (La Acumulación del Capital,
pág. 275) Es la historia de la tristemente célebre Casa Arana, que dio base
para la novela La Vorágine, de
Eustacio Rivera, y de obras de varios autores peruanos, como El sueño del Celta, de Mario Vargas
Llosa.
“Los obreros de
las minas de Sudamérica, cuya faena diaria (tal vez la más dura del mundo) consiste
en sacar a la superficie, a hombros desde 450 pies bajo tierra, una carga de
180 a 200 libras de peso, sólo se alimentan de pan y frijoles; ellos preferían
no comer más que pan, pero sus amos, habiendo descubierto que con pan no
rendían tanto trabajo, los tratan como a caballos y les obligan a comer
frijoles; éstos son bastante más ricos en sustancias óseas que el pan” (El Capital, Sección Séptima) Y aun así, hasta
ahora hay quienes sacan pecho con “Perú, país minero”
Ragarro
03.10.12
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