Nuestra América Nativa (2-2)
LA GEOPOLÍTICA DEL CAOS Y EL FIN DE CICLO
EN LAS
ENTRAÑAS DE AMÉRICA LATINA
12/12/2016
Opinión
En Suramérica,
Colombia destaca como régimen constituido en buena medida por la
excepcionalidad y por ser un área geopolítica de pivote (o bisagra), siendo que
el escenario post-conflicto no supone necesariamente que se interrumpa el
proceso de militarización imperante (con procesos actuales de intensa represión
social y desaparición de activistas) y el crecimiento de la asistencia militar
por parte de los EEUU13.
A su vez, en
los países de gobiernos progresistas latinoamericanos se han producido intensas
disputas socio-políticas atravesadas por actores rivales nacionales e
internacionales, lo cual incrementa los niveles de conflictividad general, y
por ende, los procesos de militarización y escenarios de excepcionalidad,
siendo Venezuela el caso donde esto se desarrolla con más intensidad.
La Amazonía
aparece como una zona clave en la evolución de estos procesos de conflicto. Del
mismo, modo destacan formas de militarización urbana (ej. caso brasileño) y las
complejas dinámicas fronterizas en toda la región (ej. la Triple Frontera o la
frontera Colombo-venezolana).
Por último,
aunque países como Chile, Uruguay o Costa Rica no se señalen como grandes áreas
estratégicas, de riesgo o de insubordinación, pueden señalarse procesos de este
tipo en menor escala o sectorizados, como ocurre con la creciente
militarización y conflicto en la araucanía chilena.
Finalmente, es
esencial insistir en que el costo político, económico y social, y las enormes
dificultades que conllevan la ejecución y mantenimiento de un régimen total de
excepcionalidad permanente a escala nacional, plantean la pertinencia para el
status quo del impulso de políticas sectorizadas y de contingencia.
El fin de ciclo
no tiene que ser pensado única y necesariamente como un tsunami arrasador. Una
restauración conservadora en América Latina o una radicalización de la
acumulación por desposesión parece ir ensamblándose progresivamente, mediante
políticas que, aunque puedan llegar a ser violentas y de ampliación del despojo
social, se configuran de maneras selectivas y diferenciadas.
Más allá de
estos dispositivos desplegados desde arriba, es necesario también examinar cómo
estos también pueden expandirse desde las propias tramas de la vida social,
analizar cómo se van configurando desde abajo.
Gestionar el
caos desde abajo: autoritarismos delincuenciales y el tejido social como campo
de batalla
Pese al
progresivo ensamblaje de todos estos dispositivos de control, los marcos de la
legalidad y de los aparatos e instituciones formales están siendo cada vez más
desbordados por las dinámicas sociales, culturales, metabólicas y territoriales
que se desarrollan en las entrañas de la región, y que hemos descrito
anteriormente.
El crecimiento
de redes de narcotráfico, de amplios entramados de economías informales y
comercio de contrabando, muchos de ellos de carácter transfronterizo, y la
acelerada expansión de la minería ilegal, principalmente en la región
amazónica, están constituidos por grupos socio-políticos que logran ejercer
cada vez más poder sobre los territorios, configurar economías locales con cada
vez mayor arraigo popular, generar crecientes daños ambientales, e impactar
significativamente sobre los tejidos sociales y los procesos de producción
cultural y de subjetividad.
El control
territorial de los cárteles mexicanos en varias regiones del país; el avance
político de las “maras” en Centroamérica (recordemos el paro de transporte
convocado por Mara Salvatrucha y Barrio 18 en El Salvador, en julio de 201514), las estructuras de poder de grupos armados
irregulares y bandas criminales urbanas y rurales en Colombia, y la forma
acelerada como han crecido estas en Venezuela; la expansión del tráfico de
commodities en la Amazonía y otras zonas del sub-continente (especialmente en
las nuevas fronteras de la extracción); son expresión de cómo estos grupos
pueden incluso crear sus propios regímenes políticos, sus propias formas de excepcionalidad, los cuales
podemos entenderlos como autoritarismos delincuenciales regionalizados.
En estos
circuitos y territorializaciones, no hay área protegida, zonas de reserva,
derechos humanos, regulaciones económicas y jurídicas que cuenten, no solo
porque no se impone una institucionalidad formal que los haga respetar, sino
porque al mismo tiempo se van institucionalizando desde abajo estos otros formatos de lo
“paralelo”-ilegal-informal.
Es común
endilgar la ocurrencia de estos fenómenos a una “ausencia de Estado”, y aunque
en efecto esto puede revelar un abandono o desplazamiento de la
institucionalidad estatal, conviene también analizar procesos de cooperación y
articulación que se están produciendo entre los ámbitos de lo formar/legal y lo
informal/ilegal.
El capital y el
Estado pueden configurar una poderosa biopolítica que
opera en un doble ámbito de acción: no solo en la militarización de la vida y
su lógica de control de espectro amplio, impulsada desde arriba, sino también
buscando cooptar las pulsiones contrahegemónicas, desde abajo. Esto básicamente
implica intentar canalizar el malestar popular, el desbordamiento social, las
pulsiones de sublevación y de poder, poniendo especial atención en las
poderosas estructuras delincuenciales, para favorecer formas de control
territorial y apropiación local del trabajo, los recursos, los cuerpos y el
territorio, al tiempo que se pueda dividir, fragmentar y vulnerar aún más el
tejido social que podría conformar la alternativa contrahegemónica. De esta
forma, el tejido social se convierte en campo de batalla.
La consigna
mexicana a raíz de la tragedia de Ayotzinapa (2014) de “No fue el narco, fue el
Estado”, que expresa un régimen de co-gobierno o entrecruzamiento de aparatos
represivos formales y grupos delincuenciales; las variadas expresiones
cooperativas entre sectores militares y los grupos que impulsan la expansión de
la minería ilegal en la región amazónica; o bien el importante rol que van
adquiriendo las instituciones policiales en el propio auge de la delincuencia
urbana; por mencionar algunos ejemplos, revelan un patrón de poder que tiene un
carácter multi-escalar, corporativo y reticular, en el cual las fronteras entre
lo formal/legal y lo informal/ilegal se van haciendo cada vez más borrosas.
Esto nos trae de nuevo a la recurrente pregunta sobre qué es el Estado,
pensándolo ahora desde América Latina en el siglo XXI.
Tomando en
cuenta el auge de los poderes territoriales delincuenciales y las
ramificaciones y desbordamientos de los Estados más allá de los márgenes de lo
formal/legal, nos preguntamos también si solo se trata de una tendencia
coyuntural o bien estamos ante la configuración histórica de nuevas formas de
estatalidad en la región. En el marco de la geopolítica latinoamericana,
¿estamos ante una tendencia regional estructurada y determinada por las
intensas disputas inter-capitalistas mundiales? ¿Son los ejemplos africanos y
asiáticos (como el Boko Haram o el ISIS), referentes de un patrón de
apropiación radical en los territorios del Sur Global?
En la
biopolítica de la disputa mundial, la batalla trascendental se está produciendo
sobre los tejidos sociales y los territorios/ecosistemas. Es fundamental tomar
en cuenta estas tendencias en los análisis de los tiempos por venir para la
región. Se trata de una cuestión vital.
Lo común en el
caos: pensarnos desde el conflicto, disputar el antagonismo, tejer comunidad
El caos
sistémico es también la revelación de un sistema extraordinariamente agrietado,
por donde siempre podrán colarse las pulsiones de la revuelta y la
transformación para la emancipación. El agotamiento del “ciclo progresista” muy
probablemente va a suponer la apertura de nuevos ciclos de luchas populares en
América Latina, las cuales a su vez podrían promover el surgimiento y expansión
de nuevas modalidades, narrativas y formatos de operación en las mismas. Pero
un desenlace de la actual encrucijada regional, lo más favorable posible para
un proyecto popular-ecológico-emancipatorio, pasa por reconocer los códigos de
operación de estos agresivos regímenes de poder multi-escalares.
Decir que los
propios tejidos socio-territoriales son un campo de intensa batalla, como nunca
antes en la historia del capitalismo, supone reconocer que la fuerza
destructiva del capital penetra en las redes de la vida –su fuerza ecocida– y
en la propia constitución de lo popular-comunitario. ¿Cómo se desarrolla y se
desarrollará el antagonismo de lo popular, el antagonismo de los pobres y de
los excluidos, en tiempos de caos sistémico? ¿Qué formas toma o puede tomar?
Intervenir
violentamente en la propia producción constitutiva de lo popular-comunitario
busca transformar su potencia en máquinas fragmentadas de guerra, en campo
fértil para la distopía; canalizar el descontento social hacia formas orgánicas
de fascismo; formatear la comunidad para el combate a lo que está fuera de ella
–las maras centroamericanas pueden ser interpretadas como comunidades/máquinas
de guerra–; y así volver inviable la masividad de una revuelta emancipatoria.
No basta pues,
sólo promover el antagonismo contrahegemónico, sino incluso disputarlo para
intentar encauzarlo a un proyecto colectivo y emancipatorio de lo
común-diverso-ecológico, en donde lo humano se funde con la realidad material
de su geografía inmediata, de su ecosistema, y la reproducción y afirmación de
la vida.
Esto implica
privilegiar una política desde los territorios y por ende, alcanzar una meta
que hasta ahora no se ha conseguido en el grueso de los proyectos y narrativas
de la izquierda: descentrar el rol del Estado en las transformaciones sociales.
No se trata de ignorar su presencia, operación y poder, ni tampoco, como han
insistido algunos autores, reivindicar un “horizonte localista”, sino impulsar
una estrategia multi-escalar en la cual la lucha territorial y la reproducción
material de la vida son centrales y punto de partida de toda la lucha
emancipatoria.
Cuando pensamos
en las estrategias y narrativas en la escala global, la regional e incluso la
nacional, ¿qué nos queda por reivindicar en cuanto a las grandes narrativas
políticas, esas que pueden unir numerosas subjetividades y agrupaciones en
torno a un proyecto común? ¿El socialismo? ¿El desarrollo? ¿La democracia?
Ante el
desbordamiento de los contratos sociales y la configuración de la guerra como
factor de organización social por excelencia, ¿debemos defender hasta el máximo
los principios y marcos mínimos de los estados de derecho, de garantías mínimas
sociales, los pilares del ideal de la democracia? ¿Qué queda como proyecto para
la convergencia de luchas, más allá del parapeto de las estructuras
institucionales de la modernidad? ¿Es posible resignificar los pilares
fundamentales de la llamada democracia? ¿Una democracia radical y ecológica
podría y debería ser un eje narrativo y programático que articule diversas
iniciativas populares de lucha? ¿Podemos avanzar juntos sin un gran proyecto
movilizador?
Tal vez una de
las paradojas de los tiempos que vivimos reside en la forzosa combinación de
una esperanza a la cual no podemos renunciar, con la franqueza y valentía de
reconocer que el desborde del conflicto, su masividad, su multiplicidad, nos
habita cada vez más. ¿Es el estallido social del Caracazo en 1989 en Venezuela
solo un acontecimiento histórico o la expresión de la configuración de un nuevo
escenario político urbano, de la inviabilidad de las ciudades latinoamericanas,
de la latencia de su desbordamiento?
Las intensas
luchas de resistencia indígenas y campesinas en el Perú; las fogatas y las
guardias comunitarias en Cherán, México; las retenciones de militares por parte
de pueblos indígenas en Colombia y Venezuela; los cortes de ruta y asambleas
populares en comunidades como Famatina, Argentina; los bloqueos a excavadoras y
múltiples métodos de acción directa para la resistencia, realizados en numerosas
localidades latinoamericanas; ¿son conflictos convencionales o la respuesta
ante un radical avance belicista hacia las nuevas fronteras de las commodities?
Creemos que pensar las alternativas pasa también necesariamente por pensarnos
desde el conflicto.
Tal vez
convenga reivindicar el “principio de esperanza” no únicamente anclado en un
horizonte ideal por conseguir, sino también orientado a una disposición que
rodea y queda contenida en el hacer, en el devenir, sea cuando las aguas están
calmas o bien cuando haya avisos de tormenta. Mientras tanto, tejer y tejer
comunidad, en cada ámbito y escala de lucha, parece un objetivo vital en estos
tiempos. Y no olvidar que el juego sigue abierto.
Caracas,
diciembre de 2016
Emiliano Terán Mantovani, sociólogo venezolano,
master en economía ecológica por la Universidad Autónoma de Barcelona e
investigador.
Fuentes consultadas
- AFP. OIT: empleo informal en América Latina
alcanza el 50%. Diario Pyme. Sin fecha. Disponible en http://www.diariopyme.com/oit-empleo-informal-en-america-latina-alcanza-el-50/prontus_diariopyme/2016-06-21/144744.html
- Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado
de Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de
mayo. 14 de mayo de 2016. Disponible en http://albaciudad.org/2016/05/decreto-estado-excepcion-estado-emergencia-mayo-2016/
- BBC Mundo. El paro que demuestra el poder
de las maras en El Salvador. 29 de julio de 2015. Disponible en
- CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en
América Latina y el Caribe. HABITAT III, Conferencia de las Naciones Unidas
sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Quito, 17 a 21 de octubre
de 2016. Disponible en
- Constante, Soraya. Correa declara el estado
de excepción por la erupción de un volcán. El País. 17 de agosto de 2015.
Disponible en
- EFE. Gobierno peruano declara estado de
excepción en tres distritos por terrorismo. 11 de septiembre de 2016.
Disponible en
- Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el
trabajo informal en América Latina? BBC Mundo. 29 de mayo de 2014. Disponible
en
- Krieg, Andreas. Externalizing the burden of
war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East. International
Affairs 92: 1 (2016) 97–113. Disponible en https://www.chathamhouse.org/sites/files/chathamhouse/publications/ia/INTA92_1_05_Krieg.pdf
- Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán.
Qué entendemos por energía extrema. OPSur-Oilwatch Latinoamérica. septiembre
28, 2016. Disponible en
- Telesur. Brasil declara estado de excepción
para Olímpicos Río 2016. 17 de junio de 2016. Disponible en http://www.telesurtv.net/news/Brasil-declara-estado-de-excepcion-para-Olimpicos-Rio-2016-20160617-0043.html
- Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del
capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013). Documentos de
Trabajo Celarg, 2014, vol. 5, p. 1-27. Disponible en http://www.celarg.org.ve/Espanol/Imagenes/avances%20de%20investigacion/5.%20Documento%20N%C2%B05.%20Emiliano%20Teran%20(corregido).pdf
- Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos
del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina.
Rebelión. 6 de febrero de 2014. Disponible en
- The White House. FACT SHEET: Peace Colombia
-- A New Era of Partnership between the United States and Colombia. 4 de febrero de 2016. Disponible en
- UNEP. Recent Trends in Material Flows and
Resources Productivity in Latin America. 2013.
- United Nations. World Urbanization
Prospects 2014. United Nations New York, 2014. Disponible en https://esa.un.org/unpd/wup/Publications/Files/WUP2014-Highlights.pdf
- United Nations. América Latina debe
impulsar un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD.
15 octubre 2016. Disponible en
1 Sobre esta discusión, véase por ejemplo:
Krieg, Andreas. Externalizing
the burden of war: the Obama Doctrine and US foreign policy in the Middle East.
2 Véase: United Nations. World
Urbanization Prospects 2014; y CEPAL. Ciudades sostenibles con igualdad en América Latina
y el Caribe.
3 Roa Avendaño, Tatiana. Scandizzo, Hernán.
Qué entendemos por energía extrema.
4 UNEP. Recent Trends in Material Flows and
Resources Productivity in Latin America.
5 United Nations. América Latina debe impulsar
un modelo de crecimiento urbano que genere riqueza, sugiere el PNUD.
6 Justo, Marcelo. ¿Cómo terminar con el
trabajo informal en América Latina? AFP. OIT: empleo informal en América Latina
alcanza el 50%.
7 Teran Mantovani, Emiliano. La crisis del
capitalismo rentístico y el neoliberalismo mutante (1983-2013).
8 Teran Mantovani, Emiliano. Los rasgos
del “Efecto China” y sus vínculos con el extractivismo en América Latina.
9 Alba Ciudad. Conozca el Decreto de Estado de
Excepción y Emergencia Económica firmado por el Presidente Maduro este 13 de
mayo.
10 EFE. Gobierno peruano declara estado de
excepción en tres distritos por terrorismo.
11 Constante, Soraya. Correa declara el estado
de excepción por la erupción de un volcán
12 Telesur. Brasil declara estado de excepción
para Olímpicos Río 2016.
13 The White House. FACT SHEET: Peace Colombia
-- A New Era of Partnership between the United States and Colombia.
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