14/12/2016
Opinión
Que el gobierno de PPK no iba a poder caminar
derecho, era un presagio desde abril. La victoria de PPK en junio, resultó
pírrica. La mayoría aplastante de los adeptos de la mafia era total. Y, como lo
hizo en 1963, al hacer alianza con el odriísmo y la oligarquía, el aprismo
logró apearse al poder. A cuatro meses de su gobierno, PPK desnuda su orfandad
política. Tiene técnicos, pero no tiene partido, tiene intenciones quizá pero
no tiene políticos que sustenten sus ideas, pero las intenciones de sus
adversarios van por otro camino.
Pero esta suma de miedos, que por cierto ha
heredado, era previsibles. No hay duda que el fujimorismo ha pensado en un plan
de contingencia. Esas fuerzas dormidas, sembradas de tiempo ya, en diversos
puestos claves de las instituciones sociales de gobierno, están hoy en ascenso
y acción.
El gobierno tiene ante si problemas gravísimos de
gobernabilidad, gracias a una grandísima también, debilidad de instituciones
que debieran ser el soporte de la nación. Las debilidades y falencias
clamorosas del Poder Judicial, El Ministerio Público y la Policía Nacional nos
llevan a un estado de inseguridad ciudadana, rayana en la anarquía. Si las
provincias se sublevan es a resulta de ellas. Para su solución, las provincias
recurren a prácticas ancestrales que dan resultado. Lástima que Basombrío, dada
su formación – sociólogo – y su experiencia en el tema, al parecer teórica, no
entienda la idiosincrasia que subyace en las protestas, no pudiendo así,
manejar en cancha el tema. La protesta de Juliaca responde a esto último. No
reconocer, dentro de la lógica andina, las protestas de Juliaca, es reconocer
la muralla que todavía existe entre serranos y costeños, que acentúa hoy como
nunca ese divorcio mencionado por Valcárcel hace ¡noventa años! (1). Hay mucha
injusticia embalsada y seguirá. Agregamos a esto, la incapacidad de los
gobiernos locales y regionales por resolver problemáticas que ellos mismos
prometieron solucionar.
Las mesas de negociación, como concepto están
agotadas. Lo demostró un asesor en la selva. Los conflictos de larga duración
que no se resuelven a la fecha, deben estar escalando en el consciente e
inconsciente del colectivo social provinciano, lo cual resulta peligrosísimo.
Los temas mineros, ambientales e hídricos están en repunte. Ninguno de ellos se
está resolviendo adecuadamente. De seguir PPK en sus desafortunadas
declaraciones en temas sensibles, mermarán su aceptación y credibilidad. La
ausencia de liderazgos nacionales y regionales para resolver estos problemas,
su articulación con los que tienen en sus manos la solución embalsa el problema.
No hay duda que el fujimorismo y sus secuaces
apristas son sin duda, actores en la sombra para soliviantar las demandas
sociales, aun las más pequeñas. La estocada pos elecciones han sido dolorosa y
por ello no se están quedando de manos cruzadas. Los audios que salen y el
manejo de los últimos psicosociales son sin duda mano del fujimorismo. No es de
extrañar que grupos de izquierda extrema, asociados o no al fujimorismo, estén detrás
de las revueltas. Los sindicatos están comenzando a tomar protagonismo. Los
jóvenes, sobre todo de la capital, ya han demostrado su capacidad de
indignación y acción política frente a la realidad. Reaccionan ahora con
conocimiento de causa.
Kuczynski debe de tomar acciones directas en la
conducción de este gobierno. Muchos deslices graves están pasando en su
entorno. Demuestra así PPK, incapacidad de reflejos políticos frente a rapaces
consuetudinarios políticos como el fujimorismo y el aprismo. Si antes de un año
no hay un buen manejo entre gobernar para el desarrollo y la solución de
conflictos, su gobierno terminará interpelado desde el congreso – Saavedra en
el bull – y las calles. El pueblo terminará pensando, sin duda inducidos, que
debió votar por Keiko Fujimori. Malo, democráticamente hablando, para la
educación política y el futuro de nuestro país.
Nota
(1)Tempestad en los Andes (1927). Mariátegui fue
uno de sus prologuistas
http://www.alainet.org/es/articulo/182358
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