lunes, 13 de abril de 2020

ÚNICO CAMINO PARA SALIR DE LA POBREZA (*)



El rol de la ciencia y tecnología en el desarrollo es fundamental, como lo reconocen analistas nacionales e internacionales, y lo demuestran los resultados. Uno de los más espectaculares despegues tecnológico-comerciales de la historia es el protagonizado por Japón. Este país no tiene recursos naturales, pero se ha convertido en una potencia industrial. “El futuro de Japón depende de la ciencia y tecnología” diría Genya Shiva, director de la Administración de Investigación en la Corporación de Desarrollo de la Investigación del gobierno japonés.

Nuestro país sufre una tradición de abandono de la investigación científica y tecnológica. “Dejen que investiguen los otros” es la frase española que pinta la importancia que se le presta a la tecnología en nuestro país.

Esto ha llevado al Perú al retraso tecnológico respecto a los países vecinos. GRADE ha publicado un interesante trabajo sobre “Indicadores comparativos de los resultados de la investigación científica y tecnológica en América Latina”. Un indicador es el número de trabajos publicados por cada país. En este aspecto, es inquietante saber que en 1973 el Perú, con 38 publicaciones, era el décimo país que más publicaba en América Latina, pero que en 1984 dejó la lista de los diez (Chile fue cuarto con 354 en 1987 y 386 trabajos publicados en 1984.

 Los años 80 han constituido un período de lucha por la supervivencia en ciencia y tecnología peruanas. Sin embargo, cabe resaltar que en los últimos 5 años, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) dirigido por el Dr. Carlos del Río, mantuvo viva la tenue llama de ciencia y tecnología en el país. Los recursos que otorgó el CONCYTEC para desarrollar diversos proyectos permitieron la supervivencia de muchos proyectos e investigadores.

  Es indudable que el esfuerzo más importante que ha hecho el Perú en infraestructura científica y tecnológica se materializa en el Centro Nuclear “RACSO” de Huarangal (CNH), cuya parte principal es el reactor de investigaciones RP- 10. Cerca de 150 millones de dólares han sido invertidos hasta ahora en la construcción De CNH y en la capacitación del personal altamente especializado en el área nuclear

      El reactor está en operación. Cierto. Pero no cuenta con repuestos para asegurar su funcionamiento sin sobresaltos. Por otro lado, la sala experimental del reactor no tiene equipamiento, sino unos cuantos instrumentos obsoletos. Así, debido a la falta de recursos, se está usando entre el 1% y el 5% de la capacidad del reactor. Para colmo ¡¡en este momento sólo se cuenta con un ómnibus, prestado y en mal estado para transportar 300 personas a Huarangal que se encuentra a 45 km, al norte de Lima, sin transporte público!!

     La situación económica de los investigadores puede calificarse de catastrófica. Profesionales con grado de maestría y doctorado, con 10 años de especialización y experiencia y en el extranjero y 10 años de servicios al Estado tienen ingresos de 30 millones de intis, equivalentes a menos de 100 dólares. Este es el caso de instituciones como el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el Instituto Minero, Geológico y Metalúrgico (INGEMMET), el Instituto de Investigación y Capacitación en Telecomunicaciones, entre otros.

 Más aún, los investigadores científico- tecnológicos son categorizados con reglas de la burocracia, empujando a una carrera por cargos administrativos, antes que a una carrera científica. Consecuencia: éxodo masivo al extranjero.

    Aquí debemos tomar conciencia de que los países actuales no basan su desarrollo sobre las materias primas, sino sobre su riqueza intelectual, científica y tecnológica.  Actualmente se está instalando un ambiente de distensión entre los países del Hemisferio Norte, estableciéndose una competencia en el campo científico-tecnológico-comercial a nivel mundial. Podríamos decir que hay un nuevo tipo de guerra. Ya no se trata de invadir territorios de sus rivales, sino de adquirir conocimientos, atrayendo con buen ambiente de trabajo a investigadores de todo el mundo. En tal sentido, nuestro país está perdiendo la guerra. Nuestros mejores investigadores parten al extranjero, incluyendo países vecinos como Brasil, Chile y Ecuador.

     Ante esta realidad, hay que aplicar medidas urgentes. En primer lugar debe crearse el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, en el que se integren los esfuerzos de los institutos de investigación, dentro de un proyecto nacional. Esto permitirá optimizar los recursos del Estado dedicados a la investigación y el desarrollo.

     Paralelamente, para proteger nuestros recursos humanos, debemos contar con una ley de carrera del investigador. En su defecto, y ante una eventual homologación de remuneraciones del sector público, debería considerarse la investigación científica y tecnológica como una actividad de naturaleza diferente a las actividades burocráticas.

  Estas dos medidas constituirían el punto de partida en el único camino con posibilidades para salir de la pobreza: la investigación científico-tecnológico. Todavía queda tiempo para reaccionar y volvernos un pueblo trabajador y creativo, para dejar nuestro banco de oro, producir riqueza y dejar de mendigar.
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(*)Autor: MODESTO MONTOYA Presidente de la Sociedad Peruana de Ciencia y Tecnología y la Sociedad Peruana de Física – Lima, Lunes 3 de diciembre de 1990.

Fuente: Biblioteca Nacional del Perú – Diario El Peruano –OPINIÓN.
                                                     Lima, 10 de abril de 2020

 Asociación Escuela del Trabajo                                                       
Germán Caro Ríos          
                                
FEDIRAL

Nota.-Los científicos se deben  formar desde el nivel de Educación Inicial y en el transcurso de la Educación Básica Regular. No a partir del primer año de educación superior. Por ello, el sistema pedagógico de estudio y trabajo promueve la educación científica y politécnica. La escuela pública en el Perú, es ajena a esta innovación pedagógica. Este año, se cumple el 30° aniversario de la publicación. Los subrayados son nuestros.



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