El rol
de la ciencia y tecnología en el desarrollo es fundamental, como lo reconocen
analistas nacionales e internacionales, y lo demuestran los resultados. Uno de
los más espectaculares despegues tecnológico-comerciales de la historia es el
protagonizado por Japón. Este país no tiene recursos naturales, pero se ha
convertido en una potencia industrial. “El futuro de Japón depende de la
ciencia y tecnología” diría Genya Shiva, director de la Administración de
Investigación en la Corporación de Desarrollo de la Investigación del gobierno
japonés.
Nuestro
país sufre una tradición de abandono de la investigación científica y
tecnológica. “Dejen que investiguen los otros” es la frase española que
pinta la importancia que se le presta a la tecnología en nuestro país.
Esto ha llevado al Perú
al retraso tecnológico respecto a los países vecinos. GRADE ha publicado un
interesante trabajo sobre “Indicadores comparativos de los resultados de la
investigación científica y tecnológica en América Latina”. Un indicador es el
número de trabajos publicados por cada país. En este aspecto, es inquietante
saber que en 1973 el Perú, con 38 publicaciones, era el décimo país que más
publicaba en América Latina, pero que en 1984 dejó la lista de los diez (Chile
fue cuarto con 354 en 1987 y 386 trabajos publicados en 1984.
Los años 80 han constituido un período de
lucha por la supervivencia en ciencia y tecnología peruanas. Sin embargo, cabe
resaltar que en los últimos 5 años, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONCYTEC) dirigido por el Dr. Carlos del Río, mantuvo viva la tenue llama de
ciencia y tecnología en el país. Los recursos que otorgó el CONCYTEC para
desarrollar diversos proyectos permitieron la supervivencia de muchos proyectos
e investigadores.
Es indudable que el esfuerzo más importante
que ha hecho el Perú en infraestructura científica y tecnológica se materializa
en el Centro Nuclear “RACSO” de Huarangal (CNH), cuya parte principal es el
reactor de investigaciones RP- 10. Cerca de 150 millones de dólares han sido
invertidos hasta ahora en la construcción De CNH y en la capacitación del
personal altamente especializado en el área nuclear
El reactor está en operación. Cierto.
Pero no cuenta con repuestos para asegurar su funcionamiento sin sobresaltos.
Por otro lado, la sala experimental del reactor no tiene equipamiento, sino
unos cuantos instrumentos obsoletos. Así, debido a la falta de recursos, se
está usando entre el 1% y el 5% de la capacidad del reactor. Para colmo ¡¡en
este momento sólo se cuenta con un ómnibus, prestado y en mal estado para
transportar 300 personas a Huarangal que se encuentra a 45 km, al norte de
Lima, sin transporte público!!
La situación económica de los
investigadores puede calificarse de catastrófica. Profesionales con grado de
maestría y doctorado, con 10 años de especialización y experiencia y en el
extranjero y 10 años de servicios al Estado tienen ingresos de 30 millones de
intis, equivalentes a menos de 100 dólares. Este es el caso de instituciones
como el Instituto Geofísico del Perú (IGP), el Instituto Minero, Geológico y
Metalúrgico (INGEMMET), el Instituto de Investigación y Capacitación en
Telecomunicaciones, entre otros.
Más aún, los investigadores científico- tecnológicos
son categorizados con reglas de la burocracia, empujando a una carrera por
cargos administrativos, antes que a una carrera científica. Consecuencia: éxodo
masivo al extranjero.
Aquí debemos tomar conciencia de que los países actuales no basan su desarrollo
sobre las materias primas, sino sobre su riqueza intelectual, científica y
tecnológica. Actualmente se está
instalando un ambiente de distensión entre los países del Hemisferio Norte,
estableciéndose una competencia en el campo científico-tecnológico-comercial a
nivel mundial. Podríamos decir que hay
un nuevo tipo de guerra. Ya no se trata de invadir territorios de sus
rivales, sino de adquirir conocimientos, atrayendo con buen ambiente de trabajo
a investigadores de todo el mundo. En tal sentido, nuestro país está perdiendo
la guerra. Nuestros mejores investigadores parten al extranjero, incluyendo
países vecinos como Brasil, Chile y Ecuador.
Ante esta realidad, hay que aplicar
medidas urgentes. En primer lugar debe crearse el Sistema Nacional de Ciencia y
Tecnología, en el que se integren los esfuerzos de los institutos de
investigación, dentro de un proyecto nacional. Esto permitirá optimizar los
recursos del Estado dedicados a la investigación y el desarrollo.
Paralelamente, para proteger nuestros
recursos humanos, debemos contar con una ley de carrera del investigador. En su
defecto, y ante una eventual homologación de remuneraciones del sector público,
debería considerarse la investigación científica y tecnológica como una
actividad de naturaleza diferente a las actividades burocráticas.
Estas dos medidas constituirían el punto de
partida en el único camino con posibilidades para salir de la pobreza: la
investigación científico-tecnológico. Todavía queda tiempo
para reaccionar y volvernos un pueblo trabajador y creativo, para dejar nuestro
banco de oro, producir riqueza y dejar de mendigar.
…………………………………………………………………………………………………………………
(*)Autor:
MODESTO MONTOYA Presidente de la Sociedad Peruana de Ciencia y Tecnología y la
Sociedad Peruana de Física – Lima, Lunes 3 de diciembre de 1990.
Fuente: Biblioteca
Nacional del Perú – Diario El Peruano –OPINIÓN.
Lima, 10 de abril de 2020
Asociación Escuela del Trabajo
Germán Caro Ríos
FEDIRAL
Nota.-Los científicos se
deben formar desde el nivel de Educación
Inicial y en el transcurso de la Educación Básica Regular. No a partir del
primer año de educación superior. Por ello, el sistema pedagógico de estudio y
trabajo promueve la educación científica y politécnica. La escuela pública en
el Perú, es ajena a esta innovación pedagógica. Este año, se cumple el 30°
aniversario de la publicación. Los subrayados son nuestros.
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