Investig' Action
13-12-2012
La quinta generación está lista
Cada 10 años, China conoce un profundo
cambio en sus instancias dirigentes, cambios que se llevarán a cabo esta vez en
el 18 Congreso del Partido Comunista. Se trata de elegir simultáneamente al
Comité central (370 miembros), el Buró político (25 miembros), el Comité
permanente y este mismo Buró (7 o 9 miembros), y bien entendido el nuevo
Presidente así como su Primer ministro. Este congreso marcará así la entrada en
liza de la “quinta generación” de dirigentes.
La primera generación fue la liderada por
Mao Tse-tung 1949 a 1976. Líder de la revolución y el fundador de la China
moderna, Mao impulsa de nuevo al país al escenario mundial. Le seguiría un
período tumultuoso (el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural), que
terminó con la llegada al poder de Deng Xiaoping. Éste dirigiría el país desde
1978 hasta 1992 y aprovecharía la oportunidad para poner en marcha importantes
reformas económicas, mientras que aumentaba los vínculos con el mundo exterior.
Su sucesor, Jiang Zemin, simbolizaba la tercera generación, un periodo
especialmente marcado por una profundización de las reformas económicas.
Finalmente, en 2002, llegaría el de tomar las riendas del país turno del actual
presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao. De este último gobierno
de cuarta generación, podemos observar que, básicamente, trabajó para una
"sociedad armoniosa". Los respectivos sucesores del presidente Hu
Jintao y del primer ministro Wen ya se conocen: se llaman Xi Jinping y Li
Keqiang.
El Congreso elegirá un nuevo equipo de gestión
diaria, es decir, el Comité Permanente del Buró Político, un organismo similar
a la del Consejo de Ministros. Lo más interesante es la orientación elegida
para los próximos diez años. Sin embargo, para saber algo, hubo que esperar al
informe de Hu[i], porque al igual que en las conferencias anteriores, no se
filtró por adelantado (o casi nada). ¡Y el informe llegó! Resultado de una
larga consulta[ii] en la que participaron más de 4.000 miembros del partido,
traza la ruta que tomará el nuevo equipo.
Los diez últimos años
El equipo saliente tiene motivos para
estar satisfecho con su política. De hecho, los últimos diez años se
caracterizaron por un crecimiento económico extraordinario, unido a un fuerte
aumento en el nivel de bienestar, la estabilidad política y el fortalecimiento
de la posición de China en el tablero de ajedrez global. Cuando el actual
presidente Hu se instala en el país era tan sólo la sexta economía mundial,
ahora ocupa el segundo lugar y se ha convertido en el mayor exportador del mundo.
En este período también se vivió la creación de cientos de millones de puestos
de trabajo, aumentó al 10,7 %[iii] la tasa de crecimiento anual promedio y el
PIB per cápita se quintuplicó (pasando de 1.000 a 5.400 dólares). Los ingresos
disponibles per cápita, por su parte, subieron un 8,1% por año en las zonas
rurales y el 9,2% en las zonas urbanas. Resultados con los que la mayor parte
del mundo tan sólo pueden soñar.
El número de personas que viven por debajo
del umbral de pobreza (con menos de 1,25 dólares/día) disminuyó en 190
millones, pasando del 28% al 13% de la población.[iv] China cuenta con el mayor
crecimiento del Índice de Desarrollo Humano de todo el este de Asia (el Índice
de Desarrollo Humano, IDH, para abreviar, es un medidor importante de las
Naciones Unidas para evaluar la nivel de desarrollo social de un país).[v]
Sin embargo, la brecha entre el ingreso
promedio per cápita de la ciudad y el campo se ha ampliado: un habitante en la
ciudad gana tres veces más que su homólogo del campo. Pero, en los últimos dos
años, la economía rural ha crecido más rápidamente que la de ciudad, ¡ Algo
inédito en las últimas décadas!. Desde 2006, las autoridades han invertido
hasta 6.000 millones de yuanes (750.000 millones de euros) en el desarrollo rural,
es decir, casi tanto como el paquete de estímulo lanzado por el gobierno de
Obama después de la crisis financiera de 2008. El 95% de los pueblos chinos ya
cuentan con caminos pavimentados, líneas telefónicas, y suministros de
electricidad, agua y gas. A modo de comparación, sólo el 50% de los pueblos de
la India pueden decir lo mismo. En 2003, sólo el 3% de la población rural
estaba suscrito a un seguro de salud, frente al 97,5 % en la actualidad.[vi]
Ahora, incluso los denominados emigrantes internos en las zonas urbanas pueden
disfrutar de ellos.[vii]
Estos "emigrantes internos" son
trabajadores temporeros que forman una enorme categoría de unos 170 millones de
personas,[viii] bastante más que la población activa de los Estados Unidos.
Este grupo se compone principalmente de personas de las zonas rurales que
acuden a probar suerte en la ciudad durante un año. Muchos se mantienen varios
años, para tratar de establecerse definitivamente en la ciudad. Sin embargo,
parece que la mejora del nivel de vida en el campo les anima hoy a regresar a
su pueblo natal, frenando al mismo tiempo la urbanización galopante.
Los chinos parecen globalmente satisfechos
con su condición. El 83% está satisfecho con la situación económica del país,
un resultado sin igual en el mundo. De hecho, le sigue Alemania con un 73%, por
delante de Brasil con el 65%.[ix] En la Unión Europea, sin embargo, sólo el 16%
de la población está satisfecha. Naturalmente, cuando se analiza el sentimiento
de satisfacción de la situación económica individual, se obtiene un resultado
evidentemente más débil. Hay que tener en cuenta que el PIB per cápita de China
es casi nueve veces menor que el de un país como Bélgica, y que el nivel de
vida en el Oeste del país es equivalente al de Egipto. Esto no impide que el 69
% de los encuestados se estimen satisfechos con su situación económica
personal. Sólo Brasil (75%) y Alemania (74%) parecen más felices. Además, los
chinos miran hacia el futuro con optimismo: el 84% cree que la situación va a
mejorar, y el 57 % cree que sus hijos tendrán una vida más fácil que sus
padres. A título indicativo, ¡sólo el 9 por ciento de los europeos lo creen!
Sin embargo, no todo es color de rosa en
el mejor de los mundos... Ciertamente, la economía está creciendo rápidamente,
pero depende demasiado de la inversión y las exportaciones, y no lo suficiente
en el consumo interno. A esto se añade el envejecimiento de la población, lo
que agrava el problema, y la brecha entre ricos y pobres. Incluso si tiende a
reducir ligeramente, sigue siendo increíblemente profundo, hasta el punto que
aparecen tensiones sociales (en los últimos años se observa un incremento
exponencial en el número de conflictos en el lugar de trabajo). Además, la
legitimidad del Partido Comunista depende esencialmente de un progreso material
importante y no en ideas políticas o ideológicas, una filosofía demasiado
frágil que puede ser especialmente peligrosa si falla el motor económico.
[Wright, 177]
La corrupción generalizada socava el
Partido hasta en las más altas esferas del Estado. La toma de decisiones
políticas es demasiado opaca, no del todo participativa y solamente es
representativa al nivel más bajo (de pueblo o barrio). Teniendo en cuenta el
aumento significativo en el nivel de vida y de desarrollo general, cabe
preguntarse si el chino continuará soportando esta situación durante mucho
tiempo. En el plano ecológico, China se enfrenta a retos importantes, ya que
aunque la política gubernamental se ha vuelto bastante ambiciosa en este
campo[x] en los últimos tiempos, no se puede ocultar que el índice de
contaminación del aire y el agua alcanza niveles sin precedentes a nivel
mundial, llegando a suponer del 7 al 10% del PIB chino según algunas
estimaciones.[xi] Para colmo de males, las relaciones con los países de la
región se deterioran un poco más cada año hasta el punto de que China se
desliza lenta pero seguramente hacia el embudo (Militar) de EE.UU.[xii] ¿Nos
dirigimos hacia una nueva guerra fría?
Las grandes ejes de los próximos años
La situación precedente determina el
contexto del informe de Hu y sin él pierde su significado. Como de – mala –
costumbre, Occidente no podía dejar de enviar una lista de quejas: los chinos
deberían seguir liberalizando su economía, deberían fortalecer su mercado
interno (es decir, las oportunidades de mercado de Occidente), deberían reducir
la influencia del partido en la sociedad, permitir libertad de prensa (léase de
la prensa "comercial y/o pro-occidental"), ser más transparentes en
términos de desarrollo militar... Un catálogo de reivindicaciones más bien
alineadas con los intereses de Occidente más que con las actuales
preocupaciones reales chinos. Y, como viene siendo habitual, en esta ocasión
los chinos tampoco las tuvieron en cuenta y seguirán su propio camino.
El resto de este artículo está dedicado a
un resumen del informe presentado por el presidente Hu.
1. Economía.
Hace falta instaurar otro modelo de
crecimiento que se base más en la demanda interna (consumo) que en las
inversiones y las exportaciones. Esto efectivamente significa que el poder
adquisitivo (salario y subvenciones) debe aumentar más rápidamente que el
crecimiento, en contraste con la política seguida durante la última década y
que había provocado una caída en el poder adquisitivo del 11%.[xiii] Además,
trata de reafirmar la prioridad otorgada a las áreas rurales, incluyendo la
mejora de las infraestructuras y de la mecanización de la agricultura,
siguiendo el ejemplo del anterior gobierno. Por último, se deben promover
convenios colectivos de trabajo[xiv] y proteger mejor a las rentas del trabajo,
siguiendo el espíritu de la legislación adoptada en 2008. Esta última condición
es necesaria para desviar el actual modelo de crecimiento en favor del consumo.
Si esta serie de objetivos parecen
ambiciosa, cabe preguntarse si se van a llevar a la práctica, debido a que las
propuestas de un modelo alternativo de crecimiento fueron propuestas en 1995.
También se trata de medir la influencia - más pronunciada en los últimos
años[xv] - del gobierno sobre la economía y de saber cómo evolucionará la
relación entre ambas, un punto sobre el que el informe de Hu no se expresa.
2. Bienestar
El nivel de vida debe seguir aumentando.
Tanto en el campo como en la ciudad, el PNB por habitante debe doblarse de aquí
a 2020,[xvi] un objetivo realizable si consideramos un crecimiento previsible
del 7% (con una inflación del 2%). El informe insiste también en la necesidad
de proseguir el desarrollo de la seguridad social,[xvii] mejorando
especialmente el sistema de pensiones aún imperfecto. El acento se pondrá en la
educación, con una atención particular para la enseñanza materna, primaria y
técnica. Habiendo realizado rápidos progresos en materia de desarrollo social
(HDI) en el periodo precedente, podemos prensar razonablemente que estos
objetivos serán alcanzados.
3. Democracia
El informe preconiza más
democracia.[xviii] En efecto, aunque China es el país donde más frecuentemente
se vota del mundo,[xix] hay que saber igualmente que esas elecciones suelen
restringirse a nivel local (de aldea, barrio). Por ello el informe subraya el
interés en elegir directamente a un mayor número de candidatos a niveles más
elevados y pide la extensión de los procedimientos electorales (hacer elegibles
a un mayor número de mandatos, organizar elecciones directas y más indirectas,
elegir más de un candidato por mandato, limitar los mandatos en el tiempo,
etc...) Por otro lado, los elegidos deberán acercarse al pueblo más
honestamente que lo que hacen a día de hoy,[xx] aunque para esto no es
necesario seguir el modelo occidental.[xxi]
No es la primera vez que se anuncia un
refuerzo o desarrollo de la democracia, se han puesto en marcha muchas
experiencias, con resultados variables. Es una de las materias más delicadas en
China, sobretodo después de los traumas dejados por la Revolución Cultural y el
dramático desenlace de la Glasnost en la URSS. La dirección del Partido es
consciente que debe emprender profundas reformas, pero se mantiene prudente en
la reforma de los procesos de decisión y de las estructuras de poder
existentes. Antes de aplicar estas reformas, la dirección del Partido las
experimentará a nivel local, para adoptarlas gradualmente y con una gran
circunspección. Frente al modelo occidental, China prefiere el de Singapur,
Corea del Sur o Taiwán. [Zhang] El chino medio no se inquieta tanto de saber de
qué manera se eligen las instancias dirigentes, como de su capacidad
para gobernar eficazmente el país. [Leonard ; 61] Dicho de otra manera, la
legitimidad dependerá sobre todo los resultados.
4. Corrupción
El informe hace afirmaciones contundentes:
“La lucha contra la corrupción y la integridad política son elementos
esenciales que preocupan enormemente a la población”.[xxii] La proliferación de
la corrupción puede así ser “fatal para el partido”.[xxiii] Los elegidos,
funcionarios y miembros del partido deben actuar más “de acuerdo con la
ley”,[xxiv] y “atenerse a una autodisciplina rigurosa, profundizar su formación
política, reforzar el control ejercido sobre sus familias y subalternos, y
jamás intentar conseguir privilegio alguno”.[xxv] Sea cual sea el rango
jerárquico, quien no respete la disciplina del partido se enfrentará a las
leyes del estado “siendo irremediablemente dispuesto a disposición de los
tribunales”.
Un mensaje claro que traduce la inevitable
necesidad erradicar una corrupción que gangrena el Partido y ataca su
legitimidad. Éste no es consciente desde hace mucho y ha actuado al respecto
recientemente: durante los últimos 5 años, más de 660.000 miembros[xxvi] han
sido sancionados por haber transgredido las reglas. Por tanto, estas medidas
aunque son absolutamente necesarias, parecen ser excesivamente insuficientes,
pues los miembros todavía se mueven más por intereses personales que por
convicciones ideológicas; y mientras falte el « alma» del partido, la
corrupción progresará. [Xie ; 204 ; Shambaugh ; 167] La represión por sí sola
será insuficiente para atajar el problema. El verdadero talón de Aquiles del
partido comunista chino se sitúa probablemente en la cruel falta de convicción
ideológica. Por otro lado, para que los miembros puedan actuar más acordes a la
ley, hace falta un aparato judicial lubricado. Y aunque se ha podido observar
una notable mejora estos últimos años,[xxvii] el camino es todavía largo, como
testimonia el asunto del abogado ciego Chen Guangcheng.[xxviii]
5. Medioambiente
El informe hace un llamado para otorgar un
prioridad máxima al “progreso ecológico”.[xxix] Nada nuevo, salvo que esta
prioridad se integra por primera vez el plan de
desarrollo global del partido comunista.
Siendo el primer contaminante del mundo
(en términos absolutos, no por habitante), China acuerda los mayores esfuerzos
en materia de protección del medioambiente. Investiga en tecnologías verdes
prácticamente tanto como todo el resto de países juntos.[xxx] Y, aunque China
ha adoptado de una constituciones más progresistas en esta materia,[xxxi]
todavía no logra llevarlo a la práctica. [Joseph,282] Es importante saber quién
debe pagar por la deuda ecológica histórica. Según China y otros países
emergentes, ya que el norte ha sido el mayor productor de emisiones de CO2
acumuladas,[xxxii] es normal que contribuya en mayor medida a la reducción de
esas emisiones.
6. Política exterior
El informe apuesta resueltamente por un
desarrollo pacífico,[xxxiii] y por una política exterior independiente. Exenta
de pretensiones hegemónicas o expansionistas, China mantiene el punto de vista
de encontrar una vía pacífica a los conflictos internacionales. Sin embargo,
estimula la rápida modernización de sus fuerzas armadas[xxxiv] y desea llegar a
ser una potencia naval capaz de defenderse y preservar sus derecho
marítimos.[xxxv]
A primera vista estos dos objetivos
parecen contradecir el principio de desarrollo pacifico, salvo si los
consideramos en el contexto de una creciente amenaza de guerra fría proveniente
de EEUU.[xxxvi] El mar de China meridional contiene importantes reservas de
petróleo y gas,[xxxvii] y más de la mitad del transporte intercontinental de
mercancías pasa necesariamente por esa zona.[xxxviii] Para Washington, la
dominación permanente de la región es fundamental para mantener su control y
para la afirmación de la hegemonía americana.[xxxix] El 60% de la flota
americana navega la región, y las tropas del Tío sam están estacionadas en
bases militares, puntos de apoyo o centros de entrenamiento repartidos entre 16
países o bases marítimas alrededor de China.[xl] La semana pasada, los EEUU y
Japón volvieron a realizar ejercicios militares conjuntos en el mar meridional de
China.[xli]
Frente a esta supremacía americana, China
se muestra extremadamente vulnerable, pues actualmente su fuerza naval (un
único y maltrecho portaviones, no operativo) esta lejos de poder rivalizar con
las fuerzas del Pentágono.[xlii] Si Washington lo desea, simplemente podría
cerrar el grifo del petróleo que alimenta a China, dejándola indefensa. El
presupuesto americano destinado al armamento es al menos cinco veces superior
al de China,[xliii] y 29 veces superior por habitante.[xliv] Si bien los
presupuestos chinos deben aumentar de al menos un 11% este año (frente al 13,5%
el año pasado),[xlv] sólo servirá para igualar al resto de países del sudeste
asiático. Una cosa está clara: Si Washington prosigue sus maniobras militares
en la región, vamos directos hacia una nueva e importante guerra fría.
En conclusión
El informe Hu no sorprende, no anuncia
reformas profundas ni un giro importante. Claramente, los dirigentes chinos
optan por la continuidad y por reformas prudentes y graduales. Las elecciones
presidenciales americanas sobre mediatizadas han acaparado toda la atención, al
contrario que el congreso del Partido chino. Sin embargo, la atención de los
medios no debe definir por sí solo la importancia de un acontecimiento. En
efecto, los nuevos dirigentes chinos son elegidos para los próximos 10 años,
Obama solamente para 4. Y en 10 años China será un competidor económico directo
para los EEUU. En China, la política gobierna la economía, todo lo contrario de
lo que sucede en EEUU. Todas estas razones nos llevan a afirmar que la elección
de las nuevas instancias dirigentes chinas, así como el rumbo escogido por el
país, son mucho más importantes que todo el circo de las elecciones americanas.
Fuentes utilizadas en formato papel:
Dickson B., "Red Capitalists in
China. The Party, Pivate Entrepreneurs, and Prospects for Political
Change", Cambridge 2003. Joseph W., (ed.), "Politics in China. An
Introduction", Oxford 2010.
Kuhn L., "How China’s Leaders Think.
The Inside Story of China’s Reform and What This Means for the Future",
Singapour 2010.
Leonard M., "Que pense la Chine
?", New York 2008.
McGregor R., "The Party. The Secret
World of China’s Communist Rulers", New York 2010.
Porter R., "From Mao to Market. China
Reconfigured", Londres 2011.
Shambaugh D., "China’s Communist
Party", Berkeley 2009.
Wright T., "Accepting
Authoritarianism. State-Society Relations in China’s Reform Era", Stanford
2010.
Xie Chuntao, (ed.), "Why and how the
CPC works in China", Pékin 2011.
Zhang Weiwei, The China Wave. Rise of a
Civilization State, Singapour 2012.
Zheng Yongnian, "The Chinese
Communist Party as Organizational Emperor", Londres 2010.
Notas:
[vii] http://www.economist.com/news/briefing/21565132-china’s-communist-party-preparing-its-ten-yearly-change-leadership-new-team
[xxxviii] http://www.economist.com/node/21546033
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