06-06-2018
Poco a
poco se va descorriendo la cortina, y la ciudadanía comienza ver el verdadero
rostro del régimen. Martin Vizcarra se perfila de manera más nítida como el
continuador de los grandes esquemas de gestión, de la administración depuesta
de Pedro Pablo Kuczynski
No es que el gobierno actual sea mejor, ni peor que
el anterior. Ambos tienen en común una línea de trabajo muy concreta: buscan
ajustar el rumbo dictado por el Fondo Monetario Internacional para cumplir las
recetas Neo Liberales, hoy en boga. Tienen distintas modalidades operativas,
diferentes estilos; pero es cada vez más claro que una misma esencia.
A Vizcarra, lo que le interesa es estabilizar su
gestión y “dejar obra” como capital político para “más adelante”. Necesita,
entonces, “hacer caja”, y ve sólo los bolsillos populares para obtener
recursos, dado que tiene miedo al keikismo -que hoy lo apoya- -y está vedado de
tocar los ingentes ingresos de la clase dominante.
Las cifras son categóricas. El “ajuste” dispuesto,
y referido al precio de los combustibles, el incremento del Impuesto Selectivo
al Consumo (ISC) y otros; sumado a la recaudación fiscal, le permitirán al
Estado obtener una cifra muy alejada de sus requerimientos formales: alrededor
de 4 mil millones de soles. Pero el gobierno afronta un déficit de 27mil
millones, que no tiene voluntad de encarar. Por lo menos no, adoptando las
medidas que debiera aplicar para realmente salir adelante.
Hay que recordar que sólo en el 2017, se registró
una evasión tributara situada en los 17 mil millones de soles, además de 440
millones que no se cobran a empresas acostumbradas a burlarse del país, como la
Telefónica de España y la empresa chilena de aviación -LAN- . A esta cifra, hay
que añadir los 35 mil millones que los ricos no paga nunca; lo que haría un
total de 53 mil millones, que, de cobrarse, permitirían al Estado no sólo
afrontar crisis, sino también contar con recursos solventes para atender
requerimientos básicos de la población.
Como es fácil constar, el fardo lo paga el pueblo.
Recientemente creció el desempleo y se perdieron más de 200 mil puestos de
trabajo. El número de pobres, se incrementó en 470 mil personas; como no
ocurría en las últimas décadas. Por si esto fuera poco, hoy el 42% de los
niños, afronta problemas de desnutrición, a más que las poblaciones más
deprimidas registran calamidades de todo orden..
Por lo demás, el incremento de la violencia, la
inseguridad ciudadana, el crecimiento de la ola delictiva, así como la
multiplicación de los feminicidios que se constata en el país; no responde a
una maldición divina, sino sólo a la agudización de la crisis en todos los
órdenes de la vida peruana
Eso se explica también por el accionar de la Mafia
y por el clima de impunidad que rodea sus prácticas. Las sistemáticas denuncias
ciudadanas contra el Congreso de la República -y en particular contra la
práctica de la irrita “mayoría parlamentaria” fujimorista- así como el virtual
blindaje otorgado por el Keikismo en beneficio de la propia Keiko Fujimori y su
socio Alan García; han terminado por hastiar a importantes segmentos
ciudadanos, lo que ha permitido que crezca la protesta social.
Los “privilegios” parlamentarios han llegado a
hartar a la ciudadanía, como consecuencia de las denuncias referidas a cobros
indebidos, adquisición de televisores, instalación de frio bares y la compra de
otros equipos de tecnología sofistica. La calle ha hablado, y seguirá
haciéndolo en voz alta, y de manera creciente.
El hecho que la “mayoría parlamentaria” proteja a
las Cooperativas de Crédito comprometidas en Lavado de Activos y en otros
negocios vinculados al Narcotráfico, no ha sido sino la gota que ha rebalsado
el vaso en la materia, y ha terminado por desacreditar al Congreso de la
República, donde la “mayoría parlamentaria” artificialmente construida, ha hecho
de las suyas.
Esta “mayoría” por lo demás, luce muy
desacreditada, Muchos de sus integrantes afrontan denuncias del más variado
signo: Falsificación de documentos, ligazón con el Narco Tráfico, Lavado de
Activos, tráfico de influencias, y otras lindezas
Pero el pueblo no está, ni contento, ni pasivo. Por
el contrario, en el escenario se perfila el rostro de un país convulso, que no
cambia su rictus aunque busquen “amansarlo” con temas deportivos.
Los recientes Paros Generales en Cusco, Madre de
Dios, Arequipa, Juliaca, Puno, Tacna, y los que ocurrirán en los próximos días
en Chiclayo y en Huancayo; no son sino expresión del rechazo popular a la
política oficial; y se perfilan como el más franco repudia a la Mafia
apro-fujimorista.
Por lo demás, nuevamente se han registrado grandes
movilizaciones en nuestra capital y y en diversas ciudades del interior. Las
Marchas del pasado 3l de mayo demandando el cierre del Poder Legislativo, y
luego la del 1 de junio ante la trágica muerte de Evyi Agreda; no son sino la
punta del Iceberg, que anuncia el avance soterrado de un descontento social que
habrá de estallar en cualquier momento.
El martes 5 habrá otra jornada de lucha; pero ésta,
no será la última. La voluntad de quienes la auspician, es mantener en alto la
demanda popular marcando a fuego los intereses de la Clase Dominante.
Distintos segmentos de la población asoman
involucrados en las movilizaciones que han tenido lugar en los últimos días:
estudiantes, profesores, mujeres, pescadores, cooperativistas agrarios y
poblaciones rurales. En todas partes ha asomado un mismo deseo: acabar con este
“modelo” que sólo engendra miseria y desolación.
Ante la aguda crisis que corroe las bases mismas de
la sociedad, lo que urge, es unir al pueblo, organizarlo, elevar su conciencia
política y acompañar sus luchas alentando su fortaleza y su voluntad. Esto se
ha venido repitiendo, y aún no ha calado de modo suficiente en el escenario
nacional. Los intereses electorales que asoman nuevamente, no debieran acaparar
el interés de las vanguardias del pueblo. Con miras más altas, debieran divisar
el horizonte, y ver las luces que anuncian una nueva aurora.
Gustavo
Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra
Bandera.
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