18/06/2018
ace ya bastantes años, científicos
provenientes de las ciencias de la vida y del universo comenzaron a trabajar
con la categoría del caos. Inicialmente también Einstein participaba de la
visión de que el universo era estático y regulado por leyes deterministas. Pero
siempre escapaban algunos elementos que no se dejaban encuadrar en este
esquema. Para armonizar la teoría, Einstein creó el "principio
cosmológico", del que más tarde se arrepentiría mucho, porque no explicaba
nada, pero mantenía la teoría estándar del universo lineal inalterado. Con el
advenimiento de la nueva cosmología cambió completamente de idea y empezó a
entender el mundo como un proceso ininterrumpido de mutación y autocreación.
Todo comenzó con la observación de
fenómenos aleatorios, como la formación de las nubes, y particularmente lo que
se vino a llamar el «efecto mariposa» (pequeñas modificaciones iniciales, como
el revoloteo de las alas de una mariposa en Brasil, puede provocar una
tempestad en Nueva York), y la constatación de la creciente complejidad que
está en la raíz de la emergencia de formas de vida cada vez más altas (cf. J.
Gleick, «Caos: creación de una nueva ciencia», 1989).
El sentido es éste: detrás del caos
presente se esconden dimensiones de orden. Y viceversa, detrás del orden se
esconden dimensiones de caos. Ilya Progrine (1917-2003), premio Nobel de
Química en 1977, estudió particularmente las condiciones que permiten el
surgimiento de la vida. Según este gran científico, siempre que exista un
sistema abierto, haya una situación de caos (lejos del equilibrio) y esté en
vigor una no linealidad, es la conectividad entre las partes que la genera un
nuevo orden vital (cf. Order out of Chaos, 1984).
Este proceso conoce bifurcaciones y
fluctuaciones. Por eso el orden nunca se da a priori. Depende de varios
factores que lo llevan a una dirección o a otra.
Hemos hecho toda esta reflexión
sumarísima (requeriría muchas páginas) para ayudarnos a entender mejor la
crisis brasileña. Inevitablemente vivimos en una situación de completo caos.
Nadie puede decir a dónde vamos. Hay varias bifurcaciones. Cabrá a los actores
sociales determinar una bifurcación que no represente la continuidad del pasado
que creó el caos. Sabemos que hay oculto dentro de él un orden más alta y mejor.
¿Quién va a desentrañarlo y hacer superar el caos?
Aquí se trata, en mi modo de leer la
crisis, de liquidar el perverso legado de la Casa Grande, traducida por el
rentismo y por los pocos milmillonarios que controlan gran parte de nuestras
finanzas. Éstos son el mayor obstáculo para la superación de la crisis. Antes
bien, ellos ganan con ella. No ofrecen ninguna subvención para superarla. Y
tienen aliados fuertes, comenzando por el actual ocupante de la Presidencia y
parte del Poder Judicial, poco sensible a la cruel injusticia social y a su
superación histórica.
Necesitamos constituir un frente amplio
de fuerzas progresistas enemigas de la neocolonización del país para
desentrañar el nuevo orden, ausente en el caos actual, pero que quiere nacer.
Tenemos que hacer ese parto aunque sea doloroso. En caso contrario,
continuaremos rehenes y víctimas de aquellos que siempre pensaron
corporativamente sólo en sí, de espaldas y –como ahora– contra el pueblo.
El caos nunca es sólo caótico. Es
generador de nuevo orden. El universo se originó de un tremendo caos inicial (la
gran explosión). La evolución se hizo y se hace para colocar orden en este
caos. Debemos imitar el universo y construir un nuevo orden que sea inclusivo
de todos, a partir de los últimos.
2018-06-15
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