A su excelencia
Lyndon B. Johnson
Presidente de los Estados Unidos de América
Excelencia:
Recibí su mensaje
el día 10 de febrero de 1967. Ésta es mi respuesta.
Vietnam se
encuentra a miles de kilómetros de Estados Unidos. Los vietnamitas nunca han
hecho ningún daño a EE.UU., pero EE.UU. ha intervenido de forma continuada en
Vietnam, en abierta contradicción con las promesas realizadas por su
representante en la Conferencia de Ginebra de 1954, y ha intensificado la
agresión militar contra Vietnam del Norte para prolongar la división de nuestro
país y convertir a Vietnam del Sur en una colonia y en una base militar. Desde
hace dos años, el gobierno de Estados Unidos mantiene una guerra contra la
República Democrática de Vietnam, un país independiente y soberano, con el
apoyo de sus fuerzas aéreas y navales.
El ejército de
Estados Unidos ha cometido crímenes de guerra, crímenes contra la paz y contra
la humanidad. En Vietnam del Sur, medio millón de soldados de EE.UU. y de sus
aliados utilizan el armamento más inhumano y las estrategias militares más
bárbaras posibles. Usan napalm, armas químicas tóxicas y gas para masacrar a
nuestros compatriotas, destruir las cosechas y arrasar pueblos enteros. Miles
de aviones de EE.UU. han arrojado cientos de miles de toneladas de bombas sobre
Vietnam del Norte, destruyendo ciudades, pueblos, industrias y colegios.
En su mensaje
parece lamentar el sufrimiento y la destrucción que sufre Vietnam. Permítame
entonces que le pregunte quién ha cometido esos monstruosos delitos. Ha sido
Estados Unidos, y sus aliados. El gobierno de Estados Unidos es el único
responsable de la gravísima situación que se vive en Vietnam.
La agresión
militar de EE.UU. contra el pueblo de Vietnam constituye un desafío a todos los
países, una amenaza para el movimiento de independencia nacional y un grave
peligro para la paz en Asia y en el resto del mundo.
Los vietnamitas
aman profundamente la independencia, la libertad y la paz. Pero se han
levantado como un solo hombre ante la agresión de Estados Unidos, sin temor a
los sacrificios ni a las penalidades. Están decididos a seguir resistiendo
hasta conseguir la verdadera independencia, la libertad y la paz. Nuestra justa
causa despierta el apoyo y un fuerte sentimiento de solidaridad entre los
ciudadanos de todo el mundo, incluidos muchos sectores de la sociedad
estadounidense.
El gobierno de
Estados Unidos ha desatado una guerra contra Vietnam y la agresión debe cesar.
Es la única forma de restaurar la paz. El gobierno de Estados Unidos debe
detener sus bombardeos y todos los demás actos de guerra contra la República
Democrática de Vietnam, definitiva e incondicionalmente. Debe retirar de
Vietnam del Sur a todas sus tropas, propias y aliadas; reconocer al Frente
Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, y permitir que sean los ciudadanos
vietnamitas quienes solucionen sus propios asuntos.
Esta es la base de
los cinco puntos que mantiene el gobierno de la República Democrática de
Vietnam, y que incluyen los principios esenciales de los Acuerdos de Ginebra de
1954 sobre Vietnam. Es la base de una solución política adecuada al problema de
Vietnam.
En su mensaje
sugería el establecimiento de conversaciones directas entre la República
Democrática de Vietnam y Estados Unidos. Si el gobierno de EE.UU. desea
realmente dialogar, debe detener en primer lugar y de forma incondicional sus
bombardeos y todos los demás actos de guerra contra la República Democrática de
Vietnam. Sólo después de un cese incondicional de los bombardeos y de todos los
demás actos de guerra contra la República Democrática de Vietnam, podrán los
dos países iniciar conversaciones y dialogar sobre las cuestiones que nos
afectan.
Los vietnamitas no
se rendirán nunca ante la agresión, y no aceptarán conversaciones bajo la
amenaza de las bombas.
Nuestra causa es
absolutamente justa. Sólo cabe esperar que el gobierno de Estados Unidos actúe
de forma racional.
Atentamente,
Ho Chi Minh
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