12-02-2019
Al
espectador que contempla las fotografías de Martín Chambi (1891-1973) le invade
un sentimiento de hechizo y reverencia que se desprende de la honda vivencia
estética de las imágenes captadas por este artista quechua. Las formas
refinadas de los rostros, el esplendor casi místico de la arquitectura
incásica, la sombra y la luz cerniéndose en el paisaje andino, el contraste
entre lo visible y lo invisible de la realidad plasmada en matices
blanquinegros revelan una excepcional sensibilidad creativa.
Aprendió
el oficio de fotógrafo de manga en los talleres de la plaza de armas de
Arequipa, pero fue en Cuzco donde los caracteres específicos de su capacidad
expresiva alcanzaron los mayores logros, al haber interpretado, con claro
talento, una amplia variedad de particularidades sociales y culturales.
Refleja, a veces con cierta ironía, lo que fue la sociedad cuzqueña de los años
20 y 30, ostentosa de un sistema de códigos ajenos, afanosa por desentenderse
de la identidad indígena.
El
repertorio de personajes es amplio y entretenido: militares y curas, conspicuas
damas de la “alta sociedad”, bohemios impenitentes y políticos de profesión.
Con acuciosidad recoge las figuras de sencillos cuzqueños desprovistos de
pretensiones, jugando al “sapo”, entonando huainos y yaravíes, reposando en los
mullidos herbazales de la campiña.
Se
detiene en los barrios marginales, retrata las penas de una comunidad que
soporta el choque de culturas confrontadas por implacables coloniajes. Con la
aguda mirada de su cámara, exhibe el centro de Cuzco y sus iglesias barrocas
donde conviven lo incaico y lo europeo.
Chambi
comprendió que mientras fue libre el pueblo quechua estuvo infundido de
pensamiento mágico, rasgo espiritual que supo exaltar en su poderosa
arquitectura. El fotógrafo consiguió traducir en fieles imágenes la grandeza de
Machu Picchu, que sigue reinando en la cordillera andina, y el resplandor del
sol -el Inti- fulgurante en la pantalla pétrea de Ollantay Tambo.
El
artista ha querido proteger del olvido las huellas y los valores tradicionales
de sus ancestros. Hombres de pie enmarcados por pórticos trapezoidales se
yerguen como custodios de las canchas sagradas; añejos callejones, ceñidos por
pulidos sillares de altas murallas, salvadas por su rotunda solidez, guardan
como un presagio algo de la antigua existencia del Tahuantinsuyo.
En el
lenguaje icónico, las personas, menajes y objetos quechuas sobreviven. El
gobernador de Tinta y su familia aparecen en el retrato fotográfico como
figuras míticas de un pasado fabuloso; los fastos de sus vestiduras rememoran a
las de los propios Incas; lucen como señores de un pueblo dueño de su destino.
La
exposición de Martín Chambi, que se ha exhibido en los museos más importantes
del mundo, ha llegado por fin a Quito, al Museo del Alabado, donde se podrá
admirarla hasta el próximo mes de abril.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252361
Datos Biográficos:
Martín Chambi nació el 5 de noviembre de 1891 en los Andes Peruanos, en Coaza, un pueblo cercano al lago Titikaka. Fue reportero gráfico en el Diario La Crónica, las revistas Variedades y Mundial y el diario La Nación de Buenos Aires durante los años de 1918 a 1930. Publicó obra fotográfica en la revista norteamericana National Geographic en febrero de 1938. Martín Chambi revela el universo cotidiano y mágico de la cultura andina entregándole al mundo su secreto más íntimo, a través de su archivo fotográfico que contiene cerca de 30,000 negativos
Datos Biográficos:
Martín Chambi nació el 5 de noviembre de 1891 en los Andes Peruanos, en Coaza, un pueblo cercano al lago Titikaka. Fue reportero gráfico en el Diario La Crónica, las revistas Variedades y Mundial y el diario La Nación de Buenos Aires durante los años de 1918 a 1930. Publicó obra fotográfica en la revista norteamericana National Geographic en febrero de 1938. Martín Chambi revela el universo cotidiano y mágico de la cultura andina entregándole al mundo su secreto más íntimo, a través de su archivo fotográfico que contiene cerca de 30,000 negativos
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