Desde hace algunos
años, los gobiernos de turno del Estado, vienen implementando sucesivamente los
pesados cursos de abigarrado conocimiento enciclopédico entre los docentes para
luego serán evaluados en exámenes que determinara a los que aprueban y
desaprueban en el acceso a un cupo en la plaza en el Magisterio o sostenerse en
la que ya tienen. Es todo un concurso de quien almacena más conocimientos, que
puede desorientar y neutralizar a quienes por los ajetreos de sobrevivencia
están impedidos a pensar o a reflexionar sobre un problema tan profundo, como
es la educación en el Perú.
Esta situación que
año tras año se aplica a los docentes, han terminado por anular toda iniciativa
pedagógica- educativa individual y colectiva en el docente peruano; el mismo
que se agrega a su paupérrima vida material como espiritual que depende de un
sueldo mensual de hambre, que está por debajo del sueldo del mas acéfalo y
deficiente de los burócratas de los tantos ministerios que se tiene. Ahora, el mandón
mayor del gobierno a través del mandón menor de turno del Ministerio de
Educación, soberbia y despóticamente, se frotan las manos ante la dócil,
pasiva, obediencia del docente o profesor, que atemorizado por el despido, si
reacciona contrariamente a las medidas ordenadas desde lo alto, tiene que entregarse
a las más viles extorsiones en el campo intelectual. La educación del hijo del
campesino, del hijo del obrero, del hijo
del soldado, del hijo del pequeño y mediano comerciante, del hijo del pequeño o
mediano industrial peruanos, el pueblo todo, ha tocado fondo. Vive una crisis
terminal a tal punto que se les sirve una educación superficial con el calificativo
de “excelencia” o “colegios emblemáticos, de alto rendimiento”, “beca 18”. Esta
burbuja se denomina “La meritocracia”. Ojala
el maestro peruano reaccione y deja de ser un simple capitulero, contrario a su
misión en la historia de forjar hombres de pensamiento y acción para el Resurgimiento
del Perú.
Por múltiples razones
ligados a su rol de constructor de la historia, el maestro peruano tiene el
deber ineludible de plantear realistamente el problema de la educación en el
Perú como un problema económico, político, social, partiendo del principio
señalado por el Amauta José Carlos Mariátegui, que sentencia: “No es posible democratizar la enseñanza de
un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su
superestructura política”(7Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana).
Si el capital humano
es la más grande riqueza que tiene un país, ¿por qué en el Perú está sumido en
la más indignante pobreza y extrema pobreza al extremo de discriminarlo como
eterno país en vías de desarrollo o de
tercer mundo? ¿Por qué escasea el trabajo, y los que hay, apenas sirve como
estrecho medio para malcomer? ¿Por qué la Salud esta en completo abandono, y lo
poco que hace, no sirve sino para prolongar una penosa sepultura? Por qué entonces
soberbiamente se pregona una educación para los títulos con el rotulo de
“meritocracia”, “alto rendimiento”, “emblemático”, “beca 18”. Cuando no HAY
Trabajo, no hay Salud, menos puede haber Educación, y viceversa. Cuando a un trabajador se le pregunta sobre su
trabajo, dice “hacemos lo que podemos para pasar la vida”. En estas palabras está
pintado en cuerpo entero el trabajo esclavizado como medio de vida.
En el Perú está todo
por hacer. Por eso, la necesidad urgente del día es Preparar la Organización en
Costa, sierra y Amazonia, para el Cambio Social. El viejo orden social del Perú
que se hunde, no puede contener al nuevo orden social del Resurgimiento de un
Perú nuevo en el mundo nuevo. Es la lucha por la reivindicación del trabajo
como necesidad vital del ser humano. Es el rumbo solidario.
Unámonos todos en la lucha final por el Cambio Social, combatiendo al enemigo común: “el orden social, sus
instituciones, sus injusticias y sus crímenes”
HFD.
10.04.15
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