Eric
Toussaint
10 de febrer de 2016
1. La acumulación originaria de capital en el orden
internacional
Karl Marx (Marx. 1968), en el Libro I del El
Capital, identifica diferentes fuentes de acumulación originaria que
permitieron al capital europeo extenderse a escala mundial. Estas fuentes
fueron, especialmente: el saqueo colonial, la deuda pública y el sistema de
crédito internacional, fuentes que se agregaron en Europa a la progresiva
desposesión de los productores de sus medios de producción, lo que permitió que
una mano de obra, transformada en asalariada, fuera puesta a disposición del
capital industrial para producir plusvalía.
Con respecto al papel del saqueo colonial, Karl
Marx escribió: «El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de
América, la cruzada de exterminio, esclavización y enterramiento en las minas
de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias
Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos
negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción
capitalista.» |1|
Según Marx: «Las diversas etapas de la
acumulación originaria tienen su centro, por un orden cronológico más o menos
preciso, en España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. Es aquí, en
Inglaterra, a fines del siglo XVII donde se resumen y sintetizan
sistemáticamente en el sistema colonial, el sistema de deuda pública, el
moderno sistema tributario y el sistema proteccionista.» Consagró varias
páginas a la descripción del saqueo colonial y luego abordó la cuestión del
crédito internacional: «El sistema del crédito público, es decir, de la
deuda del estado, cuyos orígenes descubríamos ya en Génova y en Venecia en la
Edad Media, se adueñó de toda Europa durante el período manufacturero. El
sistema colonial, con su comercio marítimo y sus guerras comerciales, le sirvió
de acicate. Por eso fue Holanda el primer país en que arraigó. La deuda
pública, o sea, la enajenación del Estado –absoluto, constitucional o
republicano –, imprime su sello a la era capitalista. […]La deuda pública se
convierte en una de las más poderosas palancas de la acumulación originaria.
[…] Con la deuda pública surgió un sistema internacional de crédito, detrás del
cual se esconde con frecuencia, en tal o cual pueblo, una de las fuentes de
acumulación originaria.» |2|
En este capítulo, Karl Marx enunció también una
fórmula que indica la relación dialéctica entre los oprimidos de las metrópolis
y los de las colonias: «En general, la esclavitud encubierta de los obreros
asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavitud sin adjetivos en el
Nuevo Mundo», y en un movimiento de vaivén, escribió en otro lugar del
texto: «Muchos de los capitales que hoy comparecen en Norteamérica sin
cédula de origen son sangre infantil recién capitalizada en Inglaterra.»
Algunos trabajos de autores marxistas del siglo XX
desarrollaron y profundizaron la cuestión de la acumulación originaria en el
orden mundial. |3| El artículo de Ernest Mandel titulado La acumulación
originaria y la industrialización del Tercer Mundo, publicado en 1968,
presenta una síntesis particularmente interesante. Como continuación de sus
trabajos de 1962, estima, sobre la base de cálculos de diversos autores, que
entre 1500 y 1750, la transferencia de valores de las colonias hacia Europa
occidental llegó aproximadamente a más de 1.000 millones de libras-oro
inglesas, «es decir ¡más que el valor total del capital invertido en todas
las empresas industriales europeas hacia 1800!». |4|
Entre el siglo XVI y fines del siglo XIX se
constituyó progresivamente una economía mundial jerarquizada donde las
diferentes partes del globo fueron puestas en relación de manera brutal por la
onda expansiva de Europa occidental.
Ese proceso no solamente implicó el saqueo de
pueblos enteros por las potencias coloniales europeas sino que también arrastró
la destrucción progresiva de civilizaciones avanzadas que, sin esa
contingencia, podrían haber seguido su propia evolución en un marco plural, sin
pasar obligatoriamente por el capitalismo. Las civilizaciones inca, azteca, |5|
india (de la India), africanas… fueron total o parcialmente destruidas. No
faltaron las resistencias. Karl Marx expresaba con estas palabras la amplitud
de la resistencia desarrollada en India y en China: «Los obstáculos que
opone la firmeza y estructuración internas de los modos de producción
nacionales precapitalistas, a la acción disolvente del comercio, se muestran
patentemente en el comercio de los ingleses con la India y China. La amplia
base del modo de producción la constituye en este caso la unidad entre la
pequeña explotación agrícola y la industria doméstica, a lo cual se suma aún en
la India la forma de las comunidades aldeanas basadas en la propiedad común del
suelo, la cual, por lo demás, fue asimismo la forma primitiva en China. En la
India, los ingleses emplearon asimismo su poderío político y económico directo,
en su carácter de gobernantes y rentistas de la tierra, para abolir estas
pequeñas entidades comunitarias económicas. Su comercio obra allí
revolucionando el modo de producción solamente en virtud de que, a causa del
bajo precio de sus mercancías, aniquilan las actividades del hilado y del
tejido, que constituyen una antiquísima parte integrante de esta unidad de la
producción agrícola-industrial, desgarrando de este modo las comunidades.
Inclusive aquí sólo logran realizar muy paulatinamente esta labor disolvente.
Menos aun en China, donde no acude en su auxilio el poder político directo.»
|6|
Según Karl Marx, la acumulación de capital a escala
mundial se realizaba no solamente por el saqueo sino también por el intercambio
desigual. Este último proceso Karl Marx lo describió en el libro III de El
Capital, en la parte que dedicó al comercio exterior : «Los capitales
colocados en el comercio exterior pueden procurar una tasa de beneficio más
alta, porque compiten con mercancías que los otros países no producen con las
mismas facilidades, de manera que el país más adelantado vende sus mercancías
por encima de su valor, aunque más barato que los países competidores. [...] La
misma situación puede presentarse con respecto a un país del cual se importan y
al cual se exportan mercancías. Este país puedeofrecer en especie más trabajo
materializado que lo que recibe y sin embargo recibir las mercancías a mejor
precio que si los produjera él mismo». |7| Es necesario señalar que Marx
hablaba de las ventajas obtenidas por los capitalistas del comercio exterior no
solo a través del intercambio desigual sino también como un medio de disminuir
sus costes de producción, lo que le permitía al sistema capitalista el
contrarrestar la tendencia a la baja de la tasa de beneficio.
2. La fase imperialista
A fines del siglo XIX, comienzos del siglo XX, se
erigieron tres polos en la cúspide de las naciones del mundo: el viejo
continente europeo que tenía a su cabeza el Reino Unido, Estados Unidos (ex
colonias británicas hasta fines del siglo XVIII) y Japón. Conformaron el “Centro”
por oposición a la “Periferia” que dominaban.
En la época imperialista, el desarrollo de la
Periferia ya no estaba determinado por un proceso de acumulación primitiva de
las clases nacionales dominantes, sino por la exportación de capitales de los
países imperialistas hacia los países de la periferia (colonias o países
independientes). Esa exportación de capitales tenía por objeto crear empresas
que respondieran a los intereses de la burguesía imperialista. Ese proceso
ahogaba el desarrollo económico de los países que constituirán el Tercer Mundo,
ya que: en primer lugar expropiaba una fracción del plusproducto nacional en
beneficio del capital extranjero y disminuía considerablemente los recursos
disponibles para la acumulación nacional de capital; en segundo lugar, orientaba
lo que restaba del excedente económico nacional hacia sectores tales como el
comercio exterior, los servicios para compañías imperialistas, la especulación
inmobiliaria, el turismo, la usura, la corrupción, etc. provocando el «desarrollo
del subdesarrollo» (André Gunder Frank) o «el desarrollo de la
dependencia» (Theotonio Dos Santos); en tercer lugar, las antiguas clases
dominantes fueron recluidas en el campo, y se excluyó una parte importante de
la población rural de la producción mercantil propiamente dicha y, por
consiguiente, de la economía monetaria.
Lo que produce el «subdesarrollo» es un
conjunto de condiciones económicas y sociales que, a pesar de que favorecen la
acumulación del capital-dinero (ahorro), a los ojos de los actores locales,
vuelven menos rentable y más incierta la acumulación del capital industrial que
los ámbitos de inversiones anteriormente citados, o que la colaboración con el
imperialismo en la reproducción ampliada de su propio capital.
Existen, en efecto, esferas de inversiones de
capitales que rinden más y con menos riesgos que la inversión industrial: la
especulación con tierras, la importación-exportación, la especulación
inmobiliaria, actuar de prestamistas, la colocación de capitales en el
extranjero, la colocación de capitales en títulos de la deuda pública interna,
el turismo, la producción y el comercio de drogas, el mercado negro…
Por consiguiente, no se trata de una mayor o menor
espíritu emprendedor, sino del contexto socioeconómico del conjunto.
La dominación de ese capital extranjero conduce a
que el desarrollo económico de un país de la Periferia sea un complemento
económico para un país del Centro. La especialización en producción de
materias primas económicas es coherente con el crecimiento de un excedente
relativo de capitales en la metrópolis y la aspiración de una tasa de beneficio
más alta.
3. El bloqueo del desarrollo: elementos para una
explicación
En una gran parte de los países de la Periferia
existen supuestos que pueden conducir a la acumulación primitiva del capital
industrial: disolución de las comunidades por la penetración de la economía
monetaria y mercantil, separación progresiva de los campesinos de la tierra. En
Europa, fue así como pasó: la miseria campesina condujo a la proletarización
masiva del campesinado y a la formación del capital industrial, a la creciente
extensión de las manufacturas, y posteriormente de las empresas industriales.
Pero, para numerosos países de la Periferia,
solamente se reprodujo la primera parte del proceso. La segunda parte se
realizó de manera parcial e insuficiente. ¿Por qué?
En numerosos países del Tercer Mundo, se pueden
tener aparentemente las condiciones favorables a la industrialización
enunciadas por Marx: desintegración de la economía natural del campo, generalización
de la economía mercantil, poder político de la clase burguesa, papel del
Estado. La mano de obra está allí, la plusvalía social está allí, el capital
dinero está allí. Pero, sobre todo falta una clase social que tenga la voluntad
de valorizar el capital para poder entrar en un ciclo completo de
industrialización.
En la teoría económica neoclásica, la acumulación
primitiva del capital es tratada en el capítulo de “crecimiento”. Allí
se explica que un bajo nivel de ingresos solamente permite una baja tasa de
ahorro que conduce a una débil inversión que conduce… a unos bajos ingresos: es
el círculo vicioso de la pobreza.
Paul Baran argumentó contra esta teoría que el “sobre-producto
social” es superior en el Tercer Mundo que en los países industrializados.
Ernest Mandel (1968) mostró que el problema no reside principalmente en la
insuficiencia del capital-dinero (ahorro) sino que el bloqueo se sitúa en el
ámbito de las condiciones socioeconómicas del conjunto de la economía-mundo y
en la estructura de clases de esos países. Un conjunto complejo de causas que
traban la movilización y las inversiones productivas de ese “sobre-producto”
en la industria.
Pero, ya que la acumulación primitiva del
capital-dinero se prosigue en el Tercer Mundo, aunque una parte de ese capital
se pierda para el país, hay, sin embargo, en el Tercer Mundo capitalistas
locales que podrían financiar un proceso de industrialización. No obstante, en
la mayoría de países no lo hacen, o muy parcialmente. |8|
Podría ser que hubiera otras vías desconocidas.
Aunque una cosa es cierta: en una sociedad dominada por clases sociales cuyo
poder es función de la propiedad privada de los medios de producción y de la
acumulación de fortunas privadas, la industrialización solo es posible cuando
la situación socioeconómica en su conjunto, creada por esas clases, presenta un
interés mayor para emprender el desarrollo industrial.
1. Los países subdesarrollados fueron incluidos en
el mercado mundial por el interés del capital occidental —Europa, Estados Unidos,
Canadá (a los cuales se agregó Japón a partir de fines del siglo XIX) —:
producción de materias primas complementarias a la industrialización
occidental. Por lo tanto, división del trabajo en el marco del mercado mundial
capitalista y del sector económico «moderno» limitado.
2. Una parte de la plusvalía producida en el Tercer
Mundo es realizada en el mercado mundial y no por la burguesía local.
3. La estructura del comercio basada en el
intercambio desigual (véase más adelante) al que se agrega la degradación de
los términos del intercambio.
4. Se añade periódicamente la transferencia
negativa neta sobre la deuda que tiende a convertirse en un mecanismo
permanente de transferencia.
5. Se agregan también otras formas de transferencia
de la Periferia hacia el Centro: la fuga de capitales, el saqueo de los
recursos naturales (incluido el material genético), la fuga de cerebros…
Señalemos que esta pérdida de acumulación primitiva
del capital industrial es ampliamente superior a la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo),
que en realidad constituye una ayuda a las empresas del norte industrializado.
4. Algunos obstáculos al desarrollo ligados al
intercambio desigual: el papel de la ley del valor
En la etapa presente de la mundialización del
capital que tiene por objeto, especialmente, mejorar la movilidad internacional
del mismo, subsisten diferencias de productividad y de intensidad de trabajo
entre los países, entre los grandes conjuntos económicos. Además, subsisten
diferencias en la tasa de beneficio y valores diferentes para una misma
mercadería en los diferentes países.
El trabajo del país que posee la
productividad de trabajo más elevada será valorizado fuertemente, es decir que
el producto de una jornada de trabajo en eses país será intercambiada contra el
producto de más de una jornada de trabajo de un país menos industrializado. El
intercambio desigual puesto de manifiesto por Karl Marx subsiste en la fase
actual de la mundialización.
Cuando se exportan productos de un país de
fuerte productividad hacia un país de baja productividad, los exportadores
obtienen, en principio, un beneficio excesivo (a pesar de que venden sus
productos por debajo del precio de los productos equivalentes producidos en el
país de menor productividad. Por ejemplo, el maíz de Estados Unidos se vende en
México a un precio inferior al del producido en México, sin embargo los
exportadores estadounidenses consiguen un beneficio extra).
Si un país cuya productividad es inferior a
la media mundial produce mercaderías exclusivamente para la exportación, el
valor de esas mercaderías no será realmente determinado por el trabajo
suministrado sino por una media hipotética. En ese caso, el país sufre una
pérdida de valor por la exportación, es decir, recupera a cambio de la cantidad
de trabajo suministrado para esa exportación, el equivalente de una cantidad de
trabajo menor. Con respecto a los países más desarrollados con los que efectúa
el intercambio, el país se empobrece relativamente: es el caso de Malí
exportador de algodón o de Bangladesh exportador de textiles.
La ley del valor, debido a la diversidad de
valores de las mercancías y de la productividad de los países integrados en el
mercado mundial capitalista, obliga a los países menos desarrollados a una
especialización que les es desfavorable en el mercado mundial. Si, a pesar de
todo, intentan comprometerse en la producción de mercancías industriales
avanzadas, están condenados a venderlas a pérdida en el mercado interior,
puesto que la diferencia de costes de fabricación con respecto a los países
industrializados supera la diferencia entre el valor en el mercado nacional
(que en parte está determinado por las importaciones) y el valor en el mercado
de los países exportadores. Un país solo puede afrontar el problema, que
anteriormente hemos tratado, si se protege mediante barreras arancelarias y no
arancelarias, y ayuda a los productores nacionales. Es lo que hicieron y
continúan haciendo Corea del Sur, Taiwan y China.
5.- Bloqueo del desarrollo debido a los factores
sociales presentes
Para comprender los frenos al desarrollo, hay que
tomar también en cuenta la estructura social de las sociedades de la Periferia
y hacer un análisis preciso de ello, que debe considerar la especificidad de
cada país o de un bloque de países.
Por ejemplo, hay un mundo de diferencias entre esos
dos grandes componentes de la Periferia: América Latina y África. América
Latina es formalmente independiente desde el siglo xix mientras que África
comenzó realmente a ser colonizada a fines de ese mismo siglo. Latinoamérica
conoció un inicio precoz de industrialización siguiendo de cerca los comienzos
de la revolución industrial europea. Mientras que la industrialización, cuando
existe en algunos países subsaharianos, corresponde a la segunda mitad del
siglo xx. La burguesía latinoamericana tiene una larga historia por detrás. Las
burguesías africanas están todavía en vías de consolidación en muchos países.
En cierta forma, esas burguesías son el producto reciente de los aparatos de
Estado surgidos de los procesos por la independencia de los años 1950-1960.
Las diferencias, aunque consideremos únicamente
estos dos continentes, son, por lo tanto, enormes. Y, sin embargo, tienen en
común, junto a la mayor parte de Asia, constituir la Periferia.
El bloqueo del desarrollo no proviene simplemente
de relaciones de subordinación de la Periferia con respecto al Centro. Tiene
que ver con la estructura de clase del país de la Periferia y de la incapacidad
de sus burguesías locales de lanzar un proceso acumulativo de crecimiento que
implique el desarrollo del mercado interior.
Traducido por Griselda Pinero
Bibliografía
AMIN, S. (1970), La acumulación a escala mundial:
crítica de la teoría del subdesarrollo, Siglo XXI de España Editores, S.A.
Madrid, 1974 [no disponible]
BAIROCH, Paul. (1993), Mythes et paradoxes de
l’histoire économique, La Découverte/Poche, Paris 1999, 288 p.
BAYLY, C.A., (2004), La naissance du monde moderne
(1780-1914), Les Editions de l’Atelier/Editions Ouvrières, Paris, 2007, 862
pages
BEAUD, Michel. (1986), Historia del capitalismo: de
1500 a nuestros días, Editorial Ariel, Barcelona, 1986.
BRAUDEL, F. (1979), Civilización material, economía
y capitalismo, s. XV-XVIII (T.2), Alianza Editorial, Madrid, 1984 Civilización
material, economía y capitalismo, s. XV-XVIII. (T.3), Alianza Editorial,
Madrid, 1984
CHAUDHURI, K.N. (1978), The Trading World of Asia
and the English East India Company, 1660–1760, Cambridge University Press,
Cambridge.
CHAUDHURY, S. (1999), From Prosperity to Decline:
Eighteenth Century Bengal, Manohar, New Delhi.
CHAUDHURY, S. y MORINEAU M. (1999), Merchants,
Companies and Trade: Europe and Asia in the Early Modern Era, Cambridge
University Press, Cambridge
CLAIRMONT, F.F. (1996), The Rise and Fall of
Economic Liberalism, Southbound and Third World Network, 356 p.
COLON, Cristóbal, Diario de a bordo y primeras
cartas. Descubrimiento de america (Ed. facsimil), Editorial Casariego, Madrid,
1991
COLON, Cristóbal, Duque de Veragua, Cristóbal
Colón: diario de a bordo, Globus Comunicación, S.A., Madrid,(1994)
DAVIS M. (2001), Génocides tropicaux, Catastrophes
naturelles et famines coloniales. Aux origines du sous-développement, La
Découverte, Paris, 2003, 479 p.
Del mismo autor, en castellano Planeta de ciudades miseria, Ediciones AKAL, Madrid, 2014:
Del mismo autor, en castellano Planeta de ciudades miseria, Ediciones AKAL, Madrid, 2014:
GALEANO Eduardo (1971), Las venas abiertas de
América Latina, Siglo XXI, 1971
GOODY, Jack, El robo de la historia, Ediciones
AKAL, Madrid, 2011
GUNDER FRANK, André, La acumulación mundial
(1492-1789), Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid, 1985.
LUXEMBURGO, Rosa, La
acumulación de capital.
MADDISON, A., (2001), L’économie mondiale: une
perspective millénaire, Centre de Développement de l’Organisation de
coopération et de développement économiques ( OCDE ), Paris, 2001, 403 p.
MANDEL, E. (1972), Le Troisième âge du capitalisme,
Les Editions de la Passion, Paris, 1997, 559 p.
MARX, K. (1867), El Capital, Libro I. (15ª edición)
Siglo XXI de España Editorial, S. Madrid
NEEDHAM, J. et al. (1954–2000), Science and
Civilisation in China, 50 grandes sections, plusieurs coauteurs, plusieurs
volumes, Cambridge University Press, Cambridge.
POLO, M., (Polo, Marco (1254-1324), Avril,
François; Gousset, Marie-Thérèse) Libro de las maravillas de Marco Polo,
Editorial Casariego, S.A., Madrid, 2000.
POMERANZ, K. (2000), The Great Divergence,
Princeton University Press, Princeton.
SAHAGUN, F. B. de, Historia general de las cosas de
la Nueva España I; Historia general de las cosas de la Nueva España II, Dastin,
S.L, Madrid, 2009.
SHIVA, V. (1991), The Violence of the green
revolution, Third World Network, Malaisia, 1993, 264 p.
SMITH, A. (1776), Investigación de la naturaleza y
causas de la riqueza de las naciones, Obra completa, Secretaría General
Técnica. Ministerio de Economía y Competitividad. Centro de Publicaciones,
Madrid, 2014
SUBRAHMANYAM, S. (1997), Vasco de Gama, Editorial
Crítica, Barcelona, 1998
WALLERSTEIN, I. (1983), El capitalismo histórico,
Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid, 2012
Notas
|1| Karl Marx Libro I, sección 7, capítulo XIV: La
llamada acumulación originaria. 6: La génesis del capitalista industrial, aquí,
p.633
|2| Karl Marx, idem: pp. 634; 636, 637, 639
|3| Rosa Luxemburgo, 1913; Samir Amin, 1993; André
Gunder Frank; Ernest Mandel, 1962/1968
|4| Ernest Mandel, La acumulación originaria y
la industrialización del tercer mundo. Tema tratado en varios libros, puede
consultarse: Ensayos sobre el neocapitalismo. México, ERA, 1971. pp.153-171
|5| Eduardo Galeano, 1970 Las Venas Abiertas de
América Latina.
|6| Karl Marx, Libro III, capítulo XX: Consideraciones
históricas sobre el capital comercial
|7| Karl Marx, op.cit. Volumen 6, sección 3,
Capítulo XIV: Causas contrarrestantes.V. El comercio exterior, en http://pendientedemigracion.ucm.es/...
|8| Hay excepciones notorias en el siglo XX como
son las de Corea del Sur, Taiwán, Argentina (entre los años 1930 y 1970),
Brasil (desde los años 1930 hasta la actualidad), la India a partir de 1947 y
China en estos últimos años. Sin embargo, en cada uno de estos casos se
necesitó una fuerte intervención del Estado. En el caso los países asiáticos
citados se agregaron unas circunstancias geopolíticas particulares. Sobre
Corea, ver http://cadtm.org/Corea-del-Sur-el-milagro,1869
9/2/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario