martes, 10 de mayo de 2016

BURGUESÍA Y ESCLAVITUD EN EL PERÚ: LOS TRABAJADORES FAMILIARES NO REMUNERADOS





César Risso

LA PRESENCIA DE TRABAJADORES no remunerados en nuestra sociedad es consecuencia de las políticas de la burguesía imperialista que se han implementado a partir de la década de los años 90 del siglo pasado.

A través de la liberalización del trabajo, es decir, del despido masivo de trabajadores, y de la destrucción de las organizaciones sindicales, la burguesía nativa puede hacer uso de la fuerza de trabajo de 2 millones de personas sin remunerarlas1. Es decir, que ha encontrado el mecanismo mediante el cual puede apropiarse no de una parte del nuevo valor creado por los trabajadores, sino de la totalidad del nuevo valor creado por los trabajadores: es un asalto amparado por la ley.

Evidentemente, la burguesía no está dispuesta a perder esta enorme ventaja, pues se desviven defendiendo a los microempresarios, a los emprendedores, tratando de que no aumente el salario mínimo, para que estos puedan mantenerse en el mercado y ser el medio por el cual se traslade este nuevo valor creado por los trabajadores familiares no remunerados. Esto es, que este sistema ha logrado encontrar el mecanismo para obligar al padre de familia a entregar a su esposa e hijos a la voracidad de la burguesía, sin remuneración alguna; y, en consecuencia, la burguesía ha encontrado el medio para que, los familiares del padre de familia de las microempresas, acepten entregar su fuerza de trabajo gratuitamente.

Cómo ha logrado esto la burguesía. Pues aparte de haberlos despedido, y en consecuencia, haberlos dejado en la disyuntiva de morirse literalmente de hambre o vivir una vida de esclavos, les dio la opción de formar su propia empresa, seduciéndolos con la idea de tener el negocio propio, de pertenecer a la burguesía, y con ello de pensar que, a pesar de la precariedad permanente en la que viven, pueden lograr elevadas utilidades.

Esta condición laboral, supera al mecanismo de explotación vía el trabajo asalariado. Es una disminución abierta de la remuneración de los trabajadores en su totalidad. Y es un aumento de la tasa de plusvalía tomando a la totalidad de la burguesía, sin considerar en esta clase a los microempresarios, que no son otra cosa que una mezcla entre asalariados colectivos y esclavos.

La burguesía en su conjunto, tanto los neoliberales abiertos, como los burgueses conservadores, así como la burguesía de las ONG, plantean el emprendedurismo, como mecanismo para implantar la igualdad de oportunidades. Pero como hemos señalado, en realidad es la extensión de la explotación a las esposas e hijos sin remuneración alguna, bajo este mecanismo.

        Si la burguesía nativa justifica la política que promueve el emprendedurismo debido a la falta de competitividad, a pesar de que la economía peruana ha venido creciendo, esto significa que independientemente de la situación económica, esta es una política que le permite incrementar la plusvalía. Sin embargo, la disminución de la tasa media de ganancia, obligará a la burguesía a reajustar su actividad, a reducir los costos, a reducir la inversión, cargando sobre las espaldas de los trabajadores el peso de la crisis, y reforzando el trabajo gratuito a través de las microempresas, así como de la extensión de la misma.

        Uno de los rasgos de la situación económica actual es la disminución de los términos de intercambio. Este indicador nos señala la capacidad de compra de los ingresos que obtenemos por nuestras exportaciones. Este índice ha venido disminuyendo desde el 2012, pasando de 112,8 a 98,5. Lo cual quiere decir, que con lo que exportamos podemos comprar en el exterior cada vez menos.

        Otro dato importante para evaluar la situación económica nacional es el de la inversión privada. Esta tuvo su nivel más alto (como variación porcentual) en el año 2010, con una tasa de variación de 25,5%. En los años siguientes la variación ha ido disminuyendo hasta llegar a -4,3%.

        Por otro lado, la oferta de crédito de parte de los bancos es cada vez más agresiva, lo que conduce a colocar los créditos a quienes no están en condiciones de poder devolverlos. Por ello, aunque por ahora la tasa de morosidad de las colocaciones es moderada, es inevitable que sea por este medio que la crisis se muestre, y estalle, provocando la recesión de la economía con todas sus consecuencias.

        Si con crecimiento económico la burguesía ha desarrollado y afianzado la política de promover el trabajo no remunerado a través de las microempresas, es fácil imaginar las condiciones en las cuales se verán afectados los trabajadores. Seguramente se ampliarán los mecanismos para utilizar más mano de obra gratuita.

        Ya hemos visto el ejemplo de Europa en el tratamiento de la crisis. La solución burguesa a la crisis es recesar la economía, para así reordenar la economía y con nuevas condiciones, con trabajadores en situación de pobreza extrema, estos se vean obligados a aceptar peores condiciones, con lo cual la burguesía verá aumentar la tasa media de ganancia.

        Esta situación ya la hemos vivido. Por ello sabemos que, por más que los microempresarios, y los trabajadores en general, guarden esperanzas en surgir y aumentar su bienestar material en el sistema capitalista, tarde o temprano se verán obligados a aceptar que solo la acción organizada de las clases trabajadoras puede transformar este sistema, y conducir a la sociedad a una forma de economía que no tenga como estímulo la ganancia de unos pocos, sino el bienestar de todos los trabajadores.

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(1)   Según datos del INEI, habría únicamente 208 mil trabajadores familiares no remunerados. Pero, según otras fuentes, son más de 2 millones de personas. Este grupo es de alrededor del 20% de la PEA.


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